JOINET por Daniel Gatti
Estaba en Montevideo desde hacía unos días, por primera vez desde la caída de la dictadura, invitado por la intendenta Ana Olivera. Designado ciudadano ilustre de Montevideo –ningún extranjero había recibido antes esa distinción–, quiso, declaró, “cumplir un sueño: pisar otra vez, y en otras condiciones, el suelo de un país al que tanto me une”. Joinet –cofundador del Sindicato de la Magistratura en París, 34 años pasados en la onu en asuntos referidos a derechos humanos, asesor del presidente François Mitterrand– tiene un muy fuerte vínculo con Uruguay, y más fuerte aun, y más antiguo, con el tema de los desaparecidos. “Una parte de mi vida la pasé al lado de nuestros queridos desaparecidos”, dijo el miércoles, en el tono dulce, firme, seguro, que le dan su lengua y los años.
Fue segundo juez de instrucción en el caso del secuestro del líder independentista argelino Mehdi ben Barka, en los primeros sesenta. “Se trató del primer caso de un desaparecido en Francia. Y el de Ben Barka es un delito que, como siempre en el caso de las desapariciones, se sigue cometiendo”, comentó en Montevideo. Una década después entró en contacto con víctimas de persecución política en el Cono Sur, entre ellas Beatriz Scópice, una uruguaya que en 1974 testimonió ante el Tribunal Russell, en Roma, y dos años después fue secuestrada en Buenos Aires.
A ella le dedicó su autobiografía: Mes raisons d’État. Mémoires d’un épris de justice (“Mis razones de Estado. Memorias de un enamorado de la justicia”), publicada el año pasado en París. Ya no le soltaría la mano a nuestro país. En el 77 participó en la fundación del Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía en Uruguay (sijau), junto a abogados como Héctor Amilivia, Alejandro Artuccio, el también francés Jean Louis Weill, el argentino Leandro Despouy y otros, y el manejo en la cotidiana de Jaime Machado y Pila Salaberry.
Luego intervendría en misiones humanitarias en Montevideo para indagar sobre la situación de presos políticos (en una de ellas, en 1974, el juez militar Silva Ledesma le preguntó cómo era que un magistrado francés se inquietaba por terroristas. “Y le contesté: ‘Pero querido colega, usted sabe que el derecho internacional autoriza la rebelión contra una tiranía. Son combatientes por la libertad’. Allí se acabó la charla”, contó el miércoles), organizaría coloquios, presentaría informes, realizaría gestiones.
Y el mano a mano, que muchos uruguayos exiliados en París recuerdan casi con tanto afecto como admiración sienten por su labor jurídica. Más tarde estaría entre los redactores de la declaración de las Naciones Unidas sobre desaparición forzada, que define a ese delito como de lesa humanidad e imprescriptible. “A menudo son las supremas cortes de justicia las que levantan obstáculos a su aplicación”, observó en Montevideo. En el 97 elaboró los principios contra la impunidad del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, conocidos después como los “principios Joinet”.“Hoy tenemos que luchar contra el tiempo que pasa. Cuanto más pasa, más difícil se hace juzgar y más se les da excusa a los estados para que digan que no pueden hacer nada”, afirmó el miércoles (en la Presidencia de la República deben haber chirriado algunos oídos).
Y dijo también: son temas que pueden decaer por momentos, pero es muy difícil que lo hagan definitivamente. Allí está el caso español, señaló, “con esa tercera generación motivada” tal vez más que la anterior por romper el olvido y hacer justicia.
Entre el público del miércoles estaba la jueza Mariana Mota. Mirándola, Joinet contó cómo él también fue sancionado en Francia por una corte que lo desplazó de un caso. “Me enteré por la prensa. Pero tuve más suerte que Mariana: conté con la solidaridad de muchos otros jueces. Tal vez en Uruguay algún día se llegue a eso.”
Louis Joinet entre nosotros Por Niko Schvarz
Precisamente, Louis Joinet participó en la Marcha del principio al fin, desde la partida en el monumento de Jackson y Rivera hasta la Plaza Cagancha, en primera fila de los manifestantes. Con sus 80 años cumplidos y el cabello cano.A ello se refirió el día siguiente en un acto de profundo contenido efectuado en el Salón Azul de la Intendencia Municipal de Montevideo. Señaló en su discurso (prolijamente traducido) su agradable sorpresa por la presencia de muchos jóvenes en la manifestación, con lo cual –afirmó- “ustedes tienen asegurado el relevo” en la lucha.
En el acto hablaron además la ex vicecanciller y defensora de los DDHH, Belela Herrera, el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, que le hizo entrega de una distinción en nombre del Poder Ejecutivo, y la intendenta Ana Olivera, autora de esta invitación a Joinet para su primera visita a Uruguay desde la caída de la dictadura. Recordó que Joinet fue designado “ciudadano ilustre” de Montevideo. Precisamente, éste inició su alocución con las palabras: “Mes chers compatriotes”, lo que provocó una ovación.
A ello había aludido previamente el músico Daniel Viglietti en una celebrada serie de ejecuciones en la apertura del acto. Cantó una canción elaborada en su instancia como exiliado en París y dedicada a Joinet, y luego otra de su repertorio, preferida de su compañera Germaine.La intendenta Ana Olivera resumió la trayectoria de Joinet y sus vínculos con la lucha del pueblo uruguayo contra la dictadura, que constan también en el mensaje de invitación al acto. Allí se señala que Louis Joinet es amigo de los uruguayos que sufrieron persecución y violencia por parte del terrorismo de Estado.
Pasó a ser un sostén vital de tantos y tantos que debieron rearmar su vida en el exilio. Educador de jóvenes de la calle, fue fundador y primer presidente del Sindicato de la Magistratura, director de la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), asesor jurídico del primer ministro de la presidencia de Francia durante 35 años y relator especial de las Naciones Unidas sobre la cuestión de la impunidad.
En 1988 redactó la primera declaración de la ONU contra las desapariciones forzadas, un avance capital en materia de derecho internacional ya que define este delito como de lesa humanidad e imprescriptible. Fue asimismo el principal inspirador y redactor de la Convención Internacional de todas las personas contra la desaparición forzada, y en 1997 estructuró los principios contra la impunidad del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, los que pasaron a ser caratulados como “principios Joinet”.
El magistrado expresó además en su alocución en el Salón Azul que en esta ocasión quiso “cumplir un sueño: pisar otra vez, y en otras condiciones, el suelo de un país al que tanto me une”. Y agregó, en directa referencia a sus vínculos con los uruguayos: “Una parte de mi vida la pasé al lado de nuestros queridos desaparecidos”. Aludía en particular a las víctimas de la represión por la dictadura, entre ellas a Beatriz Scópice, a quien está dedicado su libro de memorias “Mis razones de Estado. Memorias de un enamorado de la justicia” (Mes raisons d´État. Mémoires d’un épris de justice).
La intendenta Ana Olivera tenía ese libro en sus manos e hizo alusión al mismo en varios pasajes de su intervención.El caso de Beatriz Scópice constituye una referencia esencial. Ella testimonió contra la dictadura uruguaya ante el Tribunal Russell en Roma en el año 1974, y dos años después fue secuestrada en Buenos Aires. Es una de nuestros desaparecidos emblemáticos. En 1977 se fundó el Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía en Uruguay (SIJAU) y en el acto participó Louis Joinet junto con los abogados uruguayos Alejandro Artucio y Héctor Amilivia, el francés Jean-Louis Weill y el argentino Leandro Despouy, entre otros. Pero incluso antes había intervenido en misiones humanitarias en Uruguay en relación con los presos políticos bajo la dictadura, entre ellos el general Líber Seregni.
En su alocución del miércoles contó en ese sentido una conversación suya con el juez militar Silva Ledesma, quien le preguntó cómo era posible que un magistrado francés se preocupara por unos terroristas, a lo cual le contestó que “el derecho internacional autoriza la rebelión contra una tiranía, y éstos son combatientes por la libertad”.
En 2003 y 2013 Joinet participó en Francia en coloquios sobre los desaparecidos en Uruguay. En 2003 invitó a los abogados uruguayos Hebe Martínez Burlé y Pablo Chargoñia, que en aquel entonces impulsaban los primeros juicios que controvertían las bases de la Ley de Caducidad, a exponer en la alcaldía de París la situación de los derechos humanos en Uruguay. Más recientemente, el año pasado, Joinet presidió una reunión trascendente efectuada en el Senado francés con participación de magistrados, abogados y defensores de DDHH de Uruguay y de Francia, que adquirió resonancia internacional.
Allí se analizó en particular la situación derivada de la decisión de la Suprema Corte de Justicia que declaraba inconstitucionales algunos artículos de la ley que dejaba sin efecto la Ley de Caducidad, lo cual tendía a perpetuar la impunidad de militares torturadores, asesinos y responsables de crímenes de lesa humanidad. Joinet se refirió también a la situación de la jueza Mariana Mota, que estaba presente en el coloquio realizado en el Senado francés, con estas palabras: “La Corte decidió poner término brutalmente, sin formalidad ni procedimiento, a las funciones de la jueza Mariana Mota, quien luego de investigar durante tres largos años sobre más de 50 casos, después de recibir indicios y pruebas claras y consistentes y cuando estaba a punto de finalizar y enviar a los acusados ante sus jueces, fue sencillamente -sin previo aviso- trasladada a un juzgado civil”.
En esta ocasión pronunció su juicio, ampliamente difundido, de que la jueza Mota había salvado el honor de la magistratura uruguaya.La lucha contra el tiempo y el olvido es un concepto esencial en estos casos, en opinión de Joinet, quien en una ponencia anterior sobre el tema había señalado: “Cuando redactamos el proyecto de Convención contra las desapariciones forzadas dimos una gran prioridad a la lucha contra el tiempo para que los casos de desapariciones forzadas no se vuelvan eternos, enterrados en el olvido”. Insistió en este concepto en la noche del miércoles pasado, en estos términos: “Hoy tenemos que luchar contra el tiempo que pasa. Cuanto más pasa, más difícil se hace juzgar y más se les da excusa a los estados para que digan que no pueden hacer nada. Estos temas pueden decaer por momentos, pero es muy difícil que lo hagan en forma permanente”.
Citó como ejemplo el caso español, con una tercera generación motivada por romper el olvido y alcanzar la justicia. Volviendo a la situación de la jueza Mota, que también estaba presente en el Salón Azul, recordó que él mismo había sido desplazado de un caso por una Corte de Justicia, sin previo aviso, pero que tuvo más suerte que su colega uruguaya y recibió la solidaridad de muchos jueces. Finalizó expresando el anhelo de que “tal vez en Uruguay algún día se llegue a eso”.
Reunión con Crysol
En la misma tarde del miércoles Joinet se reunió con el colectivo de Crysol, la Asociación de ex Pres@s Polític@s de Uruguay. Concurrió junto con el presidente de “¿Dónde Están?-Francia”, Héctor “Negro” Cardozo, que lo acompañó en toda su gira.
La institución señala que la visita del Dr. Joinet “nos llena de orgullo institucional como colectivo y es un enorme reconocimiento a la labor desplegada por nuestra organización en sus 14 años de existencia”.
El presidente de Crysol, Gastón Grisoni, agradeció a Joinet su enorme aporte durante la vigencia del terrorismo de Estado en nuestro país en defensa de los presos políticos, de sus vidas y por la mejora de sus condiciones de reclusión, al tiempo que contribuyó a la creación del Comité Internacional de Juristas por la Amnistía en Uruguay. Se le hizo entrega de varios libros editados por Crysol, en los cuales se desarrolla una idea central: nunca más terrorismo de Estado en Uruguay.
El comunicado de Crysol destaca la conducta de la Intendenta de Montevideo, Ana Olivera, y del Intendente de Canelones, Marcos Carámbula, al promover activamente la Memoria, junto a la Verdad y la Justicia.Estima que Louis Joinet es un ejemplo y fuente de inspiración para todos los jueces del mundo, y alude finalmente a la situación de la jueza Mariana Mota, “sancionada por la Suprema Corte de Justicia por investigar e intentar esclarecer los crímenes de lesa humanidad cometidos desde el 15 de abril de 1972”.
En este ámbito, se están inaugurando estos días varias Marcas de la Memoria que se agregan a las ya existentes y señalan lugares donde se registraron acciones destacadas de lucha contra la dictadura. Las últimas fueron en la Plaza Libertad y en el local del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA), en la misma fecha de la Marcha del Silencio. Se proyecta llegar a 26 lugares emblemáticos en Montevideo. La próxima Marca de la Memoria se registrará el jueves 29 de mayo a la hora 11 en la llamada Casa de Punta Gorda, utilizada a partir de 1974 como centro de detención clandestino y de torturas a los presos políticos.
Publicado en BITÁCORA, edición digital, Nº 566, 26 de mayo 2014
27 junio 2014 – Recordatorio del Golpe de Estado en Uruguay en “La Parrilla” de la Asociación “Donde Estan?” – con charla del Magistrado Louis Joinet.