Argentina: aparece el 129 nieto

  ARGENTINA

09 de abril de 2019

Abuelas de Plaza de Mayo

recuperó a la nieta 129

La nieta vive en España su identidad se confirmó gracias a los datos genéticos aportados por su padre, sus hermanos y sus abuelos maternos.

La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo encontró a la nieta 129, quien vive en España y era buscada por su padre y por sus hermanos.

A 43 años del golpe de 1976, una nueva identidad fue restituida por la organización de derechos humanos que el año pasado celebró sus 40 años.

La diputada nacional Victoria Donda, hija de desaparecidos, fue una de las primeras en confirmar la noticia.

”Hoy estuve en el colegio Reconquista hablando con les estudiantes sobre la memoria ¿vale la pena seguir hablando del pasado? Si, porque no es pasado, es presente: apareció el nieto 129 ¡Bienvenido!”, escribió en su cuenta de Twitter.

Más tarde la información fue confirmada desde Abuelas que convocó una conferencia para la tarde de hoy en la que “estarán presentes su papá y hermano”, informó la organización en sus redes sociales.

Según informó Infobae ayer se confirmó el ADN a través de los estudios fiscalizados por el juzgado nacional número 12 de los Tribunales Federales de Comodoro Py a cargo del juez Sergio Torres. Los datos genéticos los habían proporcionado su padre, su hermano mayor y sus abuelos maternos.

El nieto 128, Marcos, había sido recuperado en agosto del año pasado. Hijo biológico de Rosario del Carmen Ramos nació el 9 de junio de 1976 en San Miguel de Tucumán, donde ambos fueron secuestrados, él con casi cinco meses de vida.

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Apareció la nieta 129

10/04/2019

Abuelas confirmó la noticia

“con enorme felicidad”

Abuelas de Plaza de Mayo brindó detalles del encuentro de la hija de Norma Síntora, secuestrada con un embarazo de 8 meses, y de Carlos Alberto Solsona, con quien podrá finalmente abrazarse,

luego de casi 42 años.

“El tiempo es hoy, ayudemos a reparar las heridas que la dictadura nos dejó”, convocó la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, en la conferencia de prensa en la que el organismo de derechos humanos celebró el hallazgo de la nieta 129. Junto a Estela estuvo sentado Carlos Alberto Solsona, padre de la joven recuperada. “Nadie tiene idea de las miles de noches que yo pasé sin poder dormir, esperando este momento”, describió Solsona, quien podrá encontrarse con su hija tras 42 años, tras ser arrancada de los brazos de su madre Norma Síntora, militante del PRT-ERP, detenida y desaparecida durante la última dictadura cívico-militar. 

“Es la nieta número 129, que podrá conocer a su padre, a sus hermanos. Es una alegría enorme”, abrió la conferencia de prensa la titular de Abuelas para confirmar el hallazgo de la joven, que vive en España y se realizó voluntariamente la extracción para realizar la prueba de ADN el pasado 3 de abril.  “Su papá la espera para abrazarla. Pedimos que se respeten los tiempos y la privacidad de la familia”, solicitó la titular de Abuelas. 

“Mi principal preocupación y la de mis dos hijos es que ella pueda transitar este cimbronazo con la mayor tranquilidad posible y en las mejores condiciones para procesarlo. En función de eso, yo me resisto a decir cualquier cosa que tenga que ver con cuestiones personales de ella. Cuando lo pueda responder, lo vamos a hacer juntos”, explicó Carlos Solsona, conteniendo su alegría.

El compañero de Norma Síntora explicó que durante estos 42 años vivió con la angustia de que “no llegara nunca este momento”. “Activé una especie de mecanismo de autodefensa para evitar que me destruyera. Se fue haciendo más difícil porque, cada día, nos quedaba menos tiempo a nosotros. Hoy tengo 70 años y empecé a buscarla cuando era un treintañero”, recorrió Solsona sus años de búsqueda.  

El padre de la nieta 129 se mantuvo cauto antes del histórico encuentro que tendrá con su hija: “Ella tiene una vida, tiene más de 40 años y le cayó esto encima. Sin embargo, más allá de esa preocupación principal, siento que va a ser algo grandioso”.

“Es algo que se merece mucha más gente que sigue esperando y que nosotros tuvimos la suerte de conseguir. A todos los que tengan alguna duda o sientan que hay algo en su identidad que no cuadra bien, (les digo) que se animen por el bien de ellos, de sus familiares y de toda la sociedad”, convocó Solsona haciéndose eco de las palabras de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo. 

La familia de la nieta 129 

Norma Síntora nació en Cruz del Eje, Córdoba, el 9 de agosto de 1951. Allí hizo la escuela primaria y secundaria. En 1968 rindió libre las materias de quinto año del secundario y con su hermano Daniel se trasladaron a Córdoba capital para ir a la universidad. Norma comenzó a estudiar Ingeniería Electrónica. Durante el ingreso a la facultad, en 1968, conoció a quien sería su marido, Carlos Alberto Solsona. Carlos venía de estudiar Ingeniería Química en Santa Fe y decidió cambiarse a Electrónica, para lo cual se mudó a Córdoba. Tras una amistad de varios años, formaron pareja en 1974, en marzo de 1975 se casaron y al año siguiente nació su primer hijo, Marcos.

“Cuando Norma tuvo que dejar a Marco (su hijo mayor) con sus abuelos por cuestiones de seguridad no hubo una noche que no llorara pensando en cómo estaría él. Norma era tranquila, amable, persistente”, dice Carlos, el papá de la nieta 129, sobre su compañera desaparecida.

Norma y Carlos, según describió Abuelas en un comunicado oficial, militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). A ella sus compañeros la llamaban “La Morocha”, “Raquel”, “Marta” o “La Turca”. Hacia finales de 1976, ante la ferocidad de la represión, la pareja decidió dejar a Marcos al cuidado de sus abuelos maternos por los riesgos que estaban corriendo y empezaron a pensar en el exilio. Por entonces, Norma cursaba su octavo mes de embarazo.

Pero los planes no pudieron concretarse. El 21 de mayo de 1977, alojada en la casa de sus compañeros de militancia Isolina Beatriz Rocchi y Rubén Castro, en Moreno, provincia de Buenos Aires, Norma fue secuestrada junto a ese matrimonio. Los tres continúan desaparecidos.

Al momento del secuestro, Carlos Alberto se encontraba fuera del país y luego debió exiliarse. La familia Solsona-Síntora pretendía escapar de la dictadura y reencontrarse en España: Norma con Marcos y su bebé –a quien pensaban llamar Pablo, si era varón, o Soledad, si era mujer–, y Carlos, ya fuera de Argentina.

Nada más se supo de Norma ni del bebé nacido/a en cautiverio. Se presume que, por la zona del secuestro, podría haber sido llevada a Campo de Mayo, donde habría dado a luz en alguna de las maternidades de ese centro clandestino de detención. Marcos, el hijo mayor de Norma y Carlos, creció con sus abuelos, con una verdad contada lentamente, mirando fotos y leyendo las cartas que le enviaba su papá. Cuando cumplió 10 años, su abuelo paterno Domingo Solsona lo llevó con Carlos y se produjo el reencuentro. Luego Carlos formó pareja con Ana y tuvo otro hijo, Martín.

Carlos y los abuelos Solsona y Síntora radicaron tempranamente la denuncia sobre el bebé que buscaban en Abuelas de Plaza de Mayo. Existen registros de las presentaciones del abuelo Héctor Síntora en la filial de Abuelas de Córdoba, que mencionaban la desaparición de su hija embarazada de ocho meses.

La búsqueda

En 2012, a partir de diversas informaciones recibidas sobre una joven que había sido inscripta como hija propia por un matrimonio, desde Abuelas se resolvió la aproximación del caso. La documentación reunida mostraba, entre otras cosas, que la partida de nacimiento apócrifa había sido firmada por un médico de la Policía Federal Argentina y que el parto había ocurrido en domicilio. “En 2013, el equipo de Aproximación del área de Investigación de Abuelas, contactó a la presunta hija de desaparecidos que vivía en el exterior para invitarla a realizarse el examen de ADN”, detalló Abuelas en el comunicado en el que confirmó el hallazgo. 

El equipo realizó la comunicación por teléfono y quedó en continuarla vía correo electrónico. La mujer adelantó que en 2014 viajaría al país para seguir conversando sobre la posibilidad de analizarse y se le transmitió que la prueba genética también podía efectuarse a través del Consulado. Ante la falta de respuesta subsiguiente, el área de Investigación informó a la presunta nieta que su caso sería derivado a la Unidad fiscal especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado. 

El juez Sergio Torres tomó la causa y, a través de la representación diplomática del país donde reside la mujer, intentó en dos oportunidades que se analizara. Ante las negativas, envió un exhorto a la Justicia de ese país, que rechazó realizar un allanamiento para verificar la identidad de la joven.

En junio de 2017, a partir de un allegado de la joven que la incentivó a buscar su origen, se pudo retomar el vínculo. Este amigo, que vive en la Argentina, fue atendido por el equipo jurídico y el de Presentación Espontánea de nuestra Asociación, para despejar dudas y restablecer los puentes para que la mujer accediera finalmente a analizarse.

Hace dos semanas la nueva nieta ingresó al país y, por una notificación de Migraciones, se presentó a la Justicia el miércoles 3 de abril. Allí, con intervención del equipo interdisciplinario de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), aceptó realizarse voluntariamente el análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que arrojó que es hija de Norma Síntora y Carlos Alberto Solsona.

Abuelas notificó a su papá y a sus hermanos sobre el encuentro, quienes viajaron hasta aquí para conocer todos los detalles del caso. Su papá Carlos, sus hermanos Marcos y Martín y sus sobrinos la esperan para abrazarla y reconstruir más de 40 años de historia arrebatados por el terrorismo de Estado. Pedimos, como siempre que anunciamos una restitución, que se respeten los tiempos y la privacidad de las víctimas y sus familias para no obstaculizar este proceso tan sensible y delicado.

“Este caso devela la trama de complicidad que conlleva el delito de apropiación de identidad y la necesidad de que toda la sociedad se comprometa a resolverlo. El encuentro de Carlos con su hija no habría sido posible de no haber recibido las informaciones acercadas desde la sociedad, no podría haberse constituido como caso si el Estado no se hubiera comprometido con la búsqueda, y a esto se suma el acompañamiento de su amigo que la guió para que se sacara las dudas sobre lo que la restitución implicaba”, destacó Abuelas. 

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10 de abril de 2019

“SIENTO QUE EL ENCUENTRO VA

A SER ALGO GRANDIOSO”

Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron la recuperación de la nieta 129. Lo hicieron junto a su padre y su hermano. “Es una alegría enorme”, dijo Estela de Carlotto, que llamó a redoblar la búsqueda: “el tiempo es hoy”. El padre recordó “las miles de noches que pasó sin dormir, esperando este momento »

“El tiempo es hoy, ayudemos a reparar las heridas que la dictadura nos dejó”, exhortó la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, tras anunciar el hallazgo de la nieta 129. Junto a Carlotto estuvo sentado Carlos Alberto Solsona, padre de la joven recuperada. “Nadie tiene idea de las miles de noches que yo pasé sin poder dormir, esperando este momento”, describió Solsona, quien luego de 42 años de búsqueda podrá encontrarse con su hija, arrancada de los brazos de su madre Norma Síntora, militante del PRT-ERP, detenida y desaparecida durante la última dictadura cívico-militar.

“Es la nieta número 129, que podrá conocer a su padre, a sus hermanos. Es una alegría enorme”, indicó la titular de Abuelas en el inicio de la conferencia de prensa realizada para confirmar el hallazgo de la joven, que vive actualmente en España y se realizó voluntariamente la prueba de ADN. “Su papá la espera para abrazarla. Pedimos que se respeten los tiempos y la privacidad de la familia”, solicitó la titular de Abuelas. AdChoices

El 21 de mayo de 1977, Norma –a quien Solsona describió como una mujer “inteligente, amable y persistente”– fue secuestrada junto a sus compañeros de militancia y dueños de la casa donde se alojaba en Moreno, Isolina Beatriz Rocchi y Rubén Castro. Según indica el comunicado difundido por Abuelas, al momento del secuestro, Carlos Alberto se encontraba fuera del país y luego debió exiliarse. La familia Solsona-Síntora pretendía escapar de la dictadura y reencontrarse en España: Norma con su hijo mayor Marcos y su bebé –a quien pensaban llamar Pablo, si era varón, o Soledad, si era mujer–, con Carlos, ya fuera de Argentina. Norma, Isolina y Rubén continúan desaparecidos. Del bebé nacido en cautiverio no se supo nada más.

En junio de 2017, pudieron establecer vínculo con la joven, incentivada a buscar su origen por un allegado. Ese amigo, que vive en la Argentina, fue atendido por el equipo jurídico y el de Presentación Espontánea de Abuelas para despejar dudas y restablecer los puentes para que la mujer accediera finalmente a analizarse. Hace dos semanas la nueva nieta ingresó al país y, por una notificación de Migraciones, se presentó a la Justicia el miércoles 3 de abril. Allí, con intervención del equipo interdisciplinario de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), aceptó realizarse voluntariamente el análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que arrojó que es hija de Síntora y Solsona.

“Sabía que podía ser cierto que no llegara nunca este momento, y por eso activé una especie de mecanismo de autodefensa que, para evitar que me destruyera y que me desgastara antes de tiempo, fue generando una coraza que se hacía cada día más grande”, relató Solsona, asomando su acento cordobés, ante un auditorio colmado de cuerpos abrazados que soltaban lágrimas de felicidad. “Todo eso hace que uno tenga que convivir con una mochila que es pesada y que cada día pesa más, pero nunca abandonamos la búsqueda ni perdimos la esperanza”, agregó.

Por su parte, Marcos Solsona, presente durante la conferencia de prensa, aseguró que el encuentro con su hermana “es algo que espero desde hace muchísimo tiempo”. “Siento una profunda emoción y además siento una profunda gratitud hacia Abuelas y su equipo, que con tanto esmero trabajan y hacen que nuestro país sea un ejemplo en materia de derechos humanos y de construcción de la memoria”, señaló. 

La búsqueda de Carlos Alberto empezó hace poco más de 40 años, cuando él todavía era un treintañero. “Hemos recorrido, con distintos compañeros y amigos, no sé cuántos barrios de Buenos Aires. Donde había un dato o una mínima pista, ahí íbamos, a hablar con la gente y a preguntar”, recordó, al tiempo que intentó trazar cuidadosamente la forma en que se imagina el primer encuentro con su hija: “No quiero crear imágenes o situaciones previas porque tengo, sobre todo, mucho miedo de lastimarla a ella. Tiene una vida, tiene más de 40 años, y le cayó esto encima”. “Mi principal preocupación y la de mis dos hijos es que ella pueda transitar este cimbronazo con la mayor tranquilidad posible y en las mejores condiciones para procesarlo. Más allá de eso, siento que va a ser algo grandioso”, aseguró.

En relación a los detalles del proceso legal, el abogado de Abuelas, Alan Iud, subrayó que “para resolver este caso intervinieron todas las áreas de la institución, reflejando que verdaderamente fue un trabajo colectivo” y destacó también el trabajo de la Unidad Fiscal de Investigación a cargo de Pablo Parenti, el Juzgado federal 12, el Banco Nacional de Datos Genéticos, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), entre otras instituciones. “Para resolver todos los casos que faltan, maximizar y acelerar los encuentros, hay que potenciar esos espacios, que necesitan más recursos, más herramientas legales y más medios”, detalló. Al respecto, Parenti destacó que “cada vez que estamos acá es la materialización de un trabajo en común, que se hace silenciosamente día a día”.

“Este caso devela la trama de complicidad que conlleva el delito de apropiación de identidad y la necesidad de que toda la sociedad se comprometa a resolverlo. El encuentro de Carlos con su hija no habría sido posible de no haber recibido las informaciones acercadas desde la sociedad, no podría haberse constituido como caso si el Estado no se hubiera comprometido con la búsqueda, y a esto se suma el acompañamiento de su amigo que la guió para que se sacara las dudas sobre lo que la restitución implicaba”, destacó Abuelas. Durante el cierre, Carlotto llamó a construir “una democracia, una libertad y una soberanía como querían nuestros hijos”, y sentenció: “Las abuelas somos optimistas, alegres y perseverantes, pero implacables para que las consignas Memoria, Verdad y Justicia sean una realidad”. 

Informe: Sibila Gálvez Sánchez.

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10 de abril de 2019

La nieta 129

                         Una trama que arrancó en 2012

La trama que terminó en el hallazgo de la nieta 129 inició en 2012, cuando Abuelas de Plaza de Mayo comenzó a recibir diversas informaciones sobre una joven que había sido inscripta como hija propia por un matrimonio. Inmediatamente, el organismo de derechos humanos resolvió la aproximación del caso. La documentación reunida mostraba, entre otras cosas, que la partida de nacimiento apócrifa había sido firmada por un médico de la Policía Federal y que el parto había ocurrido en domicilio.

En 2013, el equipo de Aproximación del área de Investigación de Abuelas contactó telefónicamente a la presunta hija de desaparecidos, que se encontraba viviendo en España, para invitarla a realizarse el examen de ADN. A partir de ese momento, las comunicaciones continuaron vía mail. La mujer adelantó que en 2014 viajaría al país para seguir conversando sobre la posibilidad de analizarse y se le transmitió que la prueba genética también podía efectuarse a través del consulado. Ante la falta de respuesta posterior, el área de Investigación de la asociación informó a la presunta nieta que su caso sería derivado a la Unidad fiscal especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado. El juez Sergio Torres tomó la causa y, a través de la representación diplomática del país donde reside la mujer, intentó en dos oportunidades que se analizara. Ante las negativas, envió un exhorto a la Justicia de ese país, que rechazó realizar un allanamiento para verificar la identidad de la joven. En 2017, a partir de un allegado que la incentivó a buscar su origen, se pudo retomar el vínculo con la joven. Finalmente, en los últimos días se confirmó su identidad y Abuelas notificó a su papá, Carlos Solsona, y a sus hermanos Marcos y Martín sobre el encuentro.

 

 

 

 

 

 

 

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