GENOCIDA EN PRISION

  07 de enero de 2018

Histórica movilización en Mar del Plata contra la prisión domiciliaria del represor Miguel Etchecolatz

Una inmensa ola de repudio

Por Ailín Bullentini

Detrás de la bandera “la única casa para un genocida es la cárcel”, decenas de miles de personas marcharon desde los tribunales hasta la rambla marplatense. Organismos de derechos humanos, movimientos sociales, partidos políticos y gremios se unieron a la protesta.

Desde Mar del Plata

Una bandera argentina con los rostros de los desaparecidos de Mar del Plata y otra blanca con la leyenda: “la única casa para un genocida es la cárcel” atravesaron ayer el corazón turístico de esa ciudad balnearia. Recorrían a lo largo y a lo ancho la histórica movilización que se extendió por 25 cuadras, en repudio a la prisión domiciliaria de Miguel Osvaldo Etchecolatz, el represor que llegó hace una semana al Bosque Peralta Ramos desde la cárcel de Ezeiza. “Qué hermoso ver tanta gente al lado nuestro. Como marplatense, como Madre y Abuela de Plaza de Mayo no quiero que Etchecolatz esté en Mar del Plata”, agradeció y sentenció Angela Barili de Tasca con su pañuelo blanco en la cabeza y sentada junto a otras madres, abuelas, hijos, nietos recuperados y familiares de detenidos desaparecidos, víctimas de los delitos de lesa humanidad que Etchecolatz y otros genocidas cometieron durante la última dictadura cívico militar. Juntos, otra razón para que la movilización de ayer sea considerada histórica, avanzaron desde la puerta de los Tribunales Federales hasta la explanada que, sobre la rambla, se abre entre el Casino y el Hotel Provincial de Mar del Plata. De fondo, el monumento a los lobos marinos y el mar.

Etchecolatz y (Juan Miguel) Wolk saben dónde está mi nieto, dónde tiraron a mi hija. No lo dicen y ahí andan, tranquilos en sus casas. Exijo que reculen con esta medida y sé que cuento con ustedes para eso, para obligarlos a recular, para no dejarlos vivir en paz.” La que apuesta al “poder del pueblo en la calle” es Carmen Ledda Barreiro, la Abuela de Plaza de Mayo marplatense que busca a su nieto nacido en el Pozo de Banfield, territorio a cargo de Wolk durante el terrorismo de Estado, último destino de su hija Silvia, que permanece desaparecida. Ledda le habla a “la Justicia y a este Gobierno” de recular. Y luego a los miles que marcharon ayer por la avenida Luro y que coparon por unas horas la rambla de La Perla marplatense para repudiar el beneficio otorgado a Etchecolatz: “Y los vamos a hacer recular”, está convencida, “así, de pie y exigiendo”.

Movilización histórica

La concentración comenzó sobre avenida Luro al 2400, frente al Tribunal Oral Federal local, pasadas las 17.30 de ayer. Allí, sobre la calle, extendieron los organismos de derechos humanos de la ciudad la bandera argentina que lleva el rostro de los desaparecidos “propios” y que luego hicieron avanzar marplatenses autoconvocados. Detrás de la pancarta blanca con la consigna que reclama que Etchecolatz vuelva a la cárcel se ubicaron referentes de Madres, Abuelas, y Familiares locales y de Buenos Aires –Taty Almeida y Lita Boitano–, la abogada y miembro de la Comisión Provincial por la Memoria Yamila Zavala Rodríguez, las hijas de desaparecidos Ana Pecoraro y Paula Píriz, los nietos recuperados Horacio Pietragalla y Victoria Montenegro, los sobrevivientes Walter Docters, Graciela Daleo y Emilce Moler, el Colectivo de Hijos de Genocidas Historias Desobedientes y con Faltas de Ortografía, entre otros. La caravana de gente continuó con miembros de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y Correpi entre los que se ubicó la Madre de Línea Fundadora, Nora Cortiñas. Luego avanzaron las organizaciones sociales de trabajadores Ctep, CCC y Barrios de Pie; las agrupaciones de izquierda, kirchneristas y peronistas, los gremios. Muchos militantes viajaron desde Capital Federal y La Plata a participar del repudio.

Por la enorme cantidad de gente que reunió –llegó a ocupar 25 cuadras– los locales aseguraron que la movilización fue “histórica”. Pero además, en la tarde de ayer se produjo otro hecho histórico: la confluencia de las dos vertientes de Madres de Plaza de Mayo, que se unieron para repudiar la prisión domiciliaria otorgada a quien en la última década recibió seis condenas, cuatro de ellas prisiones perpetuas, por su participación, como jefe de Inteligencia de la Policía Bonaerense, en 21 centros clandestinos de detención y las violaciones a los derechos humanos de más de 960 personas. “Lo que más me reconforta es vernos a todas las madres unidas, qué alegría. Así, juntas y con memoria, no hay manera de que nos venzan”, remarcó la Madre marplatense Dora Ojeda de Cardozo, quien arengó al final, desde el escenario: “No se olviden, son ellos o nosotros”.

“¡A Batán! ¡A Batán!”

La manifestación partió desde los Tribunales Federales al grito de “cárcel común, perpetua y efectiva, ni un solo genocida por las calles de Argentina”. De a ratos, por el amplificador cargado en el techo de una traffic, alguien arengaba a la masa: “El campo popular nunca baja las banderas. Etchecolatz, no te queremos en Mar del Plata, te queremos en la cárcel”. Al lado, la Madre Nelly Tacchi y la Abuela Barreiro acompañaban el andar. A las pocas cuadras, la movilización desembocó en la costera Buenos Aires, que bordea el mar frente a la rambla, justo en uno de los puntos más céntricos y populares de la ciudad: la unión de Buenos Aires, Luro y la peatonal San Martín. El canto viró en el clásico “como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar” y las banderas avanzaron hasta llegar a la plazoleta Armada Argentina. Allí, enfilaron para la explanada que antecede a los lobos marinos de piedra en donde esperaba un pequeño escenario en el que se ubicaron los y las referentes de organismos de derechos humanos.

“Para mantener la dignidad del pueblo y de nuestro país tenemos que hacer este repudio y tienen que prontamente meterlo en la cárcel como corresponde. Basta de domiciliaria para los genocidas”, definió Nora Cortiñas. “Si quieren, su cárcel podría ser la de Batán, que está en esa ciudad”, añadió. Desde el escenario, agradeció la compañía de “tanta gente”. Los organizadores calcularon que participaron entre 30 y 40 mil personas. “Estamos viendo en ustedes a nuestros hijos e hijas. Ustedes nos dan fuerza, sería muy triste estar solas”, saludó Cortiñas.

Lita Boitano remarcó que “hace 40 años que estamos reclamando por los derechos humanos pero nunca pensamos que tendríamos que volver a pedir cárcel para los genocidas. Cárcel común, perpetua y efectiva”, se lamentó. Recordó que “no solo hay domiciliarias para ellos ahora”, sino que “también hay presos políticos, como Milagro Sala; desapariciones forzadas seguidas de muerte, como la de Santiago Maldonado, y asesinados por protestar, como Rafael Nahuel”. En esa línea, Taty Almeida acusó al “gobierno de Macri que desde que llegó no hace más que violar derechos humanos a diario” y vinculó al Tribunal Oral Federal número 6, que le dio la domiciliaria a Etchecolatz con “este Estado horroroso”. “Para eso estamos acá, para repudiar a los jueces a quienes hay que llamar con nombre y apellido, (José) Martínez Sobrino, (Julio) Panelo y (Fernando) Canero”, detalló. La explanada devino en silbidos: “Más fuerte, así. Para que lo escuchen todos. Devuélvanlo a la cárcel”, insistió Almeida. 

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MAR DEL PLATA

07 de enero de 2018

“La única casa para un genocida es la cárcel”, multitudinaria marcha contra la domiciliara de Etchecolatz

Miles de personas marcharon este sábado en Argentina contra la decisión de enviar al represor Miguel Etchecolatz a prisión domiciliaria.

Este sábado miles de argentinos marcharon en Mar del Plata en repudio al beneficio de prisión domiciliaria otorgado al represor Miguel Osvaldo Etchecolatz. “La única casa para un genocida es la cárcel” fue el lema que renunió entre 30 mil y 40 mil personas en una jornada histórica para la localidad balnearia.

“Cárcel común, perpetua y efectiva, ni un solo genocida por las calles de Argentina”, repetía la multitud.

La decisión de permitir a Etchecolatz cumplir pena en su domicilio de Mar del Plata fue tomada por el Tribunal Oral Federal Nª 6. de La Plata, que días más tarde autorizó al ex médico militar y apropiador de bebés, Norberto Bianco, a pasar dos meses de vacaciones en una casa en Mar de Ajó.

La marcha era encabezada por una enorme pancarta blanca con la consigna que reclama que Etchecolatz vuelva a la cárcel y otra bandera de Argentina con el rostro de los desaparecidos. Detrás de ella se ubicaron referentes de Madres, Abuelas, y Familiares locales y de Buenos Aires, abogados de Derechos Humanos, hijos y familiares de desaparecidos, hijos e hijas de represores, nietos recuperados y miembros de diversas organizaciones sociales y de derechos humanos.

Los manifestantes piden al Gobierno y la Justicia argentina que reculen con la decisión de permitir a los represores cumplir la pena en sus domicilios.

“Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, cantaban los participantes.

“Para mantener la dignidad del pueblo y de nuestro país tenemos que hacer este repudio y tienen que prontamente meterlo en la cárcel como corresponde. Basta de domiciliaria para los genocidas”, afirmó Nora Cortiñas.

Previo a la movilización y con la consigna “Ni un minuto de paz para los genocidas”, medio centenar de militantes de diversas agrupaciones quemaron un muñeco y lanzaron bombas de estruendo frente a los policías que custodian la casa del represor Miguel Etchecolatz.

“La sangre derramada no será negociada; no al indulto encubierto a los genocidas”, afirmaron los manifestantes que se hicieron presentes con máscaras para recordar a Jorge Julio López, desaparecido desde 2006 después de declarar contra Etchecolatz

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  Malvenido

08 • ene. • 2018 

El fin de semana la ciudad argentina de Mar del Plata, donde el represor Miguel Etchecolatz cumple su prisión domiciliaria desde fines de diciembre, fue escenario de protestas en las que miles de manifestantes pidieron para el ex policía “cárcel común, perpetua y efectiva”. Continuaban ayer, aunque la mayor de las movilizaciones tuvo lugar el sábado y estuvo liderada por referentes de distintas organizaciones de derechos humanos.

“La única casa para un genocida es la cárcel”, se leía en la más amplia de las banderas que había en la marcha del sábado y que se extendía junto a una de Argentina cubierta con rostros de marplatenses desaparecidos durante la dictadura. Según las agrupaciones convocantes –la filial de Mar del Plata de la agrupación HIJOS, la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma y la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos Rodolfo Wlash–, la movilización fue “histórica”. Especialmente porque participaron entre 30.000 y 40.000 personas, que llenaron 25 cuadras.

El punto de encuentro fue el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata. Pasadas las 17.30, quienes estaban concentrados se movilizaron hasta la emblemática plazoleta Almirante Brown. Allí, representantes de distintas organizaciones de derechos humanos repudiaron la decisión de la Justicia de enviar a su casa a Etchecolatz, condenado por casi 100 casos de tortura, por la apropiación y supresión de identidad de una hija de desaparecidos, y por varios homicidios y delitos de privación de libertad cometidos durante la dictadura.

El Tribunal Oral Federal Nº 6, que tomó la decisión, tuvo en consideración el “delicado estado de salud” de Etchecolatz, de 88 años, que en agosto sufrió un accidente cerebrovascular. Unos días después, el 29 de diciembre, el represor fue trasladado de la cárcel de Ezeiza, en Buenos Aires, a su casa en el balneario argentino.

“Para mantener la dignidad del pueblo y de nuestro país tenemos que hacer este repudio, y tienen que prontamente meterlo en la cárcel, como corresponde. Basta de domiciliaria para los genocidas”, dijo el sábado la titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, frente a la multitud.

Junto a ella, su compañera Taty Almeida acusó al gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, de “no hacer más que violar derechos humanos a diario”, desde el día que se instaló por primera vez en la Casa Rosada. Por eso, vinculó al Tribunal Oral Federal Nº 6 con “este Estado horroroso”. Y no titubeó a la hora de “llamar con nombre y apellido” a los jueces que decidieron el arresto domiciliario de Etchecolatz: José Martínez Sobrino, Julio Panelo y Fernando Canero.

En una línea similar, la presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Lita Boitano, manifestó: “Hace 40 años que estamos reclamando por los derechos humanos, pero nunca pensamos que tendríamos que volver a pedir cárcel para los genocidas”. Boitano recordó que “no sólo hay prisiones domiciliarias para ellos ahora”, sino que “también hay presos políticos, como Milagro Sala; desapariciones forzadas seguidas de muerte, como la de Santiago Maldonado, y asesinados por protestar, como Rafael Nahuel”.

También habló Carmen Ledda Barreiro, integrante de la filial marplatense de Abuelas de Plaza de Mayo, que busca a su nieto y a su hija Silvia, que permanece desaparecida. “Etchecolatz y [el represor Juan Miguel] Wolk saben dónde está mi nieto, dónde tiraron a mi hija. No lo dicen y ahí andan, tranquilos en sus casas. Exijo que reculen con esta medida y sé que cuento con ustedes para eso, para obligarlos a recular, para no dejarlos vivir en paz”, manifestó Ledda, que apostó al “poder del pueblo en la calle”.

El sábado de mañana, unas horas antes de que empezara la movilización masiva, alrededor de 100 personas se reunieron en la puerta del domicilio de Etchecolatz, quemaron un muñeco de trapo y lanzaron bombas de estruendo frente a los policías que custodian el lugar. En sus carteles se leían las consignas “Ni un minuto de paz para los genocidas” y “La sangre derramada no será negociada; no al indulto encubierto a los genocidas”, según informó el diario Página 12. De acuerdo con medios marplatenses citados por la agencia de noticias Télam, la actividad fue convocada por agrupaciones como el Frente por los Derechos Humanos y la Dignidad, Votamos Luchar, el Espacio Sindical de Base, el Centro Cultural La Vía Orgánica, la Asamblea en Defensa de la Cultura y el Partido Revolucionario Marxista Leninista, entre otras.

La movilización del sábado fue antecedida por otras, que tuvieron lugar el jueves y el viernes en las puertas de la casa de Etchecolatz, convocadas por los vecinos de la Reserva Forestal Bosque Peralta Ramos, el barrio en donde vive el que fue el jefe de Inteligencia de la Policía Bonaerense. Ayer, organizaciones sociales tenían previsto colocar en la zona siluetas de papel representando a los desaparecidos, marcando el camino hasta la casa de Etchecolatz. Una frase se repitió con insistencia en las protestas: “Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”.

 

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  Una casa junto al mar

Prisión domiciliaria para Miguel Etchecolatz, símbolo de la dictadura argentina.

Fabien Kovaik

12 enero 2018

En 2017 aumentaron los casos de prisión domiciliaria para imputados y condenados por crímenes de lesa humanidad. Con el caso del comisario Etchecolatz, el más emblemático desde la asunción del presidente Mauricio Macri, ya son 550.

 “Donde no hay justicia hay escrache”, se leía en los carteles desplegados en la concentración frente al nuevo domicilio de Miguel Etchecolatz, a tres quilómetros de la ciudad balnearia Mar del Plata. Ex subjefe de la temible Policía Bonaerense durante la última dictadura, Etchecolatz tiene seis condenas por delitos de lesa humanidad, tres de ellas a cadena perpetua por secuestros, torturas, robo de bebés, asesinatos y desapariciones forzadas. Fue el responsable del operativo del 16 de setiembre de 1976 en la ciudad de La Plata conocido como La Noche de los Lápices, cuando fueron secuestrados y desaparecidos seis estudiantes secundarios que reclamaban por el boleto estudiantil.

Pese a eso el Tribunal Oral Federal 6 le otorgó la prisión domiciliaria por haber cumplido 88 años y “padecer diversas dolencias”. Fue suficiente para que los organismos de derechos humanos y vecinos de la ciudad de Mar del Plata se movilizaran. Entre el sábado 6 y el domingo 7 alrededor de 5 mil personas se manifestaron cada día en la ciudad y frente a la casa que lo alberga, en el barrio Peralta Ramos, portando siluetas que le recordaban la ausencia del testigo Julio López –desaparecido el 18 de setiembre de 2006 en La Plata después de testificar en uno de los juicios en su contra–, y le recordaban su condición de criminal con carteles colgados en los árboles de las calles con la leyenda “El único hogar para un asesino es la cárcel” y “Aquí vive un asesino”.

TOMANDO LA POSTA. La marcha la encabezaron, entre otros, Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Pero esta movilización se diferenció de otras por la presencia y peso de las nuevas agrupaciones sociales que empiezan a tomar la posta del reclamo de memoria, verdad y justicia. Entre ellas se destacaron las agrupaciones de Hijos, y volvieron a mostrarse con fuerza los colectivos Historias Desobedientes y los Hijos y Ex Hijos de Genocidas, dos agrupaciones paridas del dolor de varias décadas de convivencia en el espacio familiar de los torturadores. Historias Desobedientes hizo su presentación en sociedad durante la marcha contra el fallo de la Corte Suprema que habilitaba la ley del “dos por uno” a favor de los condenados por delitos de lesa humanidad para acortar sus años en prisión. En noviembre pasado presentaron un proyecto de ley en Diputados para modificar dos artículos del Código Penal que impiden a los hijos denunciar a sus padres y testimoniar contra ellos durante un juicio penal. Hijos y Ex Hijos de Genocidas también tuvo su bautismo en esos días, aunque este fin de semana emitió un manifiesto luego de participar en las movilizaciones contra la decisión judicial a favor de Etchecolatz. “Hemos atravesado miedos, traumas, silencios y dolores, síntomas más o menos evidentes que se entrelazaron con lo cotidiano”, señalan.

Mariana Dopazo, la “ex hija” de Etchecolatz, publicó un testimonio personal en La Garganta Poderosa, una publicación de las villas miseria (cantegriles) de Buenos Aires, sobre el impacto que le provocó enterarse y ver que su ex padre salía de prisión para instalarse en un cómodo arresto domiciliario rodeado de un bosque de pinos cerca de la costa atlántica, donde hace 40 años veraneaba con su familia. “Cuando era chica y nos enterábamos de que venía a casa desde la Jefatura de Policía, con mi hermano y mi madre rezábamos para que se muriera. (…) A mis 47 años jamás creí que sufriéramos tal retroceso en derechos humanos. (…) Es imposible que le den la domiciliaria, me aseguraba mi mamá, hasta que nos llamaron para avisarnos. Ni pude pensar, ni hablar más”, escribió Dopazo, que en 2016 logró despojarse del apellido paterno y asumir el de su madre.

CONDENA A DOMICILIO. El fallo que otorgó la detención domiciliaria a Etchecolatz se emitió cinco días después de que la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad presentara su informe anual en el que consigna un aumento de las detenciones domiciliarias en las causas judiciales de este tipo de crímenes. “La tendencia en alza de los imputados en libertad comienza en diciembre de 2015, en forma paulatina, se profundiza durante 2016, y podemos decir que se consolida en 2017, por lo que no parece haber signos que logren revertir la situación en el futuro”, señala un párrafo del informe. Concretamente, en 2015 fueron 439 los imputados condenados a prisión domiciliaria, en 2016 aumentaron a 519, y en 2017 llegaron a 549. El informe también concluye que, en promedio, el proceso judicial de cada causa por crímenes de lesa humanidad tarda cinco años en concluir (desde el momento en que se inicia la instrucción hasta que se llega a una sentencia firme). El informe calcula que si durante este año se elevaran a juicio todas las causas pendientes, se llegaría a una sentencia en todas recién en 2024, “año en que se cumplirían 18 años de juicios, y cerca de 50 años de los hechos investigados”, constata.

 

Marcelo Balcedo, astilla del mismo palo

El “sindicalista” argentino

Acusado por la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) de presunto lavado de dinero y delitos tributarios, Marcelo Balcedo funge como secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (Soeme) y es propietario de un multimedio en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, que incluye el diario Hoy y la radio La 92.

El juez federal Ernesto Kreplak decidió su detención en Navidad y pocos días después fue apresado en su mansión de Maldonado por la policía uruguaya, paso previo a su pronta extradición a Buenos Aires. El caso tuvo una inmediata repercusión política en Argentina, donde los medios y el gobierno se encargaron de mostrar a Balcedo como un sindicalista corrupto vinculado al kirchnerismo. Sin embargo se trata de un ingeniero que heredó la secretaría general del gremio fundado en 1960 por su padre, Antonio Balcedo, un peronista que supo hacerse un lugar en la Cgt y fue electo diputado nacional en 1962, cargo que nunca llegó a asumir porque el presidente Arturo Frondizi, presionado por las fuerzas armadas, desconoció las elecciones. Con la llegada de la dictadura del general Juan Carlos Onganía, en 1966, Balcedo padre se enroló en la combativa Cgt de los Argentinos, que nucleaba al gremialismo peronista alejado del sector sindical que negociaba con la dictadura. Con el tiempo, Antonio Balcedo se sumó también a las filas del sindicalismo peronista dedicado a los negocios, y con la vuelta de la democracia, en 1983, su suerte personal empezó a cambiar. Opositor al gobierno de Raúl Alfonsín, encontró su momento con la llegada de Carlos Menem al poder. Así empezó a construir el multimedio mediante el cual, según admiten sus compañeros de militancia sindical y políticos peronistas, se dedicó a extorsionar a funcionarios e instituciones educativas. A través del diario Hoy llevó adelante campañas sucias contra funcionarios bonaerenses, y desde el sindicato inventaba denuncias contra escuelas privadas a las que amenazaba con llevar a la justicia si no pagaban una multa al Soeme. En todo el país hay más de 2 mil denuncias por “tentativa de extorsión” iniciadas por escuelas privadas contra el sindicato. Antonio Balcedo falleció en 2012 siendo un acérrimo opositor al gobierno de Cristina Fernández y un hombre ligado a las llamadas 62 Organizaciones Sindicales Peronistas, lideradas por Gerónimo Momo Venegas, el jefe de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uarte), vinculado a Carlos Menem y el único dirigente de la Cgt que se lanzó abiertamente a apoyar la candidatura presidencial de Mauricio Macri en 2015, fogoneada también desde las páginas del diario Hoy de los Balcedo.

Heredero del estilo de los sindicalistas empresarios, Marcelo Balcedo se hizo cargo del sindicato fundado por su padre, y de su fortuna. En 2017 fue el primero de los sindicatos ligados a la educación que rompió el frente sindical para aceptar la paritaria salarial de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, la delfín de Macri. En las últimas elecciones ensayó una pirueta buscando enrolarse en la agrupación Unidad Ciudadana, liderada por Cristina Fernández, apoyando económicamente a la lista de senadores provinciales, pero la suerte le fue esquiva y se quedó sin candidatura. Su detención tiene la marca del sindicalismo corrupto, sin pertenencia partidaria pero con ansias de poder.

 

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