Argentina: dos artículos con referencia al pasado y presente de los militares

Dos artículos publicados, que muestran los movimientos de los militares actualmente en la Argentina, y un “escrache” sobre los militares de la dictadura, efectuado por el New York Times de los EEUU.

Un documental de Sean Mattison sobre “cómo avergonzar a un dictador”

Los escraches llegan al New York Times

12novembre 2020

El diario norteamericano The New York Times publicó un potente corto documental del cineasta Sean Mattison sobre los escraches en Argentina en los años noventa. La película se llama “Atención! Murderer Next Door” (¡Atención! Un asesino vive al lado) y se centra en los esfuerzos de los organismos de derechos humanos argentinos y en particular de HIJOS por llamar la atención sobre la impunidad a los genocidas.

El corto, de casi veinte minutos, se publicó en una sección del diario llamada OP-DOCS que sube a la web documentales de corta duración sobre temas políticos y sociales. Las películas son presentadas con un texto de sus directos, en este caso de Mattison, que lo tituló “Cómo avergonzar a un dictador”.

Mattison le explica al lector norteamericano que la dictadura argentina mató y desapareció a 30.000 personas con la mayor crueldad. En los años noventa, ante la falta de justicia, los organismos comenzaron a manifestarse frente a los lugares de trabajo y las viviendas de los genocidas para avergonzarlos y concientizar a los vecinos sobre a quién tenían en el barrio.

El director explica que esta técnica de acción directa pacífica se llama escrache, que traduce al inglés como “exposure”. Mattison termina su breve texto resaltando que ahora el escrache “es una herramienta importante para los militantes que buscan justicia en el mundo entero”.

En la película se ven varios escraches y sus protagonistas explican la justicia de sus acciones y lo pacífico de sus actos, concentradas en denunciar a los genocidas ante sus vecinos, avergonzarlos y marcas sus casas con pintura, roja “como la sangre de sus víctimas”. Es imposible no notar el tono educativo del video, que claramente quiere mostrar un modelo positivo de acción política para países como, por ejemplo, los Estados Unidos de Donald Trump.

El video puede verse entrando a este link:

https://www.nytimes.com/video/opinion/100000007380932/atencion-murderer-next-door.html?smid=pl-share

Se presentaron como una “nueva mesa de enlace” 

Una agrupación de uniformados retirados quiere incidir

sobre las políticas de defensa y seguridad

El ministro de Defensa, Agustín Rossi, calificó como “conspirador nato” al general retirado Ernesto Bossi, quien se presentó como vocero de la “Mesa de Encuentro”.

12 de noviembre de 2020

Por Fernando Cibeira

Un grupo de jefes militares y de fuerzas de seguridad retirados encabezados por el general Ernesto Bossi presentaron ayer la “Mesa de Encuentro Libertador General San Martín”, que buscan que se vea como algo similar a la Mesa de Enlace de las entidades agropecuarias, con la intención de expresar opiniones públicas sobre las políticas de defensa y seguridad. “Es una fenomenal operación política encabezada por un conspirador nato como es el general retirado Bossi, que ya conspiró en 2004 contra Néstor Kirchner”, evaluó el lanzamiento el ministro de Defensa, Agustín Rossi. El ministro destacó que el agrupamiento pretende mostrarse como una especie de conducción paralela de las Fuerzas Armadas, con lo que realmente apunta a desgastar a los jefes de las Fuerzas, a él mismo como responsable de las políticas de Defensa y, en última instancia, al propio presidente Alberto Fernández. “No es el rol del personal militar retirado presentarse en una agrupación de estas características, esto es una agrupación política”, afirmó Rossi en diálogo con PáginaI12

El llamativo agrupamiento hizo su presentación con un documento con tres “objetivos”: participar en el debate público y político sobre la defensa y la seguridad nacional; amalgamar a la “familia de los uniformados” y determinar intereses comunes y particulares de “cientos de miles de uniformados”. En declaraciones a diferentes medios, Bossi, quien llevó la voz cantante del agrupamiento, aseguró que la aparición no significaba “un desafío a la instituciones” ya que la conducción de las Fuerzas corresponde al personal en actividad, pero que eran “conscientes de las lecturas que se pueden generar”. 

Incluso, como anticipo, ya dejaron entrever la necesidad de “ablandar” los estrictos límites entre seguridad y defensa nacional. Los militares no pueden actuar en seguridad interior, algo que el actual gobierno reforzó a principios de año cuando derogó un decreto de Mauricio Macri que ampliaba el rango de acción de las Fuerzas Armadas en temas como narcotráfico, ciberseguridad y terrorismo. “No nos justificamos más. Es hora de hacernos escuchar”, desafiaron en el anuncio.

La “Mesa de Encuentro” está integrada por uniformados retirados vinculados a fundaciones o mutuales que son sostenidas por personal militar. Junto a Bossi, la integran el teniente general Claudio Pasqualini (Observatorio de Seguridad y Defensa), el general Sergio Fernández (Asociación Veteranos de Malvinas), el coronel José Francisco Guerrero (Mutual del Personal de Intendencias Militares), el general Daniel Reimundes (Sociedad Militar Seguros de Vida), el comandante general Ricardo Spadaro (Gendarmería Nacional), el suboficial mayor de la Armada Humberto Toloza (Círculo de Oficiales de Mar), el teniente general Ricardo Cundom (Fundación Criteria) y el comisario General de la Policía Bonaerense Pablo Bressi.

La referencia del ministro Rossi a la conspiración desbaratada por Néstor Kirchner en 2004 se remonta a una cena realizada en el Regimiento Patricios. revelada en aquel momento por PáginaI12, en la que apareció por sorpresa el entonces ministro de Defensa, José Pampuro, para indigestión de los comensales. Como ahora, Bossi y Raimundes manejaban la Sociedad Militar Seguros de Vida y reunieron a otros militares retirados con empresarios como el banquero Jorge Brito y algunos dirigentes políticos como los radicales Enrique “Coti” Nosiglia y Horacio Jaunarena y el director del diario La Nueva Provincia, Vicente Massot. “Ojo que no estamos conspirando”, le aseguró Nosiglia a Pampuro cuando entró. “Eso que decís me garantiza que sí”, le replicó el ministro, que irrumpió allí por orden de Kirchner, a quien le había llegado la información sobre el cónclave. La oportuna intervención del Gobierno impidió entonces que avanzara esa organización.

Por lo visto, 16 años después, Bossi y Raimundes siguen con las mismas intenciones. En el Ministerio de Defensa tienen identificado que la mutual Sociedad Militar funciona como permanente usina de rumores sobre las Fuerzas Armadas que difunden por cadenas de whatsapp, de mails o a través de las redes. “Desde la forma que se presenta hasta la denominación similar a la Mesa de Enlace tiene un contenido político fuertemente conspirativo”, advirtió ayer Rossi. Añadió que los primeros blancos de esa conspiración resultaban los jefes de las Fuerzas Armadas y del Estado Mayor Conjunto, dado que planteaban asumir sus funciones, como ser el reclamo por una mejora salarial de los uniformados o el acceso a la vivienda. Además, marcaba que todos los retirados de las Fuerzas Armadas -incluyendo los de la Mesa- cobraron este mes entre 25 y 30 mil pesos de aumento, gracias a la decisión presidencial de blanquear sumas no remunerativas. En la presentación de ayer no dijeron nada al respecto.

Eso era en lo referido al aspecto gremial. Pero, subrayaba, también plantearon diferencias en cuanto a la política de Defensa, por lo que los objetivos conspirativos y de desgaste abarcaban además su rol como ministro y al del presidente de la Nación como comandante en jefe de las Fuerzas y quien en última instancia decide las políticas del área. “Tienen un objetivo de desgaste, sin ninguna duda. No es el rol del personal militar retirado presentarse en una agrupación de estas características. Esto es una grupación política financiada por asociaciones mutuales de las Fuerzas Armadas. Hay personas con las que tengo buena relación como el general Cundom, que fue jefe del Ejército. Pero está allí representando a una fundación que es una pantalla de las empresas de seguridad que maneja el militar retirado Jorge Tito”, reveló Rossi. 

El ministro se mostró confiado en que la flamante Mesa no tendrá mayor predicamento dentro de las filas de militares activos, dado que sus integrantes ya pasaron por los puestos de conducción. Por ejemplo, Bossi fue jefe durante el gobierno de Carlos Menem, “que fue cuando más se deterioró el salario militar”, aseguraban en Defensa. Pasqualini ocupó la jefatura del Ejército hasta febrero. “Lo que no hicieron como jefes lo quieren conseguir como retirados,  implícitamente descalificando a la actual jefatura y financiándose con mutuales y fundaciones que sostiene el personal militar. No creo que eso sea bien recibido dentro de las Fuerzas Armadas”, concluía Rossi. 

 El Gobierno entre la pandemia, el fin del IFE y el FMI

Cómo abortó la Mesa de Enlace militar

El inesperado debut y despedida de militares y policías retirados que pretendían reactivar el lobby castrense en la misma semana en que llegó la delegación de Fondo. Las críticas por el fin del IFE y el ATP y la decisión de tratar el martes próximo el aporte extraordinario de las grandes fortunas

13 de noviembre de 2020 · 

Por Luis Bruschtein

La única foto que el fracasado lobby de militares y policías retirados llegó a distribuir. 

Entre la maraña de la actualidad apareció el fantasma remendado del yéneral Videla, más la negociación siempre farragosa con el FMI, sumado al anuncio (por muchos descartado) sobre la discusión parlamentaria del aporte de las grandes fortunas, y las críticas por el fin del IFE y la ATP, más el supuesto final de la política de precios cuidados, con el gobierno favorecido y elevado por la apoteótica gesta boliviana. El gran recipiente mundial de semejante ensalada es la epidemia que ha reventado las economías, la inminente llegada de las vacunas y una elección grotesca en la principal potencia planetaria en la que el presidente perdedor no quiere reconocer al opositor que le ganó.

La Mesa de Enlace de los generales retirados duró menos de 24 horas. La advertencia del ministro de Defensa Agustín Rossi les pegó en la línea de flotación cuando anunció que la conspiración no sería financiada con dinero del Estado. Por lo menos seis de los organismos que aparecían referenciados en las notas de Clarín y La Nación se corrieron rápidamente. Todas reciben importantes aportes del erario público.

En los artículos periodísticos de presentación del organismo quedaba manifiesta la vieja herencia del militarismo que reclama ser reconocido como poder fáctico. “Nosotros queremos representar ante la sociedad el pensamiento de los cuadros de las Fuerzas de Defensa y de Seguridad”.

El que representa a las fuerzas militares ante la sociedad es el Presidente. Y los que representan a esas fuerzas ante el Presidente son los jefes en actividad. Es una representación profesional, no política. Lo que quedó en evidencia fue la intención de reemplazar esa cúpula profesional por una representación política que ellos se autoarrogan.

El intento abortado se montó sobre la inercia del conflicto de la policía bonaerense. Los voceros oficiosos en estas situaciones fueron efectivos separados de la fuerza, algunos con graves acusaciones. Pero en la mayoría de los casos eran militantes macristas. Lo mismo sucede con los altos oficiales retirados de la Mesa: son referentes del menemismo o el macrismo.

Supuestos defensores de la soberanía han sido parte de gobiernos que consolidaron la dependencia económica con el FMI. Como parte de la herencia militar de la dictadura, fueron educados como brazo militar de las grandes corporaciones que en otras épocas los sumaban a sus directorios.

Pese a que ya pasaron a retiro las promociones que se formaron en la dictadura y que las nuevas realidades se mezclaron en el pensamiento militar, la vertiente autoritaria y corporativa sigue latente y es convocada por estos discursos reaccionarios.

La reunión de los militares retirados se produjo la misma semana cuando comenzaba la negociación con el FMI.

Al mismo tiempo se cambió del aislamiento preventivo al distanciamiento sanitario. Se terminó la cuarentena y se abrieron permisos para la industria y el comercio con protocolos preventivos.

En ese contexto, se anunció que se suspendía el IFE y las ATP. El primero asistía a más de ocho millones de trabajadores independientes que no podían trabajar por la cuarentena. Los segundos completaban los salarios de casi tres millones de trabajadores de empresas cuya actividad quedaba muy restringida.

La supresión del IFE, sobre todo, creó mucha preocupación en los movimientos sociales. El argumento del gobierno tiene lógica: fue una hereramienta que se creó para atenuar el efecto de una cuarentena estricta y pierde sentido cuando se levanta esa medida sanitaria.

En la realidad, al declararse la cuarentena, el trabajador perdió su actividad en forma inmediata, sea vendedor ambulante, pintor o plomero. Pero cuando se levanta la cuarentena no la retoma tan rápido, sino que empieza un lento proceso de recuperación.

El programa de ATP para completar el salario será reemplazado por el Repro II, para empresas que muestren un saldo negativo con relación al año anterior. Son situaciones delicadas porque no se pueden administrar por decreto, esas realidades no cambian de un día para el otro aunque tiendan a mejorar con la superación de la pandemia.

La pandemia relativiza todas las cifras de la macroeconomía. La experiencia del fuerte rebrote del virus en Europa indicaría que las aperturas que se han decidido tendrían aquí el mismo efecto si no llegara la vacuna. Los números macro del Presupuesto estiman un déficit del 4,5, una inflación anual del 29 por ciento y un crecimiento del 5 por ciento del PBI.

Si hubiera un rebrote, esos números serían imposibles y las dificultades mucho peores que en la primera etapa de la pandemia. Esto se repite en todo el mundo, que espera ansiosamente la llegada del remedio. Las disquisiciones esotéricas sobre la epidemia y las vacunas parecen un mecanismo de evasión de esta realidad amenazante. La otra es la salida a lo Bolsonaro: “tenemos que dejar de actuar como una sociedad de maricas y aceptar que todos nos vamos a morir en algún momento”.

Y si llega la vacuna, también es difícil medir el tiempo de recuperación. La caída del PBI por la pandemia fue de 9 puntos, o sea que la recuperación de 5 puntos sitúa a la actividad económica a fines del 2021, a la mitad de la que había antes de la pandemia.

En eso tiene razón la oposición al decir que el presupuesto es demasiado impreciso y ambiguo. Porque cualquier número que diga en el marco de la pandemia sólo puede ser tomado como indicador o referencia.

La enfermedad mundial introduce un factor muy grande de imprevistos. Eso quiere decir también que el efecto de cada peso que el gobierno ponga de un lado o saque del otro tendrá una certeza muy acotada, porque también la disposición de fondos lo es. La salida de la pandemia es una problemática de medición permanente hasta que la economía genere su propia inercia de crecimiento.

Pero de la misma manera la pandemia condiciona el debate de estos temas. No se trata de reclamar, eliminar o decretar medidas definitivas, sino de regular de manera fina un proceso que se va a desarrollar en forma progresiva. Es obvio que la negociación con el FMI se tiene que sostener en ese argumento. El Fondo no puede exigir la suspensión de estas ayudas en plena pandemia.

Pero el gobierno tendrá que decidir el retiro progresivo de estas ayudas de emergencia sólo en la medida que la pandemia retroceda. Es una situación de equilibrio muy delicado. Porque la economía se recuperará en gran medida con el aumento de la demanda que implica más trabajo y más salario y sin las limitaciones sanitarias de emergencia.

Si estas decisiones se sacan del contexto complejo en el que se están produciendo, se puede llegar a conclusiones equivocadas. No se trata de cerrar el debate sobre temas necesarios, sino de ponerlo en el contexto en que se producen.

A muchos sorprendió el anuncio sobre el aporte extraordinario de las grandes fortunas porque ya daban por descontado que había sido negociado con el FMI o con la AEA. Explicaciones que no provenían de ninguno de los principales impulsores del proyecto, Carlos Heller, Máximo Kirchner y Hugo Yasky, sino de lógicas más alejadas del proceso real.

Precios regulados nunca fue precios congelados. Se descongelan, pero la regulación se mantiene, aunque es cierto que congelados o regulados, los precios aumentaron introduciendo otro factor de incertidumbre.

En este océano de problemas, el gobierno encontró un oasis con el triunfo del MAS en Bolivia. Y quedó comprobado que actuar en defensa de los principios, aunque en algún momento parezca una quijotada, tiene su recompensa.