Abuelas de Plaza de Mayo contra Macri

  REPORTAJE EXCLUSIVO

10 de febrero de 2019

“LA UNIDAD ES LO QUE NOS VA

A LLEVAR AL TRIUNFO”

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, habló de los últimos tres años en derechos humanos pero también del futuro institucional de la Argentina. “Esperemos llegar a fin de año con un nuevo gobierno”, dijo, y llamó a “juntarse aunque tengamos diferencias”.

Por Victoria Ginzberg

Esperemos poder tener este fin de año un nuevo gobierno, con gente que garantice, sea quien sea, que las cosas sean distintas”, dice la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Estela de Carlotto habló con PáginaI12 de las dificultades que  tiene la institución luego de tres años de gobierno de Mauricio Macri y del estado del país en general.

Las características de Estela de Carlotto son conocidas. Es diplomática, amplia y suele tender puentes para conseguir su principal objetivo, que es el encuentro de nuevos nietos, hijos de desaparecidos apropiados durante la última dictadura. Pero nunca se calla las críticas. Y mucho menos ahora. Se la nota alarmada por la situación económica y enojada por lo que considera una desvalorización de la tarea del organismo de derechos humanos. Cuenta que junto con Madres de Plaza de Mayo línea Fundadora, Familiares de Detenidos Desaparecidos, HIJOS y otras agrupaciones participó el año pasado de encuentros con referentes políticos, sindicales,  sociales,  estudiantiles y de áreas de cultura y ciencia, para dialogar, estrechar vínculos  y comprometerse para realizar acciones conjuntas en defensa de los derechos humanos. 

“La unidad es lo que nos va a llevar al triunfo”, señala Carlotto. Se refiere sin vueltas a la necesidad de que la oposición de junte para enfrentar a Cambiemos y hace un llamado para que los dirigentes dejen sus discrepancias a un costado:  “No hay que apartar a quienes cometieron un error o piensan diferente en algunas cosas.  Hay que juntarse aunque tengamos diferencias y que nos una lo que tenemos en común”. 

–¿En qué situación están Abuelas y el resto de los organismos de derechos humanos después de tres años de gobierno de Mauricio Macri? ¿Qué cambió?

–Las Abuelas de Plaza de Mayo celebramos la democracia más larga de nuestra historia y pensamos con seguridad que tiene que ser permanente y para siempre, que nunca más un golpe militar rompa con la democracia y que nadie se quede ilícitamente en el poder, destruyendo, como hizo la dictadura terrorífica de 1976. Hemos vivido el proceso de los diferentes gobiernos que han estado en estos años de democracia, con sus beneficios y sus perjuicios. En general hemos mantenido un diálogo, nos hemos sentido respetadas, hemos conseguido algunas medidas que nos han beneficiado, como  la creación de la Conadi (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad) en 1992, y con (Raúl) Alfonsín pusimos tres artículos en la Convención Internacional de los Derechos del Niño y se creó el Banco Nacional de Datos Genéticos, que fue único en el mundo. Hemos avanzado, hemos aprendido, siempre con respeto. Con Néstor y Cristina Kirchner vivimos una primavera política muy importante. El mismo respeto, pero con una convocatoria, participación, consulta, que significó ser parte de un proceso, desde el lugar de ONG, que es lo que somos, pero con un gobierno dedicado a defender los derechos humanos. Es una parte de la historia inolvidable para nosotros. 

–¿Y ahora?

–Ahora tenemos un gobierno que… realmente estamos esperando que termine. Todos sus actos, desde la campaña, fueron para ofendernos. El presidente se refirió al “curro” de los derechos humanos, que significa que somos tramposos, es una palabra humillante. Sus funcionarios o personas que están con él dicen que mentimos, que no son 30 mil desaparecidos, que sacamos los nietos de una galera en momentos oportunos, como si tuviéramos una fábrica de nietos. Hay una desvalorización de nuestra tarea y sobre todo se desarmaron espacios muy valiosos que habíamos conseguido durante el gobierno anterior para facilitar la búsqueda y el encuentro de nuestros nietos. 

 –¿Qué espacios?

–En el ministerio de Defensa había un espacio para la información respectiva, los archivos, eso se terminó. En la secretaría de Derechos Humanos se han cambiado personas de mucha experiencia por otras que no saben bien qué hacer, se ha disminuido el personal, se han cerrado algunas estructuras y se retacea para la Conadi, que es una estructura muy importante para nosotros, el proceso de jerarquización.  Nosotros dependemos de un presupuesto que equivale a un trabajo anual en el que participan muchas personas, en las filiales en el interior del país, en la Casa por la Identidad y nos demoran, tenemos que estar rogando, suplicando.  No merecemos ese trato. 

–¿Nunca volvieron a hablar con el Presidente?

–No, solo esa vez que no nos quería recibir. Nos recibió tardíamente y mal. Nunca recibimos un mensaje de gratificación o alegría por el encuentro de los nietos, no le importa. Es una manifestación de desinterés total. 

–¿Y cómo es la relación con los funcionarios del área?

–El diálogo con Claudio Avruj, que es el secretario de Derechos Humanos y con el ministro de Justicia, Germán Garavano, existe. Muchas veces tienen conceptos que no compartimos en relación a varios temas.  Hablo con ellos con mucha franqueza y me caían bien, porque son ambos respetuosos y eso para mí es un buen signo, pero el respeto se termina cuando te dicen blanco y hacen negro. No es grato que con la edad y la experiencia que una tiene le tomen el pelo.  El Gobierno, además, ha violentado otros derechos humanos, como el derecho al trabajo, a la vivienda.  Nosotras levantamos todos los derechos del ser humano, como la salud.  Vemos las estadísticas que publican algunos medios, porque otros las ocultan, y el pueblo está desesperado. Además es visible, cada vez hay más protestas callejeras reclamando por cifras impagables de tarifas. Hay chiquitos que se mueren por hambre, por falta de medicamentos, los padres se desesperan porque no tienen trabajo, no hay pan en la mesa. Hay que entender que nosotros no merecemos esto. Somos respetuosos de la Constitución y del voto, queremos que el Presidente termine su mandato, pero también que pueda venir una nueva etapa que nos vuelva a traer felicidad. Nosotros vamos por distintas ciudades y vemos que la gente está muy desencantada y esperando el cambio. 

–El Gobierno dice que es el cambio.

–Es una palabra que usan pero no es de ellos. El cambio ahora es al revés de lo que ellos  querían. Ellos sí que cambiaron, pero para muy mal. Cambiaron, destruyeron, nos endeudaron hasta cien años a futuro. Rompen las calles para justificar que están trabajando, rompen lo que ya hicieron y estaba bien, como la vereda acá, en la puerta de Abuelas.  Por eso esperemos poder tener este fin de año un nuevo gobierno, con gente que garantice, sea quien sea, que sea diferente. 

–¿Cómo ve a la oposición en este escenario?    

–Vengo señalando desde hace tiempo, desde mi lugar, la necesidad de la unidad. Los organismos de derechos humanos nos estuvimos entrevistando con referentes de distintos partidos políticos, con sindicatos, organizaciones sociales y firmamos un acta de compromiso con los derechos humanos que vamos a seguir trabajando este año. 

–¿Con quiénes se reunieron?    

–Nos reunimos con la Iglesia, con el obispo Oscar Ojea, con representantes parlamentarios y dirigentes políticos, como Felipe Solá, Agustín Rossi, con Nicolás Del Caño y Miriam Bregman, de la izquierda. Estamos tratando de ser parte de esta necesidad de unidad que tenemos. Una consigna que hace años que vengo diciendo, mucho antes de estas elecciones, es la de que hay que juntarse aunque tengamos diferencias y que las diferencias no nos separen, que nos una lo que tenemos en común. Si todos queremos cambiar un gobierno malo por uno mejor y tenemos diferencias, dejémoslas de lado para obtener el objetivo de que no vuelva a ganar Mauricio Macri. Si en estos tres años ha hecho un desastre del país, ni pensar lo que puede hacer en el futuro. Creo que va a costar levantar la Argentina, pero no es la primera vez que nos ha pasado. A este hombre parece que no le importa nada, es como si no tuviera sentimientos. La unidad es lo que nos va a llevar al triunfo. 

–¿Y cómo ve actualmente ese proceso de unidad?

–Hay una líder, que es Cristina (Kirchner), la gente quiere a Cristina, se palpa en la calle, pero también hay muchos que la odian. El odio que fomentaron contra la ex presidenta ha sido feroz. Se repiten eslóganes muy bien pensados. En Brasil difamaron a Lula para que no fuera presidente. Distribuyen difamaciones, esperemos que acá tengamos la viveza de descubrirlo y denunciarlo para que no lo puedan hacer. La unidad es lo que hay que buscar, limar las diferencias y sea el que sea de los líderes que hay hoy y sean candidatos o candidatas a presidentes, el que sea nos sirve. El que gane nos sirve para el cambio.

–¿No establece límites? Algunos kirchneristas se quejan de dirigentes que fueron muy críticos con el gobierno anterior.

–Todos tuvimos errores. Si alguien alguna vez se enojó y se fue y hoy está otra vez en coincidencia, bueno, se enojó una vez. Cuando uno se enoja a veces dice cosas o no comparte cosas, no es que fue un traidor. Felipe Solá, Alberto Fernández, Sergio Massa estuvieron con Cristina y se fueron. Y hay muchos otros. Hay algunos que son más preocupantes porque pasaron a ser opositores del gobierno al que pertenecieron. Hay que preguntarles para que digan públicamente qué van a hacer, para que lo cumplan, para que podamos comprometerlos. Pero no hay que apartar a quienes cometieron un error o piensan diferente en algunas cosas. Lo que hay que hacer es ganar las elecciones, y después se verá.  

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