SEMINARIOS, LIBRO Y PELÍCULA
Zelmar y Wilson: testimonios de la historia reciente
El año que termina ha sido muy fecundo: culminó con la publicación de un libro formidable sobre la actividad “Ellos en nosotros: 40 años”, centrado en la personalidad de Zelmar Michelini a 40 años de los asesinatos de Buenos Aires de 1976; y se presentó con gran éxito el film Wilson, que recrea toda una época heroica de la política en Uruguay.
POR CARLOS LUPPI
VIERNES 29 DE DICIEMBRE DE 2017
La Fundación Zelmar Michelini (FZM) es una institución sin fines de lucro, creada en junio de 2008 por la esposa de Zelmar, Elisa Delle Piane (1925-2008) y por sus diez hijos, con la misión de honrar la memoria del gran dirigente político y estadista, mártir de nuestra democracia, rescatar y difundir su trayectoria y su obra, así como trabajar por el fortalecimiento de la libertad, la democracia, la equidad, los derechos humanos y la paz.
La trascendencia de la figura de Zelmar Michelini en la peripecia de Uruguay, más allá de las coyunturas que le tocó vivir, así como su prestigio fuera de fronteras, comprometieron a la fundación a hacer suyos sus ideales y principios. La FZM se propuso, y lo ha venido cumpliendo cabalmente a lo largo de estos años, constituirse en un punto de referencia de esos valores.
Concibe a todas y cada una de las personas de una manera integral, compleja y profunda. Por esta razón su actividad está volcada a desarrollar las diversas temáticas que hacen a la vida de hombres y mujeres en sus diferentes expresiones como el arte, el deporte, la cultura, el periodismo, la investigación y la innovación.
Ellos en nosotros: 40 años
Tras haber vencido no pocas dificultades iniciales y dado comienzo a numerosas tareas de distinto tenor, la FZM resolvió realizar una actividad de gran porte en 2016, año en el cual se cumplieron 40 años del asesinato en Buenos Aires de Zelmar Michelini junto a Héctor Toba Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo, William Whitelaw y del secuestro y desaparición del Dr. Manuel Liberoff, escapando por minutos del mismo destino Wilson Ferreira Aldunate. Los crímenes fueron el resultado de una operación criminal realizada en el marco del Plan Cóndor, acordado por las dictaduras de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, que por entonces dominaban la región.
Durante el año 2016, dando continuidad al espíritu constitutivo de la fundación, se recordaron con distintas actividades sus vidas y sus legados, y en ellos, a las de todas las víctimas.
Fue un año cargado de actividades, tanto en Uruguay como fuera de fronteras: conferencias, conciertos, debates, muestras artísticas, ediciones de libros, música en la calle, arte joven y perfomances. Un año entero dedicado a la memoria, a la vida y a lucha por un futuro mejor.
En ese marco tuvieron especial repercusión las muestras Exilios, una recorrida de forma interactiva de la experiencia de los exilios, y la presentación del libro La voz de todos, excelente biografía de Zelmar Michelini escrita por Mauricio Rodríguez, que oportunamente reseñó Caras y Caretas.
Tras los habituales homenajes de mayo (la Marcha del Silencio del 20 de mayo y los homenajes en los cementerios), el 20 de mayo tuvo lugar un Homenaje Concierto de la Unión Parlamentaria Mundial en Ginebra y un Homenaje Concierto en Barcelona. También se realizó un Coloquio homenaje al Dr. Manuel Liberoff y un Coloquio homenaje a Héctor Gutiérrez Ruiz.
Se realizó la inauguración de la Biblioteca Elisa Delle Piane y se realizaron otras numerosas actividades en homenaje a las víctimas de los magnicidios del 20 de mayo de 1976.
El martes 5 de abril de 2016, la FZM realizó la conferencia de prensa inaugural y se presentó la agenda de actividades de “Ellos en Nosotros: 40 años”, en la sala de conferencias de Cefir, con la presencia de medios, organizaciones de derechos humanos, autoridades, amigos y familiares de los homenajeados.
Expusieron Belela Herrera, Horacio López y Gerardo Caetano, además de las autoridades de la fundación.
A lo largo del año se fueron desarrollando numerosas actividades dentro y fuera del país, que culminaron en el Seminario “Zelmar Michelini, Acción Política y Pensamiento”, que bajo la coordinación de Gerardo Caetano y Salvador Neves, culminó los días 16 y 17 de noviembre con numerosas participaciones.
En un año de actividad febril se desarrollaron 50 actividades que tuvieron lugar en Uruguay (áreas metropolitanas y rurales) y en el exterior (Argentina, España, Chile, Suecia, Dinamarca, Australia, y Francia), siempre reafirmando el carácter plural, participativo y con proyección de futuro de la FZM, que estima que en el conjunto de actividades participaron alrededor de 8.500 personas. En los programas Música por la Vida en espacios públicos y los Talleres de sensibilización plástica para escuelas, liceos y público en general, participaron más de 700 niños y jóvenes.
En diciembre de 2016, la FZM tuvo la satisfacción de recibir en Dakar, Senegal, el Premio al Defensor de la Democracia 2016 de parte de Parlamentarios para la Acción Global (PGA).
Las ponencias se compilan en el libro titulado Zelmar Michelini/Razones de una conducta/Acción y Pensamiento, un impresionante volumen de 559 páginas, compilado y prologado por el historiador Gerardo Caetano y editado por Planeta, de lectura imprescindible.
Entre quienes ofrecen su testimonio sobre Zelmar en el libro figuran: Cecilia Alemañy, Luis Alemañy, Fernando Aparicio, Rodrigo Arocena, Eduardo Arsuaga, Óscar Bottinelli, Magdalena Broquetas, Gerardo Caetano, Javier Correa Morales, José Costa, César di Candia, Juan Raúl Ferreira, Pablo Ferreira, el autor de esta nota, Eduardo Mariani, Vania Markarian, Virginia Martínez, Carlos Medina, Felipe Michelini, Margarita Michelini, Zelmar Michelini Delle Piane, Wilfredo Penco, Fernando Pereira, Matías Rodríguez, Mauricio Rodríguez, Ivette Trochón e Isabel Wschebor.
Entre las muchas cosas que se dijeron -y es particularmente rescatable la exposición de César di Candia, su amigo y compañero de todas las horas-, se mencionó un aspecto no suficientemente destacado: las enormes dotes de estadista que adornaron a Zelmar Michelini, que hubiera podido ser un gran presidente de la República. Alguien recordó que en su monumental biografía de John F. Kennedy (Kennedy, Harper & Row, 1965, 793 páginas), quien fue su asesor principal y amigo, Theodore Sorensen, escribió en relación al asesinato del presidente: “Comprenderán que no escriba sobre el hecho en sí mismo ni sobre las circunstancias que lo rodearon. Me basta decir que lo peor de todo es lo que el mundo perdió”. Con la muerte de Kennedy quedó abierto el camino para la Guerra de Vietnam y, por lo que hemos ido sabiendo, se cerraron las puertas de un entendimiento con Cuba y acaso con la URSS de Nikita Kruschev, que hubiera puesto fin a la Guerra Fría un cuarto de siglo antes, evitando “guerras vicarias”, como las que tuvieron lugar en América Latina en los años 70.
Con la operación que culminó en el asesinato del entonces senador (en el exilio) Zelmar Michelini, seguramente se frustraron las negociaciones que podrían haber conducido a elecciones condicionadas en noviembre de 1976, poniendo fin a la dictadura inaugurada con el golpe de Estado del 27 de junio de 1973. En esa eventual instancia, Zelmar estaba llamado a grandes destinos.
Zelmar mismo se encargó de decir “que nadie me recuerde con tristeza”.
Pocas vidas ha habido entre nosotros más plenas, más llenas de espacios y de diálogos, que las del político, escritor, periodista, deportista, “capitán de industrias” y, sobre todo, constructor de grandes proyectos políticos como no han vuelto a edificarse en Uruguay (y baste pensar en su 99, en el Frente Amplio y en su proyecto político de 1976 con Wilson Ferreira Aldunate, se diera en el marco que se diera), de generosidad, de claridad, de amor al prójimo, que la de Zelmar Michelini.
Por eso, y a pesar de la tragedia incalificable que rodea su final, su trayectoria debe evocarse con alegría. Como dijo Mauricio Rodríguez en su libro: “Quien siga con atención estas páginas todavía podrá sentir el pulso acelerado de una historia emblemática de aquel Uruguay peligroso, desde las tensiones entre generaciones, entre partidos y fracciones, entre proyectos y reacciones, entre sueños y oscuridades”. Zelmar fue sueño, esfuerzo, talento, proyecto y luz. Estas nuevas páginas lo registran plenamente.
Wilson, segundo filme de Mateo Gutiérrez Ruiz
El largometraje Wilson, estrenado a fines de julio pasado, tuvo y tiene un gran impacto en la sociedad uruguaya. Llevó gran cantidad de espectadores a los numerosos cines en los que se ofreció durante varias semanas, en un momento en que los uruguayos acceden a filmes y series desde su televisor. Después del premiado documental DF (destino final) (2008), sobre los asesinatos de su padre Héctor Toba Gutiérrez Ruiz, presidente de la Cámara de Diputados de Uruguay, y del senador Zelmar Michelini, Gutiérrez encaró un proyecto que parecía imposible: resumir en un largometraje las claves de la trayectoria y el proyecto político de Wilson Ferreira Aldunate (1919-1988), el último caudillo nacionalista y, en opinión de muchos, el último que tuvo el país.
El largometraje es un enorme mosaico que entrelaza piezas documentales relativas a la época y trayectoria de Wilson, con reportajes a personajes contemporáneos que se refieren a su persona.
Además de un éxito resonante de público, Wilson provocó también algunas controversias en publicaciones como Búsqueda, que coincidían en la alta calidad del segundo film de Mateo Gutiérrez.
Acaso el principal cuestionamiento formulado por figuras vinculadas al Partido Nacional es que el film recaba pocas opiniones de personalidades de dicha colectividad y muchas más de figuras del Partido Colorado, del Frente Amplio y aun de los Tupamaros. Hablan el expresidente José Mujica, el líder histórico Julio Marenales y el escritor Mauricio Rosencof, quienes destacan el rol histórico positivo del caudillo blanco. Entre los entrevistados figuran, además de los mencionados líderes del MLN, los tres hijos de Wilson, Gonzalo, Silvia y Juan Raúl, su prima Marta Ferreira de Jiménez de Aréchaga, Ignacio de Posadas Montero, Carlos Julio Pereyra, Esteban Valenti, los expresidentes Jorge Batlle (1927-2016) y Luis Alberto Lacalle, los contadores Enrique Iglesias y Danilo Astori, el historiador Gerardo Caetano, Eduardo Platero, Luis Iguini, Walter Serrano Abella y el músico José Luis Pepe Guerra.
También aparecen destacados militantes estadounidenses por los derechos humanos y algunos parlamentarios que asistieron al histórico discurso de Wilson ante el Congreso de Estados Unidos en 1976, después de los asesinatos de Buenos Aires del malón criminal enmarcado en el Plan Cóndor, del que escapó el propio Ferreira por escasos minutos. “Uruguay da políticos filósofos”, dice un legislador estadounidense, en uno de los pasajes más comentados del filme. La música es de Los Olimareños.
El 13 de diciembre la película obtuvo el premio al Mejor Documental otorgado por la Asociación de Críticos Cinematográficos del Uruguay (ACCU) y ha cosechado otros galardones. Sin embargo, el impacto de Wilson en la sociedad uruguaya es muy superior: gente de todos los partidos comenta con emoción que lloraron o aplaudieron durante la exhibición de la película, que les ha dejado una huella perdurable y una suerte de nostalgia por ese pasado heroico y lleno de esperanzas, a pesar de las circunstancias terribles que muestra.
El largo tiene un notable trabajo de acumulación de información (documentales de época y entrevistas), está editado con una precisión comparable al mejor Oliver Stone, el de JFK (1991) y Nixon (1995).
De esa forma consigue llevar al espectador al clima que se vivió en la “época heroica” de la política uruguaya reciente (1967-1984), con un Parlamento colmado de personalidades excepcionales que forman parte de la mejor historia de nuestra República. Había en ese momento en Uruguay una excepcional clase política.
Por aquellos parlamentarios, que representaban adecuadamente al soberano, la gente común enfrentó masivamente el golpe de Estado de 1973, protagonizando una huelga general que asombró al mundo, y continuó la lucha hasta que el país se reinstitucionalizó, contrariamente a lo que dicen los libros La agonía de la democracia y La reconquista, de Julio María Sanguinetti.
Había figuras admirables en los tres partidos de la época: en el Partido Colorado, por ejemplo, se destacaban Luis Hierro Gambardella, Manuel Flores Mora, Amílcar Vasconcellos, Eduardo Lalo Paz Aguirre y Carlos W. Cigliutti; en el Partido Nacional estaban Wilson Ferreira Aldunate, Washington y Enrique Beltrán, Dardo Ortiz, Mario Heber, Héctor Toba Gutiérrez Ruiz, Walter Santoro y Andrés Arocena; y en el Frente Amplio, el general Líber Seregni, Zelmar Michelini, Juan Pablo Terra, Alba Roballo, Rodney Arismendi, Enrique Ñato Rodríguez, Enrique Erro y tantos otros.
Por ese Parlamento, cuando cayó, derribado por una marea negra continental el 27 de junio de 1973, hombres y mujeres de todas las generaciones hicieron una huelga general que asombró al mundo.
La película Wilson es otra inmejorable contribución a la recuperación de nuestra verdadera historia reciente, que es tarea de todos seguir recuperando.