Argentina: y apareció el nieto 130

  BUENAS NOTICIAS

 

10 de junio de 2019

Abuelas de Plaza de Mayo confirma la

restitución del nieto 130

El nuevo nieto recuperado por las Abuelas de Plaza de mayo será presentado formalmente el jueves en una conferencia de prensa en la sede central de la organización en Buenos Aires.

Este lunes mediante un comunicado la organización Abuelas de Plaza de Mayo confirmó la restitución del nieto 130.

“Con felicidad anunciamos una nueva restitución de identidad” expresa el texto en el que anuncian que el próximo jueves darán una conferencia de prensa a las 13 horas para dar cuenta de la recuperación de la identidad de un nuevo nieto y “dar a conocer detalles de esta historia”.

Abuelas Plaza Mayo

✔@abuelasdifusion

Confirmamos la restitución del #Nieto130 y anunciamos conferencia para el jueves 13/06 a las 13 hs. En la sede Virrey Cevallos https://www.abuelas.org.ar/noticia/jueves-de-junio-conferencia-por-la-restitucion-del-nieto-1139 …

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17:27 – 10 jun. 2019 · Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina

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Abuelas de Plaza de Mayo informa que “el nieto 130 vive fuera de Capital Federal pero tiene la voluntad de estar presente durante el anuncio”, y es por eso la conferencia será recién el 13 de junio, en la sede de Abuelas, Virrey Cevallos 592, CABA.

“Agradecemos las muestras de afecto y felicidad -por esta tarea que se ha vuelto colectiva- y les pedimos paciencia y prudencia hasta el jueves, que estaremos en condiciones de brindar toda la información del caso”, concluye el comunicado.

Hace apenas dos meses Abuelas había dado a conocer la identidad de la nieta 129 que tuvo la particularidad de que su padre, Carlos Alberto Solsona, exmilitante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), sigue con vida ya que se había exiliado.

En la mañana de este lunes la presidente de Abuelas, Estela de Carlotto había adelantado en una entrevista con el programa radial Habrá Consecuencias que la organización estaba trabajando en “una buena noticia”.

“Vamos a mostrar algo que ya se encontró pero la prensa no ha tenido la oportunidad de estar al tanto de toda la información”, dijo y confirmó que se trataba del hallazgo de un nuevo nieto, aunque no brindó más detalles del caso ya que serán difundidos en la conferencia junto al protagonista de la historia.

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  Abuelas de Plaza de Mayo anunció

la restitución del nieto 130

11 de junio de 2019

El jueves, en una conferencia de prensa, se darán más detalles sobre el caso.

A través de su cuenta de Twitter, la organización Abuelas de Plaza de Mayo anunció la recuperación de la identidad de un nuevo nieto, el número 130 según informó la entidad de derechos humanos. “Confirmamos la restitución del Nieto 130 y anunciamos conferencia para el jueves 13/06 a las 13.00 en la sede Virrey Cevallos”, se dice en el tuit publicado este lunes por la entidad que preside Estela de Carlotto.

La organización de derechos humanos difundió un breve comunicado en el que dieron algunos detalles del nuevo hallazgo, informó Página 12. Adelantó que el nieto 130 vive a varios kilómetros de la ciudad de Buenos Aires “pero tiene la voluntad de estar cuando se haga el anuncio”, por eso la conferencia de prensa se realizará recién este jueves. “Agradecemos las muestras de afecto y felicidad por esta tarea que se ha vuelto colectiva, y les pedimos paciencia y prudencia hasta el jueves, que estaremos en condiciones de brindar toda la información del caso”, concluyó el comunicado de la organización.

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14 de junio de 2019

LAS ABUELAS PRESENTARON AL NIETO 130

“GRACIAS POR NO DEJAR DE BUSCARME”

“Yo quiero saber la verdad”, asegura Matías Darroux Mijalchuk en diálogo con PáginaI12. Desapareció junto a su madre cerca de la ESMA, cuando tenía casi cinco meses. Lo dejaron en la calle y fue adoptado. Ahora, abraza a los que lo buscaron por 40 años y trata de reconstruir su historia.

Por Ailín Bullentini

Para Matías Darroux Mijalchuk “los genes no son joda”. Tiene 41 años y hace tres, justamente, que la genética le confirmó un montón de sospechas. En 2016 supo que es hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, una pareja desaparecida en diciembre de 1977. Para entonces, él tenía casi  cinco meses y su mamá un embarazo incipiente. Pero poco y nada sabe de la historia de sus padres, de las circunstancias en las que fueron secuestrados, de dónde estuvieron encerrados ni cuál fue su destino. Por eso decidió sacar a la luz su historia: “Yo quiero saber la verdad sobre lo que les pasó, quiero saber si tengo un hermano o hermana. No es una necesidad de reconocimiento, es una necesidad de verdad”, explicó en una entrevista con este diario tras una conferencia de prensa en la que las Abuelas de Plaza de Mayo lo presentaron como el “nieto 130”.

  Matías supo desde siempre que quienes lo criaron eran sus padres adoptivos.

Me contaron que una señora me encontró de bebé en la calle, a unas cuadras de la Esma. Esta mujer me lleva a una comisaría de Nuñez y dice que me encontró en la calle, esquina de Ramallo y Grecia, en un Bebesit, cosa que para la época no era algo muy común. De hecho, mi tío biológico –Roberto Mijalchuk, un personaje central en la restitución de la identidad de Matías– cuenta que mi mamá siempre me llevaba en un mosiés, o sea que no se puede dar veracidad al relato de esta mujer respecto de si efectivamente me encontró como dijo o si fue parte involucrada en la desaparición de mis padres y le dijeron “llevá a este bebé a la comisaría y contá esta historia”. De ahí, creo que pasé por el Hospital de Niños y la Casa Cuna y al otro día ya estaba en tenencia con mi familia de crianza. 

Estela (de Carlotto) me dice que quizá no se respetaron los tiempos usuales en una adopción.

Lo que también supo desde siempre, él y los integrantes de ese clan de crianza, era que no encajaba. Y entonces la sospecha sobre su posible vínculo con desaparecidos empezó a integrar el universo de posibilidades.

–¿Por qué?

–Me crié en una familia más bien burguesa, tirando a la derecha y yo tenía ideas más tirado a la izquierda. Siempre discutía con mi abuelo de crianza y una de las frases con las que él terminaba esas discusiones era “querido, son los genes”. Pero también hubo otras cosas. Me fui a los 15 años de casa. En mi familia la duda estuvo siempre, era una duda cargada de certeza. En 2006 me presento voluntariamente y me da negativo y no lo podía creer. Luego me explicaron que el perfil genético de mi familia no estaba completo, que faltaba la cadena de mi familia paterna, que se consiguió después. Por eso recién en 2016 finalmente da positivo.

Conoció a Estela y a los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo Alan Iud y Pablo Lachener. Por esos días también conoció a hermanos y primos de Elena y de Juan Manuel –no le queda ningún abuelo o abuela vivo– que le aportaron lo que pudieron acerca de los aspectos más biográficos de las vidas de sus padres hasta que desaparecieron. Con Roberto Mijalchuk, el hermano de Elena, entabló un vínculo más profundo. A él le agradeció especialmente: “Gracias por no dejar de buscarme”, le dijo. Y él le contó, por ejemplo, que su mamá lo había llamado Javier Matías para que tuviera las iniciales de su papá, Juan Manuel. Pero no alcanzó para dibujar el perfil de sus padres, algo que tampoco logró esclarecer la causa judicial que se abrió no bien recuperó su identidad.

Entonces se formó un hueco en la historia.

–Más allá de anécdotas familiares, ¿qué parte del rompecabezas pudiste armar?

–No mucho más. Mis padres se convirtieron en dos fantasmas. Tenemos datos aislados, contradictorios. Para mí, uno de los datos que más fuerza tiene en relación a la posible militancia de mi madre es que si bien ella se llamaba Elena se hacía llamar Alicia y una característica muy común en la militancia de esa época era cambiarse los nombres, moverse con seudónimos. La parte de mi padre es más compleja porque había tenido instrucción militar, había trabajado en la Prefectura. Por ese lado, uno espera que el Estado desclasifique archivos, que la Marina entregue información, pero bueno. Y yo quiero saber la verdad sobre lo que les pasó. Quizá haya algún compañero de estudio o de trabajo de mis padres que no se anima a acercarse a la Justicia pero por lo menos sí a hablar conmigo para ayudarme a reconstruir la historia. Para mí está muy bien ordenado la frase Memoria, Verdad y Justicia por que los pasos se dan en ese orden. La memoria para que las cosas no se olviden; sobre esa memoria se reconstruye la verdad y recién después empieza la lucha por la Justicia. Hoy yo estoy en la lucha por mi verdad. Quiero saber qué pasó con mis padres y si tengo un hermano o hermana.

Elena y Juan Manuel desaparecieron a fines de 1977. En mayo de 1999, Roberto denunció la desaparición de su hermana embarazada, su cuñado y su sobrino. Mientras tanto, Matías vivía los últimos años de su adolescencia noventosa. “Soy de una generación criada con padres que insistieron en el “no te metás”, que era justamente lo que buscaron los militares: una población fácil de manejar, que no se involucre ni participe. Yo fui adolescente en la década del 90, en Capital Federal, en plena ilusión del uno a uno. Viví una militancia del rock, no política. Recién alrededor de mis 30 empecé a entender y en gran medida se lo debo a la década kirchnerista, cuando se volvió a hablar de política”, completó.

Siete años después, en 2006, y desde Córdoba, adonde se había mudado, se acercó a la filial provincial de Abuelas de Plaza de Mayo.

–¿Que te permitió pasar ese umbral y acercarte a Abuelas?

–La insistencia de personas a las que aprecio, valoro y respeto me llevó a la reflexión de “no podés ser tan egoísta” –su compañera Vanina y dos amigos– Estaba seguro de que tenía todo resuelto y de que confirmar esa información –que tenía vínculos con desaparecidos– no me iba a cambiar nada. Pero dejé de mirarme el ombligo y empecé a pensar en el otro. ¿Y si hay un otro que está sufriendo, angustiado, buscando hace tanto tiempo, esperando y vos no querés ir a darte un pinchazo en el dedo? Al final lo hice.

La primera cruza con las muestras en el Banco Nacional de Datos Genéticos dio negativa. Una década más tarde, con el perfil de Juan Manuel cargado, la compatibilidad fue del 99,9 por ciento. “Ahora sé que mi papá era asmático igual que yo, que soy parecido físicamente, que tengo el mismo tono de voz, que tengo el pelo de mi mamá. Todo eso también completa el autoconocerse, aporta a la verdad. Suma un montón”.

–¿Por qué visibilizarlo ahora?

–La causa judicial no avanzaba y había algunas puntas desde lo social que podían llegar a servir para tratar de averiguar, pero que al estar muy lejos (vive en Capilla del Monte) no podía aprovecharlos. Se me había ocurrido escribir mi historia y de mis padres y difundirla a través de las redes sociales para ver si podía dar con alguien que echara un poco de luz, encontrar conocidos de mis viejos. Estamos hablando de personas de 70 años más o menos, cada momento perdido es valioso e irrecuperable.

Así, decidieron con Abuelas anunciar su restitución y ahora Matías se encuentra expectante. Se quedará en suelo porteño al menos una semana más con la esperanza de que el efecto dominó en la circulación de información comience. “Lo que quiero es encontrar a alguien que me ayude a saber más. No es una necesidad de reconocimiento, es una necesidad de verdad”, aseguró.

–¿Creés que la visibilización de tu caso puede llegar a ayudar a otros a animarse a conocer sobre su origen?

–Sí. Y les pido que tomen conciencia social, que abran el corazón, que dejen de mirarse el ombligo, algo tan característico del argentino y en especial del porteño. No quiero hacer política, pero hay una frase que resume mucho la importancia de dar este paso: la patria es el otro. Pensá en el otro, pensá que esto es una búsqueda colectiva, no individual. Dentro de ella hay pequeñas causas individuales, pero la búsqueda es colectiva porque forma parte de la genética de nuestra nación, nuestra identidad como argentinos. Entonces, dale, no seas así.

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14 de junio de 2019

La historia de Javier Matías Darroux Mijalchuk

Quién es el nieto 130

El joven recuperado desapareció cuando tenía cuatro meses. Una mujer lo encontró en la calle y fue dado en adopción. Tenía dudas sobre su identidad y se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo.

Por Victoria Ginzberg

Javier Matías Darroux Mijalchuk desapareció cuando tenía casi cinco meses. Una carta le había dado esperanzas a Elena Mijalchuk, su mamá, de conseguir un dato sobre su marido, Juan Manuel Darroux, que había sido secuestrado unos días antes. Por eso fue al lugar que le habían indicado: la calle Pampa, entre Lugones y Figeroa Alcorta. Llevó a su hijo. Y su familia no supo nada más de ellos. El bebé fue luego adoptado. Según el expediente, había sido encontrado en la calle por una mujer que lo llevó a la comisaría. Matías sabe ahora que él era aquel bebé, sabe el nombre de sus padres y pudo conocer a su familia, pero aun tiene muchos huecos que quiere llenar. El mismo inició una búsqueda: la de la historia de sus padres y la de un posible hermano o hermana, porque su madre estaba embarazada. “Hoy las Abuelas le damos la bienvenida”, dijo ayer Estela Carlotto, sentada a su lado. Y entre aplausos: “Es un hermoso día”. Matías saludó y agradeció a todos los que contribuyeron para que pudiera recuperar su identidad, en especial a su tío, que nunca dejó de buscarlo: “Es difícil entender lo que él vivió, la alegría siempre es parcial, porque el hecho de encontrarme significa que nunca va a ver a su hermana”.

“Me resistía a acercarme a Abuelas porque estaba bien con quién era, o eso creía, pero a fines de 2006 entendí que si buscar mi identidad no era tan importante para mí no podía ser tan egoísta porque del otro lado podía haber personas buscándome”, dijo Matías. Luego mencionó a quienes lo acompañaron en ese camino: entre otros, a Claudia Carlotto, titular de la Comisión Nacional por el Derecho a La Identidad, al abogado Pablo Lachener, al fiscal Pablo Parenti, a muchos nietos y, claro, a las Abuelas. También hizo un llamado público a quienes creen que pueden ser hijos de desaparecidos: “Los invito a juntar coraje y acercarse a Abuelas. El derecho a la identidad no se negocia, no se abandona y no se olvida”.

Los padres

Juan Manuel Darroux trabajó en la Prefectura entre diciembre de 1961 y junio de 1966. Entre septiembre de 1969 y mayo de 1975 hizo tareas administrativas en la Universidad de Morón, donde conoció a Elena Mijalchuk, que estudiaba para contadora. Como contó Estela de Carlotto durante la conferencia de prensa, el 5 de agosto de 1977, en el Hospital Alemán de Capital Federal, nació Javier Matías. El nombre que más le gustaba a Elena era Matías, pero agregó Javier para que el niño llevara las mismas iniciales que su padre. Al poco tiempo, la mujer volvió a quedar embarazada. Se lo contó a su madre y a su hermano Roberto. Juan Manuel también se lo había mencionado a su medio hermano Raúl Venturelli.

Las últimas noticias sobre Juan Manuel llegaron a través de sus primos Luis Molina y Domingo Carmelo Graziadio, a principios de diciembre de 1977. Se habían encontrado con él en un bodegón en la localidad de Valentín Alsina y Juan Manuel le pidió a Domingo que lo acercara hasta Paraná y Panamericana, zona norte del conurbano. Domingo lo dejó allí pero como veía que su primo estaba preocupado, dio una vuelta y volvió a pasar por el lugar. Vio que Juan Manuel discutía acaloradamente con cuatro hombres que bajaron de una Chevy azul metalizada y lo presionaron para que suba al vehículo.

Juan Manuel no aparecía y Elena no sabía dónde buscarlo. Los últimos días de diciembre de 1977, Elena recibió primero una llamada y luego una carta en la que su marido le indicaba que debía ir a Pampa entre Lugones y Avenida Figueroa Alcorta, en Núñez. El 25 de diciembre, en casa de sus padres, mostró la carta a su familia y pidió que la acercaran con su hijo al lugar. Al día siguiente llevaron a Elena a la cita. Y esa fue la última vez que vieron a Elena y a su bebé. 

Cuarenta años más tarde, Roberto Mijalchuk recibió un llamado con el que le confirmaron que habían encontrado a su sobrino. Fue en un teléfono de línea que había dejado como referencia cuando denunció la desaparición de su hermana y que nunca dio de baja a la espera de esa noticia.

Javier Matías

Sin saber que era el hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, un joven se acercó a la filial de Abuelas de la provincia de Córdoba. Sabía que era adoptado. En su expediente decía que el 27 de diciembre de 1977 había sido encontrado por una mujer que caminaba por la calle, en la intersección de Ramallo y Grecia, a tres cuadras de la ESMA, y cerca de donde esa misma madrugada Elena había sido vista con su bebé por última vez. El niño fue dado en adopción a una familia de Buenos Aires y en 1999 se mudó a Córdoba, donde comenzó su búsqueda.

A fines de los 80 las familias Mijalchuk y Darroux pidieron a la Justicia la presunción de fallecimiento de Elena y Juan Manuel pero recién en mayo de 1999 Roberto Mijalchuk denunció la desaparición de su hermana embarazada, su cuñado y su sobrino. A partir de esa presentación, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad abrió un nuevo legajo y comenzó a investigar el caso. Las muestras de sangre de ambas familias se incorporaron al Banco Nacional de Datos Genéticos.

En octubre de 2016 el Banco informó que el perfil de un hombre coincidía con el de la familia Darroux Mijalchuk. Javier conoció a su familia. Pero no había datos sobre sus padres. Como a muchos desaparecidos, nadie los había visto en ningún centro clandestino de detención. Pero tampoco había información acerca de alguna actividad de militancia. La Conadi derivó el caso a la Unidad Fiscal Especializada para Casos de Apropiación de Niños para profundizar la investigación y eso demoró la comunicación pública de esta restitución. Todavía hay muchos huecos por llenar, muchas cosas que no se saben. Por eso ayer Matías pidió: “esperamos que alguien viendo las fotos de mis padres puedan acercar un dato, algo sobre ellos”.

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  ARGENTINA

13 de junio de 2019

Nieto 130: “La restitución de mi identidad

es un homenaje a mis padres, un símbolo

de memoria, verdad y justicia”

Este jueves se conoció la identidad del nieto 130 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo, se trata de Javier Matías Darroux Mijalchuk, hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, ambos desaparecidos en diciembre de 1977

La asociación Abuelas de Plaza de Mayo presentó este jueves al nieto 130, Javier Matías Darroux Mijalchuk, hijo de Elena Mijalchuk y Juan Manuel Darroux, desaparecidos en diciembre de 1977.

Javier Matías se acercó a la filial de Abuelas de Córdoba con dudas sobre su origen, impulsado por su pareja y amigos. Él sabía que era adoptado y en su acta de nacimiento figuraba que había sido encontrado por una mujer a 3 cuadras de la ESMA, cerca del lugar donde Elena Mijalchuk fue vista por última vez.

“Agradezco en primer lugar a mi tío Roberto que durante 40 años nunca bajó los brazos ni perdió la esperanza de encontrarnos con vida”, dijo Javier Matías al inicio de la conferencia y agregó: “gracias tío”, mirando a Roberto que estaba a su lado.

“Me resistía a acercarme a Abuelas porque estaba bien con quién era, o eso creía, pero a fines de 2006 entendí que si buscar mi identidad no era tan importante para mí no podía ser tan egoísta porque del otro lado podía haber personas buscándome”, explicó y aseguró que tomó una buena decisión y que su compañera y amigos tenían razón.

“Mi tío me buscaba hace 40 años. Sé que muchos pasan por una situación similar, entonces los invito a tomar coraje y acercarse a Abuelas”.

Sobre la enseñanza de Abuelas resaltó que “el derecho a la identidad no se negocia, no se abandona y no se olvida”.

Y resaltó “su incansable lucha, coraje y su inquebrantable militancia hacen posible que podamos sanar un poco todo el daño que hemos sufrido por parte del estado y las fuerzas armadas, que aun hoy siguen siendo cómplices con su silencio y su falta de arrepentimiento”.

“La restitución de mi identidad es para mi un homenaje a mis padres, una caricia en el alma, un símbolo de memoria verdad y justicia”, dijo y agregó que ese símbolo lo ve reflejado en su tío que “tras cuarenta años de búsqueda pudo decir ‘sos vos Javi’ y abrazarme como nunca nadie me abrazó ni podrá abrazarme nunca, las Abuelas son abrazos”.

El padre de Javier Matías era Juan Manuel Darroux, quien fue secuestrado a comienzos de diciembre de 1977. A las pocas semanas, su mamá recibió una carta que la convocaba a una cita. con la esperanza de conseguir información sobre su compañero, la mujer, embarazada de dos meses, concurrió con su pequeño hijo. Su familia no supo más nada”.

Hoy Javier Matías recuperó su identidad y ahora busca conocer que fue lo que pasó con su hermano o hermana.

Estela de Carlotto contó en la conferencia que su tío, Roberto Mijalchuk, recibió el llamado tan esperado a ese teléfono fijo que nunca había dado de baja. La Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) le comunicó que había encontrado a su sobrino y que podían reunirse. Matías Javier Darroux Mijalchuk conoció su origen y hoy las Abuelas le damos la bienvenida a esta enorme familia para restituirle su derecho a la identidad y contribuir a la reconstrucción de su historia”.

 

 

 

 

 

 

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