Organismos de derechos humanos y artistas se manifestaron ante la sede del gobierno porteño
Un masivo pedido de renuncia a Lopérfido
Los manifestantes le presentaron a Rodríguez Larreta un petitorio con miles de firmas para exigir la salida de Lopérfido, quien puso en duda la cantidad de desaparecidos durante la dictadura. El jefe de Gobierno prometió dar una respuesta la próxima semana.
Por Paula Sabatés
Horacio Rodríguez Larreta prometió ayer a organismos de derechos humanos, legisladores y artistas considerar su reclamo para que renuncie a todos sus cargos Darío Lopérfido, actual ministro de Cultura porteño, codirector del Teatro Colón y director del Festival Internacional de Buenos Aires. Fue la primera vez que un funcionario del macrismo dejó abierta la posibilidad de esa baja en el gabinete, luego de que Lopérfido pusiera en duda la cantidad de detenidos desaparecidos durante la última dictadura militar, alegando que la de 30 mil fue una cifra que “se arregló en una mesa cerrada” para “conseguir subsidios”. El jefe de Gobierno se comprometió a dar una respuesta “a más tardar la semana próxima”, frente a una amplia manifestación que ayer por la mañana se realizó en la sede del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en Uspallata 3160, Parque Patricios.
Pese a que la concentración había sido convocada de forma pacífica con el objetivo de entregarle a Larreta una solicitada con cerca de 9 mil firmas de personalidades nacionales e internacionales pidiendo la renuncia del ministro, no faltaron los incidentes. Un “malentendido” entre la Policía Metropolitana y los oficiales de seguridad privada contratados por la sede gubernamental generó una situación de mucha tensión cuando los uniformados cerraron con candado la reja que divide la calle del predio de entrada al edificio, dejando encerrados a los manifestantes que ya la habían superado y sin dejar entrar a los que aún no habían ingresado. La violencia del episodio se extendió por unos 20 minutos, en los que nadie dio respuestas. Los artistas y militantes de organizaciones, mientras tanto, estuvieron impedidos de salir del predio, en un marco de máxima tensión.
Una vez abiertas las puertas –luego de la orden de alguien que nunca apareció y después también de que los gritos inundaran las dos esquinas del establecimiento– todos los manifestantes se reunieron en la puerta de la sede del gobierno propiamente dicha, a la que sí prohibieron la entrada hasta el final. Sólo pudo ingresar un grupo de delegados, entre los que estuvieron Taty Almeida y María Adela Antokoletz (Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora), Lita Boitano y Julio Morresi (Familiares), Mabel Careaga (Hijos) y su marido Héctor Francisetti, ex preso político, la diputada Liliana Mazure, la ex legisladora Gabriela Alegre y los teatristas Norman Briski, Ricardo Bartís, Javier Margulis y Juan Pablo Gómez.
Dispuestos a pedirle una audiencia pública al jefe de Gobierno porteño, debieron esperar a que éste terminara de ver la conferencia de Macri en la que el mandatario presentó un plan para “modernizar el Estado”.
Cuando hubo transcurrido una hora y media del horario de la concentración, pautada para las 11 de la mañana, Rodríguez Larreta finalmente se acercó al hall de entrada y concedió una reunión que no duró más de quince minutos. Cuando terminó, Careaga comunicó al resto los resultados. “Ya hicimos entrega del petitorio. Como familiares y organismos de derechos humanos le planteamos la renuncia porque consideramos que sus declaraciones ofenden a todo el pueblo argentino. La cifra de los 30 mil desaparecidos tiene que ver con un hecho cultural, político y social y con la representación de la gravedad del terrorismo de Estado y la persecución que se sufrió. No se puede cuestionar. Nos escuchó, nos dijo que iba a pensarlo y que nos iba a dar una nueva audiencia para darnos la respuesta”, dijo. Y Almeida agregó: “El Presidente no pudo recibirnos por cuestiones de agenda. Parece que lo va a hacer mañana (por hoy). Pero por suerte nos recibió Larreta, que dijo que nos entendía porque su propio padre fue detenido durante la dictadura. No vamos a quedarnos quietos y vamos a exigir que Lopérfido pida perdón y que la respuesta del jefe de gobierno sea su renuncia, y no otra. La semana que viene estaremos acá para escuchar eso”, sentenció la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Consultado por Página/12, Briski dijo que el de Lopérfido “fue un error político que significa para la Argentina un avance de la cultura vacía y lujosa, como este palacio lleno de guardias y de protocolos. Creo que estamos muy cerca de la reconstitución de la represión en la Argentina, y que se está organizando sutilmente, entre comillas legalmente, para terminar con la expresión de las ideas y el compromiso”. Bartís consideró que las declaraciones del ministro de Cultura “son provocativas y negadoras de una historia trágica y son parte de una avanzada ideológica para confundir, alterar los procesos vinculados a Memoria, Verdad y Justicia. Además, desde el punto de vista cultural, Lopérfido no expresa nada, no representa a nadie, es un verdadero ñoqui, deberían echarlo a patadas. Es una metáfora obvia de su apellido, es una expresión muy negativa para nuestra cultura”.
“Treinta mil compañeros detenidos desaparecidos, ¡presentes! Ahora, ¡y siempre!”, se escuchó durante toda la jornada. Ese mismo canto sonó en los alrededores de la sede del gobierno porteño, y también en el subte, a medida que los manifestantes empezaron a desconcentrar. Sonará también la semana próxima en el mismo lugar, a la espera de la respuesta de Rodríguez Larreta sobre el futuro del hasta ahora ministro. Aunque la sensación al terminar la movilización fue distinta a la de antes de empezar: “Acá ya tenemos una victoria. Este hombre hoy tuvo que bajar a hablar con nosotros cuando no estaba en sus planes”, celebró Briski entre aplausos.