Por esto, “premiaron” a Amodio?

Acaso es por este reportaje a un personaje más que ambiguo como Amodio Pérez, que la Justicia uruguaya le ha pagado mas de 100 mil dólares por ” prisión endebida”?, vale preguntarse.

SERÉ CURIOSO

Amodio Pérez: “Semproni y Agazzi

sí salieron a la calle

a señalar tupamaros”

Dice que los traidores fueron los que lo acusan de traidor. Que Mujica alimentó un pacto de silencio y Agazzi delató tupas en la calle.

01.08.2019 

Por César Bianchi

Héctor Amodío Pérez baja a abrir la puerta de calle del edificio en Pocitos. Saluda y nos dirigimos al ascensor, prácticamente en silencio. Es un hombre de 81 años que no derrocha palabras. Ya no se nota en él la vitalidad de sus años mozos, cuando la prensa y la Policía -según él- trazaron sobre él un perfil épico de guerrillero osado y audaz. Pamplinas, nada de eso, “ni aguerrido ni valiente”, dice, sí un buen organizador, disciplinado, de grupos de acción desde la dirección del MLN.

La ocurrencia era apenas el preludio de una leyenda negra que en 1972 comenzaría a cernirse sobre él. Amodío -Amodio para todos, a esta altura- fue desde entonces la personificación de la traición, el culpable de haber delatado a tupamaros -sus excompañeros de armas-, incluso vestido de militar y en las calles, con infames señalamientos. Estuvo más de 40 años exiliado en España y con identidad falsa, hasta que en 2013 sintió la necesidad de hacer conocer su versión de los hechos y empezó a enviar cartas a algunos medios de prensa.

Luego lo conocido: la entrevista de Gabriel Pereyra donde da la cara, su venida a Uruguay (con pasaje de regreso al día siguiente) para presentar un libro, su detención y procesamiento por la jueza Julia Staricco por presunta colaboración con los militares para la detención y tortura de personas, las diatribas de sus excompañeros del MLN, muchos de ellos devenidos en políticos y gobernantes, su defensa minuciosa en libros (Palabra de Amodio y Condenado, preso político en democracia, ambos de 2015), la prisión domiciliaria y lo último: la indemnización por más de dos millones de pesos que recibirá por prisión indebida.

Amodio, el arrojado guerrillero de armas tomar a fines de los 60, es ahora un octogenario que quiere reivindicar su nombre, y no se decide entre volver a Madrid con la familia que dejó o quedarse en Uruguay con otra porción de sus afectos. Sí tiene otras certezas: que no tiene patria, que Mujica, Fernández Huidobro y otros sí fueron delatores, que el expresidente Mujica, incluso, mantiene un pacto de silencio con los militares, que el difunto exlegislador Víctor Semproni y el exsenador y ministro tupamaro Ernesto Agazzi sí salieron a la calle a señalar excompañeros, que al Ñato la jugada le salió mal y no se pudo enterar, que el Frente Amplio de izquierda no tiene nada y que José Nino Gavazzo dice la verdad, porque ya está jugado. Como él.

-Usted fue uno de los fundadores del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), luego estuvo en la dirección de la misma. ¿Por qué se hizo tupamaro? ¿Qué lo llevó a tomar las armas?

-Porque queríamos cambiar la sociedad. Hacer la revolución social y política en el Uruguay. Y los resultados muestran que no pudimos. Teníamos cerrada la vía electoral, por la existencia de la Ley de Lemas, ley por la cual sólo podían acumular votos dentro del mismo lema los partidos tradicionales. Y la izquierda quedaba fuera de las posibilidades legales. Por eso elegimos la ilegalidad.

-¿Con quién se juntó en aquel momento para dar nacimiento al MLN?

-Fuimos muchos… Se formó en principio lo que se llamó El Coordinador, con gente del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), de la Federación Anarquista, gente escindida del MRO (Movimiento Revolucionario Oriental), otros veníamos del Partido Socialista, había gente que venía de la Juventud Comunista…

-¿Qué rol tenía en el MLN? Usted tenía responsabilidades…

-En el MLN fui un miembro de base durante mucho tiempo, un compañero más, hasta que en el año 1968, después de prácticamente cinco años de militancia, se me incorpora a la dirección en el lugar de Julio Marenales, que había sido detenido unos días antes.

-…era visto como un hombre aguerrido, valiente, de armas tomar.

-No, esa es la leyenda, eso es falso. Ni fui valiente ni fui aguerrido; fui un hombre organizado y organizador, creador de equipos de trabajo, eso sí lo reconozco, y creo que mi único gran mérito fue haber sabido formar equipos de trabajo desde la dirección.

-¿Quiénes y por qué crearon una leyenda sobre usted?

-Había que hacer una leyenda épica de la historia. En ese momento la prensa me dio mucho bombo, porque yo aparecía incluso en acciones que jamás había participado. Siempre me identificaban a mí o a (Raúl) Bidegain. Y él y yo nunca participamos juntos de nada, ni siquiera de la fuga de Punta Carretas. Y sin embargo, aparecíamos siempre los dos en la prensa, pasara la que pasara. La leyenda del valiente y aguerrido la inventa la prensa, parte de la Policía… porque había que explicar los fracasos, porque se habla de los éxitos parciales del comisario (Alejandro) Otero, que sí nos dio algunos golpes, pero Otero nunca pudo con el MLN: Otero nunca aplicó los métodos que aplicaron los militares, me refiero a la tortura.

-¿Cuáles fueron, por esos años, los grandes aciertos del MLN?

-La propaganda armada, la denuncia de la corrupción (la financiera Monty, el Banco Francés-Italiano) y después las fugas nos dieron mucho prestigio. Hay que ver que el MLN organizó cuatro fugas, dos de la Cárcel de Mujeres y dos del Penal de Punta Carretas. Pero lo que más honró nuestra misión fue la propaganda armada, la denuncia de la corrupción política.

-Después usted empezó a discrepar con las decisiones del MLN, y con sus decisiones estratégicas…

-Estratégicas y tácticas. Mis discrepancias empiezan en agosto de 1970 con la negociación por los secuestrados, el famoso Plan Satán. Cuando el MLN tuvo secuestrado a Dan Mitrione (NdeR: exagente del FBI, actuaba como asesor en seguridad de Estados Unidos en América Latina), a Días Gomide (cónsul brasileño), a Claude Fly (técnico agrario norteamericano). Lo que habíamos acordado era que íbamos a pedir el rescate por un número reducido de compañeros, 15 o 20, entre hombres y mujeres. Y un día (Raúl “Bebe”) Sendic se descuelga pidiendo el canje por la totalidad de los presos políticos. Eran casi un millar de presos, porque englobaba los presos por las medidas prontas de seguridad. Eso era un disparate, porque dejaba al gobierno sin salida. O sea que nosotros mismos hicimos fracasar la negociación. Incluso está en los libros, los libros con la versión oficial, que se encargaron de montar la falsa historia, entre ellos el de (Clara) Aldrighi y Sergio Israel, donde reconocen que el gobierno de (Jorge) Pacheco Areco estuvo más que en la cuerda floja y se estuvo buscando un acuerdo para bajar las pretensiones del MLN, y simultáneamente se produjo la caída de la dirección del MLN en la calle Almería. Eso, claro, fortaleció al gobierno de Pacheco.

Mi discrepancia está en que creí que era un disparate pedir la liberación de todos los presos políticos. Fue la violación de un acuerdo… Esa fue la primera discrepancia.

“Habíamos acordado pedir el rescate por un número reducido de compañeros, 15 o 20. Y un día (el “Bebe”) Sendic se descuelga pidiendo el canje por todos los presos políticos. Eran casi un millar de presos. Eso era un disparate, porque dejaba al gobierno sin salida. Nosotros hicimos fracasar la negociación”

-También tuvo un fuerte cruce con Julio Marenales respecto al uso de armas…

-Esa fue una discusión con Marenales y Sendic a principios del mes de mayo de 1972, cuando el MLN prácticamente estaba desarbolado. Yo propuse replegarnos, desaparecer de la calle, para intentar preservar lo que quedaba, que era muy poco. Y ellos dijeron que no, que había que seguir pa’ adelante. Entonces pregunté con qué armas íbamos a seguir, porque no había armas, y Marenales me respondió: “Si no hay armas, pelearemos con granadas”. Yo le pregunté “¿y los locales?”, porque tampoco teníamos, y me dice: “Bueno, pelearemos desde las cloacas”, lo cual era otro disparate.

-Usted, después de ser detenido ese mismo 1972, termina transando con los militares, gestionando un salvoconducto, para usted y su pareja, la también guerrillera Alicia Rey Morales, para poder huir a España. ¿En qué consistió esa negociación?

-Cuando yo fui detenido el 23 de mayo del año 72, ante las amenazas de recibir la tortura por parte de las Fuerzas Armadas, cuando me mandan al plantón yo tenía 50 pastillas de Valium y creía que con 50 pastillas de Valium me quitaba la vida. Me las tomé, y se ve que en el plantón me caí, me llevaron a la enfermería, y el médico, Colombo, me hizo un lavado de estómago, y evitó mi muerte. Es ahí que me entero que el capitán Carlos Calcagno era pariente mío, lejano pero pariente al fin, y le había prometido a mi familia que yo no iba a ser torturado bajo ningún concepto. Incluso le había dicho a mi familia que si yo caía en otra unidad, él me iba a solicitar para la suya, pero dio la casualidad que fui a parar ahí en el (Batallón) Florida, donde él estaba prestando servicio.

Después que yo tengo ese intento de suicidio, el teniente Méndez -no recuerdo el nombre-, que era el enlace con el jefe de la región I en el Batallón Florida, el general (Esteban) Cristi, me propone un pacto similar al que el Ejército había llegado con Mario Píriz Budes.

-¿En qué consistía ese pacto?

-“Vos nos das la información que tengas, nosotros te sacamos del país. El Tino (Píriz Budes) ya no está en Uruguay”, me dijeron en ese momento. Hoy sé que sí estuvo varios meses preso aquí, protegido también, como estuve protegido yo. Me dio a leer las declaraciones de Píriz Budes, me dio a leer las declaraciones de (Mauricio) Rosencof, de (Jorge) Manera, del “Ñato” (Eleuterio) Fernández Huidobro, de (Adolfo) Wassem, todos ellos detenidos antes que yo, y yo le dije: “¿Qué querés que te dé, si aquí está todo?” “Me interesan las vinculaciones con los políticos”, me dijo. “Aquí están”, le dije. Estaban vinculados (Rodney) Arismendi, Wilson Ferreira, Héctor Gutiérrez Ruiz, Enrique Erro, incluso algunos políticos que yo desconocía que estaban vinculados al MLN como Alba Roballo y Zelmar Michelini. Yo en ese momento no lo sabía. Entonces, ellos insisten, hasta que yo en determinado momento, decido aceptar el pacto, porque el 15 de junio de 1972 el negro Wassem pide una entrevista conmigo y me dice: “Negro, yo ya asumí la mía, pero el cabeza de turco sos vos”. Se refería a la condena de muerte (del MLN) por la caída de la “cárcel del pueblo”. Entonces, es ahí que yo le digo a Méndez: “No me queda otra salida que aceptar el pacto”. Y le ordené los papeles de la OCOA (Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas). Lo que yo digo “ordenar los papeles”…

-¿Qué viene a ser “ordenar los papeles”?

-Era hacer una lista fundamental de los locales que ya habían caído, y que a pesar de ya estar en poder de las FFAA, locales que ya habían desvalijado y se habían llevado todo lo que de útil había, se seguían como locales a perseguir por parte de otras unidades. Eso provocó enfrentamientos entre distintas unidades de las FFAA, porque la misma información la perseguían, ponele, un batallón de la Fuerza Aérea, otro del Fusna, y así. Como iban todos de particular, se tiroteaban entre ellos. Y se dieron después esas muertes y esos enfrentamientos como enfrentamientos contra tupamaros, cuando fue entre ellos.

Yo les hago la lista esa de los locales (del MLN) que ya habían caído, y les hago una lista de gente que ya estaba presa, pero seguía estando requerida. Entonces, se seguía torturando a gente para encontrar a Juan Gómez, y resulta que Juan Gómez llevaba cinco meses preso en un cuartel en Rivera o Salto. Esa fue mi labor.

-Usted asegura que no salió a la calle a señalar tupamaros….

-No… Cuando el MLN se entera, porque el negro Wassem se lo dijo a todo el mundo, cuando la condena por la caída de la “cárcel del pueblo” pierde valor, porque no tenía razón de ser, como había que encontrar un culpable de la debacle, se me inventaron otras cosas. El MLN sabe quiénes salieron a la calle. Algunos fueron diputados y senadores.

“El MLN sabe quiénes sí salieron a la calle (a señalar tupamaros). Algunos fueron diputados y senadores. Semproni es uno, Agazzi es otro. Marrero, vestido de soldado, se hizo pasar por mí. No fue necesario que yo delatara a nadie. Otros se encargaron de hacerlo: Píriz Budes, Rosencof, Mujica, el Ñato”

– Usted insiste que nunca delató a nadie, pero sí sabe de más de uno que sí colaboró y delató tupamaros. ¿A quiénes se refiere?

-(El fallecido legislador Víctor) Semproni es uno. (El ex senador y ex ministro de Ganadería, dirigente del MPP, Ernesto) Agazzi es otro. Lo de Semproni ya lo han dicho otros, cuando Semproni estaba vivo, y no recuerdo que él haya salido a negarlo. Lo dijo antes Asdrúbal Pereyra, uno de los detenidos en la calle Almería en 1972. Incluso, él dijo que Semproni salió conduciendo un vehículo militar… En el libro “Marenales, diálogos con el dirigente histórico tupamaro” que escribió (Sergio) Márquez, el mismo Marenales dice: “Hay que ver lo que hizo (Donato) Marrero”, pero no dice lo que hizo Marrero… No lo dice, pero yo sé lo que hizo Marrero.

-¿Qué hizo Marrero?

-Marrero fue uno de los que se hizo pasar, vestido de soldado, por Amodio Pérez. Se hizo pasar por mí. Yo publiqué en mi Facebook una foto actual de Marrero, y la foto de Marrero del año 72 ha desaparecido de todos los archivos. Está vivo, vive acá en Montevideo.

No fue necesario que yo delatara a nadie. Otros se encargaron de hacerlo: Píriz Budes, Rosencof, Mujica, el Ñato… Todos ellos se encargaron de identificar tupamaros.

-¿Cómo es eso? Recién me dijo que los delatores en la calle fueron Semproni y Agazzi…

-Esos salieron a la calle. El Ñato no tuvo necesidad de salir a la calle a señalar. Mujica, cuando lo detuvieron, entregó toda la gente que conocía del Cerro y el Paso de la Arena. Lo he dicho en varias oportunidades. El Ñato entregó a toda la gente de la Columna 70, que no formaba parte directa del MLN, fue el encargado de negociar con los militares la rendición incondicional. Fue el encargado de discutir con Sendic, Marenales y Engler la conveniencia de rendirse, de entregarse, porque iban a ser tratados con benevolencia.

-¿Todos transaron, entonces?

-No, Sendic no quiso transar. Y entonces, ¿qué hizo el MLN con el Ñato a la cabeza? Le quitó la gente, le hizo detener a la gente que en ese momento seguía la línea de Sendic de no entregarse.

-Usted sabe que se lo ha acusado de señalamientos, de colaborar con los militares, de traidor, en definitiva… Se dijo que se lo vio vestido de soldado patrullando las calles junto a otros militares, señalando tupamaros para su detención.

-Patrullando no, vestido de militar sí porque nos vestían de militar. Yo como todos, está reconocido. (El ex tupamaro) Julio Listre, cuando las declaraciones por mi procesamiento, reconoce que a todos se los vestía de militares, y los sacaban vestidos de militares a la calle.

-Se lo acusó de quedarse con las libras de Mailhos que nunca se encontraron, también se lo acusó de delatar la dirección de “la cárcel del pueblo”, donde estaban detenidos los secuestrados por el MLN. Después se supo que fue entregada por Adolfo Wassem…

-Exactamente. Cosa a la cual se le ha dado muy poca repercusión. ¿Alguien recuerda las palabras de Marenales reconociendo que fue Wassem quien entregó “la cárcel del pueblo”? En el imaginario colectivo quedó como que fui yo. Una vez que se divulga la bomba, desmentirla nunca tiene el mismo valor.

-¿Qué es ser traidor, para usted?

-En este momento es una palabra que está muy devaluada, porque hoy se le llama traidor a quien cambia de opinión. Y cambiar de opinión es lícito y debe ser aceptado, porque las personas evolucionamos o involucionamos, dependiendo de qué lado se mire.

-¿Y cuándo cambió de opinión usted, respecto al MLN?

-Con el paso de los años. Pero en aquel momento lo único que hice fue salvar mi vida, pero seguía con los mismos ideales de lucha… Viendo cómo se desarrollaron los acontecimientos, conociendo la historia, me he dado cuenta que el traicionado he sido yo.

-¿Quién lo traicionó?

-El resto del MLN, que me acusó falsamente. Porque además sabían que la acusación era falsa. Los delatores fueron quienes me acusan falsamente.

-Al informativo de Carve le dijo que José Mujica sigue colaborando con los militares, manteniendo el pacto de silencio. ¿Cómo es eso?

-Mantener el pacto de silencio es no decir que en el año 1990, más o menos, una delegación del MLN se reunió con una delegación de las FFAA y acordaron guardar silencio mutuo sobre las respectivas actuaciones. Después del pacto del Club Naval se empezó a movilizar un sector de la opinión pública para derogar la ley de impunidad. Entonces, el MLN le prometió a determinados elementos de las FFAA que el MLN no iba a hacer absolutamente nada en contra de ellos. Y si vas a la actualidad, ves que el MLN no reclama por sus muertos y sus desaparecidos. Son otras fuerzas las que reclaman, gente del PVP, gente del PCU. El MLN no reclama nada. Del lado de los militares la contrapartida era: no divulgar el comportamiento de los supuestos héroes de la resistencia del MLN… El Ñato, Rosencof, Mujica, no revelar el comportamiento que tuvieron en prisión.

“Mujica mantuvo el pacto de silencio. Me refiero a no decir que en el año 90 una delegación del MLN se reunió con una delegación de las FFAA y acordaron guardar silencio mutuo sobre las respectivas actuaciones. Si vas a la actualidad, el MLN no reclama sus muertos y sus desaparecidos. Son otras fuerzas las que reclaman, gente del PVP, del PCU. El MLN no reclama nada”

-Ya que los nombra, ¿vio la película La noche de 12 años, que narra las condiciones en las que estuvieron detenidos tres de los nueve rehenes?

-No la vi. No me interesa. Me la conozco. No sé lo que se cuenta, pero sé que lo que se cuenta es falso. O no es totalmente real. Está todo muy exagerado, porque forma parte de la leyenda.

-Tras casi 40 años alejado del país, y de hecho, se desconocía su paradero o incluso si estaba vivo, en julio de 2013 usted decide dar la cara y concedió aquella recordada entrevista en Madrid a Gabriel Pereyra para El Observador y VTV. Días antes usted había enviado cartas a distintos diarios, hasta que El Observador retoma el guante y le envía preguntas…

-…Yo le escribí cartas a El PaísBrechaLa Diaria y La República. No le mandé nada a El Observador. Pero se le despertó la inquietud y publicó un cuestionario de 15 preguntas para que yo respondiera, se las respondí, le mandé un mail a El Observador y a través de esa comunicación surgió la posibilidad de hablar por teléfono, y con el tiempo él me planteó la posibilidad de hacer una entrevista y le dije que sí.

-¿Qué lo motivó hace seis años a volver a la luz pública? ¿Tenía atragantada su verdad y necesitaba decirla?

-Precisamente, reivindicarme, hacer lo que estoy haciendo ahora. Hacer lo que no había podido hacer en los 40 años anteriores.

-¿Y por qué no lo hizo antes?

-Porque no pude. Yo quería mantener el nombre que estaba usando en España fuera del conocimiento general (NdeR: Walter Salvador Correa), por lo tanto tenía que publicar o desmentir a través de otra persona, y no encontré quien quisiera hacerlo. En el 2013 decidí jugármela, dije “Si me identifican, que me identifiquen”.

-¿A qué se dedicó en España, durante su estadía de más de cuatro décadas?

-Artes gráficas. Fui empleado en una imprenta, después llegué a ser el encargado del taller de esa imprenta, después monté mi propia empresa, siempre en lo mismo, hasta que me fui especializando en lo que en España se llama pre-impresión, que es todo lo que tiene que ver con la confección de material para revisión de libros, revistas, diarios, etcétera. Y terminé siendo corrector de estilo y tipográfico.

-Muchas de esas habilidades las había aprendido acá en Uruguay, en el diario BP Color

-Algunas de esas cosas, sí. Mi trabajo en BP Color me facilitó mi ingreso laboral en España, porque cuando yo llegué se estaba produciendo un cambio tecnológico de la tipografía al offset, y acá BP Colorfue el primer diario impreso en offset y a color.

-Llegó a Montevideo en agosto de 2015 para presentar un libro. ¿Era consciente de que lo iban a estar esperando y la Justicia podría juzgarlo?

-No, porque no tenía ninguna requisitoria. A mí se me inventa una circunstancia que no tenía nada que ver conmigo, para retenerme. Tenía el pasaje de vuelta para el otro día de presentar el libro. Venía por 24 horas nomás… El único ataque que temí fue por mi vida, por eso se montó una custodia especial. Fue mi único pedido.

-Entonces, usted temía un ataque por parte de sus excompañeros, no un fallo judicial en su contra…

-Claro, yo temía que alguien quisiera ejecutar la sentencia del MLN. La Justicia no tenía nada. Además, me valía la amnistía, la misma amnistía que había valido para los demás.

-Usted recibió dos denuncias por supuestas complicidades con los militares, ya en dictadura, y facilitar así la detención y tortura de otros tupamaros. Fue procesado con prisión el 14 de setiembre de 2015 como presunto autor responsable de “reiterados delitos de privación de libertad especialmente agravados”. Un año después, el 9 de setiembre de 2016, el Tribunal de Apelaciones revocó el fallo y ordenó su libertad. Perola fiscal Estela Llorente solicitó un “recurso de casación” para que se estudiara el fallo del Tribunal y se definiera si la conducta de Amodio calificaba como delito de lesa humanidad, con lo cual el delito no prescribiría nunca. ¿Usted se sintió perseguido por la Justicia, por algún fiscal, o por políticos ex-tupamaros?

-Por supuesto que me sentí perseguido por tupamaros. Desde mi llegada, tal como se presenta la denuncia en el juzgado de 14° turno, que presentó el Dr. Grille, una denuncia por participación en torturas, sin pruebas, y sobre esa base se inició el procesamiento. Hubo presión de gente del MLN, es más: en el Archivo Cámpora hay una carta que firma un abogado, Artucio (no recuerdo el nombre), donde dice: “Tenemos que ganar tiempo, retenerlo”, entre otras cosas. Yo tengo una copia de esa carta. Y hay un informe del MLN que no dice a quién va dirigido, pero que casualmente tiene las mismas preguntas que el fiscal que actuó en el juzgado de 14° turno me hizo en el interrogatorio.

-Usted está denunciando connivencia entre ex-dirigentes del MLN, y miembros de la Justicia…

-Por supuesto. El informe ese que le decía lo filma (David) Cámpora y pone su domicilio, número de teléfono… Claro que hubo connivencia entre miembros del MLN y la Justicia.

-¿Y la Justicia se dejó presionar, entonces?

-Siguió la corriente. ¿Quién, en ese momento, podía creer lo que decía Amodio Pérez, o lo que venía a decir? En ese momento, el clamor popular era que Amodio era un traidor.

“Claro que hubo connivencia entre miembros del MLN y la Justicia. La Justicia siguió la corriente. ¿Quién, en ese momento, podía creer lo que decía Amodio Pérez, o lo que venía a decir? En ese momento, el clamor popular era que Amodio era un traidor”

-Ha dicho que los autores intelectuales son “los Mujica, los Bonomi, los Topolansky, los Rosencof”. ¿Cree que fue un acto de venganza o revanchismo?

-Por supuesto. Venganza y revanchismo. Yo creo que hoy están arrepentidos de haber sido los autores intelectuales de mi procesamiento. El otro día lo dijo (el periodista) Alfredo García, que ha sido un portavoz oficial y oficioso, de las opiniones del MLN o el MPP. Dijo que “lamentablemente, me retuvieron aquí, y entonces yo he desparramado” todo lo que estoy desparramando, que lo mejor hubiera sido dejarme ir. Eso lo dije yo en un primer momento. Si me hubieran dejado ir, a la semana nadie se hubiera acordado de mí. Sin embargo, me tuvieron aquí dos años, y en esos dos años yo profundicé mi conocimiento sobre la historia interna del MLN, y hoy estoy es posesión de mucha información, que todavía no se conoce… y la iremos proporcionando en la medida que vayamos confirmando cosas.

-¿Cosas que todavía no se saben?

-O se están sabiendo… El tema de las tupabandas, por ejemplo. Eso se archivó. Ahora, aparece un señor (Jorge Rodríguez Casanova) que dice que él fue participante, y abunda en detalles que ya se sabían, como el asalto a la Junta Departamental, pero que se había mantenido en secreto porque no había forma de documentarlo. Ahora aparece alguien que dice que fue así y lo cuenta.

-Hace unos días apuntó directamente al fallecido Fernández Huidobro, en entrevista con Informativo Carve. Dijo: “Lamento que Fernández Huidobro no se haya enterado de que su jugada contra mí, le salió mal. Al final de la historia se verá quien fue el traidor y quien el chivo expiatorio”.

-Claro, porque él fue el traidor y yo el chivo expiatorio. Su traición es de lo que se me acusa a mí: haber entregado compañeros. Esa fue una. Y luego otra traición es, siendo ministro (de Defensa), haber dejado de lado los preceptos por los cuales él llegó a ministro. Él y Mujica dejaron de lado todo. Antes que yo lo llamaron traidor quienes fueron sus aliados: (Jorge) Zabalza, el primero. Pero Zabalza fue aliado del Ñato en la creación de la historia falsa.

-¿Qué opinión tiene de Zabalza?

-Está profundamente equivocada en seguir manteniendo la posibilidad de una rebelión, como le llama él ahora (ya no dice revolución); está profundamente equivocado en decir que es lícito que partidos políticos, supuestamente defensores del pueblo, realicen asaltos para financiarse (Seré Curioso a Jorge Zabalza). Eso a nadie le llama la atención, nadie se cuestiona… Será porque está enfermo y dirán “pobre hombre”. Hay cosas que no se pueden decir impunemente; él las está diciendo y pasan como quien oye llover.

-¿De qué ha vivido estos últimos cuatro años en Uruguay, descontando el tiempo que estuvo preso? ¿Cómo ha logrado sobrevivir?

-Ayuda de familiares y ayuda de amigos. Este apartamento no es mío, he podido alquilar este apartamento, porque hay gente que me paga el alquiler. He intentado trabajar, y la jubilación me ha servido para mantener a mi familia en España.

-Mientras estuvo acá, ¿qué pasó con su empresa en Madrid?

-Quebró. Empezó a facturar cada vez menos, hasta que al final no daba ni para vivir. Eso fue hace dos años, casi.

-Sus abogados dijeron que, además, no pudo asistir al velorio de un hijo que murió repentinamente. ¿De qué falleció?

-Daniel falleció de un síncope, tenía 56 años. Murió de un momento a otro, que yo supiera no tenía ninguna enfermedad. Yo tenía excelente relación con él.

-¿Él conocía toda su peripecia en Uruguay?

-Sí, por supuesto. Ya había trabajado conmigo, vivió conmigo, se había vuelto a Uruguay, se había vuelto a casar, volvió a España con su nueva esposa y su hijo, mi nieto… Y tengo otro hijo, de 44 años.

-¿Cómo se llama?

-Me lo guardo… Vive en España.

-¿A qué se dedica él?

-Me lo guardo.

-¿Él también conoce toda su peripecia?

-No, no quiso conocerla. Con su madre, cuanto tenía 15 años, le quisimos contar quiénes eran sus padres y no quiso. Dijo que le alcanzaba con saber que somos sus padres, lo que habíamos hecho por él, y nada más. Hoy creo que conoce mucho más mi historia, porque ha seguido todo por la prensa y por internet.

-El juez de los Contencioso Administrativo condenó a la Suprema Corte de Justicia a pagarle a usted 7.000 pesos por cada uno de los 24 días usted estuvo preso en Cárcel Central y 6.000 diarios por cada día que estuvo en arresto domiciliario. Son casi 2.200.000 pesos, unos 100.000 dólares. ¿Se hizo justicia, de algún modo?

-Todo el mundo me dice que el fallo es netamente favorable. Yo creo que no, porque 100.000 dólares de reparación no cubre las pérdidas materiales de mi familia en España. La quiebra nos ha significado prácticamente el total de ese monto, en euros. 85.000 dólares serían las pérdidas allá, más reclamaciones que tenemos, por la seguridad social y alguna deuda bancaria que quedó sin pagarse. Las ha absorbido familiares allá, pero ese dinero tenemos que devolvérselo en algún momento. Y está el lucro cesante, por el tiempo que no pude trabajar, pero ese es uno de los puntos que el juez no tuvo en cuenta. Entonces, en teoría me beneficia por un lado, pero me niegan una justa reclamación por otro. Por eso digo que estoy medianamente satisfecho.

-¿Qué piensa hacer con ese dinero? ¿Ya lo tiene pensado?

-Pagar mis deudas, no hay otra. He pedido dinero prestado, mi familia también.

-¿Se piensa quedar a vivir en Uruguay y volverá a España?

-Ya veremos, ya veremos… Son proyectos personales que no he decidido.

-Pero dejó a su familia en España, su segunda patria. Ahora que zafó de este calvario. ¿Qué lo retiene acá en su país?

-Patria no tengo. Mi patria es el mundo. Creo que el concepto de patria está devaluado. No sé… ya no tengo seguridades. Allá tengo mi familia, pero aquí también tengo familia: tengo hermanos, sobrino, un nieto. Ya veremos. Pero eso es personal, es lo de menos para la entrevista, yo prefiero darle valor a lo político.

-¿Debería pedir disculpas el MLN o el MPP como su brazo político? ¿Hace falta una autocrítica pública, cree usted?

-Por supuesto. Dicen que la hicieron. El otro día vi a Zabalza en la televisión y parece que hicieron una autocrítica y llegaron a la conclusión que haberse enfrentado al Ejército fue un error. Hicieron esa autocrítica y llegaron a la conclusión de que había que haber seguido con la propaganda armada y no ir al enfrentamiento directo con el Ejército (ver Seré Curioso a Jorge Zabalza). ¿Se conoce esa autocrítica? ¿La divulgaron? No. ¿Por qué no la divulgan? Porque si la divulgaran tendrían que reconocer que quien les dijo que esa era un error fue el que ellos acudan de traidor: Amodio Pérez. Y Zabalza fue uno de los más grandes promotores de ese enfrentamiento cuerpo a cuerpo con las FFAA. Hay que poner las cosas en su lugar.

-¿Le creyó al general Gavazzo en lo que dijo ante los Tribunales de Honor y luego en la entrevista con El País?

-Sí. Creo que dijo la verdad, porque Gavazzo está casi en la misma situación que yo: está jugado totalmente. Por más que lo condenen… creo que lo condenaron por perpetuidad, hasta el 2096 según mis cálculos. Yo le creo. Él asume sus culpas, se saca las culpas que cree que son injustas.

-¿Se arrepiente de haber vuelto al país?

-Depende. Ya veremos cuando esté en condiciones de pasar raya, ahí veremos si me arrepiento o no.

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