Siempre LA MEMORIA

  La persistencia de la memoria:

Recuerdos del Penal de Libertad

Por Walter Martínez

Como siempre, la memoria se esconde en los lugares más inverosímiles y, a veces, de casualidad, en el medio de otras conversaciones surgen recuerdos como estos.

El Vasco y el Manso

En la inauguración del Memorial del Penal de Libertad, con Andrés Gesto, otro ex preso, nos acordamos del Vasco Olascoaga. Un hijo suyo, arquitecto, junto a la arquitecta Raquel Lejtreger, también hija de un preso en el penal, fueron los autores del proyecto ganador del concurso para construir el memorial.

Entonces, como tantas pequeñas historias perdidas por allí, casi olvidadas, reapareció la historia del Vasco Olascoaga y el Manso Álvarez, su compañero de celda, allá por 1979, en el Tercero A, en el Penal de Libertad.

El Vasco estaba en un cuartel y lo trasladaban finalmente al penal. Encapuchado y esposado, escucha la voz de un sargento que dice fuerte:

“Soldado, péguele la última paliza al pichi que lo mandamos pa’l penal”.

El soldado le contesta: “Mi sargento, ¿le saco la capucha y las esposas y lo peleo al hombre?”.

El sargento grita fuerte: “Le dije que le diera una paliza que va pa’l penal, no que le saque nada”. El soldado replica: “No, mi sargento. ¿Cómo le voy a pegar así?”.

El Vasco recibió una fuerte patada en el culo, lo subieron como chicharra de un ala al transporte militar y marchó al EMR Nº 1. Luego del encierro de rigor, en “la isla” lo subieron al piso tercero y fue a dar a la celda 5. Estaba solo en aquel momento.

Pocos días más tarde llegan más compañeros trasladados de cuarteles y el Vasco recibió a su nuevo compañero de celda, el Manso Álvarez, que no era un subversivo ni cualquier adjetivo que se usara en la época para definirlos, porque no era otro que aquel milico de cuartel que simplemente, por tener dignidad, se negó a pegarle a un hombre encapuchado.

El Manso estuvo con nosotros tres años, que fue lo que le dio por pena la “Justicia militar”. Así de bárbaro y sutil fue el fascismo en nuestro país, aleccionador para los que desobedecían órdenes.

Seguro que entre los miles de nombres que tendrá el memorial, estará el de ambos, pero escondido en esas letras estará este recuerdo de un hombre digno y de un arquitecto comunista que seguramente nunca imaginó compartir celda con aquel soldado, como tampoco que su hijo siguiera las huellas de su profesión y terminara diseñando, casi 40 años después, junto a una adolescente hija de presos que conoció en aquellas visitas al penal, el monumento a la memoria y su persistencia.

Vuelos

En el año 1974, la dictadura mantenía preso al Gral. Liber Seregni. Entonces, la Unión de la Juventud Comunista decide hacer una volanteada clandestina en Punta del Este, donde a los pocos días se realizaría un encuentro internacional con ministros y representantes diplomáticos de aquella época y habría prensa extranjera.

La decisión fue comunicada por José Paccela a Eugenio Rivera, que estaba en tareas clandestinas de propaganda. Imprimieron una gran cantidad de volantes y se decidió que un grupo integrado por Gastón Grisoni, Margarita Machado y Miguel Ríos viajara con los paquetes en un ómnibus rumbo al balneario.

La idea era lanzarlos desde el techo de un alto edificio para que se dispersaran por el centro del balneario, dándoles más tiempo para bajar y alejarse del lugar.

El clima les jugó una mala pasada. Llovía y era imposible tirar los volantes en aquellas condiciones, por lo que decidieron esperar con la esperanza de que al otro día parara de llover.

Al día siguiente brillaba el sol en un cielo despejado. Tras lograr ingresar sin ser vistos al techo del edificio seleccionado, en plena avenida Gorlero, tiraron los miles de volantes que comenzaron su vuelo por el cielo empujados por el viento.

Pero la casualidad los hizo coincidir con otro vuelo, el de una avioneta que apareció de pronto y pasó por encima de aquel alto edificio. Temiendo lo peor, salieron corriendo y bajaron para escapar justo a tiempo.

Sin embargo, aquella avioneta nada tenía que ver con las fuerzas represivas e incluso les ayudó involuntariamente en su escapada. Resulta que el piloto desvió su rumbo para acercarse a la costa a disfrutar del paisaje en aquel día soleado hasta que el azar quiso que volara sobre los edificios de la península en el momento exacto en que aquellos volantes eran lanzados al aire.

Cuando unos milicos que recorrían el balneario en tareas de vigilancia por la reunión internacional recogieron los primeros volantes que habían llegado al suelo, miraron para arriba y vieron miles de papelitos que parecían salir del vientre de aquel pájaro metálico que se alejaba rumbo al oeste.

Una rápida comunicación derivó en una orden inmediata a la Base del Aeropuerto de Laguna del Sauce para que un avión militar saliera a darle caza a la avioneta, la que fue obligada a aterrizar. El piloto fue preso por tirar volantes subversivos y asociado con la resistencia a la dictadura. Terminó encarcelado en el Penal de Libertad.

Tras la dura represión desatada contra la UJC y el Partido Comunista, siguieron cayendo militantes que iban ingresando al penal. Al poco tiempo, el compañero de celda de aquel piloto pasó a ser un nuevo preso, que no era otro que Eugenio Rivera, participante de aquella acción clandestina que lanzó los volantes desde un edificio justo cuando pasaba la avioneta.

Tras la caída de la dictadura y la salida de los presos, Rivera relataba que en aquella celda jamás se había atrevido a contarle que él había impreso y planificado aquellos volantes que volaron por el cielo.

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  MEMORIAL

31 de mayo de 2018

Inauguraron el Memorial de la Democracia

en homenaje a Zelmar y el “Toba”

El intendente de Canelones, Yamandú Orsi, inauguró el Memorial de la Democracia como homenaje a Zelmar Michelini y Héctor “Toba” Gutiérrez Ruiz, asesinados el 20 de mayo de 1976 en Buenos Aires en el marco de la dictadura cívico militar.

La Comisión Especial de Recuperación de la memoria entre los años 1968 hasta 1985 trabajó en la creación de un memorial en homenaje a Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz.

La plaza 18 de julio de la ciudad de Canelones ha sido el espacio físico elegido para la instalación del memorial.

La asociación de ex presos políticos CRYSOL manifestó que la inauguración de espacios para el recuerdo “tienen un enorme significado e importancia debido a que la democracia es una enorme conquista del pueblo uruguayo”.

“Las vidas de Michelini y Gutiérrez Ruiz por la libertad permanecen siempre en nuestros corazones y en nuestras banderas de lucha para que nunca más vuelva a repetirse”, remarcó CRYSOL.

La memoria nos une

Orsi se refirió a la madurez política del departamento, dijo que es importante tener “lugares para recordar e identificar que en el departamento la democracia se vivió siempre con mucha fuerza y muchas ganas”.

“Defendamos con uñas y diente la democracia”, sentenció el jefe de gobierno departamental canario.

Por su parte, el senador Rafael Michelini dijo que “la memoria es fundamental por la libertad por la cual pelearon todos aquellos caídos en tiempos de dictadura”.

El alcalde del Municipio de Canelones, Darío Pimienta, destacó que el memorial es “un homenaje como pueblo canario a dos representantes que marcaron el camino de la democracia y de la libertad, en medio de un gobierno de facto que creyó que asesinando iban a lograr combatir ideas”.

A su turno el edil del Partido Nacional Mario Camejo agradeció a los ediles de las bancadas de todos los partidos que apoyaron el proyecto, y sentenió: “La memoria nos une”.

Mientras que el edil del Partido Colorado Fernando Melgar reconoció que tanto Michelini como Gutiérrez Ruiz “pagaron con creces defender incansablemente la libertad y la democracia y son un legado que no se puede borrar jamás”.

 

 

 

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