“Las palabras guardadas” y sobre todo necesarias.
Otra humanidad, otra política, una épica, es necesaria y posible. Anoche se realizó en la Sala Hugo Balzo del SODRE totalmente desbordado de público el lanzamiento del libro “Las Palabras Guardadas”, del taller Ex.presar.
Hechos que sucedieron hace más de 30 años y que se han quedado en la mayoría de los casos encerrados en las memorias, en los dolores y las broncas de sus protagonistas, ahora salen a recorren el país, a interpelarnos a recordarnos esa parte de la historia “no oficial” ni la interesada y deformada.
El acto fue un reencuentro de cientos de combatientes de diversas generaciones, pero sobre todo de protagonistas de esos tiempos, que también cargaban con sus propias historias guardadas y que se sienten representados en las palabras guardadas y en sus relatores.
Las palabras, los hechos que relatan y desempolvan de nuestras memorias o ponen a circular después de tantos años, para afirmar, pero también para gritar fuerte que hubo y hay otro relato, otras pasiones, otras conductas y sobre todo un pueblo modesto, firme, muchas veces silencioso que enfrentó a la dictadura. Son palabras muy potentes, que expresan sentimientos todavía más poderosos y simples.
Las palabras muy grandes, pueden desgastarse de tanto frotarlas contra una realidad gris o pueden asumir su verdadero significado de ser las voces de los actores de la historia, de los constructores de los episodios de una parte fundamental de nuestra identidad como orientales, de esos que de todas partes vienen, sangre y coraje, a defender la patria, los orientales.
No hubo estridencias, sino análisis, reflexiones, relatos de cómo se construyó el libro y el trabajo conjunto para escribirlo y para intercambiar esas historias personales. Con palabras simples.
Los textos pertenecen a: Aidée Santo, Ana María Olivera, Analía Morales, Antonia Yáñez, Aurora Rey, Clarel de los Santos, Charna Furman, Daniel Staff, Dora Campos, Karina Tassino, Carlos Lamancha, Margarita Stoll y Vilma Antúnez. La contratapa es de Gerardo Caetano.