Edgardo Binstock, querellante en la causa por los crímenes del Plan Cóndor
“El juicio implicó una condena política”
Después del fallo conocido el viernes pasado, el ex secretario de Derechos Humanos bonaerense destaca que se haya obtenido una sentencia penal y lamenta los casos que fueron excluidos por el fallecimiento de Videla.
“La viví con una sensación contradictoria”, responde Edgardo Binstock ante la pregunta sobre la histórica sentencia a un grupo de responsables del Plan Cóndor dictada el viernes pasado. Militante del Movimiento Evita, ex montonero, querellante junto al CELS desde hace una década por su compañera Mónica Pinus (secuestrada en Río de Janeiro en 1980 junto a Horacio Campiglia, ambos trasladados al país por el Ejército y desaparecidos), Binstock se refiere a que la muerte del dictador Jorge Videla impidió que ambos casos, entre otros, fueran parte de la sentencia. El ex secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires dice estar seguro de que el proceso de justicia por los crímenes de la dictadura “no va a retroceder” aunque “es probable que se aletargue”, advierte, y destaca la dificultad para avanzar sobre los responsables civiles con “la cría” de los grupos que impulsaron el golpe de Estado incorporada al gabinete de Mauricio Macri.
–¿Cómo vivió la sentencia después de tantos años de exigir justicia?
–La viví con una sensación contradictoria. Por un lado con alegría, porque a mi entender este juicio implicó una condena política a lo que en términos judiciales se denomina la asociación ilícita del Plan Cóndor. Por otro lado, lamentablemente el caso de Mónica, de Horacio y los de muchos otros no fueron parte de la sentencia por la muerte de Videla, que murió durante el proceso y era el único acusado por sus casos. Pero lo central, más allá de esa situación ambigua que se me genera, es haber obtenido una sentencia penal, que supera la mera denuncia política.
–¿Qué importancia tiene que el primero y hasta ahora el único fallo sobre el Cóndor se haya concretado en la Argentina?
–El caso de Argentina ha sido emblemático en la lucha por los derechos humanos para América Latina y el mundo, en ese sentido lo reivindico en alta medida. Más aún lo reivindico en un momento como éste, donde la situación de América Latina, si bien no se le parece (a la de los 70) desde el punto de vista represivo, sí evidencia un escenario de retrocesos de los movimientos populares y avance del proyecto neoliberal, ya no de la mano de dictaduras sino de políticas que tienen más que ver con sectores de la comunicación, el sector financiero y el poder judicial.
Binstock retomará luego la pregunta para marcar el que considera “un hecho emblemático” en el proceso de justicia por el Plan Cóndor. “En el caso de Mónica y Horacio Campiglia hubo un reconocimiento de la responsabilidad por parte del Estado”, durante la reunión de presidentes del Mercosur a fines de 2004.
–Los más de tres años de duración del juicio implicaron que varios imputados murieran o fueran excluidos durante el proceso, que también fallecieran víctimas y testigos, y que muchos casos no fueran parte de la sentencia. ¿Cuánto afecta a las víctimas la demora?
–Uno de los temas centrales ha sido el de los años de impunidad, que son los que explican en mayor medida el atraso de la Justicia. Muchas veces se dice que la justicia lenta no es justicia y, si bien podríamos no ser tan rigurosos, lo cierto es que hay un desgaste en la expectativa de la sentencia. En mi caso, la mayor alegría se da ante procesos como el que vivimos acá, que van en la dirección por la que luchaban aquellos que ya no están. Pero bueno, uno siempre mantiene la expectativa. De algún modo volví a tomar conciencia (de la posibilidad real de justicia) cuando estaba en el juicio. No es que antes había desinterés, pero sentía que había pasado demasiado tiempo y como que la motivación se va perdiendo. Cuando estás frente a la sentencia se te remueve todo de nuevo.
–Como querellante, militante y ex funcionario de derechos humanos, ¿cómo vive el presente del proceso de justicia por delitos de lesa humanidad?
–Creo, por un lado, que en lo ya realizado hay un capital sobre el cual es muy difícil retroceder, de hecho el actual gobierno –sobre el que uno tiene sus reservas– ha tomado el tema como propio y el emblema de eso es la visita de (Barack) Obama con Macri al Parque de la Memoria. Por otro lado, tengo mis reservas en cuanto a lo que falta avanzar, sobre todo en el tema de los civiles, porque para eso sí hace falta más fuerza. Aunque estoy convencido de que es la línea que hay que seguir, siento que los grupos oligárquicos que fueron el eje del golpe de Estado tienen su cría en los CEO de hoy, entonces ahí vamos a tener más dificultades. Estoy seguro de que no vamos a retroceder pero es probable que esto se aletargue, porque es muy difícil, con un gobierno que en general no se inclina por los intereses populares, que avance un aspecto como la sanción a los responsables civiles del genocidio, que fueron además los responsables de la política económica que llevó a la implementación del modelo neoliberal en el país.
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En el Semario “El Popular” de Montevideo, apareció una página consagrada al Juicio sobre “El Cóndor” en Buenos Aires. En este artículo da su opinión el abogado Dr. Pablo Chargoñia del Observatorio Luz Ibarburu.- Para leer éste PDF, tocar la línea del título.
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CORDERO CONDENADO: ¡GRACIAS JAIR KRISCHKE!
Cuando se confirma la condena a 25 años de prisión del coronel Manuel Cordero por su participación en el Plan Cóndor, es necesario, es justo, agradecer al activista brasileño por los derechos humanos Jair Krischke, quien en su incansable lucha fue el que encontró al militar uruguayo cuando había huído a Brasil y logró que fuera extraditado a Argentina para que lo juzgaran.
Es bueno ahora recordar la investigación que Krischke realizó, con el apoyo de la Unión Internación de Trabajadores de la Alimentación (UITA) que encabezó una campaña internacional para que se extraditara a Cordero. Así se entiende cuánto de está derrota de la impunidad le pertenece… ¡Gracias Jair!
http://www6.rel-uita.org/campanias/cordero-2008/cordero_extraditado.htm
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MACARENA GELMAN Y LAS CONDENAS POR EL PLAN CÓNDOR
Gelman: “Fue un paso muy significativo”
El pasado viernes 27 de mayo la Justicia argentina procesó a 15 ex militares y policías, entre ellos al uruguayo Manuel Cordero. El fallo dejó en evidencia la trama del Plan Cóndor y la coordinación criminal de las dictaduras del Cono Sur.
Por Pablo Silva Galván
Para Macarena Gelman el fallo de la Justicia argentina condenando a 25 años de prisión a Manuel Cordero, y por consiguiente a varios ex militares y policías vinculados al Plan Cóndor, “es muy significativo, en particular para la región, ya que ha involucrado a varios países”. Se trata de la condena por esta coordinación represiva llevada adelante por las dictaduras del Cono Sur a mediados de los años 70 y comienzos de los 80. Fue, además, la primera condena por el secuestro y desaparición de María Claudia Irureta Goyena de Gelman.
La importancia del fallo está dada, también, por el intenso trabajo de recolección de información y de pruebas, que “fue muy compleja por los países que abarca”, ya que deja sentada una base para ulteriores investigaciones, señaló Gelman a Caras y Caretas.
Demuestra el fallo que “se podía avanzar”. “Creo que el resultado de este trabajo también es de interés para la Justicia uruguaya”, opinó, y recordó que la causa lleva años en el país sin que hasta el momento haya condenas. “Hay un procesamiento, pero no sentencias firmes”, agregó.
Consideró que la diferencia con Argentina es que allí las causas “son por centros de detención clandestina y en Uruguay están relacionadas a personas, lo que a veces lleva a que una misma causa esté radicada en dos juzgados con los problemas de comunicación que eso tiene”. Eso contribuye a una demora en las investigaciones, señaló.
“Creo que dejar probada la coordinación represiva, algo que ya sabíamos, es sumamente importante”, estimó en referencia a que los jueces tuvieron en cuenta ese elemento para proceder a condenar a los ex militares entre los que se encontraba el último dictador, Benito Reinaldo Bignone.
En cuanto a sus sentimientos en el momento de la lectura de la condena por parte de los jueces del Tribunal Oral Federal N° 1, señaló que “la esperaba. Sabía que la fiscalía la había solicitado. Tenía una mezcla de expectativa y nervios porque es la primera condena por la causa de mamá. Aunque me hubiera gustado que la causa hubiera tenido una condena primero en Uruguay”.
Gelman señaló que la causa en Uruguay, “por la etapa en la que se encuentra”, tiene como para dos años más. “Hay que tener en cuenta que ya lleva 14 años entre cierres y aperturas, pero para la condena efectiva falta”.
“Me molesta la tardanza de la Justicia”, sentenció, pero “hay que tener en cuenta que es un problema del sistema judicial”, dijo para manifestar su opinión respecto a los largos plazos para las investigaciones.
En ese sentido, recordó que, además, “hay resistencia para seguir estas causas. Primero por la Ley de Caducidad, luego por los espacios que esta dejaba, después por su interpretación y luego hay problemas de enfoque en cuanto a los tiempos de prescripción y la naturaleza de los delitos”. No obstante, dijo estar satisfecha con la condena, aunque consideró necesario “seguir trabajando”.
Fallo histórico
El fallo emitido el pasado viernes en Buenos Aires por el Tribunal Oral Federal N° 1 dio por probado que el Plan Cóndor fue una asociación ilícita para desaparecer personas, más allá de las fronteras. Los alcances del plan quedaron demostrados en su total magnitud.
Por varios motivos se trata de un juicio con características particulares y de importancia regional: el cúmulo documental, los cientos de declaraciones de testigos en forma presencial y por videoconferencia desde sus países de residencia. Además es de destacar el universo alcanzado de personas que resultaron víctimas, entre las que se encuentran militantes políticos, sociales, sindicales o estudiantiles de distintas nacionalidades, entre ellos el dirigente de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), el operario de Funsa León Duarte, el dirigente gráfico Gerardo Gatti, los padres de Mariana Zaffaroni y la madre de la diputada Macarena Gelman.
La investigación de esta trama permitió dar cuenta de la existencia de un sistema formal de coordinación represiva entre las dictaduras de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia, conocido como Operativo o Plan Cóndor.
Cuando el viernes pasado el presidente del tribunal dio lectura al extenso veredicto que daba fin a años de investigación y trabajo, quedaba claro que los imputados fueron parte de ese sistema criminal y que fueron responsables de algunas operaciones específicas.
Por esas razones fueron condenados a la pena de 25 años el ex general y director de Institutos Militares del Ejército argentino, Santiago Omar Riveros, y el ex militar uruguayo extraditado a Argentina, luego de su fuga a Brasil, Manuel Juan Cordero Piacentini.
Junto a ellos fue condenado a 20 años el último titular de la dictadura argentina que iniciara Jorge Rafael Videla en 1976, Reynaldo Benito Bignone, además de Rodolfo Emilio Feroglio. A la pena de 18 años fue condenado Humberto José Ramón Lobaiza. A Antonio Vañek, Eugenio Guañabens Perelló, Enrique Braulio Olea se los condenó a la pena de 13 años de prisión. A 12 años, a Luis Sadi Pepa, Néstor Horacio Falcón, Eduardo Samuel Delío, Felipe Jorge Alespeiti y Carlos Humberto Caggiano Tedesco. Federico Antonio Minicucci fue condenado a 8 años.
Miguel Ángel Furci, ex agente de inteligencia, fue condenado por ser coautor penalmente responsable por las privaciones ilegales de la libertad, agravadas por violencia y amenazas contra 67 personas, padecidas durante sus cautiverios en el centro clandestino de detención Automotores Orletti. Allí estuvieron retenidos decenas de ciudadanos uruguayos, militantes obreros y estudiantiles, muchos de los cuales permanecen desaparecidos tras su traslado clandestino a Uruguay.
Finalmente, Juan Avelino Rodríguez y Carlos Horacio Tragant fueron absueltos.
TRAMA CRIMINAL
Se conoce como Operación o Plan Cóndor a la coordinación de acciones y mutuo apoyo entre los servicios de inteligencia y represión de las dictaduras del Cono Sur de América (Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia). La trama contó con participación y respaldo de Estados Unidos.
El Plan Cóndor se constituyó en una organización clandestina internacional para el terrorismo de Estado. Los llamados “Archivos del terror”, hallados en Paraguay en 1992, señalan que hubo cerca de 50.000 personas asesinadas, 30.000 desaparecidas y 400.000 encarceladas.
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Análisis | |
Juicio y castigo continental |
Por Leonardo Gϋi
– El día viernes 27 de mayo del 2016, el Tribunal Oral Federal en lo Criminal 1 de Comodoro Py, integrado por Adrián Federico Grünberg, Oscar Ricardo Amirante, Pablo Gustavo Laufer y el juez sustituto Ricardo Ángel Basílico, dictaminó la sentencia en la que fueron condenados catorce militares argentinos y un uruguayo.
Recibieron condenas de hasta 25 años de prisión e inhabilitación absoluta perpetua en el marco de los crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura militar argentina, con la importancia histórica de ser declarados en el contexto de una Asociación ilícita internacional denominada “Plan Cóndor”.
En palabras del Centro de Estudios Legales y Sociales (C.E.L.S): “Por primera vez se dio por probado que el Plan Cóndor fue una asociación ilícita para desaparecer personas, más allá de las fronteras”. La agencia internacional BBC MUNDO calificó el hecho de la siguiente manera: “Este viernes, se cerró en Argentina uno de los últimos capítulos de la Guerra Fría en América Latina”.
El Plan Cóndor es uno de los crímenes internacionales de ejecución colectiva más importantes del siglo XX en América Latina. Fue un plan de coordinación estratégica entre las distintas dictaduras latinoamericanas para perseguir, secuestrar, torturar y asesinar a todo tipo de disidentes a los respectivos regímenes militares. La organización, tenía como fin la colaboración mutua de recursos e información para la persecución de los disidentes en la mayor parte del territorio continental sudamericano.
Este plan, se dio en el marco de la llamada “doctrina de seguridad nacional” de los Estados Unidos en el contexto de la guerra fría. Si bien nunca fue reconocida como una política oficial por parte del gobierno norteamericano, es reconocida por distintos académicos y periodistas dentro y fuera de los Estados Unidos como una doctrina militar más que como una política oficial. Fue llevada a cabo con el fin de reorientar y subordinar a las fuerzas armadas de los distintos países latinoamericanos (estuvieran o no en el poder) con el objetivo de combatir mediante represión interna, toda expresión de colaboración política, activismo civil, militancia partidaria y revolucionaria, organizaciones y movimientos que apoyaban al marxismo, junto con distintas ideologías políticas izquierdistas relacionadas directa o indirectamente con el Bloque Soviético.
Las tácticas de interrogatorio y persecución fueron aportadas por distintos países. Estados Unidos cumplió un rol central brindando adiestramiento militar en la tristemente célebre “Escuela de las Américas” en Panamá, una institución militar destinada a formar a distintos miembros de las fuerzas de seguridad de naciones latinoamericanas en los fines la “doctrina de seguridad nacional”. Muchos de los coordinadores y ejecutores del Plan Cóndor fueron formados y adiestrados en la Escuela de las Américas.
Según la Comisión Provincial por la Memoria:
“En el juicio se ventilaron los delitos de privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos agravados perpetrados sobre 105 personas, de las cuales 45 eran uruguayas, 22 chilenas, 13 paraguayas, 11 bolivianas y 14 argentinas. Se integraron 4 causas penales y los delitos cometidos fueron considerados cometidos en el marco de la asociación ilícita denominada Plan Cóndor.”
La comisión, señala que “el resultado principal de la sentencia dictada por el tribunal fue el reconocimiento de esa articulación como una asociación ilícita organizada para perseguir y eliminar a disidentes políticos”.
En una jornada histórica, por primera vez la justicia de un país dio por probado y condenó a militares en el marco de una asociación ilícita continental. Un gran salto en la reparación histórica sobre la conciencia colectiva de los pueblos latinoamericanos. Es por ello, que hoy más que nunca debemos decir: Memoria, Verdad y Justicia. (2/06/2016)