Brasil: el terror nuevamente

ASESINATO EN PLENO RIO DE JANEIRO

Socióloga salida de una favela

Marielle Franco (38) era concejala del Partido Socialismo y Libertad (PSOL). Muy activa en la lucha por los derechos humanos, ingresó a la Cámara Municipal de Río en las elecciones de 2016, cuando fue la quinta concejala más votada con 46.000 apoyos. Nacida y criada en el complejo de favelas Maré, una de las zonas más violentas de Río, se había graduado en Sociología y cursó una maestría en Administración Pública por la Universidad Federal de Río. Trabajó como asesora del diputado y excandidato a alcalde, Marcelo Freixo. Hace dos semanas asumió la función de relatora de la Comisión de la Cámara de Concejales creada para vigilar la actuación de las topas a cargo de la intervención militar en el área de seguridad de Río, decretada por el presidente Michel Temer para contener la escalada de violencia en este estado.

Marielle Franco, legisladora del Partido Socialismo y Libertad, fue asesinada en el Brasil. Feminista negra, 38 años, quinta candidata a concejal más votada de Río de Janeiro, la segunda ciudad más poblada del país. Era la presidenta de la Comisión de la Mujer en la Cámara Municipal. Estudió sociología en la PUC-RIO, luego hizo su tesis de maestría sobre la policía, institución cuya violencia sistemática contra jóvenes negrxs denunciaba en su activismo de derechos humanos. Investigaba, en los últimos tiempos, la acción de la Policía Militar en las favelas y las violencias institucionales en el marco de la intervención federal en Río de Janeiro. Esta noche, volvía en un auto después de participar del evento Jóvenes Negras Moviendo Estructuras, realizado en el barrio de Lapa. Otro auto se aproximó y disparó, al menos, 9 tiros. Cuatro mataron a Marielle. También murió quien manejaba. Huyeron sin llevarse nada. Toda red internacional de militancia será necesaria para enfrentar el avance incesante del horror, del estado de excepción, del genocidio negro y del fascismo.

A partir de hoy – y hasta que la situación cambie en el país -, dejaré mis críticas a los compañeros de izquierda, por más diferencias que tengamos. Soy psol, soy pt, soy pcdob, soy pstu, soy pcb, soy ocp; soy lula, Manuela, boulos, Ciro. Soy incluso diario del centro del mundo, Luciana yerno y pablo capilé.

La muerte de marielle, planeada para ser una ejecución abierta para aterrorizar a quien está a su lado, tiene que tener efecto contrario: el de unir a la izquierda. Si ya no estaba claro que el lado de allí no tiene escrúpulos ni límites, esto quedó aún más patente no sólo con el asesinato de la concejal, sino con la celebración por parte de los sociópatas en las redes sociales (e imaginen a estos tipos armados MBL y el banco de la bala).

Si esta unión fue posible en Portugal, por qué no sería posible aquí? Especialmente después de lo que pasó anoche?

Entiendan: todos estamos amenazados. Todos. Como señalaron en twitter, si mataron a una mujer elegida con 46 votos, no dudarán en eliminar a nadie más.

Y como la violencia no es solución-y no se equivoquen, por más enojados que estén: no es -, la única alternativa posible es la unión. Somos muchos y, juntos, una pared de plomo; separados, pulverizados, somos caspa en el hombro de la derecha.

La caspa se aleja con un saludo; ya la pared de plomo es muy difícil de derribar. El camino correcto es obvio.
Pablo Villaça – cineasta

 

Una multitud indignada despidió a

 

Marielle Franco

La activista fue asesinada por sicarios en la noche del miércoles tras denunciar la intervención militar en Rio.

“Luto e luta” (Luto se transforma en lucha), “Policía asesina, no nos va a hacer callar” o “Policía militar tiene que acabar”, gritaron millares de personas frente al Concejo Municipal de Río de Janeiro, durante el sepelio de la activista y concejal socialista Marielle Franco.

La edila fue asesinada en la noche del miércoles por cuatro sicarios que dispararon sobre el vehículo en el que viajaba.

El vehículo recibió nueve impactos de bala, tres le dieron en la cabeza a Franco y otros tantos a su conductor, Anderson Gomes.

Durante el sepelio una multitud gritó consignas contra la barbarie y críticas contra las autoridades regionales y de Brasil. “Mujer guerrera que murió por el pueblo”, gritaron cientos de personasen las puertas del cementerio de Caju, en la zona portuaria de Río.

Franco fue asesinada apenas tres días después de denunciar los excesos de la policía en las favelas y cuando se cumple un mes de la intervención del Ejército en Río de Janeiro. Las denuncias complican a las autoridades.

Marielle era relatora de una comisión municipal creada para fiscalizar la intervención en Río de Janeiro y se había pronunciado abiertamente en contra de la presencia del Ejército en un vídeo en el que participaron varios artistas para denunciar lo que consideraban una “farsa”.

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  Duro golpe

16 de marzo de 2018 |

Escribe: Andrea Martínez 

Militante feminista y por los derechos de los negros en Brasil, nacida en una favela y edila desde 2016. Todos coinciden en que Marielle Franco, de 38 años, tenía mucho trabajo por hacer en varios frentes. Pero el miércoles murió al recibir nueve balazos cuando volvía de un encuentro de mujeres negras.

“Mi nombre es Marielle Franco. Soy mujer, negra, madre e hija de la favela de Maré”. Así se presentaba la edila del Partido Socialismo y Libertad (Psol) que ayer fue asesinada cuando se dirigía a su casa en Río de Janeiro.

Franco era socióloga e hizo una maestría en administración pública, en la que se recibió con una tesis acerca de la actuación de la Policía en las favelas. Además de política y académica, Franco era activista; tenía una extensa trayectoria en diversas organizaciones, desde feministas hasta otras que trabajan por la vigencia de los derechos humanos en las favelas, pasando por las que militan por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales.

Empezó su carrera política en 2016, cuando fue la quinta edila más votada en Río de Janeiro y ganó un escaño en la Asamblea Legislativa local. Allí fue presidenta de la Comisión de la Mujer y a fines de febrero fue elegida relatora de la comisión parlamentaria especial conformada para hacer un seguimiento de la intervención militar en Río de Janeiro ordenada por el presidente Michel Temer. “Tenemos una posición, y es contraria a esta intervención. Sabemos que es una farsa y tiene objetivos electorales”, dijo Franco en Facebook cuando anunció la designación.

Franco respaldaba la precandidatura de Guilherme Boulos a la presidencia de Brasil por su partido, y compartía en redes sociales publicaciones que denuncian que el proceso judicial contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva es una acción política que busca evitar que gane las próximas elecciones.

Una de las últimas denuncias de Franco sobre la violencia en Río fue la del domingo, cuando en conjunto con el colectivo Papo Reto acusó a la Policía Militar de haber asesinado a dos jóvenes en un operativo en la favela Acari, en el norte de la ciudad, y de haber dejado sus cuerpos en una zanja. “La Policía anduvo por las calles amenazando a la población” de la favela para que no denuncie los casos de violencia, dijo Franco a periodistas. La Policía Militar confirmó el operativo pero no quiso decir si hubo muertes.

El miércoles Franco participó en el encuentro Jóvenes Negras Moviendo Estructuras, en el barrio de Lapa. Después, cuando se dirigía a su casa en Tijuca, el auto oficial en el que se trasladaba fue interceptado por otro vehículo. Ayer no había datos de cómo fue el ataque, pero le dispararon nueve veces, cuatro a la cabeza. Murieron ella y el conductor, Anderson Gomes. Había una tercera persona en el auto, su asesora Fernanda Chaves, que resultó herida y está fuera de peligro. Los atacantes huyeron sin llevarse nada.

La Policía está revisando las imágenes de decenas de cámaras de seguridad para identificar a los responsables del ataque. La fiscal general de Brasil, Raquel Dodge, informó que evaluaba la posibilidad de pedir, hoy, que la investigación no quede a cargo de la Policía carioca sino de la Policía Federal. No aclaró en su comunicado a qué obedece esta decisión, que fue vinculada con la falta de recursos que enfrenta la Policía local, pero sí manifestó su “apoyo integral al trabajo de los miembros del Ministerio Público del estado de Río de Janeiro”.

Contra esta violencia

La investigación policial avanzará en los próximos días, pero algunos ya tienen claro lo que sucedió: “No hay dudas de que la mataron por su motivación, por su activismo, por sus ganas de cambiar las cosas para las mujeres negras, pobres y lesbianas brasileñas”, dijo a la diaria Dríade Aguiar, una militante feminista vinculada con organizaciones civiles en las que trabajó Marielle y gestora de Mídia Ninja. “Marielle ha escuchado varios ‘no’ en su vida: que no podía ser madre siendo joven [tuvo una hija cuando tenía 19 años] y tener una vida, que no podía ser edila, que por ser mujer no merecía respeto… Todos los ‘no’ posibles, y aun así luchó por los ‘sí’”, agregó Aguiar. Su caso “prueba que el ‘sí’ es posible para las mujeres negras que luchan desde abajo”, y su asesinato “es un intento de ejecutar nuestros sueños y nuestras ganas”, dijo. Aguiar concluyó: “No cuentan con que, cuando ejecutan a una de nosotras, todas sentimos el dolor, y cuando todas nosotras sentimos dolor, luchamos con más fuerza”.

Una posición distinta mostró la historiadora Talíria Petrone, que era amiga de Franco y también milita en el Psol. Dijo a la cadena O Globoque la edila nunca dijo haber recibido amenazas o sufrido atentados, y consideró que “mientras la investigación esté abierta no se puede adelantar conclusiones” sobre lo sucedido.

La oficina de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas consideró este asesinato “profundamente impactante” y pidió una investigación “minuciosa, transparente e independiente”. En un sentido similar se pronunciaron la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y las organizaciones Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

Las manifestaciones de dolor y de indignación inundaron las redes sociales no sólo en Brasil, sino también en otros países de la región, en los que movimientos sociales y organizaciones civiles lamentaron la muerte de Franco.

Partidos políticos de izquierda también se refirieron al asesinato de la activista. El Psol emitió un comunicado en el que considera que el homicidio de Franco es un “crimen político”, dice que honrará su lucha continuándola y exige una investigación “inmediata y rigurosa”. A su vez, el Partido de los Trabajadores reclamó una investigación y consideró que este crimen “golpea directamente a la ciudadanía y la democracia”. El Partido Comunista carioca opinó que el asesinato “aumenta más todavía la llaga de la violencia urbana a la que está expuesta la población pobre y negra en Brasil”.

Por su parte, Boulos, el precandidato presidencial del Psol, publicó una serie de tuits en los que dijo que “es difícil creer” que sea “una mera coincidencia” que Marielle haya sido “ejecutada a sangre fría” después de haber denunciado la violencia policial en Río. También calificó el hecho de “crimen político” y llamó a “luchar por la justicia hasta las últimas consecuencias”. Los ex presidentes Lula y Dilma Rousseff también condenaron lo sucedido en comunicados difundidos en las redes sociales.

El pronunciamiento del gobierno fue muy distinto. “Es una tragedia como las que vive diariamente Río de Janeiro”, dijo el ministro de Justicia, Torquato Jardim, para después agregar: “Es una de las centenares de tragedias que están ocurriendo en Río de Janeiro desde hace mucho tiempo, de las miles, si se consideran varios años”. Otros ministros también lamentaron lo sucedido pero manifestaron que no frenará la intervención en Río. El presidente Temer, en cambio, se refirió a lo ocurrido como un “atentado contra la democracia”, aunque también aprovechó para utilizarlo en defensa de la intervención de la seguridad carioca: “Nosotros decretamos la intervención para acabar con esta violencia desenfrenada que se instaló en esa ciudad […] estamos en Río de Janeiro para restablecer la paz y la tranquilidad”, aseguró. El Psol respondió rápidamente a estas palabras de Temer. El presidente del partido, Juliano Medeiros, dijo a la revista CartaCapital: “No vamos a aceptar que Temer use este episodio para justificar la intervención en Río de Janeiro”.

El sepelio de Franco y Gomes reunió ayer a decenas de miles de personas en la sede de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro bajo la consigna “¡Marcha contra el genocidio negro! ¡Somos Marielle Franco!”. Las movilizaciones se extendieron a otras ciudades. En San Pablo unas 5.000 personas se reunieron en la Avenida Paulista para protestar contra este crimen. “¡Marielle, presente!”, gritaron los manifestantes, entre los que había militantes del Psol, feministas, sindicalistas y activistas por el respeto a la diversidad sexual. También hubo homenajes en el Foro Social Mundial que se desarrolla en Salvador de Bahía, en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro y en la Cámara de Representantes de Brasil.

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 Luto y lucha

17 de marzo de 2018

La munición que se disparó en Río de Janeiro contra la edila del Partido Socialismo y Libertad Marielle Franco, que causó su muerte el miércoles por la noche, tiene origen policial. El primer peritaje sobre los casquillos que quedaron en el lugar reveló que las balas del arma 9 milímetros que dispararon contra Franco formaban parte del lote UZZ-18, que fue adquirido por la Policía Federal de Brasilia a la empresa CBC en diciembre de 2006. Ese lote fue distribuido entre la Policía Federal y Militar en varios estados.

Estas balas ya habían aparecido en otro episodio de violencia en 2015 en San Pablo. Se trató del asesinato de 17 personas en lo que se considera la mayor matanza de San Pablo, por la cual fueron condenados tres policías militares y un guardia civil.

En otro elemento analizado desde que se cometió el crimen, un policía que pidió que su nombre no fuera divulgado dijo al diario Folha de São Paulo que se considera que la ejecución fue hecha por un profesional. Explicó que una persona sin experiencia no podría haber disparado cuatro veces a Franco en la cabeza; lo habitual es que una persona que no está acostumbrada a utilizar un arma dispare una, o como mucho dos veces a la cabeza.

Además, la Policía investiga si fueron utilizados uno o dos autos en el ataque en el que además de la edila murió su conductor,Anderson Gomes. Se logró identificar la placa de un vehículo que participó en el ataque y que había estado detenido durante dos horas en la puerta del local del barrio bohemio de Lapa, en el que Franco había participado en un debate.

Todos estos elementos funcionan como indicios de algo que ya se preveía: que se trató de un atentado premeditado contra la vida de Franco, quien en vida denunció activamente casos de violencia policial en las favelas y se oponía firmemente a la intervención militar en Río de Janeiro ordenada por el presidente Michel Temer a mediados de febrero.

El jefe de la Policía Civil, Rivaldo Barbosa, quien era conocido de Franco y está a cargo de la investigación, indicó en un comunicado que en la investigación no se descarta “ninguna posibilidad sobre la motivación del crimen”. Barbosa se reunió ayer con el líder del Partido Socialismo y Libertad en Río de Janeiro, el diputado estadual Marcelo Freixo, con el objetivo de “reiterar el compromiso de la institución con la aclaración de la muerte de la edila” y reafirmar que adoptarán “todas las medidas posibles para que este caso sea solucionado a la mayor brevedad posible”.

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Continúa la investigación

policial sobre la muerte de

Marielle Franco y también las

manifestaciones en repudio a

su asesinato

19 de marzo de 2018 

La Policía de Minas Gerais encontró ayer en ese estado, vecino a Río de Janeiro, un auto que podría haber sido utilizado en el asesinato de la activista y edila del Partido Socialismo y Libertad (Psol) Marielle Franco, que fue asesinada el miércoles junto a su chofer, Anderson Gomes. La Policía carioca, que está a cargo de la investigación, viajó a Minas Gerais para empezar las pericias en el vehículo, cuya matrícula y color coinciden con los de un auto utilizado por los atacantes. De acuerdo con los medios brasileños, la Policía cree que al menos dos vehículos participaron en el crimen y que uno de ellos estuvo vigilando a Franco horas antes de que fuera asesinada.

La asesora de Franco que viajaba en el vehículo y sobrevivió al ataque, Fernanda Chaves, declaró ante la Policía en la madrugada del viernes, todavía impactada por lo sucedido, y, según medios brasileños, no pudo aportar elementos nuevos a la investigación. Durante el fin de semana Chaves abandonó el estado de Río de Janeiro por razones de seguridad.

Uno de los principales indicios surgidos en los últimos días es la procedencia de las balas que fueron utilizadas en el ataque. Primero lo informaron algunos medios brasileños y después lo confirmó el ministro de Seguridad Pública de Brasil, Raúl Jungmann: las balas de nueve milímetros que se dispararon contra Franco y Gomes eran de la Policía Federal. En diciembre de 2006 este organismo compró a la empresa CBC el lote UZZ-18, que luego fue distribuido entre la Policía Federal y Militar en varios estados. De hecho, estas balas ya habían aparecido en otro episodio violento en otro estado: la matanza de 17 personas en San Pablo en 2015, por la que fueron condenados tres policías militares y un agente civil.

En su comparecencia ante los medios, Jungmann desvinculó a la Policía de las balas utilizadas en Río de Janeiro y en San Pablo. Dijo que “hace unos años” parte del lote fue robado cuando estaba en la estatal Empresa Brasileña de Correos para ser distribuido en otros estados. “La Policía Federal ya abrió más de 50 investigaciones por esa munición desviada. Por eso yo creo que esas cápsulas encontradas en la escena del crimen fueron efectivamente robadas”, dijo.

Sin embargo, la Empresa Brasileña de Correos emitió ayer un comunicado en el que desmiente esa versión. “En el pasado reciente no hay ningún registro de un incidente” vinculado con el robo de municiones, manifestó la compañía estatal en el documento. El presidente de la empresa, Guilherme Campos Júnior, dijo al diario O Globo que desconoce de dónde sacó Jungmann esa información. “El ministro debe tener alguna información con la que nosotros no contamos. Si la tiene, espero que nos la brinde”, dijo.

Por otra parte, unas 500 personas se reunieron ayer en el complejo de favelas de Maré para repudiar el asesinato de la dirigente, que nació y creció allí. La movilización era encabezada por mujeres jóvenes y negras, como Franco, que llevaban una pancarta que decía: “¡Marielle y Anderson, presente! ¡Hoy y siempre!”. Entre otros, participó en la movilización el líder del Psol en Río de Janeiro, el diputado estadual Marcelo Freixo, quien además era amigo personal de Franco. “No vamos a dejar las calles hasta que el crimen se resuelva”, dijo. Ya hay actividades previstas para toda la semana, tanto en Río de Janeiro como en otros estados, para mantener viva la memoria de la activista y dirigente política.

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  No estamos derrotados

20 de marzo de 2018 |

Escribe: Antonio Martins 

Una vez más, el escenario cambió. La emoción generada por el asesinato brutal de Marielle Franco y Anderson Gomes movilizó a cientos de miles de personas en todo el país. Las calles volvieron a llenarse de una multitud aguerrida, insistente, multicolor, no por una convocatoria partidista, sino por la convicción de que o actuamos ya o el país se volverá insoportable. Y como las multitudes fueron innumerables, los hipócritas tuvieron que ceder. Todas las noticias de los periódicos y de los canales de televisión, que hace unos días mostraban la intervención militar en Río de Janeiro como una manera de rescatar a la ciudad, dieron paso a una mujer negra que denunció desde el principio la militarización de las favelas. Las tímidas acciones cosméticas adoptadas por el ministro Raúl Jungmann y por la procuradora general Raquel Dodge tuvieron una repercusión mínima.

¿Las calles repletas de gente frenarán la gran marea de retrocesos? Hay quien apuesta que sí. El periodista Fernando Rodrigues, editor de Poder360º y libre de toda sospecha de defender al poder popular, hoy ve “una disrupción”, capaz de “cambiar el escenario electoral de 2018”, de aplicar un “golpe” a la intervención de Río de Janeiro y de contribuir al hundimiento de la estrategia del Palacio del Planalto. También ve el posible inicio de una ola de movilizaciones similar a la de 2013.

Probablemente sea demasiado optimismo. La intervención en Río de Janeiro no sólo es un plan del presidente Michel Temer para mantener cierta relevancia, enrarecer el ambiente político y evitar la prisión al final de su mandato. Más bien, vino en socorro de los tres grupos esenciales que se unieron en torno al golpe de Estado de 2016 –el gran poder económico, los medios y las mafias parlamentarias–, al convertir la seguridad pública en el gran tema nacional y evitar que creciera una corriente fuerte contra la agenda de retrocesos . Por lo tanto, la tendencia natural es a que, más allá de la emoción de unos y la hipocresía de los demás, Marielle también sea sepultada por la avalancha de publicidad e irrelevancias con la que los medios suelen ocultar los hechos importantes.

Este choque –por un lado, multitudes ansiosas por actuar; por otro, la presión de la vida cotidiana, tendiente a anular cualquier posibilidad de acción transformadora– señala la necesidad de más formulación política. Si, como todo indica, la presencia en las calles es el único factor capaz de interrumpir la espiral hacia el abismo, hay que garantizar que se sostenga. Significa definir agendas que sean capaces de convocar y, en la medida de lo posible, que sean unitarias.

El final de la intervención es un primer paso obvio. La presencia de los militares en Río de Janeiro, masivamente respaldada por los medios, tuvo apoyo popular inicialmente. Pero puede desgastarse rápidamente por su propia ineficacia, y el repudio al asesinato de Marielle puede ser el elemento desencadenante. El repudio debería, por ejemplo, invitar a los partidos y a los movimientos presentes en las calles a mantener el ímpetu. A denunciar movimientos como el del 41er Batallón de la Policía Militar de Río de Janeiro, que instauró el terror en la comunidad de Acari, en una sucesión de muertes y amenazas. Esta denuncia, que Marielle hizo casi en solitario, podría desplegarse en una sucesión de hechos políticos: el desplazamiento sostenido de parlamentarios y de referentes de los movimientos sociales hacia las favelas donde la brutalidad es más grave; la invitación a los corresponsales de prensa extranjeros –mucho menos alineados con la agenda conservadora– para que acompañen las visitas; la convocatoria de observadores internacionales, aprovechando la capacidad de apelación de la sociedad civil brasileña.

La agenda de horrores no se manifiesta sólo en la intervención. En el Congreso se tramitan propuestas de extrema gravedad sin que los parlamentarios ni sus partidos –incluso los de izquierda– hagan los esfuerzos necesarios para alertar sobre los riesgos implicados. En breve, las manifestaciones políticas pueden convertirse en objeto de la Ley Antiterror. Las ocupaciones del Movimiento de los sin Tierra y del Movimiento de Trabajadores sin Techo corren el riesgo de ser criminalizadas. La necesidad de licencias ambientales para grandes obras está en cuestión. Las bancadas ruralistas tratan de quitarle a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria el derecho de vetar la venta de agrotóxicos cancerígenos. Etcétera, etcétera, etcétera.

Extremadamente impopular, el Congreso que amenaza con imponer estas medidas no está siendo suficientemente deslegitimado. Se ha hablado mucho, desde las primeras manifestaciones contra el golpe de Estado, en 2016, sobre la formación de comités populares en defensa de los derechos y la democracia. La difusión sistemática de información sobre la agenda de retrocesos ofrecería un poderoso combustible para estos comités. Además, serían un primer paso para reanudar el trabajo de base, un objetivo propuesto (a veces místicamente) y a menudo pospuesto.

Y está, también, la agenda de la contraofensiva. Hasta fines del año pasado, la propuesta de cuestionar, por medio de referendos revocatorios, los retrocesos ya consumados avanzaba y se extendía; era parte del discurso de los candidatos de izquierda. Y comenzaba a despertar polémicas en los medios. Fue dejada de lado momentáneamente por dos hechos. Primero, la anticipación del juicio del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva por el TRF4, que polarizó las atenciones del llamado “campo progresista”. Después, por la intervención en Río de Janeiro, que impuso una vuelta más en el torniquete del golpe de Estado y pareció volver inútil la resistencia.

Las movilizaciones gigantes de estos días exponen, una vez más, una realidad contradictoria. El partido no terminó. El golpe de Estado y su agenda son fuertes por el control que ejercen sobre las instituciones, pero son vulnerables por la incapacidad de crear consensos, de actuar por otro camino más allá de la truculencia. Hay espacio para una disidencia creciente. Pero no está dada ni aparecerá automáticamente.

Construirla con generosidad –evitando, en especial, que la disputa electoral se convierta en un factor de desagregación de las multitudes que volvieron a las calles– es el mayor homenaje que se les puede hacer a Marielle Franco y a Anderson Gomes.

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  Organizaciones sociales

piden a la ONU protección para

la sobreviviente del ataque

contra Marielle Franco

Unas 70 organizaciones sociales de Brasil reclamaron ante el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas que se haga justicia por el asesinato de la edila del Partido Socialismo y Libertad Marielle Franco, cometido la semana pasada. La feminista y activista por los derechos de las minorías Marina Tavares, una mujer negra, al igual que Franco, fue la elegida por las organizaciones para dar un breve discurso en el que recordó la historia de la edila.

“Muchos que le dicen la verdad al poder en Brasil están enfrentando una violencia y estigmatización sin precedentes”, dijo Tavares, y denunció que el programa estatal de protección de testigos y, en particular, de los defensores de los derechos humanos no cuenta con los recursos necesarios, ni financieros ni de personal. Reclamó protección para Fernanda Chaves, la única sobreviviente del ataque a tiros del 14 de marzo, en el que también murió el chofer de Franco, Anderson Gomes. Las organizaciones presentaron un escrito en el que, además de incluir estos puntos, repudiaron la intervención del Ejército en la seguridad de Río de Janeiro, ordenada por el presidente Michel Temer y en marcha desde mediados de febrero. “No ofrece protección a los pobladores de las comunidades afectadas. Además de ser una medida con interés electoral, su constitucionalidad es cuestionable”, dijo el articulador de las organizaciones que presentaron una denuncia por escrito por este tema, Paulo de Tarso Lugon Arantes.

El asesinato de Franco sigue movilizando a Brasil. El martes de noche, miles de personas marcharon en varias ciudades de ese país para recordarla y exigir justicia. Unos 30.000 manifestantes concurrieron al acto en Río de Janeiro, donde estaba la hermana de Franco, Anielle, quien se refirió a las acusaciones falsas que se difundieron después del asesinato, en particular a aquellas que la jueza Marília Castro Neves dio a conocer en sus redes sociales. “Marielle nunca fue bandida. Nosotras nunca fuimos financiadas por el narcotráfico y ella nunca se casó con un bandido. No van lograr destruir todo lo que mi hermana construyó”, aseguró.

Ayer se llevó a cabo una misa en recuerdo de Franco en una iglesia de Río de Janeiro. Anielle contó que antes de ese homenaje el papa Francisco llamó a su madre, Marinete Franco, para manifestarle su solidaridad y decirle que estaba “rezando por la familia”. Más violencia El martes fue asesinado en su vehículo el edil suplente de Río de Janeiro Paulo Henrique Dourado, conocido como Paulinho P9, del Partido Laborista Brasileño. Fue asesinado de varios tiros en la cabeza y la Policía tiene entre sus hipótesis de investigación la posibilidad de que haya sido un crimen con motivación política. De acuerdo con datos de la Unión de Ediles de Brasil difundidos por la cadena O Globo, desde 2017 fueron asesinados 23 ediles y alcaldes cariocas. El presidente del organismo, Gilson Conzatti, dijo que la mayoría de ellos tenían un “perfil combativo”, eran personas “que buscaban fiscalizar, denunciar y llamar la atención” sobre problemas sociales y “acercarse a la sociedad”. Agregó que “cuando se mata a un agente político” que ocupa un cargo ejecutivo o legislativo “se mata un poquito nuestra democracia”.

 

 

 

 

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