LA DIARIA 27/6/2016
A 40 años de resistencia de sauceños y canarios contra la dictadura
Coronel (r) JORGE “pajarito” SILVEIRA
Fue el miércoles 15 de junio, cuando los últimos rayos de sol anunciaban que caía la tarde, que se me ocurrió que este relato merecía ser compartido. En el marco de lo dispuesto en los artículos 7 y 8 de la Ley 18.596, ese día se instaló una placa a 40 años conmemoratoria de la rmemoria en el Batallón esistencia política y social de sauceños y canarios contra la dictadura. El evento se realizó en la casa de la cultura de la ciudad de Sauce, y la ocasión sirvió para rendir homenaje a los protagonistas de entonces.
El recuerdo se remonta a noviembre de 1981, el día en que muere mi padre. Mis dos hermanas (Carmen y Mariana, de 24 y 12 años) y yo (18 años) vivíamos en Sauce, y mi madre [Ada Graziela González Sierra] era presa política en la cárcel de Punta de Rieles. Carmen concurrió a la cárcel con Gustavo, su compañero, para comunicarle al entonces responsable de la cárcel, Jorge Pajarito Silveira, lo sucedido, y solicitarle que se le permitiera asistir al velatorio. En las últimas horas del día le comunican a mi madre lo sucedido y le autorizan la asistencia. Ella, con gran expectativa por no saber realmente qué era lo que estaba sucediendo, es trasladada al velatorio en la madrugada. Quizá previendo que a esa hora no habría gente. Lo cierto es que a la medianoche, cuando caen las camionetas con mi madre esposada, la esperaba el pueblo entero: para verla, para abrazarla con la mirada (porque las esposas no se las quitan en ningún momento) y para decirle que nosotras no estábamos solas. Ella pregunta a su custodia si puede saludar y levanta su mano a todos los que desde la vereda de enfrente le decían aquí estamos, para cuidarlas, para abrazarlas, para caminar con ellas. Y para demostrar que la dictadura no podía con todo.
Ana Vera
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Nunca más
Hoy se colocan placas de la 13 donde funcionó centro clandestino de detención
Dos de los centros de “detención, desaparición, tortura, muerte y enterramiento clandestino” más emblemáticos de la dictadura serán hoy señalizados con placas, en el marco de lo dispuesto por los artículos 7 y 8 de la Ley 18.596, que establece que el Estado “promoverá acciones materiales o simbólicas de reparación moral con el fin de restablecer la dignidad de las víctimas y establecer la responsabilidad del mismo. Las mismas tenderán a honrar la memoria histórica de las víctimas del terrorismo y del uso ilegítimo del poder del Estado ejercido” entre el 13 de junio de 1968 y el 28 de febrero de 1985. El día que se cumplen 43 años del golpe de Estado, a las 11.30, la Comisión Especial de aplicación de esta ley que funciona en el ámbito del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) colocará dos placas, una en Avenida de las Instrucciones 1933 con la leyenda: “Aquí funcionó el Batallón de Infantería nro. 13, que fue centro de detención, desaparición, tortura, muerte y enterramiento clandestino entre 1972-1985”, y otra en el edificio contiguo, que dice: “En el Servicio de Materiales y Armamento, funcionó el Centro Clandestino de Detención 300 Carlos, también llamado ‘Infierno grande’, lugar de detención, desaparición, tortura y muerte desde 1975”. Ambos textos culminan con un: “Nunca más terrorismo de Estado. 27 de junio de 2016”.
Infierno grande
El Batallón de Infantería Blindado Nº 13 se trasladó a Durazno a fines de 2013 y ahora el edificio es utilizado por el Batallón de Comunicaciones del Ejército. El Servicio de Material y Armamento sigue funcionando en el mismo lugar. Según testimonios de ex presos políticos recogidos por la diaria, durante la dictadura, ambos predios estaban unidos y se podía circular por el fondo. El folleto en el que se anuncia la colocación de las placas cuenta que el galpón que utilizaban “está intacto” y son “fácilmente reconocibles la escalera, la sala de tortura, las máquinas y hasta los huecos en el piso”. “El Batallón 13 de Infantería que depende directamente del Comando del Ejército participó activamente y desde el primer momento del Golpe de Estado sacando los tanques a la calle el 9 de febrero de 1973 cerrando la Ciudad Vieja en lo que se llamó ‘un golpe de Estado técnico’ y luego los volvió a sacar el 27 de junio de 1973 para dar el golpe de gracia a la Democracia.
Más tarde en ese batallón se realizaron enterramientos clandestinos habiéndose encontrado el cuerpo de Fernando Miranda. Las excavaciones recomenzarán próximamente en busca de los restos de Elena Quinteros y María Claudia Irureta Goyena de Gelman”, agrega. El cuerpo de Miranda fue hallado al lado de la cancha de fútbol del cuartel. Desde 1972 en el Batallón 13 y desde 1975 en el 300 Carlos, “la tortura fue sistemática” y las personas que por ahí pasaron atadas y encapuchadas sufrieron “plantón, picana, submarino, palizas, colgamientos, violaciones, hostigamiento, aislamiento y calabozo”. “Estas dos unidades fueron bases de operaciones del Plan Cóndor en estrecha colaboración con el Ejército Brasilero y Argentino.
El secuestro de Universindo Rodríguez, Lilián Celiberti y sus dos hijos lo demostró con Brasil. El traslado de Nebio Melo y varios compatriotas trasladados desde Argentina fueron señalados en las denuncias de varios soldados: Washington Barrios, Atalivas Castillo, Eduardo Gallo y Miguel Río Casas. Cientos de militantes, luego de pasar por los horrores vividos aquí han fallecido por las secuelas de la tortura. A ellos rendimos un sincero homenaje”, finaliza la convocatoria.
Cuando la represión lanzó la Operación Morgan, operativo especial contra el Partido Comunista, los centros clandestinos utilizados -que también fueron usados contra otras organizaciones- se denominaron “infiernos”.