Chile: desde ayer a la política de hoy

Presentamos una serie de artículos que reflejan de la política de ayer y hoy en Chile

 Las memorias de una de las secretarias privadas del líder chileno

“Allende estaría muy decepcionado de la política chilena”

La socióloga Patricia Espejo por primera vez expone sus memorias del período. Dolorosas, críticas del contexto y absolutamente leales al histórico presidente que hace 50 años asumió el poder, el texto es un documento sobre un hombre que sigue siendo un modelo de liderazgo.

01 de diciembre de 2020 

Por Juan Carlos Ramírez Figueroa

En noviembre de 1970, Salvador Allende asumió como presidente en Chile iniciando la llamada “vía chilena al socialismo” o una revolución democrática “con empanada y vino tinto”. Fue interrumpida tres años después con un golpe militar teledirigido desde Estados Unidos por el gobierno de Richard Nixon, como recientes documentos desclasificados confirman una vez más. Días antes del comienzo de esta etapa, la socióloga Patricia Espejo Brain recibió una llamada de Beatriz “Tati” Allende, médica e hija del presidente para que se integrara el gobierno como secretaria. Juntas trabajaban en la cátedra de salud pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en el Hospital del Tórax. Sin más ceremonia, llegó a La Moneda junto a Blanca Mediano, también socióloga, para formar parte de la Secretaría Privada. Lo primero que hizo fue comenzar a llamar a los sindicatos y movimientos de mujeres para invitarlos a la primera cena que el presidente ofrecería celebrando la llegada al gobierno.

Así comienza Allende Inédito  (Aguilar, 2020) las memorias de una mujer que reconoce en su departamento frente a la Plaza Ñuñoa, que mientras las escribía —en jornadas que llegaban a durar 18 horas— debía detenerse a tomar agua porque sentía que se iba a poner a llorar. “Recordar me produjo una sensación de mucha tristeza y nostalgia por el presidente y el equipo. Pero también por la forma de ser de esa época, la entrega y solidaridad. Esas cosas se me ahondaron aun más. Fue doloroso”.

El libro está dividido en doce capítulos que avanzan por la “interna” de la UP, la estresante gira de Fidel Castro (que se extendió casi un mes, superando lo contemplado), la soledad de un presidente en un Chile intervenido por la derecha, Estados Unidos y las propias disputas sobre el uso de la violencia de los partidos de su coalición, el Golpe de 1973, el exilio inmediato en Cuba y —esto es importante— el Estallido Social de octubre de 2019 que, entre otras cosas, se materializó en un plebiscito donde se aprobó cambiar la Constitución de 1980 establecida por Pinochet en Dictadura. “A pesar de todo soy optimista. El liderazgo del Doctor —siempre le dije así— es como si hubiera despertado en estas nuevas generaciones que salen a la calle. En esos chicos yo si que confío”.

EL ATENTADO QUE NO FUE

Espejo combina magistralmente la contingencia política del momento con anécdotas entrañables del presidente chileno como su pasión por los westerns o el buen vestir, con hitos que ella vivió en primera persona como en julio de 1971 cuando se nacionalizó el cobre y Allende encargó a Jorge Arrate, entonces presidente de la Corporación del Cobre, que avisara al embajador de Estados Unidos que no se pagaría indemnización. “Yo me tapaba la boca entre nervios y felicidad. Y el Doctor se asomaba por una puerta y cuando le corta le dice: ¡Bravo! ¡Hoy el sueldo de Chile es el cobre!”.

También revela el ritual de sus siestas de exactos diez minutos tras el almuerzo, donde se acostaba con pijama en un sofá cama instalado por Miriam Contreras, la “Payita”, su secretaría privada. Una vez, no contestó a la puerta, lo que asustó al equipo. Allende lanzó “una enorme carcajada” y les dijo: “Se asustaron, pero no se preocupen, hay Chicho para rato”. Tati, que ocupa gran espacio y aprecio en estas memorias, se enojó, recuerda la autora, ante su sentido de humor que funcionaba como una forma de aliviar un período donde la amenaza de un atentado siempre estuvo presente.

“Todas las semanas encontrábamos micrófonos escondidos. Y hay algo que no aparece en el libro: el intento de asesinato el 20 de agosto de 1973 ¡Una primicia!”, exclama Espejo. “El Doctor viajó a Chillán para un homenaje a O`Higgins y lo hizo en helicóptero. Todos le dijimos que no, porque viajando ahí no existe la posibilidad de defenderse. Pero dijo que tenía que ir rápido a dar un discurso y luego volver. Un informante nos llamó por teléfono avisándonos del atentado para cuando regresara. Piensa que en esa época no había servicios de inteligencia. Eran amigos, momios (gente de derecha), conocidos. La Paya nos avisó cuando volvíamos del almuerzo y logramos a puro teléfono ubicarlo a través de una red de contactos y decirle que no se vaya en helicóptero. De Santiago fueron autos del GAP (Grupo de Amigos Personales) del presidente a buscarlo”.

“NADIE SABÍA NI DISPARAR”

—Usted es crítica del apoyo de los partidos de la Unidad Popular a su gobierno.

—Las discrepancias comenzaron rápidamente. El presidente se reunía cada quince días con los presidentes del partido en un salón grande de La Moneda, pero éstos empezaron a mandar a sustitutos. Era algo bien desagradable porque eso impedía tomar decisiones rápidas ya que nos decían: “oh, es que tengo que consultarlo con el partido”. Con el que tuvo más relaciones políticas fue con el PC y el PS. Con estos últimos tuvo grandes problemas. Y era su propio partido. Por otro lado, el MAPU se fue dividiendo y el doctor ya no tomaba mucho en cuenta esas rencillas.

—¿No había tiempo?

—¡Todos los días teníamos la posibilidad del golpe!

La secretaria cuenta que con quien Allende tuvo muchos problemas fue con Carlos Altamirano, secretario general del PS fallecido en 2019. El personaje, celebre por sus discursos y posición radicalizada, encabezaba la lista de los más buscados por la dictadura inmediatamente después de ocurrido el golpe. Incluso llegó a decir en un libro de entrevistas con la periodista Patricia Politzer en 1990: “En el Chile de hoy, el sentido común establece, de manera definitiva, que Altamirano es el responsable del golpe militar y del fracaso de la Unidad Popular, y no hay nadie que esté dispuesto a meditar al respecto, porque mientras yo sea el gran culpable, todos los demás pueden dormir tranquilos”.

“Conversé bastante con él antes de morirse. Estaba bastante lúcido. Yo le dije: Nunca te he echado la culpa, pero andabas llamando a combatir armado y no había ni pistolas. Pienso que fue poco riguroso ya que hablaba de llevar adelante una revolución mas hacia la ultraizquierda y no hacía hincapié en que el proyecto de Allende y de la UP era una revolución democrática, a la chilena, con “empanada y vino tinto”. Los llamados de Altamirano (PS) de Garretón (MAPU) y también del MIR hicieron que la derecha y la DC actuaran con mayor fuerza para abortar el proyecto de Allende. El PC fue mas cauteloso y mas comprometido con la UP”.

—En el libro usted cuenta que nadie sabía disparar.

El Doctor no lo habría permitido. Muchos de los que lucharon el día del golpe no sabían disparar, eran médicos y tampoco había armas. Solo un pequeño grupo del Gap pudo combatir y algunas de las armas eran de carabineros (Guardia de Palacio) que las abandonaron cuando se plegaron al golpe.

Espejo, que tras el Golpe se exilió en Cuba y luego en Venezuela, regresando a Chile en 2002 (lo que da para otro libro) aun se estremece de recordar cómo Fidel Castro respetó la vía pacífica de Allende al punto de no entregar armas desde Cuba a Chile sin su consentimiento. “Me sigue sorprendiendo cuando la derecha habla de que habían diez mil guerrilleros cubanos y la izquierda no se defiende. ¡No hay ninguna prueba concreta de eso!”.

—Usted habla de dos grandes desilusiones. La del viaje a Rusia, pero la más grande, la muerte de Zoila Rosa Ovalle, su “Mama Rosa”.

—Vamos por orden. El Doctor viajó a Rusia confiado en el peso que supuestamente tenía el PC en ese país. Aunque reconozco que ese partido fue el más serio de todo, quizá pecamos de ingenuos porque la URSS no ofreció ayuda. Y ahí vimos que era el final. No teníamos como salir adelante. Sobre su “Mama Rosa”. Ella fue quien lo crió. Su mama de leche, quien lo amamantó porque eso se usaba en ese tiempo. El Doctor estaba muy afectado por las personas humildes, afectuosas y con necesidades. Él siempre estuvo pendiente de su situación y cuando enfermó iba a verla todos los días al hospital. Estaba cayéndose el gobierno, el país y él lo dejó todo por verla. Nunca lo vi más triste que cuando ella falleció.

—Y se puso la capa de doctor, que usaba siempre para los momentos importantes.

El había ejercido la medicina durante unos años. Dado su perfil político solo lo habían contratado para realizar autopsias en el Hospital Van Buren de Valparaíso. Allí, decía, había aprendido lo que era la pobreza y el dolor del ser humano.En esos tiempos los médicos usaban una capa azul cuando cubrían turnos de noche o hacía frio, para él la medicina había marcado su vida y la capa era un recuerdo de esos años. Recordé que en momentos difíciles se la volvía a a poner, tal vez sentía más de cerca a su pueblo y de lo difícil que era lograr avanzar en búsqueda de la dignidad que pretendía alcanzar para Chile. Nosotros, sabíamos que algo complicado estaba pasando, cuando se ponía su capa, era como su protección amigable, cercana que lo abrazaba.

El golpe la encontró bajando hacia La Moneda, tras recibir informaciones inquietantes sobre la sublevación de la marina. El centro estaba militarizado. Dice que sentía que ya no podía hacer nada. Sus amigos, familia, el Doctor daban vuelta en su cabeza. El sueño había terminado, de momento al menos.

El libro está disponible en: https://www.megustaleer.cl/libros/allende-indito/MCL-008427

El regreso de la prisión política masiva

En todo Chile hay

presos-rehenes por la revuelta

por Ignacio Vidaurrázaga Manríquez 

extracto

Todo comienza en una estación de Metro con un salto de torniquetes por un grupo de adolescentes, a los pocos días todo se ha multiplicado. Adolescentes desprovistos de los miedos y las marcas del terror de sus padres y abuelas. Horas después miles de personas salen a las calles, es un viernes de octubre. Durante la madrugada siguen sucediendo decenas, centenares y miles de expresiones de protesta social. Hay fuego y violencia y rabia, cómo no, si es un estallido. Todo ocurre en simultáneo sin la pauta de ningún aparato secreto de extranjeros con acento venezolano o cubano, tampoco es una invasión alienígena. El presidente dice que hay guerra y la declara. Estado de sitio y toque de queda, bala y bala. Pero, todo es más simple: un pueblo agota su paciencia.

En los siguientes días eso se habrá extendido por todo el país y se producirán concentraciones sin oradores y millones de personas. Pronto se producirán muertes, mutilaciones y detenciones de varios millares hasta ser 30 mil o quizás muchos más. Durante seis meses el estallido, revuelta o protesta tendrá muy diversas intensidades pero no cederá. Ni siquiera con el cronograma de una Nueva Constitución. Finalmente, sólo la peor pandemia en una centuria logrará aplacar momentáneamente esos meses de revuelta.

En ese marco, el juez chileno, Daniel Urrutia, reconoció públicamente que la represión a la revuelta ha traído de nuevo la “prisión política”. Los números son imprecisos, no cuadran y además se mueven todas las semanas, incluso con nuevos procesados y nuevas condenas. Un cálculo posible refiere a unos 300 encarcelados y varios centenares en medidas cautelares de diversa naturaleza. Desde ya los familiares y redes trabajan en conformar un catastro confiable que también incluya a las mujeres detenidas, que en su inmensa mayoría están con medidas cautelares.

Las muertes, mutilaciones oculares, abusos y violaciones, han sido documentadas por informes oficiales de instituciones chilenas e internacionales. Informes locales consignan más de un millar de agentes del Estado en proceso. Pero pocos refieren uno de los “saldos” del estallido social: la de quienes hoy en Chile constituyen desde Arica hasta Punta Arenas los “presos políticos” de la revuelta y que algunas organizaciones califican como “rehenes”.

Sus familiares, redes de apoyo y sus abogados más allá de la legitima euforia del triunfo del 25 de octubre, tienen el gusto amargo de no poder visitar a sus familiares, a veces ni siquiera poder enviarles una encomienda, o peor aún enterarse de intentos de suicidio o de golpizas por gendarmes. O estar atentos en qué momento se contagian de Covid.

Para el próximo 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, ya está convocada una jornada nacional por la libertad de estas personas.

Arica
El abogado Antonio Raveau Drouilly puntualiza “en tanto defensa de Roberto Saavedra hemos presentado un Recurso de Nulidad ante la Corte Suprema, que fue aceptado a tramitación, solicitando la nulidad del juicio y la sentencia condenatoria. Es preciso destacar la utilización de agentes encubiertos por parte de Carabineros sin las autorizaciones exigidas por la ley, así como múltiples diligencias de investigación que se habrían realizado en exceso de las atribuciones legales de la policía. Ellos no pueden actuar sin orden de un fiscal, incluso el empleo de agentes encubiertos tiene protocolos establecidos”.

Iquique un intento de suicidio
De los acontecimientos ocurridos dentro de las cárceles del país donde hay presos del estallido, el intento de suicidio del 3 de noviembre por parte del joven Diego Alejandro Contreras Bustos, de 20 años, condenado por un tribunal de Iquique a 3 años y 1 día acusado de arrojar un artefacto incendiario, es una de las situaciones más dramáticas. Hasta el momento se desconoce el apoyo en salud mental existente para Contreras y además que ahí hay al menos otros cuatro detenidos por similares circunstancias.

Antofagasta: el tren de Luksic
Teresa Monardes representa la Agrupación por la Memoria Histórica Providencia de Antofagasta que tempranamente decidió hacerse observadores de Derechos Humanos e incluso procurar defensas letradas para los detenidos. “En Nudo Uribe -la cárcel- hay 18 personas en prisión preventiva; los condenados en libertad y que tienen medida cautelar son unos 10 más, además existen 4 menores de 18 años en el Sename y hay un condenado por porte de elemento incendiario a 3 años y un día de prisión efectiva. Todos son varones y algunos arriesgan hasta 12 años de condena”.

En Antofagasta ocurren situaciones que no ocultan la confluencia de propósitos entre el gobierno, las policías y algunas grandes empresas, como Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia FCAB, del Grupo Luksic. La abogada defensora Karina Ibarra se pregunta: “¿Cómo es posible que FCAB sea querellante en todas las causas donde hay procesados, más allá de la especifica de su vagón quemado? ¡Y lo más increíble es que los tribunales les dejen!”

La misma abogada antofagastina remarca un aspecto de fondo “convengamos que todo lo que está ocurriendo es un juicio político de criminalización de la protesta, de criminalización de la denominada Primera Línea, procesos que están plagados de graves vulneraciones a las garantías procesales. En lo relativo a las defensas plantearemos la nulidad de estos procesamientos por existir pruebas ilícitas”.

En Antofagasta, han incautado en manifestaciones y en las casas de sus reporteros filmaciones a integrantes de Prensa OPAL que después fueron utilizadas como medios de prueba.

Según Teresa Monarde en Antofagasta hay mucha sensibilidad respecto a la existencia de los detenidos, “y es el resultado de la unidad y la persistencia de las familias, y de las instancias que se han creado como la Coordinadora Anticarcelaria “Pampa Libre” y nosotros la “Agrupación Providencia”.

La Serena: el Covid todo justifica
Como lo señala Sebastián Rivas, exdetenido durante el estallido, hoy con arresto domiciliario y vocero de la Agrupación de Familiares y Amigos de Prisioneros Políticos -OFAPP-: “las denuncias por tortura y malos tratos por parte de (…)

Caso Colombo: absuelven a 60 ex agentes de la

DINA por secuestro de 16 víctimas

 

Entre los favorecidos por esta sentencia se encuentran ex agentes como Pedro Espinoza, Miguel Krassnoff Martchenko, Ricardo Lawrence y Basclay Zapata.

 30 noviembre 2020

 La Corte de Apelaciones de Santiago dictó fallo de segunda instancia en el Episodio Operación Colombo, proceso en que se investigaron numerosos secuestros calificados de 16 militantes de izquierda, mayoritariamente del MIR, ejecutados por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, ocurridos entre el 17 de junio de 1974 y 6 de enero de 1975.

 El fallo que fue pronunciado por los ministros Juan Cristóbal Mera, Mireya López y abogado integrante don Jaime Guerrero, revocó y modificó sustancialmente la sentencia de primera instancia, dictada por el magistrado en visita Hernán Crisosto Greisse.

 De esta manera se absuelve a 30 agentes de la DINA que habían sido condenados como cómplices. Así, también, 31 agentes condenados como autores fueron absueltos. Finalmente, los condenados por la sentencia de segunda instancia suman 42 agentes de la DINA, de los cuales ninguno cumplirá en cárcel, pues todos vienen siendo beneficiados con la libertad vigilada o remisión condicional de la pena.

 Quedan favorecidos entre otros agentes, César Manríquez, Pedro Espinoza, Miguel Krasnoff y Raúl Iturriaga Neumann, todos ellos venían siendo condenados a penas de 20 años de presidio en el fallo del Ministro Crisosto, las cuales quedaron reducidas a cuatro años, con libertad vigilada

 El resto de los sentenciados, en su mayoría, fueron sancionados por la Corte de Apelaciones a tres años y un día, con libertad vigilada, en circunstancias que el ministro en visita les había asignado una pena de 13 años de presidio, sin beneficio. Se trata de los ex miembros de la DINA Fernando Lauriani Maturana, Gerardo Godoy García, Ricardo Lawrence Mires, Ciro Torré Sáez, Manuel Carevic Cubillos, Rosa Humilde Ramos, Hermon Alfaro Mundaca, Nelson Paz Bustamante, José Aravena Ruiz, Claudio Pacheco Fernández, Nelson Ortiz Vignolo, José Ojeda Obando, Hugo Hernández Valle, Juan Urbina Cáceres, Manuel Rivas Díaz, Rissiere Altez España, Daniel Cancino Varas, Alfredo Moya Tejeda, Gerardo Meza Acuña, Manuel Avendaño González, Raúl Rodríguez Ponte, Francisco Maximiliano Ferrer Lima, Gerardo Urrich González, Sergio Castillo González, Teresa Osorio Navarro, José Fuentes Torres, Pedro Alfaro Fernández, Hiro Álvarez Vega, Gustavo Carumán Soto, Orlando Torrejón Gatica, Enrique Gutiérrez Rubilar, Luis Videla Insunza, Osvaldo Pulgar Gallardo, José Yévenes Vergara Olegario González Moreno, Orlando Manzo Durán , Basclay Zapata Reyes, Samuel Fuenzalida Devia.

 El fundamento de esta rebaja sustancial de las penas y que dejó a todos los condenados sin tener que cumplir en la cárcel es la aplicación de la atenuante de la irreprochable conducta anterior y de la media prescripción, siendo Jaime Guerrero, abogado integrante, quien se manifestara disidente al respecto.

 Para el abogado querellante, Nelson Caucoto, este fallo “constituye una seria y profunda involución en materia de derechos humanos, violentándose principios de la proporcionalidad de la pena y la garantía de no repetición a las que se encuentra sujeto nuestro país, en el marco del derecho internacional de los Derecho Humanos”.

 El jurista expresó que “nos resulta inaceptable un fallo de esta naturaleza, que afecta tan directamente a los familiares de las víctimas, que han confiado ciegamente en la acción de la Justicia, durante 45 años, para que, finalmente, esa profunda y anhelada aspiración se esfume de golpe con un fallo como este”.

 Caucoto agregó “La opinión pública coincidirá con nosotros cuando decimos que se violenta el sentido común y el sentimiento de justicia, cuando acreditados 16 secuestros calificados, no existe ninguna condena de cárcel efectiva. ¿Qué valor se asigna a la vida de estos 16 chilenos que fueron secuestrados y hechos desaparecer por una dictadura brutal, y que los mantiene hasta hoy sin saber dónde se encuentran o donde fueron dejados sus restos? En qué pie queda la garantía de no repetición, que obliga a Chile en el concierto internacional. Se puede secuestrar y hacer desaparecer a decenas de víctimas y quedar en libertad. Eso es impunidad, pura y dura”.

 Para Nelson Caucoto, este fallo debe constituir una señal de alerta para el mundo de los Derechos Humanos, las agrupaciones de víctimas y el País, en general.

 La Operación Colombo fue un gran operativo de inteligencia de la DINA, que intentó hacer aparecer como abatidas en el exterior a 119 personas secuestradas en Chile, las que habrían perecido luego de enfrentarse entre ellos. Este montaje comunicacional fue desbaratado años después, a través de las investigaciones judiciales, demostrándose como una gran mentira implementada por la Dictadura.

 Este proceso investigó la suerte de 16 de esas 119 víctimas. Se trata de Francisco Aedo Carrasco, Jorge Elías Andrónicos Antequera, Juan Carlos Andrónicos Antequera, Jaime Buzio Lorca, Mario Calderón Tapia, Cecilia Castro Salvadores, Rodolfo Espejo Gómez, Agustín Fioraso Chau, Gregorio Gaete Farías, Mauricio Jorquera Encina, Isidro Pizarro Meniconi, Marcos Quiñones Lembach, Sergio Reyes Navarrete, Ida Vera Almarza, Juan Carlos Rodríguez Araya y Jilberto Urbina Pizarro.

 EL PERIODISTA

Polémica sentencia en caso Colombo: 60 ex agentes de la DINA quedan

absueltos del secuestro de 16 militantes de izquierda

Entre los agentes beneficiados con esta resolución se encuentra César Manríquez, Pedro Espinoza, Miguel Krassnoff y Raúl Iturriaga Neumann

 30 Noviembre, 2020 

La Octava sala del tribunal de alzada capitalino revocó y modificó sustancialmente la sentencia de primera instancia y absolvió a 30 agentes de la DINA que venían condenados como cómplices y a otros 31 que estaban condenados como autores del secuestro de 16 militantes de izquierda, ejecutados por agentes de la DINA, entre 1974 y 1975. Y pese a la gran cantidad de condenados en este proceso, 42 ex agentes, ninguno irá a la cárcel.

Entre los agentes beneficiados con esta resolución se encuentra César Manríquez, Pedro Espinoza, Miguel Krassnoff y Raúl Iturriaga Neumann

La Corte de Apelaciones de Santiago dictó fallo de segunda instancia en el Episodio Operación Colombo, proceso en que se investigaron numerosos secuestros calificados de 16 militantes de izquierda, mayoritariamente MIR, ejecutados por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, ocurridos entre el 17 de junio de 1974 y 6 de enero de 1975.

El fallo que fue pronunciado por los ministros Juan Cristóbal Mera, Mireya López y abogado integrante don Jaime Guerrero, revocó y modificó sustancialmente la sentencia de primera instancia dictada por el magistrado en visita Hernán Crisosto Greisse.

De esta manera se absuelve a 30 agentes de DINA que venían condenados como cómplices. De otra parte 31 agentes condenados como autores fueron absueltos. Finalmente los condenados por la sentencia de segunda instancia suman 42 agentes DINA, de los cuales ninguno cumplirá en cárcel, pues todos vienen beneficiados con la libertad vigilada o remisión condicional de la pena.

Quedan favorecidos entre otros agentes, César Manríquez, Pedro Espinoza, Miguel Krassnoff y Raúl Iturriaga Neumann, todos ellos venían condenados a penas de 20 años de presidio en el fallo del Ministro Crisosto, y quedaron reducidas a 4 años, con libertad vigilada.

El resto de los sentenciados en su mayoría fueron sancionados por la Corte de Apelaciones a 3 años y un día, con libertad vigilada, en circunstancias que el ministro en visita les había asignado una pena de 13 años de presidio, sin beneficio. Se trata de los ex miembros de la DINA Fernando Lauriani Maturana, Gerardo Godoy García, Ricardo Lawrence Mires, Ciro Torré Sáez, Manuel Carevic Cubillos, Rosa Humilde Ramos, Hermon Alfaro Mundaca, Nelson Paz Bustamante, José Aravena Ruiz, Claudio Pacheco Fernández, Nelson Ortiz Vignolo, José Ojeda Obando, Hugo Hernández Valle, Juan Urbina Cáceres, Manuel Rivas Diaz, Rissiere Altez España, Daniel Cancino Varas, Alfredo Moya Tejeda, Gerardo Meza Acuña, Manuel Avendaño González, Raúl Rodríguez Ponte, Francisco Maximiliano Ferrer Lima, Gerardo Urrich González, Sergio Castillo González, Teresa Osorio Navarro, José Fuentes Torres, Pedro Alfaro Fernández, Hiro Alvarez Vega, Gustavo Carumán Soto, Orlando Torrejón Gatica, Enrique Gutierrez Rubilar, Luis Videla Insunza, Osvaldo Pulgar Gallardo, José Yévenes Vergara Olegario González Moreno, Orlando Manzo Durán , Basclay Zapata Reyes, Samuel Fuenzalida Devia.

El fundamento de esta rebaja sustancial de las penas y que dejó a todos los condenados sin tener que cumplir en la cárcel es la aplicación a todos ellos de la atenuante de la irreprochable conducta anterior y de la media prescripción, siendo Jaime Guerrero, abogado integrante, quien se manifestara disidente al respecto.

Para el abogado querellante Nelson Caucoto, este fallo “constituye una seria y profunda involución en materia de derechos humanos, violentándose principios de la proporcionalidad de la pena y la garantía de no repetición a las que se encuentra sujeto nuestro país en el marco del derecho internacional de los DDHH”.

El jurista expresa que “Nos resulta inaceptable un fallo de esta naturaleza, que afecta tan directamente a los familiares de las víctimas, que han confiado ciegamente en la acción de la justicia durante 45 años, para que finalmente esa profunda y anhelada aspiración se esfume de golpe con un fallo como éste”, sostiene Caucoto, agregando que “la opinión pública coincidirá con nosotros cuando decimos que se violenta el sentido común y el sentimiento de justicia, cuando acreditados 16 secuestros calificados, no existe ninguna condena de cárcel efectiva. ¿Qué valor se asigna a la vida de estos 16 chilenos que fueron secuestrados y hechos desaparecer por una dictadura brutal, y que los mantiene hasta hoy sin saber dónde se encuentran o donde fueron dejados sus restos ?. En qué pie queda la garantía de no repetición que obliga a Chile en el concierto internacional. Se puede secuestrar y hacer desaparecer a decenas de víctimas y quedar en libertad. Eso es impunidad, pura y dura”.

Para Caucoto este fallo debe constituir una señal de alerta para el mundo de los derechos humanos, las agrupaciones de víctimas y el país en general.

La Operación Colombo fue una gran operación de inteligencia de la DINA, que intentó hacer aparecer como abatidas en el exterior a 119 personas secuestradas en Chile por la DINA, las que habrían perecido luego de enfrentarse entre ellos. Este montaje comunicacional fue desbaratado años después a través de las investigaciones judiciales, demostrándose como una gran mentira implementada por la dictadura.

Este proceso investigó la suerte de 16 de esas 119 víctimas. Se trata de Francisco Aedo Carrasco, Jorge Elías Andrónicos Antequera, Juan Carlos Andrónicos Antequera, Jaime Buzio Lorca, Mario Calderón Tapia, Cecilia Castro Salvadores, Rodolfo Espejo Gómez, Agustín Fioraso Chau, Gregorio Gaete Farías, Mauricio Jorquera Encina, Isidro Pizarro Meniconi, Marcos Quiñones Lembach, Sergio Reyes Navarrete, Ida Vera Almarza, Juan Carlos Rodríguez Araya y Jilberto Urbina Pizarro.

Fuente: ADPrensa