Cuando el feminismo está en la lucha

  

Lilián Celiberti y Fabiana Goyeneche, ambas activistas de los derechos de las mujeres, conversan con Ana María Mizrahi en una entrevista para LARED21.

Ana María Mizrahi

Lilián Celiberti tiene 69 años, es maestra, en la década de los 60 fue militante gremial,  integro la Federación Anarquista del Uruguay (FAU) y luego el Partido Por La Victoria del Pueblo (PVP). Estuvo presa  y  exiliada en Italia. Luego de experiencias personales como fueron estar sola encerrada en un calabozo en plena dictadura militar  y posteriormente secuestrada en Porto Alegre (Brasil) se acercó “emocionalmente” a la “causa feminista”. En 1984 fue una de las fundadoras de la Revista Cotidiano Mujer.

Fabiana Goyeneche tiene 32 años, es abogada y escribana, en la anterior campaña electoral fue una de las “caras visibles” de la Campaña por el No a la Baja de la edad de imputabilidad penal de 18 a 16 años (octubre 2014). Primero fue activista social y luego se acercó a la política partidaria. Pertenece al Frente Amplio y actualmente es Directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo. Goyeneche coincide con Celiberti que el feminismo “te va corriendo por dentro y no nace por acercarte a un libro o a una doctrina, sino que te vas acercando desde distintos lugares”.

 

¿Cómo fue tu trayectoria del activismo político al feminismo?

Lilián Celiberti: Soy de la Generación del 68, tenía 18 años y era dirigente estudiantil de Magisterio, era un gremio que movilizaba mucha gente, era muy participativo y muy creativo en sus acciones. Vengo de ese mundo de las misiones socio pedagógicas en los años ´66 y ´67. De esa formación, a la política del ´69 y del ´70, años previos a la Dictadura. Fueron tiempos muy vertiginosos, siendo jóvenes nos convirtieron en adultos, conocimos las cárceles y la tortura. De ahí vengo.

Te hiciste conocida a partir del Movimiento del No a la baja de la edad de imputabilidad penal, y es posterior tu ingreso a la política partidaria, con tu incorporación al FA primero y luego al Sector Casa Grande. ¿Cómo fue esa trayectoria del movimiento social, al feminismo y la política?

Fabiana Goyeneche: Lo que tuvo de particular y enriquecedor fue que buena parte de mi salida a la vida pública y al activismo se relacionó con el“Movimiento del No a la Baja” que tenía dos características particulares y maravillosas: era un movimiento con un objetivo específico que era prevenir el resultado de un plebiscito, y evitar determinado resultado, también tenía la riqueza de ser diverso desde el punto de vista ideológico, partidario, e incluso de credos, había una gran diversidad que enriquecía la vida cotidiana. En esa trayectoria pude militar con mucha gente de diferentes colectivos. Cuando te sumas a una lucha como esta, que llevó más de tres años, te enriqueces de todas esas redes tendidas durante mucho tiempo y eso me acercó a la política partidaria. Una vez finalizado el plebiscito, decidí ingresar en la política partidaria, no solo desde el lugar que enriquece, sino también de la parte que no me gustaba y que me propuse transformar y cambiar de la política partidaria. Son dos etapas que están fuertemente interconectadas.

¿Cómo llegas al feminismo?

Lilián Celiberti: Es un largo periplo. Conocí el movimiento feminista en Italia, había salido de la primera etapa en la que estuve presa en 1974. Ahí por primera vez vi un movimiento, eran miles, lo que estamos viviendo hoy aquí, lo conocí en el ´74 en Italia. Venían de la campaña en favor del divorcio, y el aborto y fueron temáticas que atravesaron toda la realidad italiana. Sin embargo, en ese momento, mi único pensamiento era la lucha contra la dictadura en Uruguay. No me cabía otra cosa en la cabeza. Y fue recién después, cuando estuve un año sola en un calabozo, y luego del secuestro* en Porto Alegre, que me aproxime emocionalmente al feminismo, te diría, me abracé al feminismo como una tabla de salvación y de recuperación de mi historia como militante, como madre y como mujer. En ese momento, sentí que surgíamos de la lucha contra el autoritarismo como una cosa sustantiva. Ser feminista no nace de las lecturas, de la reflexión política, nace de una cuestión más vital de transformación y de enfrentamiento a toda forma de autoritarismo. Nace de las entrañas, luego fui aprendiendo, después que salí de la cárcel, me junté con otras mujeres y creamos Cotidiano Mujer (1984) leíamos, discutíamos, elaboramos colectivamente y allí comenzó un aprendizaje y también surgió de la necesidad de enfrentar la vida.

*En 1978 en Porto Alegre, Lilian Celiberti fue secuestrada por militares uruguayos con el apoyo del aparato represivo de Brasil. Celiberti fue traída a Uruguay y nuevamente encarcelada.

En tu caso ¿cómo llegas al feminismo?

Fabiana Goyeneche: Comparto con Lilián, el feminismo te va corriendo por dentro y no nace por acercarse a un libro o a una doctrina, sino que te vas acercando desde distintos lugares. Soy una convencida de que cuando te das cuenta que sos feminista, es porque lo venías siendo desde hace rato. Te vas haciendo, te vas formando y de alguna manera cuando le ponés el nombre, lo asumís y lo decís con orgullo. Te das cuenta también cuanto recorrido hiciste. Mi forma de acercarme fue conociendo diferentes experiencias relacionadas con la violencia de género, ya como estudiante, desde el derecho, me involucré con el estudio de la Ley sobre Violencia Doméstica, que fue de avanzada, un logro muy significativo para Uruguay. Luego cuando ves su aplicación, te das cuenta que la realidad tiene urgencias y necesidades que hasta el día de hoy no están siendo cubiertas y te empezás a preguntar ¿y porque hay problemas que no son resueltos y necesidades que no son atendidas? Desigualdades que no están en el texto, pero en la realidad de los hechos sí lo son. En ese recorrido, te das cuenta que si lo que te está disgustando es esa desigualdad y ese desequilibrio de poder y de derechos y de oportunidades entre hombres y mujeres, es porque te estás haciendo feminista, aunque no le puedas poner el nombre. Acercarme al movimiento, tuvo que ver con mi experiencia personal y en la propia piel y cuando empecé a vivir ciertas circunstancias que me hicieron darme cuenta de lo cercana que estaba la desigualdad de género y de lo cercano de la violencia de género. A veces nos cuesta ponerle nombre y son esas experiencias las que te llevan de alguna manera a darte cuenta que, para bien y para mal, hay otras mujeres que viven tus mismas experiencias y eso te hace notar que no estás sola, que muchas personas antes que vos han propuesto ideas, alternativas, que te están invitando a llevar adelante esta lucha, que es muy vieja y que tiene mucho por delante. Y aunque parezca que no hemos logrado avances y que es tan importante seguir hacia adelante, ¿como cuidar lo alcanzado que no es poco y que no está asegurado?

 

¿El feminismo te alejó de la política partidaria?

Lilián Celiberti: El feminismo me alejó de ciertas formas de la política partidaria, ciertas estructuras y construcciones formales que apostaban más a otro tipo de participación y de construcción política colectiva. Sin embargo, siempre he estado“desafiante” en cuanto a articular con la dimensión política. En lo personal, me siento mucho más cómoda, tranquila y creativa en el espacio del feminismo crítico. Soy una persona que piensa que la sociedades requieren de pensamiento crítico, de reflexión crítica y que las instituciones políticas necesitan de la crítica, porque sin esa interpelación, existe una forma de reproducción burocrática que es riesgosa para las ideas emancipatorias. Me siento mejor en este campo, hay ciertas estructuras del machismo institucional político que me molestan muchísimo. Y estoy por fuera de ese tipo de construcción. Fabiana es un ejemplo de como una mujer joven que tiene proyección política, es sistemáticamente atacada y de la forma más brutal. Ella es un ejemplo de lo poco amigable que la política partidaria es con las mujeres. En vez de apoyar a las nuevas generaciones, en todas las colectividades políticas, para incorporar nuevas voces y nuevas miradas y presencias más plurales, ocurre lo contrario, hay una marcación brutal y violenta.

¿Coincidís con Lilián y cuanto esto de ser feminista te impacta y te define en tu militancia política?

Fabiana Goyeneche: Ser feminista te condiciona. Una vez que te pones los “lentes violetas”, no podes evitar mirarte y mirar el mundo con determinada perspectiva. La política no es ajena y el machismo y el patriarcado te lo cobra. Ser feminista implica desafiar el poder establecido, cuestionar la distribución del poder y querer cambiar esa realidad y eso te lleva a cuestionar no solo al adversario político, sino a tus propios compañeros y compañeras que tienen una forma machista, masculina y patriarcal de hacer política, que muchas veces va más allá del género de la persona que está haciendo política. Esta es una de las razones por las cuales quiero hacer política partidaria, creo que es muy necesario cambiar la política y la forma de hacer política. Para hacer una transformación social, como fuerza política de izquierda a la que pertenezco, como gobierno de izquierda, es fundamental que incorporemos la igualdad de género y que incorporemos el feminismo en cada cosa que hacemos.

¿Las mujeres de todos los partidos se deben “plantar” para que en las próximas elecciones las fórmulas lleven una mujer?

Lilián Celiberti: para mi es fácil decirlo porque no estoy en esa pelea. Creo que la experiencia muestra la necesidad de que la política, no sea solo un tema de “caras”, sino de agendas. Cuando en este país las víctimas de feminicidio tengan la misma importancia que la violencia en el fútbol, ahí empezaremos a hablar de otra política. Mientras que de la violencia en el fútbol se ocupa todo el sistema político, de los feminicidios siguen siendo solo las mujeres de todos los partidos, las que se ocupan. Algo pasa. Tiene que haber muchas más mujeres, para que se puedan cambiar las prioridades de la agenda.

¿Hay que “plantarse”?

Fabiana Goyeneche: Creo que tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para lograr una formula, un gabinete y listas paritarias. El FA se declaró antipatriarcal y además está haciendo un esfuerzo significativo en lo simbólico y en lo discursivo para alcanzar la igualdad de género. Creo que es fundamental que se vea reflejado en la propuesta para el próximo periodo. Cuando hablamos de paridad, inmediatamente se nos pregunta que sucede con las capacidades, decimos respaldemos a los más capaces pero entre los más capaces condicionemos a que esté la presencia de las mujeres. En lo electoral no hubo formulas con mujeres y no tenemos más de un 20% de representación de mujeres en el Parlamento. Si asumimos que no podemos lograr otra imagen de nuestro sistema político, cual es el mensaje ¿qué no tenemos mujeres capaces? ¿que los hombres son más capaces que las mujeres? No lo creo así, sería un sesgo terrible de nuestra sociedad que pensáramos que los hombres son más capaces que las mujeres. El FA tiene sobrada cantidad de mujeres muy capaces de ejercer distintos tipos de liderazgo y de lugares de gobierno, de gestión, de administración. Es una decisión política y colectiva que requiere el compromiso de todos.

Paran las mujeres, Para el mundo, ¿qué significa en nuestro país?

Lilián Celiberti Lo primero que se pretende es visibilizar una fuerza colectiva que tiene que ver con que las mujeres “sostenemos” la vida y acá tenemos una cultura política centrada en la economía y en el sostenimiento de los equilibrios, sin embargo la vida está sostenida de forma“invisible”  por las mujeres. No es un paro formal, sino de aquellas que sostienen la vida. Se pretende hacer del 8 de Marzo, una fuerza colectiva de las mujeres a través del mundo. En todos lados se está discutiendo y se trae a la política aquellas cosas que están fuera y que son fundamentales para la reproducción de la vida. Es una jornada que tiene una forma distinta de expresarse, no es la forma en que se hacen habitualmente los actos políticos, surge de debajo de distintos espacios, y se van generando procesos colectivos.

¿Tienen que parar los hombres?

Fabiana Goyeneche: la importancia es que se vea que es lo que pasa cuando las mujeres no están, que es lo que pasa con la vida cotidiana, que es lo que pasa en el trabajo y en el hogar con el trabajo no remunerado. Lo fundamental es que paren las mujeres y que los hombres acompañen la consigna y comprendan la necesidad de reflexionar y por lo tanto, que sean las mujeres las que paren.

 

 

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