“Manini debió haber sido retirado de su cargo”
Juan Manuel Chaves
CON CARLOS CAETANO
Para el politólogo e historiador, el comandante en jefe del Ejército cobró un protagonismo político que lo convierte, con el respaldo inconveniente de importante figuras de la oposición, en un “caudillo militar”, el primero desde el ministro de Defensa de Julio María Sanguinetti, Hugo Medina. En asuntos como este “no puede haber dos opiniones”.
—¿Qué valoración hace de las declaraciones del general Guido Manini Ríos y la sanción del Ejecutivo?
—Desde hace mucho tiempo viene trasgrediendo el artículo 77 de la Constitución con comentarios políticos que sobrepasan las fronteras –o se pone en un límite peligroso– de lo que ha sido la pauta de normalidad de estos últimos años. Ha hablado del tema traumático de la dictadura y no ha colaborado ni con sus dichos ni con sus hechos, incluso en algunas ocasiones lo ha hecho con cierto desdén hacia las víctimas. A veces, casi que naturalmente, emite comunicaciones muy controversiales en las redes. Hace unas semanas twiteó, durante una visita, la imagen de un muro del cuartel de Rivera que claramente fue pintado durante la dictadura y que claramente puede tener una interpretación golpista (véase captura de pantalla). Para quien vivió la dictadura eso es una afrenta. Ha hecho comentarios de corte político sobre distintos temas, el de la reforma de la caja militar no es el primero. Por eso creo que él ya hace tiempo que debiera haber sido apercibido, y que de no haber modificado su acción, como no la ha modificado, debió haber sido retirado de su cargo. Es más, creo que esto era mucho más pertinente y correcto en este caso, que no fue sino la gota que desbordó el vaso. El arresto a rigor por 30 días realmente no me parece la sanción más adecuada para esta situación ni para su cargo, con el agravante de que se demoró demasiado tiempo. La destitución era mucho más pertinente, como se manejó en el gabinete, incluso lo sugirió Julio María Sanguinetti, advirtiendo que esta sanción huele a humillación. Hay otro ejemplo de cierto desborde, en un país tan sensible al tema de la laicidad: a mí me parece absolutamente correcto que él exprese públicamente su fe, pero no cuando lo hace oficialmente, con su uniforme y en un acto de rebeldía en la catedral. Además afirmando algo que es incorrecto históricamente, que la Iglesia y el Ejército son las fuerzas fundadoras de la nación, lo cual supone creer que la “admirable alarma”, el pueblo artiguista en armas, es el origen del Ejército uruguayo, cuando el pueblo en armas de 1811 no tiene nada que ver con el ejército por primera vez profesional y corporativo de Lorenzo Latorre y de Máximo Santos. Ese es el origen del Ejército.
—De acuerdo a lo publicado ayer por Búsqueda, Manini dio la orden a “retirados y demás” de no iniciar acciones para respaldarlo frente a la sanción de Tabaré Vázquez. ¿Qué lectura hace?
—Hay una política militar de este tercer gobierno que resulta difícil de entender. Primero la designación de Eleuterio Fernández Huidobro, un hombre que en su momento, y yo no quiero hablar de los muertos, no tenía la adhesión del Frente Amplio. Salíamos de una elección en la que su grupo político prácticamente había dejado de existir. ¿Quién lo reclamaba como ministro de Defensa? Los militares. Eso llevó a una cuestión muy extraña, inadecuada: un sector del Ejército con un caudillo militar, tal vez por primera vez después del teniente general Hugo Medina (ministro de Defensa entre 1987 y 2000). Un caudillo militar que habla en nombre de la tropa, que toma un protagonismo inequívocamente político, que no es el que corresponde de acuerdo a la Constitución para un comandante en jefe del Ejército.
—¿Y cómo lo interpreta?
—Estamos en presencia de un caudillo militar, y en democracia no puede haber caudillos militares, no pueden reconocerse ni legitimarse, la lógica de la subordinación constitucional y la prohibición de toda acción política, salvo el voto, son muy claras. Esta situación realmente hay que tomársela en serio. Los caudillos militares emergen en las dictaduras, en las predictaduras o en los períodos inmediatamente posteriores. Hay quienes han dicho “Manini Ríos les habló a sus fuerzas”. No, de ninguna manera. Él no tiene fuerzas, le habló al Ejército nacional y el Ejército es de la República, no tiene caudillo que lo represente. El comandante en jefe de todas las Fuerzas Armadas es el presidente de la República, y no puede haber intermediarios.
—La oposición, justamente, ha mostrado su respaldo a este “caudillo”.
—La verdad es que esta articulación ampliamente mayoritaria de la oposición es algo que hay que lamentar, más allá de cualquier bandería, desde un punto de vista estrictamente institucional. Yo no la puedo entender, me genera profundo desencanto frente a un tema como este, en un continente muy complicado, donde en algunos países vuelve a haber ruido de sables, donde algunos han querido preparar un recibimiento en términos de apoteosis, cuando incluso algunos políticos, realmente con errores garrafales, comparan el retorno de Manini con el retorno de Wilson Ferreira (se refiere al intendente nacionalista Sergio Botana). No puede ser más descaminado. Por lo menos hasta que digo esto, con las excepciones honrosas de Pablo Mieres (senador del Partido Independiente), de Los Jóvenes Blancos (así se llama la agrupación del diputado Pablo Iturralde) y de Unidad Popular, no hay matiz en la oposición. No puede haber dos opiniones respecto a la subordinación del Ejército y de sus mandos con respecto al presidente. Esto me hace sentir que entramos en una lógica de confrontación ciega de dualidad irreconciliable, en la cual la oposición va a estar siempre en contra de lo que diga o haga el gobierno. Me parece una situación muy grave.
—Hubo también contradicciones dentro del Ejecutivo. El ministro de Defensa argumentó que la sanción no estuvo amparada en el artículo constitucional al tratarse solamente de “faltas disciplinarias”, algo que luego fue desmentido por Vázquez.
—El presidente lo desmiente porque sí hay trasgresión, y no es la primera. Esto muestra una profunda debilidad. El Ejército es una fuerza subordinada. El monopolio legítimo de la violencia por parte del Estado se funda en un principio republicano según la cual el Ejército y las fuerzas militares, así como la Policía, detentan ese monopolio pero bajo subordinación absoluta al poder civil. No pueden incurrir en ningún pronunciamiento, en ningún comentario de corte político, salvo el voto, de acuerdo a la Constitución. Por experiencia ya sabemos lo que ocurre cuando se aflojan estos principios institucionales que no tienen ni pueden tener color político. Me resulta realmente descorazonador que frente a un tema de tanta sensibilidad, que supo unirnos a todos los uruguayos hace algunas décadas, hoy estemos partidos. Tiene que haber ciertos consensos institucionales que rompan la lógica oposición-gobierno.
Los dichos del comandante en jefe del Ejército y la decisión del gobierno
Debe mejorar su comportamiento
La decisión de sancionar a Guido Manini Ríos fue tomada el lunes en el Consejo de Ministros, después de un intercambio en el que fueron duros los cuestionamientos a Manini, indicaron fuentes del Ejecutivo a Brecha. Varios secretarios de Estado pidieron su remoción, entre ellos el titular de Economía, Danilo Astori, como lo reafirmó el jerarca en una entrevista realizada el miércoles en TV Ciudad. Sin embargo, el nombrado directamente por el jerarca del Ejército (Murro) no fue de los que solicitó su separación del cargo, como manejan algunas versiones circulantes, en el entendido de que debía abstenerse de fijar una posición por estar directamente involucrado. Finalmente, el presidente Tabaré Vázquez se inclinó por la opción de la sanción de los 30 días y lo hizo tras consulta telefónica con la vicepresidenta Lucía Topolansky, de viaje por China, según la información que se hizo llegar a este semanario.
Manini tenía dos observaciones escritas y una verbal, por reiteradas incursiones en asuntos políticos en sus distintas intervenciones. Una de las que generó mayor malestar en el Ejecutivo fue su discurso del 18 de mayo de 2017, al grado que para este año, Vázquez se comunicó con el comandante para decirle que no quería volver a escuchar una retahíla de demandas y cuestionamientos a la gestión gubernamental. Entre los integrantes del Ejecutivo existe preocupación por reencauzar la relación de necesaria subordinación al poder civil de las Fuerzas Armadas, y también por la reacción de la mayoría de la oposición.
Según comentaron a Brecha integrantes del gobierno, entienden que hubo falta de lealtad institucional, ante actitudes del jefe del Ejército que desconocen la Constitución. Algo que, sostienen, sólo puede explicarse por la proximidad del período electoral. También, porque visualizan una ofensiva de la derecha en todos los terrenos; en esa lógica incluyen el retiro de las cámaras empresariales del campo de la negociación colectiva y los continuos vaticinios de que el país se desbarrancará en una crisis económica.
Sin embargo, no faltan críticas desde dentro del oficialismo a la política militar desarrollada durante el período en que Eleuterio Fernández Huidobro fue ministro de Defensa. En esa dirección se sostiene que se les “dio alas” a las Fuerzas Armadas, con una interlocución en la que las partes se reconocían como “combatientes” de otrora, que podían tener intereses similares y derechos no reconocidos.
La sensación en el partido de gobierno es que se debió recorrer el camino de la destitución. Que no dar señales claras sobre la subordinación al poder civil sólo “victimiza” a Manini ante sus generales, más allá de que el propio comandante en jefe llamó a acatar la decisión del Ejecutivo y a no realizar ninguna manifestación de descontento. Por eso la sanción de 30 días de arresto a rigor no contenta a muchos frenteamplistas, pues entienden que puede tomarse como un gesto de debilidad, que no haría más que complicar la cancha.
V H A
Se analizan modificaciones a la reforma de la Caja Militar
Por la cincuentena
La decisión del diputado Darío Pérez (y de su grupo, la Liga Federal) de no aportar el voto 50 para la ratificación en la Cámara de Representantes de la reforma de la Caja Militar votada en primera instancia en el Senado generó una tormenta de reproches en el Frente Amplio, enfrentado a la posibilidad de perder la frágil mayoría parlamentaria en un asunto que el gobierno y, en particular, el ministro de Economía, Danilo Astori, consideran vital. Las declaraciones del comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, tuvieron la virtud de desplazar el centro de atención (aunque no el peso específico del problema) y, por tanto, restó protagonismo a una posible solución que abroquelaría esa mayoría cambiante y elusiva que en Diputados genera sofocones al oficialismo.
Esa solución podría acercarse a las pretensiones del diputado Pérez si, como trascendió, su preocupación son los posibles perjuicios que el texto de la media ley generaría al personal de tropa. Según informó el diputado comunista Gerardo Núñez a Brecha, una eventual modificación será discutida probablemente la semana próxima en una reunión de la comisión bicameral de los legisladores frenteamplistas que habían logrado un acuerdo sobre la reforma de la Caja. Se espera que la Liga Federal especifique en detalle cuáles son las modificaciones que contemplarían sus posturas. Se conocen, no obstante, algunos lineamientos generales: las discrepancias se concentran en dos artículos del texto aprobado en el Senado, los artículos 8 y 40. Algunos incisos del octavo se refieren a la edad y años de servicio para que el personal de tropa pueda acceder a la jubilación. Se requiere un mínimo de 48 años de edad y 22 de servicio; una transacción sería modificar la cifra respecto al servicio cumplido. El artículo 40 se refiere a las bonificaciones que permiten computar dos por uno ciertos años de servicio, y una forma de contemplar los planteos de la Liga Federal es incorporar otros rubros a las bonificaciones, como por ejemplo Sanidad Militar. También se considera posible incrementar el monto de las pensiones que recibirían las viudas por deceso de sus maridos en actos de servicio.
Pero cualquier solución, en opinión de Núñez, debe respetar los objetivos generales de la reforma, que pretende disminuir un déficit anual cercano a los 500 millones de dólares. “No vamos a aceptar soluciones que impliquen cambios de fondo en el proyecto”, dijo Núñez. Puesto que las posibles modificaciones apuntan a mejorar la situación del personal de tropa, de prosperar la solución, de hecho, se estaría diluyendo uno de los argumentos de más peso en la postura cuestionadora del comandante en jefe del Ejército, que detonó la crisis política.
S B
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Uruguay: Tabaré sanciona con un mes de arresto al
comandante del Ejército
Luvis Pareja
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, ratificó su decisión de sancionar con 30 días de arresto al comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, por haber realizado comentarios políticos, lo que está taxativamente prohibido por la Constitución.
Según algunos analistas, la decisión presidencial trata de contener las presiones de los sectores conservadores de militarizar la seguridad interna y recordarles a los militares cuál es su función.
El martes, Vázquez tomó la decisión de castigar al militar por haber opinado sobre el proyecto de Reforma de la Caja Militar -el servicio de retiros y pensiones militares- que se está analizando en el Parlamento. “Manini Ríos se equivocó y, en función de eso, es sancionado”, afirmó el mandatario.
El ministro de Economía, Danilo Astori, dijo que Manini comete un “error en el análisis de la reforma” de la caja militar y planteó que ésta no cae en la “desviación” que plantea el comandante en jefe del Ejército
Un comandante que defiende la dictadura
El militar no ha estado exento de polémica por sus dichos sobre la dictadura y los desaparecidos. El 25 de julio de 2018, Manini Ríos recordó en Twitter al hermano del dictador Gregorio Álvarez, muerto a manos del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro en 1972. El diputado frenteamplista Luis Puig dijo que el comandante incurrió en un homenaje a un “torturador en jefe”.
En 2017, en la semana en que se cumplía un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1973 tras recorrer zonas afectadas por inundaciones, dijo en el programa Quién es Quién: “A la gente de Bella Unión, de Salto, de Paysandú no les importa un comino lo que pasó hace 44 años”.
En noviembre, la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos acusaron a Manini de dar una ubicación falsa sobre un enterramiento en un predio de las Fuerzas Armadas. Y lamentó que se negara a revelar la fuente de la información.
Desde 2017, el comandante convoca a una misa en la Catedral Metropolitana en celebración por el Día del Ejército, a la que asiste con uniforme militar, lo que generó un debate sobre la laicidad.
La oposición, con Manini
Pero Manini Ríos se encuentra actualmente en México en una misión oficial y regresará a Montevideo el 18 de septiembre. El presidente aclaró que no se le había pedido al militar que regresara antes al país. “Sé que soy criticado, pero hay un viejo dicho que tiene permanencia: ‘Palo porque bogas y, si no bogas, palos también’”, expresó
Dirigentes de la oposición criticaron la medida llevada adelante por Vázquez. Julio María Sanguinetti, ex presidente colorado, señaló al diario local El País que si el Ejecutivo no le tenía confianza a Manini Ríos podía removerlo. “Aplicarle 30 días de arresto a la máxima jerarquía del Ejército es simplemente un intento de humillación a las Fuerzas Armadas”, escribió.
El ex mandatario conservador dijo, además, que Manini Ríos –proveniente de una patricia familia colorada- tenía razón porque sus dichos, que calificó de respetuosos, simplemente defendían los derechos de sus subordinados, hoy en estado de pobreza, según estimó.
El senador Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional y ex rival de Vázquez en las últimas elecciones reconoció que la medida estaba dentro de las normas del derecho pero rechazó la decisión porque no considera que el militar haya violado la Constitución. Según el diario conservador El Observador, fuentes de alta jerarquía dentro del Ejército también consideraron que su Comandante no había faltado a la ley y se mostraron sorprendidos por la severidad de la sanción.
“La decisión de arresto a rigor por 30 días se tomó por múltiples situaciones que merecieron en su momento apercibimientos, las que contravienen reglamentaciones y artículos constitucionales”, dijo el presidente en su visita a la Rural del Prado, en Montevideo.
El militar había señalado en la emisora Océano FM que la reforma perjudicaba a la mayoría de los efectivos de su fuerza y que algunos, incluso, perderían su derecho a retirarse. Según consideró el mandatario, Manini Ríos violó el artículo 77 de la Constitución cuyo inciso cuatro no permite a miembros del cuerpo castrense ejercer ningún tipo de actividad política, salvo el voto.
“Comentar un proyecto de ley que está en discusión en el Parlamento es una actividad política”, agregó Vázquez, quien afirmó que “La sanción se basó también en el Reglamento Nacional de Servicios número 21, que establece, en su literal C, que no pueden interferir ni directa ni indirectamente en trámites administrativos ni en discusiones ni en presentar opiniones sobre proyectos de ley”.
Además de opinar sobre la legislación en curso, el jefe del Ejército había apuntado contra el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, quien está llevando adelante esta reforma, diciendo estaba mal informado. “No le puedo atribuir de ninguna manera al ministro mala fe ni puedo ni siquiera creer, y no lo creo, que mienta a sabiendas. Simplemente creo que no está bien informado”, había dicho Manini Ríos.
“Si el señor ministro agarra una calculadora, toma los términos de la ley y la realidad de un soldado nuestro, se va a dar cuenta que lo que yo digo es así. El soldado va a tener que hacer más años para irse con la mitad”, agregó el militar.
A pesar de lo ocurrido, el mandatario dijo no haber perdido la confianza en Manini Ríos. “No hay ningún tipo de pérdida de confianza en la lealtad institucional del señor comandante en jefe del Ejército, demostrada en más de una oportunidad, y tampoco está en juego la buena fe con la que actúa”, aseguró.
Luvis Pareja
Periodista uruguayo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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ARRESTO AL COMANDANTE EN JEFE
Manini Ríos: una sanción que divide las aguas
El Poder Ejecutivo sancionó con arresto a rigor por treinta días al comandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos, y la oposición blanca y colorada salió a defender al militar sancionado, volviendo a poner en juego a la institucionalidad del país.
Por Isabel Prieto Fernández
El comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos se fue de lengua. Lo más grave es que esa información debe ir acompañada de un “otra vez”. Es que a este militar dos por tres se le desboca el caballo que lleva dentro. En el discurso del 18 de mayo de 2017, fecha de la Batalla de Las Piedras y en el que el Ejército celebra su día, Manini Ríos dijo: “En los últimos tiempos se han escuchado voces preocupadas por los privilegios de los militares. Sí, señores. Los 15.000 hombres y mujeres que integran el Ejército Nacional son unos verdaderos privilegiados. Tuvieron el privilegio de evacuar la madrugada del 23 de diciembre a miles de vecinos de la ciudad de Artigas, sorprendidos por la creciente más grande y rápida de su historia, tienen el privilegio de estar a toda hora, los 365 días del año al servicio de la sociedad de la que provienen y no reclamar por ello compensación ni trato especial alguno, de sentirse no funcionarios sino servidores del Estado y de asistir en silencio a la discusión que se da sobre su futuro, muchas veces teñida de falsedades y de tergiversaciones malintencionadas”. Como era de esperar, y obvio que por el propio Manini Ríos, que de tonto no tiene nada, fue duramente criticado por esas palabras. Probablemente porque nadie lo sancionó, en julio y agosto continuó haciendo mérito para el arresto, pero esta vez eligiendo a la red social, escribiendo un par de tuits [En todas las citas se mantiene el estilo y la ortografía]: “El 25 de julio de 1972, hace 46 años, caía asesinado el Cnel. Artigas Álvarez, en presencia de su hija, de 9 años… “, acompañando el texto con una foto de la víctima, asesinado un 25 de junio; “Visitando el Regimiento de Caballería Nro. 3 en Rivera…con el mismo espíritu de servicio que anima a todo el Ejército, a pesar de todas las dificultades…”, y la ilustración de este tuit es una foto con el escudo del regimiento y una frase que dice: “Cuando la Patria esté en peligro, no hay derechos para nadie sino deberes”. Citaré un tercer posteo que se ubica entre uno y otro de los mencionados, porque está fechado el 7 de agosto: con una foto de George Soros, Manini Ríos escribe: “George Soros, una de las caras más visibles del imperialismo, enemigo de la revolución Cubana, fue expulsado de su país natal, Hungría, y de otros países por desestabilizador y agente de los EE.UU… Muchos se preguntan a quienes financia y para qué…”.
No se precisa ser idóneo en nada que tenga que ver con leyes o botas y charreteras para darse cuenta que, cualquiera de estas tres intervenciones tuiteras, son improcedentes en un comandante en jefe. Viniendo de donde vienen, las tres -¡las tres!- son provocadoras. Y si no, vayan a la fuente y lean los comentarios, que acá no ponemos por razón de espacio.
El último desborde
“A mí no me corresponde por razones de cargo, hacer ninguna consideración política ni medir ninguna intencionalidad en nadie. Pero sí, por razón de cargo también, soy el responsable o el jefe de una institución donde las dos terceras partes o más de los integrantes, más de diez mil personas, son afectadas por esta ley [la ley que reforma de la Caja Militar] si se aprueba tal como está aprobada en el Senado. No sólo tengo el derecho, tengo la obligación de decir lo que digo al respecto, y es que esta ley afecta a toda la jerarquía, por supuesto. Afecta al coronel, al general, pero al que más le pega es al soldado y es al sargento, porque van a tener que hacer muchos años más para tener el derecho al retiro y se van a ir con la mitad de lo que se van hoy”. Luego de decir esas palabras en la entrevista con Todo Pasa, el programa de radio Océano, descargó con lo mismo de siempre, con todo el sacrificio que significa ser un efectivo del Ejército: que limpiar la basura, que ayudar en zonas de desastres, que no tener domingos ni feriados y tener peores condiciones laborales que el resto de los trabajadores. Eso sí, omitió decir cómo son tratados por los mandos jerárquicos, pero, en fin. Entre toda esa defensa mediática del soldado, el periodista le recordó que el ministro de Trabajo Ernesto Murro se refirió a que la reforma “plantea una reforma generosa, gradual y beneficiosa para los militares, en particular para el personal de tropa”. A esto, Manini Ríos contestó que no podía entrar en polémica con Murro, pero entró: “No le puedo atribuir al ministro mala fe, ni puedo, ni siquiera, creer -y no lo creo- que mienta a sabiendas; simplemente creo que no está bien informado. Si el señor ministro agarra una calculadora, toma los términos de la ley y la realidad de un soldado nuestro, se va a dar cuenta que lo que yo digo es así”. Y ahí continuó.
Para quienes dicen que los treinta días de arresto a rigor son un exabrupto, les recomiendo que pasen unos días en una unidad militar y después cuenten qué pasa si un subordinado, ante una discrepancia, le dijera al superior que agarre una calculadora. Más allá de que es probable que nunca lo vean, esas situaciones no se dan por una razón simple y hasta comprensible, si se quiere: los soldados también están armados. Sólo ese hecho justifica la estructura vertical que tienen las Fuerzas Armadas, pero eso mismo, también, es lo que amerita la subordinación al poder político. El Poder Ejecutivo no puede permitir, bajo ningún concepto, que los militares se aparten de su tarea específica, que lejos está de ser la de cuestionar a los legisladores o a los gobernantes.
En pocas palabras, se informará lo que ya, por ser informado hasta el cansancio, se sabe: Manini Ríos vuelve el lunes 17 de México, pero ya fue notificado de su sanción; el ministro de Defensa, Jorge Menéndez, explicó que se actuó según el Reglamento Nacional de Servicios; el presidente Tabaré Vázquez confirmó lo dicho por Menéndez y agregó el artículo 77 de la Constitución; los blancos y los colorados apoyan a Manini Ríos y pretenden desautorizar al Ejecutivo; el senador del Partido Independiente apoya al gobierno. Y por ahí va la cosa.
Reflexiones
Hagamos un poco de historia: en la predictadura, el avance de la institución militar sobre el poder político se da por razones complejas, que en poco se diferencia de lo que sucedía en el resto de América Latina; en la posdictadura, cuando el entonces general Hugo Medina guarda en un cofrefort las citaciones judiciales dirigidas a los militares acusados de delito de lesa humanidad, la crisis se debe a situaciones más definidamente corporativas para evitar que la Justicia avance en el seno de su interna; en este momento, la reacción de Manini Ríos se da por intereses mercantiles, es decir, que no toquen sus privilegios. De alguna manera hay una reducción de las reivindicaciones militares a una cuestión de dinero. Eso se hace más claro cuando se ve el peso que tiene en el sistema previsional las jubilaciones militares, que dejan un déficit de unos US$ 600 millones anuales, pero que los uniformados se niegan a equiparse a los civiles. Hasta aquí tenemos el motivo que surge a la superficie.
Lo llamativo de todo esto es que coincide con una embestida de la restauración en la región, sumada a complicaciones que, en lo interno, están poniendo sobre la mesa las cámaras empresariales sobre las fuentes de trabajo y la negociación colectiva en diferentes ramas de la industria.
Lo más peligroso de todo esto es que ante una decisión legítima del Poder Ejecutivo, la oposición, con la excepción de Mieres, salga a ponerse del lado de los militares, como si no hubieran aprendido de la historia lo que eso puede significar. Para colmo, el expresidente Julio María Sanguinetti, sin ningún pudor, dijo muy suelto de cuerpo que la decisión del gobierno “es humillante” para el sancionado y para las Fuerzas Armadas, echando un poco de leña al fuego, para seguir siendo fiel a sí mismo.
¿Podemos hablar de desacato? No, pero se puede decir que las reiteradas declaraciones de Manini Ríos en distintos ámbitos constituyen una falta grave, que fue advertida y solucionada por el Poder Ejecutivo en uso de sus legítimos derechos.
Como ya fue dicho, el presidente Tabaré Vázquez ratificó la sanción y, a la vez, expresó su confianza en el comandante en jefe. Todo parece indicar que la voluntad es que Manini Ríos siga estando donde está, con los pies adentro de las botas, la cabeza debajo de la gorra y la lengua adentro de la boca. Una buena forma de asegurar que la democracia mande.