El triunfo del fascista Bolsonaro en Brasil

LA TRISTEZA NO ES SÓLO BRASILERA

El ultraderechista Jair Bolsonaro fue el primer presidente brasileño electo sin el voto de la población más pobre pero igualmente obtuvo el triunfo: 55 por ciento frente al 45 de Fernando Haddad, el candidato de Lula. Como si estuviera en plena Guerra Fría, prometió combatir “el comunismo, el socialismo y el populismo”.

Por Gustavo Veiga

Desde Porto Alegre

A las 7 de la tarde la televisión mostró el habitual videograph de Urgente. A esa hora, Jair Bolsonaro ya sepultaba los sueños de garantías democráticas para las minorías brasileñas con un triunfo arrollador. El nuevo presidente del gigante de América Latina encarna desde hoy la nueva mayoría que explica con creces el 55,1 por ciento que sacó en la segunda vuelta. Fernando Haddad, el candidato del PT, llegó al 44,90 % escrutado el 100 por ciento de las urnas electrónicas. La ola ultraderechista cabalgada desde su cresta por un militar racista y reivindicador de la última dictadura invadió las costas de Río de Janeiro convirtiendo a la ciudad en una postal difícil de creer, ahí donde reina el carnaval. El mandatario electo le habló al país desde su casa, acompañado por su esposa Michelle y una traductora para sordomudos. Dijo: “Lo que ocurrió en las urnas no fue la victoria de un partido más, es la celebración de un país por la libertad”. Abajo, junto al mar, la glamorosa Barra da Tijuca se vestía de fiesta para celebrar la victoria de “Mito”, el hombre que asumirá su cargo el 1º de enero de 2019 en un país de 208 millones de habitantes. El presidente electo cosechó el apoyo de 57.795.271 de electores contra los 47.035.345 que votaron al profesor universitario que llegó al ballotage corriendo siempre desde atrás. 

LEER MÁS

La Justicia electoral privó de sufragar a electores del nordeste | Los millones que no votaron

Dos horas después del cierre de los comicios en las principales ciudades del país, ya estaba el resultado puesto. Brasil tiene cuatro husos horarios distintos y en el nordeste los resultados de la votación se conocieron más tarde. No hubo suspenso, ni siquiera la posibilidad de un desenlace reñido que habían disparado como posibilidad algunas encuestas de los días previos con Haddad acercándose al militar. Conocida su derrota, el candidato del PT dijo palabras de contención para la militancia de su partido: “Vamos a seguir continuando con la caminata y reconectándonos con los pobres de este país. Cuenten con nosotros, la vida está hecha de coraje”.

Brasil, más allá de sus fronteras, se identifica ahora con la cara de un dirigente político misógino y xenófobo, que no parece creíble en su moderación impostada de estas horas. Pero se legitimó en los comicios, y si cumple con la mitad de sus frases de campaña, llevará al país más grande de América Latina por un camino oscurantista, de imprevisibles consecuencias. Desde 1945 que un militar no llegaba al gobierno por la vía democrática. El último fue Eurico Dutra. El candidato del PSL (Partido Social Liberal) será el presidente 42º y el octavo desde el fin de la larga dictadura militar (1964-1985). Bolsonaro consiguió superar en el ballottage sus números de la primera vuelta, como era previsible. Mejoró de manera ostensible su performance con nueve puntos porcentuales más y pasó del 46 % del primer turno al 55,1. Haddad también elevó sus guarismos del 29 por ciento al 44,90. Pero esos números ni siquiera le permitieron discutirle la elección al candidato vencedor. 

En su discurso como flamante presidente electo, Bolsonaro dejó frases que resumen su ideario, entre ultramontano y provocador. El nuevo hombre fuerte de Brasil declaró: “Nunca estuve solo, siempre sentí la presencia de Dios y la fuerza del pueblo brasileño” y siguió con sus frases litúrgicas, como si estuviera en un templo: “Este gobierno será un defensor de la constitución, de la democracia y de la libertad. Esta es una promesa no de un partido, no es la palabra de un hombre, es un juramento a Dios”. 

Por varios pasajes, en ésas, sus primeras frases como ganador de la elección más importante de la historia reciente del país, Bolsonaro pareció mutar del candidato en campaña que restringiría los derechos de las minorías al presidente electo de la concordia y la tolerancia como bien supremo. “La libertad es un principio fundamental, libertad de ir y venir, andar por las calles en todos los lugares de este país. La libertad de emprender, la libertad política y religiosa, de formar y tener opinión, de hacer elecciones y ser respetado por ellas”.

Tampoco parecieron creíbles sus palabras que procuran concordia: “No hay brasileños del sur o del norte, somos todos un solo país, somos todos una sola nación, una nación democrática”. Después de mostrarse acompañado por su esposa en las palabras iniciales desde su casa, apareció en público con el frustrado candidato a senador Magno Malta que lo tomó de las manos y lo invitó a compartir una oración. El personaje, poseído como si fuera un pastor evangélico de las iglesias electrónicas, dejó algunas frases de antología que hicieron emocionar al nuevo mandatario. “Los tentáculos de la izquierda no serán arrancados sin la mano de Dios, comencemos orando”, invitó. La escena la completaban otros colaboradores y seguidores de Bolsonaro como el actor porno Alexandre Frota y el probable ministro Ónix Lorenzoni, un político derechista de Río Grande do Sul.

El capitán retirado del ejército y hasta hoy diputado federal no fue el único ganador de su partido. Los dos militares y un empresario candidatos a gobernadores del PSL que alcanzaron la segunda vuelta, también triunfaron en los estados donde se presentaron. El llamado comandante Moisés se impuso en Santa Catarina con un contundente 71 por ciento de los votos. Otro uniformado, el coronel Marcos Rocha, venció en Rondonia con el 66,3 % y en Roraima la victoria fue para Antonio Denarium, un hacendado ganadero con el 53,8 %.

Había en juego trece gobernaciones más el distrito federal de Brasilia. En los tres más importantes del país, San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro, se impusieron candidatos de derecha que acompañaron la postulación presidencial de Bolsonaro. En el distrito más poblado del país, el empresario paulista Joao Doria ganó con el 51,7 de los votos y retuvo un bastión histórico del PSDB. En Río el éxito fue para Wilson Witzel (por el 59,9 %) del Partido Social Cristiano (PSC), un ex infante de marina y ex juez que surfeó sobre la ola militarizada que guió a Bolsonaro hacia el Planalto. Una joven fuerza de derecha, el Partido Novo, se impuso en Minas Gerais con el empresario Romeu Zema por el astronómico porcentaje del 71 %, en el mismo distrito donde la ex presidenta Dilma Rousseff salió cuarta y no pudo lograr la senaduría a la que aspiraba.  

El mapa político de Brasil tuvo un fuerte corrimiento hacia la derecha más rancia, en su formulación militar, empresaria y evangélica. Una combinación que se expresó durante toda la campaña con altos picos de fundamentalismo. Como si hubiera regresado al país más poderoso de América Latina, la vieja alianza entre la cruz y la espada. Bajo la bendición del capital financiero y el Departamento de Estado de EE.UU, con su arsenal tecnológico volcado a las redes sociales y las iglesias de pastores grandilocuentes dispuestos a realizar una nueva cruzada de la fe.

gveiga@pagina12.com.ar

 

[us_separator size=”huge” thick=”5″ color=”primary”]

Jair Bolsonaro ganó las elecciones de

Brasil con 55% de los votos

29 de octubre de 2018

 Escribe: Stephanie Demirdjian 

El ultraderechista prometió un gobierno “constitucional y democrático”

El candidato del Partido Social Liberal, Jair Bolsonaro, fue el más votado en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil y gobernará el país hasta 2022. El diputado ultraderechista obtuvo 55,13% de los votos, frente al 44,87% que reunió su rival, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).

El mapa de las votaciones por estado muestra –tal como evidenció la polarizada campaña electoral– un país completamente dividido en dos. Haddad venció a Bolsonaro en todos los estados del nordeste de Brasil (Pará, Tocantins, Maranhão, Piauí, Bahía, Ceará, Rio Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas y Sergipe), la zona más pobre del país, en algunos casos con más de 70% de apoyo.

En un primer discurso que difundió en sus redes sociales apenas se dieron a conocer los resultados, Bolsonaro prometió “pacificar” el país y defender “la Constitución, la democracia y la libertad”. Aclaró que esta “no es la promesa de un partido”, sino “un juramento a Dios”. El presidente electo aseguró que ofrece “un gobierno decente que trabajará para todos los brasileños” y afirmó que recuperará el “respeto internacional” a Brasil.

“Nunca estuve solo, siempre sentí el poder de Dios y la fuerza del pueblo brasileño, oraciones de hombres, mujeres, niños, de familias enteras”, dijo Bolsonaro, y citó su lema “Brasil por encima de todo, Dios encima de todos”.

El dirigente de extrema derecha dijo que su equipo tiene “todo” para convertir al país en una “gran nación” y que la “gobernabilidad” está asegurada gracias al “contrato con parlamentarios en los últimos años”. “Sólo llegué aquí porque ustedes, internautas y pueblo brasileño, realmente creyeron en mí”, agregó, antes de prometer: “Todos los compromisos serán cumplidos”.

En paralelo, Haddad reconocía su derrota en la sede del PT rodeado de su equipo y decenas de seguidores. Sin felicitar a Bolsonaro en ningún momento, el petista agradeció a la militancia de su partido por elegirlo para competir en la segunda vuelta y a los políticos que apoyaron su candidatura. Haddad dijo que la expresión de una parte importante del electorado brasileño “tiene que ser respetada”.

Después, citó el encarcelamiento del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y el impeachment de su sucesora, Dilma Rousseff, como ejemplos de que Brasil está viviendo “un largo período” en el que las instituciones están siendo puestas a prueba. “Tenemos una tarea enorme en el país que es, en nombre de la democracia, defender el pensamiento y las libertades de esos 45 millones de brasileños que nos acompañaron hasta aquí”, afirmó. “Seguimos con la cabeza erguida, con determinación y coraje, para llevar nuestro mensaje a todos los rincones del país”, agregó.

Finalmente, hizo un llamado a redoblar los esfuerzos para los próximos comicios y pidió a los brasileños que no tengan miedo. “De aquí a cuatro años tendremos una nueva elección, tenemos que garantizar las instituciones y no vamos a dejar de ejercer nuestra ciudadanía […] Quiero decir que sentí angustia y miedo en muchas personas. No tengan miedo. Estaremos aquí, estaremos juntos. Vamos a abrazar su causa. Coraje. ¡Viva Brasil!”, concluyó.

Jair Bolsonaro, ayer, en Río de Janeiro, Brasil.

Unos minutos antes, su compañera de fórmula, Manuela D’Ávila, escribió en Twitter: “Perdimos, es justo que estemos tristes y preocupados, con la gente, con los nuestros, con Brasil. Pero la tristeza se tiene que transformar rápidamente en resistencia. El espíritu de estos últimos días, en los que miles de personas salieron a las calles para dar vuelta la votación de un modo tan bonito necesita mantenerse y multiplicarse. Ellos vencieron, pero la lucha va a continuar. Vamos a permanecer juntos, resistir y defender la democracia y la libertad”.

Aplaudido en la región

La victoria de Bolsonaro en Brasil consolida el giro a la derecha que se viene gestando en América Latina. Las felicitaciones de los gobernantes vecinos –entusiastas en el caso de Argentina y Chile– reflejó este fenómeno.

Uno de los primeros en referirse a las elecciones brasileñas fue precisamente el presidente argentino, Mauricio Macri, quien en Twitter celebró el “triunfo” de Bolsonaro y le manifestó su “deseo de trabajar pronto juntos” por “la relación” entre los dos países y “el bienestar” de argentinos y brasileños.

En la misma red social, su par chileno, Sebastián Piñera, felicitó a los brasileños “por una limpia y democrática elección” y a Bolsonaro “por su gran triunfo electoral”. El gobernante incluso lo invitó a visitar Chile y auguró que los dos “trabajarán con mucha voluntad y fuerza, mirando al futuro, en beneficio” de las dos naciones.

En una línea similar, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, saludó al ultraderechista brasileño y lo invitó a trabajar juntos “por democracias más sólidas para la región, con instituciones fortalecidas y siempre buscando la prosperidad de los dos pueblos”.

Por su parte, el mandatario colombiano, Iván Duque, destacó el carácter democrático de la elección brasileña y le manifestó a Bolsonaro su “deseo para que esta nueva etapa del país vecino sea de bienestar y unión”. Al mismo tiempo, expresó la voluntad de su gobierno de “continuar la relación de hermandad para fortalecer vínculos políticos, comerciales y culturales”.

En un mensaje más escueto, el presidente de Perú, Martín Vizcarra, también felicitó al presidente electo de Brasil, le deseó “los mayores éxitos en su gestión” y le expresó su disposición a trabajar juntos para profundizar la “fraterna relación bilateral” que mantienen ambos países.

El candidato presidencial brasileño por el Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad y su compañera de fórmula Manuela d’Avila, durante una conferencia de miembros del PT, en San Pablo.

En su cuenta de Twitter, Bolsonaro dijo que el presidente estadounidense, Donald Trump, lo llamó por teléfono para saludarlo por su victoria y desearle “buena suerte”. “Manifestamos el deseo de acercar aun más a estas dos grandes naciones y avanzar en el camino de la libertad y la prosperidad”, escribió el dirigente brasileño, quien en más de una ocasión manifestó su admiración por el actual jefe de la Casa Blanca.

También celebró el éxito de Bolsonaro el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, que “aplaudió” su “mensaje de verdad y paz”. En el mismo tuit, aseguró que el presidente electo “cuenta con el compromiso de la secretaría general de la OEA de trabajar en forma conjunta por la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo de la región”.

Más que un giro a la derecha

Durante toda la campaña, los detractores de Bolsonaro plantearon esta votación como una elección entre democracia o dictadura. Haddad pedía ayer que no tengan “miedo” y se refería al temor de muchos de que el presidente electo, que ha manifestado su admiración por la dictadura militar brasileña y ha defendido el uso de la tortura contra opositores de izquierda, viole los derechos humanos, limite las libertades civiles y restrinja la libertad de expresión. Sus comentarios machistas, racistas, homófobos y xenófobos marcaron su discurso y, de cierta forma, dibujaron a grandes rasgos sus posiciones políticas.

El programa del Partido Social Liberal apuesta al libre mercado, las privatizaciones, el endurecimiento de las penas privativas de libertad y un mayor involucramiento del Ejército en la seguridad interna del país. Precisamente, la propuesta del ultraderechista en materia de seguridad fue la que generó más rechazos durante la campaña, en la que insistió en que la “lucha contra la criminalidad” será uno de los principales objetivos de su mandato.

Bolsonaro apoya el porte de armas y defiende un cambio en el Código Penal para establecer la legítima defensa de hecho. El ex militar también planea reducir la edad de imputabilidad penal de 18 a 16 años, garantizar que los funcionarios policiales no sean castigados si matan a alguien mientras están “en servicio” y calificar de “terrorismo” las invasiones de propiedades rurales y urbanas.

El programa del futuro presidente brasileño no contempla a las minorías sociales, religiosas o étnicas, ignora los reclamos de los movimientos de mujeres y tampoco menciona la diversidad sexual. En el apartado sobre educación asegura que “el contenido y el método de enseñanza deben ser cambiados” y propone como fórmula del éxito “más matemática, más ciencias y más portugués, sin adoctrinamiento y sexualización precoz”. Esto último se enmarca en la cruzada contra la educación sexual en las escuelas y el combate contra la “ideología de género” que anunció desde su primer día de campaña.

En distintos comunicados, organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos exigieron ayer al presidente electo que proteja y respete los derechos fundamentales de los brasileños. Una de ellas fue Amnistía Internacional, que alertó del “enorme riesgo” que representa Bolsonaro “para los pueblos indígenas y quilombolas, comunidades rurales tradicionales, personas LGBTI, jóvenes negros, mujeres, activistas y organizaciones de la sociedad civil, si su retórica se transforma en política pública”.

Las chances de que eso suceda son altas: los planes presidenciales tendrán un amplio respaldo parlamentario en un Congreso en el que, tras la primera vuelta electoral, creció la representación del Partido Social Liberal y que, además, sigue teniendo una mayoría conservadora en las dos cámaras.

Seguir leyendo sobre el tema:

 

[us_separator size=”huge” thick=”5″ color=”primary”]

No podía ser de otra manera para un servidor de los EEUU, el director de la OEA: Almagro

ELECCIONES BRASIL

Almagro felicitó a Bolsonaro por la victoria y

por su “mensaje de verdad y paz”

Por su parte el líder de la ultra derecha de Italia celebró el triunfo de Bolsonaro y manifestó: “”incluso en Brasil los ciudadanos han enviado a casa a la izquierda”.

Tras conocerse los resultados de la segunda vuelta electoral en Brasil, y el triunfo del ultraderechista Jair Bolsonaro, uno de los primeros líderes internacionales en manifestarse y felicitar al candidato del Partido Social Liberal (PSL) fue Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).

“Felicitamos al presidente electo Jair Bolsonaro y aplaudimos su mensaje de verdad y paz”, manifestó el diplomático uruguayo a través de su cuenta de Twitter, un mensaje que despertó una fuerte polémica en las redes sociales por calificar a los mensajes del candidato ultraderechista de Brasil, que incluso amenazó a sus adversarios con enviarlos a la cárcel o al exilio, como un mensaje de paz.

En su saludo Almagro también aseguró que Bolsonaro “cuenta con el compromiso de la Secretaría General de la OEA” para trabajar de forma “conjunta por la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo de la región”.

Quien también saludó y “celebró” la victoria de Bolsonaro fue el líder de la ultraderecha de Italia, el vicepresidente y ministro del Interior, Matteo Salvini.

A través de su cuenta de Twitter Salvini destacó que “incluso en Brasil los ciudadanos han enviado a casa a la izquierda”.

“Buen trabajo para el Presidente #Bolsonaro, la amistad entre nuestros pueblos y nuestros gobiernos será aún más fuerte”, escribió.

Por su parte el presidente de gobierno español, el socialista Pedro Sánchez se pronunció sobre la elección de Brasil en su cuenta de Twitter, pero evitó felicitar directamente el candidato electo.

“El pueblo brasileño ha decidido su futuro para los próximos años”, escribió y agregó que “los desafíos serán enormes”.

“Brasil siempre contará con España para conseguir una América Latina más igualitaria y más justa, la esperanza que ha de iluminar las decisiones de todo gobernante”, concluyó.

[us_separator size=”huge” thick=”5″ color=”primary”]

SIGUE