Argentina: Macri llama a los militares

ARGENTINA: EL ROTUNDO NO A LA VUELTA DE MILITARES EN LA SEGURIDAD NACIONAL

Los organismos de derechos humanos rechazaron el anuncio y convocaron a una marcha el jueves

 

“Nos retrotrae a épocas de la dictadura”

24 de julio de 2018

Consideraron la medida anunciada por Macri como una amenaza para la democracia. Llaman a concentrarse frente a Defensa.

El anuncio del presidente Mauricio Macri sobre la reforma del Sistema de Defensa Nacional que, entre otras cosas, rehabilita a las Fuerzas Armadas a intervenir en asuntos de seguridad interior recogió solamente repudios entre los organismos de derechos humanos, desde donde calificaron la decisión presidencial como una “amenaza” a la democracia y la vincularon con las medidas de ajuste que el Ejecutivo está implementando. 

“Es una decisión que nos retrotrae a épocas de la dictadura porque fue la última vez que las Fuerzas Armadas intervinieron en seguridad interior, por lo tanto es una muy mala noticia, nos lleva a pensar que justamente lo peor de la historia argentina”, definió Carlos Pisoni, de Hijos, quien aseguró que “como familiar de desaparecidos, de solo imaginar que los militares vayan a poder hacer tareas que hicieron durante la dictadura da escalofríos”. 

Según evaluó Pisoni, la decisión de Macri tiene “un objetivo claro: responder a la cada vez más creciente conflictividad social con política represiva”. “No hay forma de solucionar plan económico de ajuste y hambre sin represión”, postuló el representante de Hijos. “Esto ya sucedió en la Argentina, ya lo vimos. Y sabemos que los resultados fueron negativos por todos lados. Entonces creemos que hay que frenarlo porque está amenazada la democracia”, concluyó. 

“Las Fuerzas Armadas tienen prohibido intervenir en temas de seguridad interior”, aportó el Centro de Estudios Legales y Sociales a través de una comunicación oficial en la que concluyó que el “nuevo paradigma” que crean los cambios anunciados por Macri ayer a la mañana “construye enemigos internos y aumenta la violencia”. “Involucrar a las Fuerzas Armadas en seguridad interior pone en riesgo su gobierno civil y los derechos humanos”, advirtió el organismo. 

Paula Litvachky, una de sus directoras, amplió las definiciones y abrió interrogantes en algunos puntos. “Hay que ver si se concreta esto en cambios normativos. Hay suspenso sobre si se va a modificar el decreto que reglamenta la ley de Defensa o si están pensando hacer otra cosa”, advirtió en diálogo con Futurock, antes de asegurar que la poca claridad que existe respecto de los cambios y las nuevas funciones de las fuerzas armadas implica “jugar con fuego”. “Hoy las Fuerzas Sociales tienen prohibido hacer patrullajes, detener personas, iniciar investigaciones judiciales o criminales. Entonces, no quedaría claro qué pasaría con cualquier problema en un patrullaje de frontera, por ejemplo. Es un gris y es jugar con fuego”, sostuvo.

Por su parte, la Coordinadora contra la represión policial e institucional (Correpi) consideró que el anuncio de Macri “es la conjugación del gobierno que ha negado sistemáticamente el terrorismo de Estado de la última dictadura militar y ha pretendido favorecer la libertad de genocidas, mientras legitima el accionar represivo que se descarga sobre los sectores en lucha y las barriadas populares, con la doctrina Chocobar y las reformas del Código Penal y Procesal Penal”.

Desde la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, José Schulman señaló que la situación se puede analizar “desde diferentes aristas, la jurídica, la contextual y la internacional” y que la clave de esta última “está en el alineamiento internacional incondicional que propone Macri con Estados Unidos”. “Tiene planes muy concretos para invadir Venezuela, a través de la cuarta tropa y del Comando Sur. Macri quiere preparar a las Fuerzas Armadas para intervenir en ese conflicto futuro”, evaluó.

En tanto, remarcó que los cambios en la intervención de las fuerzas armadas apuntan a “devolverles el orgullo, el rol de salvadoras de la Patria, esa deuda que él cree que el Estado tiene con los militares pero que no será posible salvar”. “Hay un límite –insistió– que es el terrorismo de Estado, un límite que no se puede perforar, la sociedad tiene memoria.”

Al cierre de esta edición, los organismos estaban trabajando en un comunicado conjunto de repudio de los dichos de Macri en Campo de Mayo así como de futuras acciones. 

_ _ _ _ _ _  

 

El plan de Macri para reformar las

Fuerzas

Armadas genera amplio rechazo

24 de julio de 2018

El gobierno busca que los militares “puedan colaborar con la seguridad interior”.

El gobierno busca que los militares “puedan colaborar con la seguridad interior”.

Durante un acto en Campo de Mayo, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, anunció la puesta en marcha de una reforma del Sistema de Defensa Nacional que implica cambiar el papel de las Fuerzas Armadas. “Es importante que puedan colaborar con la seguridad interior, brindando apoyo logístico en la frontera e interviniendo frente a eventos de carácter estratégico”, dijo Macri en el acto oficial, en el que apareció acompañado por el ministro de Defensa, Oscar Aguad, y los jefes de las tres fuerzas. Según la información publicada en medios periodísticos y declaraciones de jerarcas, la participación militar se establecería especialmente en las fronteras, pero las partes que se han difundido del borrador del decreto no establecen un límite a su actuación.

El narcotráfico, el terrorismo y los ciberataques son los tres “desafíos y amenazas” del siglo XXI, identificó Macri, y manifestó que Argentina necesita “Fuerzas Armadas que sean capaces de enfrentar” esos problemas. Además, deberán tener un papel “fundamental” en “la custodia de los objetivos estratégicos”, dijo, y consideró que “a esto se agrega el desafío del ciberespacio”, porque es necesario “garantizar la seguridad de los activos e infraestructura informática críticas del sistema de defensa nacional”.

El gobierno se propone impulsar una “reestructuración operativa” de todas las fuerzas de seguridad –Policía Federal, Gendarmería, Policía de Seguridad Aeronáutica y Prefectura– para redistribuir tareas y desplegar más policías en las calles.

En el caso de las Fuerzas Armadas, su papel fue modificado por última vez en 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner, con un decreto reglamentario de las leyes de Defensa y Seguridad Interior. Esta norma dispone que sólo se utilicen las Fuerzas Armadas ante agresiones de otros estados. Justamente, una de las modificaciones que pretende hacer Macri es que puedan reaccionar de forma “disuasiva o efectiva” ante cualquier agresión externa, provenga o no de un Estado. Se prevé que en los próximos días se publique un nuevo decreto reglamentario en el Boletín Oficial. Según informó el diario Clarín, la publicación se hará esta semana y establecerá que las Fuerzas Armadas pueden actuar “en forma disuasiva o efectiva ante agresiones de origen externo contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política”.

La semana pasada el Estado Mayor Conjunto le entregó a Macri un proyecto de reconversión de las Fuerzas Armadas que, entre otras cosas, propone una redistribución territorial, informaron La NaciónClarín. El gobierno empezará a recorrer este camino el 1º de agosto, cuando ordene el envío de soldados al norte del país, una zona cuya seguridad quiere fortalecer para frenar la actividad del narcotráfico.

Repudio extendido

Tal como sucedió hace algunas semanas, cuando en otro discurso adelantó algunas de estas decisiones, las palabras de Macri generaron fuertes críticas. Desde prácticamente todos los partidos opositores se reclamó que cualquier cambio en el papel de las Fuerzas Armadas sea debatido en el Congreso y que en ningún caso permita la actuación de estas en la seguridad dentro de fronteras.

El bloque de senadores del Frente para la Victoria emitió un comunicado en el que señala que Macri propone estos cambios “casualmente cuando recrudece la crisis social por el ajuste y el pacto con el Fondo Monetario Internacional”, apelando “a la demagogia punitiva” y profundizando “la degradación de la democracia y el Estado de derecho”. Además, advirtió que las modificaciones mediante decreto pueden implicar violaciones a leyes vigentes.

Críticas similares fueron las del diputado del Frente Renovador Felipe Solá. “Si quieren reformar las Fuerzas Armadas y derogar las leyes existentes, que vengan a discutirlo al Congreso”, dijo. Además, señaló que “meter a las Fuerzas Armadas en seguridad interior empeoró el problema [del narcotráfico] en todo el mundo”.

También la organización Historias Desobedientes, integrada por hijos de represores de la dictadura que repudian el terrorismo de Estado, rechazaron la iniciativa de Macri. Según citó el diario Página 12, sus integrantes manifestaron: “Cuando hablan de ‘lucha contra el terrorismo’ hablan de represión de la protesta social, cuando hablan de ‘lucha contra el narcotráfico’ hablan de represión de la protesta social”.

Por su parte, la directora de Seguridad y Justicia del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Paula Litvachky, dijo a la radio FutuRock FM que Macri busca “instalar la necesidad de ‘las Fuerzas Armadas del siglo XXI’ y el paradigma de las nuevas amenazas”, que incluye “conceptos que vienen de Estados Unidos” y organizan la defensa “para la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo como amenazas transnacionales que no se sabe bien cuáles son”. “En épocas de conflictividad social, necesitan sobredimensionar el aparato de seguridad”, opinó Litvachky.

La integrante del CELS se preguntó, según citó el diario Tiempo Argentino: “Si hay una protesta por el extractivismo en Vaca Muerta, por ejemplo, ¿van a intervenir las Fuerzas Armadas? ¿Qué tipo de agresión se va a tomar como una cuestión de defensa de los intereses nacionales?”.

 

Marcha contra la participación de Fuerzas Armadas en seguridad interior

“No a los militares en la calle”

Organismos de derechos humanos, junto a organizaciones sociales y políticas se manifestarán hoy ante el Ministerio de Defensa para rechazar el decreto de Macri que reforma el sistema de defensa nacional. “Fuerzas Armadas represivas ¡Nunca más!”, será la consigna.

Organismos de derechos humanos, junto a organizaciones sociales y políticas se manifestarán hoy ante el Ministerio de Defensa para rechazar el decreto de Macri que reforma el sistema de defensa nacional. “Fuerzas Armadas represivas ¡Nunca más!”, será la consigna.

Organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y políticas se movilizarán hoy en todo el país para repudiar el decreto de Mauricio Macri que pretende habilitar la militarización de la seguridad interior. Abuelas de Plaza de Mayo, Madres Línea Fundadora e Hijos, entre otros, convocan a concentrarse a las 17 en Paseo Colón y Alsina, frente al Ministerio de Defensa, con la consigna “Fuerzas Armadas represivas ¡Nunca más!”. “Queremos seguir viviendo en democracia, sin militares en la calle”, destacó Carlos Pisoni, de Hijos. El Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVyJ) se sumará a la ronda de las Madres en la plaza a las 15.30.

El comunicado de los organismos repudia la decisión de “reformar el sistema de defensa nacional, habilitando a las Fuerzas Armadas a intervenir en cuestiones de seguridad interior”, según destaca el comunicado que suscriben también la Liga por los Derechos del Hombre, el CELS, la APDH, Familiares y el MEDH. El objetivo de la reforma es “incrementar los niveles de represión interna con el falso argumento de ‘proteger objetivos estratégicos’, construir un ‘enemigo interno’, acallar las protestas sociales y contener las crecientes movilizaciones que, a lo largo y a lo ancho de nuestro país, enfrentan hoy las políticas de hambre y miseria que el gobierno de Cambiemos lleva adelante”, advierten. Entre los convocantes están también fuerzas políticas como Nuevo Encuentro, Patria Grande, Miles y La Cámpora. 

La CTA de los Trabajadores se concentra a las 16.30 en Paseo Colón y Belgrano. Los trabajadores de prensa saldrán desde la agencia Télam, donde resisten 357 despidos.

El decreto de Macri significa “un retroceso a los derechos conquistados en los últimos 35 años”, resumió Pisoni, quien remarcó la importancia de que “seamos millones” en el rechazo. “No creo que estemos viviendo en una dictadura, tenemos una democracia imperfecta y las Fuerzas Armadas no son las mismas que en dictadura. Estamos viviendo un récord democrático pero el aparato represivo siguió intacto. En 2003 los genocidas seguían en las calles y con Néstor Kirchner se empezó con una nueva política, pero evidentemente no alcanzó y hace falta un cambio más estructural de las fuerzas de seguridad”, explicó.

“Esto ya lo vivimos y por eso lo rechazamos rotundamente”, señaló Adolfo Pérez Esquivel, al portal Info Región. “Somos sobrevivientes de la intervención de las Fuerzas Armadas en la política interna”, recordó el presidente de la Comisión Provincial por la Memoria, quien enmarcó el decreto de Macri como “parte de una política represiva para capitalizar el ajuste y llevar adelante las medidas del FMI”.

“La convocatoria será masiva y representativa del sentimiento nacional y popular que ve en este decreto no sólo la figura de permitirles a las Fuerzas Armadas que actúen en conflictos internos, sino que no se respeta la institucionalidad de la que hace bandera el Gobierno”, destacó el diputado José Luis Gioja, presidente del PJ. “Macri y su gobierno parecen estar decididos a hacer estallar los cimientos de la democracia”, afirmó por su parte Claudio Lozano, de Unidad Popular. “Estamos frente a una combinación perversa de ajuste, saqueo y amenaza de militarización”, advirtió.

El EMVyJ convoca con las consignas “No a los militares en las calles” y “Basta de ajuste y represión de Macri y el FMI”. El decreto, consideró, “es un salto represivo que busca la reubicación de Gendarmería y Prefectura para intensificar la represión y el control social en todo el territorio”, señaló. “Así como derrotamos el nefasto 2×1 a los genocidas, llamamos a la mayor unidad de acción en las calles”, destacó. “Macri nos quiere hacer retroceder décadas en materia de derechos democráticos”, señaló Alejandro Bodart, del MST.

 

[us_separator size=”huge” thick=”5″ color=”primary”]

Opinión

El enemigo otra vez en casa

Por Sergio Wischñevsky

Con la firma del decreto 683/2018 que permite la actuación de las FF.AA. en tareas de seguridad interior, el Presidente Macri tiró por la borda uno de los principales consensos que la democracia argentina pudo establecer en los últimos 35 años. Gobiernos tan disímiles como el de Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando De la Rúa, el provisorio de Eduardo Duhalde, y los doce años kirchneristas, tuvieron la característica común de no haber permitido que los militares se inmiscuyan en problemas de orden interno. La derecha autóctona lo había intentado sin pausa y sin éxito. El profundo trauma social que implicó el genocidio perpetrado por la última dictadura dejó como una de sus marcas indelebles ese acuerdo implícito que ahora amenaza con romperse. Se abre una caja de Pandora de consecuencias imprevisibles. En países como México y Colombia, después de contar decenas de miles de muertos, se discute como salir de esa encerrona. Como dijo alguna vez el ex presidente Arturo Frondizi. “Es fácil sacar a las FF.AA. de los cuarteles, lo difícil es volver a ponerlas”.

En la historia argentina, cada vez que los militares intervinieron en conflictos internos corrieron ríos de sangre. Como señala el historiador Daniel Mazzei, el Ejército argentino experimentó grandes transformaciones durante la segunda mitad de los años cincuenta. Tras el derrocamiento del general Perón, en 1955, el sector liberal del Ejército buscó reemplazar la Doctrina de Defensa Nacional en vigencia y se abocó a un profundo proceso de “desperonización” que significó el retiro de al menos 500 oficiales y miles de suboficiales entre 1955 y 1958. En el marco de la sustitución de la doctrina de defensa se dio un mayor interés por nuevas formas de guerra, no tradicionales, surgidas en el marco de la Guerra Fría: la Guerra Nuclear, y la Guerra Revolucionaria. En ese contexto también se eclipsó definitivamente la influencia alemana sobre el Ejército argentino que fue reemplazada por el predominio de las tradiciones militares norteamericana y francesa. 

En términos militares la población se transformó en “el terreno”, en “el campo de batalla”, y las fronteras que separaban a los adversarios ya no eran geográficas sino ideológicas. Los límites entre uno y otro bando pasaban por el seno de la Nación, de una misma ciudad y, a veces, de una misma familia. Para quienes elaboraron esta doctrina, los interrogatorios fueron el principal instrumento para obtener información y podía recurrirse a cualquier método para obtenerla, incluyendo la tortura de simples sospechosos. Al extenderse el estado de sospecha a toda la sociedad, la inteligencia militar tradicional ya no parecía suficiente y  crearon servicios de informaciones más amplios y complejos. Se multiplicaron y superpusieron los servicios de informaciones en todos los cuarteles y unidades. Se registran decenas de oficiales y suboficiales capacitándose en esa área.

El Ejército argentino también desarrolló durante esos años una organización territorial basada en el cuadriculado o compartimentación del terreno similar al que lo habían aplicado las tropas francesas en Argelia. De esta forma, todo el país quedó dividido en áreas, zonas, y subzonas, formando una red que se extendía sobre todo el territorio, basado en el concepto de que la población es el terreno a conquistar. La primera aplicación concreta de este esquema territorial y del nuevo rol del Ejército como guardián del orden interno fue el Plan Conintes de 1960 durante el gobierno de Frondizi. En ese momento también se apeló a la consabida necesidad de modernizar las FF.AA. para enfrentar los problemas del siglo XX. En el esquema de la Guerra Fría, lo que faltaba en estas tierras era un movimiento comunista de mayor envergadura, pero no hubo inconvenientes en atribuirle esa peligrosidad al peronismo. Los cambios no fueron solo hipotéticos, el entrenamiento en EE.UU. y Panamá, y las nuevas compras de armamentos –armas más livianas, tanques más pequeños para transitar por ciudades– fueron dibujando las características de los nuevos cuadros militares. 

A partir del Golpe de Estado de 1976 se llegó al paroxismo de una represión jamás vista en nuestra historia, que ya de por sí era sangrienta. Pero la realidad fue que prácticamente no hubo enfrentamientos armados. No hubo una guerra civil sino una cacería clandestina, encarnizada y oculta. En la única oportunidad en que sí hubo guerra, en las Malvinas, el papel jugado por los militares fue vergonzoso, aún medido en sus propios códigos. Simplemente no estaban preparados ni equipados para una guerra contra otras FF.AA.

En 1921 el Ejército participó en los más de mil fusilamientos de los huelguistas de la Patagonia que pedían mejores condiciones de trabajo. También intervino en 1930 tomando a sangre y fuego el gobierno e implantando la pena de muerte in situ y a voluntad. No hay ejemplos virtuosos para enumerar.

Los nuevos y supuestamente modernos objetivos expuestos en el decreto de ayer mencionan al narcotráfico y al terrorismo como peligros que nos amenazan. En todo el mundo el tema de las drogas es contemplado como un problema de salud pública y el paradigma de la “Guerra a las drogas” ha fracasado irremediablemente: porque él consumo no ha cesado de crecer, y por las consecuencias trágicas que dejó su estela militarizada.

Respecto a la amenaza del terrorismo, no necesitamos remontarnos mucho en la historia para ver el uso maniqueo del que es objeto. Hace exactamente un año, una inmensa red comunicacional, fogoneada desde el gobierno por la ministra de Seguridad, nos decía que milicias mapuches, entrenadas en el extranjero, amenazaban nuestra soberanía. Poco tiempo después aparecieron muertos Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. 

Tal vez el gobierno eligió este momento para salir del sofocón del tema de los aportantes truchos en la campaña de 2017, tal vez está preparando el terreno para un plan económico que no cierra sin represión. Lo seguro es que los demonios que está desatando son muy peligrosos.

* Historiador.