Escrache a Cedrés
PIDO CASTIGO
Plenaria Memoria y Justicia La lucha por verdad, memoria y justicia está viva.
Esta memoria define a un torturador.
El torturador conjuga todos los crímenes imperdonables que alguien puede ejecutar.
Señalar a alguien como torturador es decir: secuestró, encarceló, violó, asesinó, robó. Es marcar que torturó y tortura porque la desaparición es el tormento prolongado en el tiempo.
Todos crímenes aberrantes que indignan al espectador que lo escucha.
Indignación que se transforma en justa bronca.
Bronca que crece ante la conciencia que la mayoría de estos torturadores andan sueltos, viviendo entre nosotros, amparados por la maldita impunidad.
La responsabilidad. ¿Dónde está?, ¿de quién es?
El tiempo pasa…a tantas décadas faltan demasiadas piezas que hallar para armar este puzle. Gracias a los testimonios de miles de compañeras y compañeros se ha armado una lista con cientos de nombres de torturadores identificados, pero sigue incompleta. Faltan muchos, que tienen responsabilidad real y se han mantenido absolutamente impunes. Algunos han pasado inadvertidos. O por la función en el sistema de tortura que cumplieron. O porque simplemente, no siempre, las víctimas sobrevivientes al horror tuvieron la posibilidad de reconocer. O porque no pudieron individualizar a todos los responsables. O porque aún las victimas no han podido hablar.
El que no haya ninguna denuncia concreta de tal o cual militar ¿hace que este sea inocente?
La tortura -para cualquier propósito que sea y en nombre de quien fuere- requiere un torturador.
Torturador es aquel individuo responsable de planear y de causar dolor a otros.
¡Qué difícil se nos hace decir lo que vamos a decir!
En el sitio donde nadie dice una palabra.
Donde alguna persona es desnudada.
Rociada con agua
Amarrada
Donde otro comienza a aplicar descargas eléctricas hay un torturador.
El que ordena
El que mira
El que sabe
El que censura cartas
El que ordena que no se pueda cantar
El que te suspende la visita
El que maltrata al familiar
El que desnuda a un bebé. El que se lo roba, o sabe que se lo robaron.
El que lo entrega sonriente a una pareja que criara a esa niña bajo su código militar.
El que piloteo un avión y vio abrir las compuertas para tirarlos al mar
El que te llevó la comida y te vio desnuda y herida.
El médico asesor que te colocó en el pecho el estetoscopio y dijo: pueden seguir
Dónde te empujan y ultrajan está el torturador. Actuando u ordenando.
Plenaria Memoria y Justicia, en cada escrache, en cada acto de condena social que ha realizado siempre ha sostenido que más allá de marcar la responsabilidad individual de determinado torturador, hay una responsabilidad institucional del Estado. Bajo esta opresión capitalista se enseña a torturar. La institución militar en pleno, quienes la sostienen, quienes la integran e integraron, quienes la defienden son responsables.
Acá no se trató de algún sicópata suelto al que se le fue la mano.
Acá hubo un plan sistemático y coordinado.
La tortura, el asesinato, el secuestro, el robo, no fueron excesos, fue la modalidad establecida por la institución militar y su obediencia debida.
Los mandos daban órdenes y los subordinados acataban
TODOS SON RESPONSABLES.
TODOS SON TORTURADORES.
Después de tanto dolor, de tanta resistencia, de tantos testimonios, no podemos caer en la ingenuidad de creerle a algún militar que declara que: no sabía nada, que no hizo nada, que donde estuvo no pasó nada.
Es tan responsable el que dio las órdenes, el que conducía a los compañeros y compañeras a los “interrogatorios”, el que estaba en los centros de tortura escuchando los gritos sin hacer nada como el que el torturaba.
Es tan responsable el que aplicó la picana como el que hoy décadas después sigue callando y defendiendo el Terrorismo de Estado en nombre de haber salvado la patria.
Crónica de un Escrache.
Muchos nos preguntan por qué hacemos escraches, qué pretendemos, qué logramos con ellos.
Algunos piensan que no es suficiente, otros nos mandan a laburar y a otros tantos les parece una medida justa y por eso nos acompañan, ya sea participando el mismo día del escrache o mostrando su adhesión de una u otra forma en los días previos.
Para nosotros/as, un Escrache es una forma de justicia centrada en la condena social. Podríamos apostar a la justicia tradicional que ofrece el Estado, pero en las décadas que han pasado, sólo un puñado de torturadores han sido procesados, la mayoría de ellos alojados en el hotel… bueno en la cárcel vip de Domingo Arena, otros en sus casas como si fueran cualquier vecino, y la gran mayoría, (más de 600 de los peores criminales; violadores, asesinos, secuestradores, ladrones… en fin torturadores) se encuentran libres disfrutando de la más absoluta impunidad. Entonces cobra sentido el Escrache.
El escrache va más allá del día de la movilización y de la mucha o poca gente que vaya. Un escrache en la interna empieza con las discusiones y preparaciones, y hacia afuera el día que largamos la primera convocatoria. Durante ese tiempo que transcurre desde el primer aviso muchas cosas se van moviendo, vecinos que hasta ese momento ignoraban quién era ese “viejecito” que paseaba por el barrio, de golpe se enteran que es un torturador, gente que los rodea empieza a preguntarse si les convienen o no verse involucrados con esas lacras. La prensa (cuando no cayán) empiezan a sacar la noticia y buscar opinión, el milico cuando sale de su casa se encuentra con su rostro empapelando las paredes de su barrio, y ya no se siente tan tranquilo…
El escrache puede que no sea suficiente, pero les molesta, vaya que sí les molesta.
Realizar un Escrache no es tarea fácil, requiere mucha discusión sobre los objetivos, lo oportuno o no de la movida etc. También requiere un análisis de la coyuntura hasta finalmente elegir el blanco a escrachar. Luego viene la parte de las comprobaciones, los datos, prontuario y finalmente la concreción.
Al inicio de este año, cuando planificamos las actividades que haríamos, evaluamos que si bien todos los escraches realizados fueron más que justos, no estábamos empleando todo el potencial de la herramienta. Realizamos escraches a figuras cuyos rostros y nombres eran más que conocidos, de hecho algunos han sido procesados aunque haya otros como Armando Mendéz, -uno de los personajes más siniestros- que aún se mantienen con la más absoluta impunidad. Pensamos que era el momento de ir a por los cientos de desconocidos, ir a por esos rostros que no se conocen aunque sus nombres figuren en varios expedientes estancados en los juzgados… ir a por los que se creen olvidados, intocables… impunes.
Y así surgió el nombre de Gullermo Cedrés. Si bien en este caso no se trató de un nombre desconocido si nos planteaba otra dificultad: su nombre no aparecía en ninguna denuncia que supiéramos y aunque para nosotros/as las razones por las cuales merecía un escrache estaban más que claras lo difícil estaba en cómo trasladarlo hacía los demás.
Así que establecimos varias premisas que abordar en este escrache.
1-La responsabilidad institucional: Dejar claro que todas las atrocidades cometidas no fueron producto de un grupo de sicópatas que actuaron por su cuenta. Acá hubo un plan sistemático para exterminar a todo aquel que actuara, pensara o acordara con la idea de una revolución. La práctica establecida para este exterminio fue el secuestro, el asesinato, la violación, el robo, la tortura y la desaparición.
2- Todos son responsables: Fue tan culpable el que daba la orden, el que conducía a los compañeros y compañeras a la tortura, el que callaba etc… como el que aplicaba la picana.
3-No hace falta una denuncia para señalarlo como torturador: Sabemos por todos los testimonios de quienes sobrevivieron a las torturas, que no siempre se pudo identificar a su torturador, o están los casos de quienes hasta el día de hoy por una u otra razón no han querido hacer la denuncia en los juzgados, y sabemos que cualquier militar, sin importar su rango, si estuvo en un batallón u algún otro centro de tortura tiene algún crimen en su haber.
4-Defender a los torturadores te hace igual de responsable: Cedrés ha salido muchas veces a defender a la fuerza militar, se podría llenar páginas sobre sus dichos, pero la conclusión clara es que en su rol de portavoz, llevó adelante una defensa de lo indefendible, una defensa que avala y oculta los hechos cuando no lo distorsiona. Si Cedrés no hubiera estado en el Batallón Florida, si no fuera parte de esa casta de muerte, sólo por sus dichos se torna responsable.
Y es así que un par de semanas atrás (aunque en la interna empezó mucho antes) largamos la campaña del Escrache a Cedrés.
La consigna usada fue: “Para el verdugo, para el que encubre, para el que los defiende; Condena Social”, frase que entendimos sintetizaba las razones del por qué decidimos escrachar a este militar.
Fuimos varias veces a su barrio en diversas actividades de propaganda. Repartimos volantes, pegamos afichetas, realizamos pintadas… estas últimas tuvimos que hacerlas varias veces ya que al otro día aparecía borrado, primero el nombre y luego ya directamente borraban toda la convocatoria.
Cada vez que fuimos al barrio tuvimos una buena receptividad por parte de los vecinos que se desayunaban acerca de la calaña del sujeto que vivía entre ellos.
Ya a poco de realizarse el escrache el Centro Militar sacó un comunicado rechazando al mismo, solidarizándose con su camarada y por supuesto pidiendo a la policía que “actué”.
Esa actuación se tradujo en un operativo con doble vallado, varios efectivos contra las vallas, un camión hidrante, varios tiras, camionetas que nos seguían y todo lo demás que no estaba a la vista. Sin embargo algo debió fallar en la planificación ya que un “despistado” agente se acerco a los manifestantes preguntando si sabíamos dónde estaban los policías…
Sobre las 20 hrs. partimos desde Rivera e Hipolito Yrigoyen rumbo a Almería 4794, fue una marcha pequeña pero con mucho agite. Durante todo el trayecto se fueron pegando carteles con el rostro del militar y al llegar al destino nos enfrentamos a ese doble vallado, el primero cortando sólo la calle y el segundo con el grueso del operativo se encontraba ya más pegado al domicilio de Cedrés desde donde –según se comentaba- alguien miraba todo desde la ventana.
Frente al primer vallado se leyó una proclama elaborada por Plenaria Memoria y Justicia, pero fue leída por varios de los asistentes a la movilización, quienes por medio de la lectura mostraron su adhesión a la medida haciendo suyas nuestras palabras.
Al terminar la lectura, nos movimos hacia el segundo vallado – el más próximo al domicilio del portavoz de los militares- allí cantamos algunas consignas, colgamos una pancarta y se tiraron algunos volantes.
Mientras nos manteníamos frente al domicilio al grito de “no hubo errores, no hubo excesos, son todos asesinos los milicos del proceso”, se apagaron las luces de la cuadra y cayó el carro hidrante…
Nos mantuvimos unos minutos más y finalmente nos desmovilizamos hacia el Devoto.
Así fue este escrache, cargado de memoria en las vísperas del festejo navideño. Así pasamos por ese barrio dejando un testimonio de lucha y el mensaje de que Si no hay justicia, Hay Escrache popular.