A un año de la identificación de los restos
de Eduardo Bleier se hizo una intervención
en el ex Batallón de Infantería 13
7 de octubre de 2020 ·
Gerardo Bleier dijo que el hallazgo de los restos de su padre significó “la posibilidad del duelo, de la sanación, pero también el compromiso por seguir buscando a aquellos detenidos desaparecidos cuyos restos todavía no podemos hallar”
Con motivo de cumplirse un año de la identificación de los restos de Eduardo Bleier Horovitz, hallados el 28 de agosto de 2019 en el predio donde funcionó el Batallón de Infantería 13, se hizo una intervención con una caminata que partió del Museo de la Memoria, ubicado en Avenida de las Instrucciones y José Batlle y Ordóñez, y se dirigió al predio militar, también ubicado sobre Instrucciones, donde habló el hijo de Eduardo, Gerardo Bleier. La actividad fue convocada por la Comisión del Sitio 300 Carlos-Infierno Grande, nombre con el que se denominaba al centro clandestino de detención y tortura que funcionó dentro del Batallón 13 durante la dictadura cívico-militar.
Eduardo Bleier, nacido en José Batlle y Ordóñez, departamento de Lavalleja, en 1927, fue detenido en Montevideo el 19 de octubre de 1975, trasladado al Centro Clandestino de Detención 300 Carlos R (Casa de Punta Gorda) y luego al 300 Carlos (Infierno Grande). Permaneció desaparecido hasta el año pasado, cuando su cuerpo fue hallado en el marco de las excavaciones realizadas por el Grupo de Investigación en Antropología Forense por dictamen judicial en busca de restos de detenidos desaparecidos. En el mismo predio fueron hallados en 2006 los restos de Fernando Miranda.
Encabezada por una pancarta que decía: “¿Dónde están?, la caminata llegó hasta las puertas del cuartel, donde Gerardo Bleier, haciendo referencia a que su padre era judío, dijo que “en la tradición judía se dedica un año a procesar el duelo cuando se participa de la muerte de un familiar”. “Comprendan ustedes que quiero compartir el complejo proceso humano que en mi interioridad hice en este año, en este año de sanación, en este año de duelo. Un duelo que no había podido hacer durante 43 años, en los que los restos de Eduardo Bleier estuvieron ocultos, enterrados en este batallón como resultado de la práctica del terrorismo de Estado”, expresó.
Para Gerardo Bleier, la aparición de los restos de su padre significó dos cosas: “la posibilidad del duelo, de la sanación, pero también el compromiso por seguir buscando a aquellos detenidos desaparecidos cuyos restos todavía no podemos hallar”, para que los familiares y quienes los buscan puedan hacer el mismo proceso sanador.
Serie de artículos complementarios:
Ignacio Errandonea: “Una vez más se
confirma que la mentira es la regla de los militares”
El Grupo de Investigación en Arqueología Forense culminó el lunes “sin resultados” los trabajos de excavación en el piso de un galpón del Batallón 14, según confirmó a la diaria el presidente del Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia (GTVJ), Felipe Michelini.
La excavación en el predio, ubicado en la localidad canaria de Toledo, en busca de restos de detenidos desaparecidos durante la dictadura militar había comenzado el 9 de octubre, luego de que un georradar detectara anomalías en el suelo y señales de posibles remociones de tierra.
Ignacio Errandonea, integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, habló este martes sobre la noticia en una entrevista con Informe Nacional de Radio Uruguay. “Una vez más se confirma que la mentira es la regla de los militares”, resumió,
Errandonea lamentó que nuevamente datos que surgen desde las Fuerzas Armadas “son datos falsos, evidenciando que dan información incorrecta para distraer la búsqueda de los detenidos desaparecidos, generar expectativas y desviar las investigaciones”.
En 2018 ya se habían realizado tareas en este predio militar, a raíz de una denuncia hecha por el periodista Marcelo Falca, del diario La República, quien había presentado ante Perciballe información sobre posibles enterramientos bajo dos construcciones ubicadas en el lugar.
En el Batallón 14 se encontraron, en octubre de 2011, los restos del maestro Julio Castro, secuestrado en agosto de 1977, y en 2012 los Ricardo Blanco Valiente, detenido en enero de 1978.
La antropóloga Alicia Lusiardo, coordinadora del Grupo de Investigación en Arqueología Forense del Uruguay (GIAF), dijo también en Radio Uruguay que hay dos equipos excavando en el Batallón 13, cerca de donde encontraron los restos de Eduardo Bleir.
“No pueden callar la tierra”: Miles de personas
homenajearon y despidieron
los restos de Eduardo Bleier
15 de octubre de 2019 ·
Escribe Lucía Gandioli
La multitud pidió reforzar la búsqueda de desaparecidos.
Un retrato de Eduardo Bleier se destacaba en la fachada de la Universidad de la República (Udelar). A la izquierda, un cartel gritaba: ¡Presente! A la derecha, otro reclamaba: “Nunca más terrorismo de Estado”. A sus pies, una avenida 18 de Julio colmada. Ayer, una multitud se concentró allí a homenajear y despedir los restos de Bleier, militante del Partido Comunista del Uruguay (PCU) que fue secuestrado mientras caminaba por la calle el 29 de octubre de 1975, trasladado hasta el centro clandestino de detención que funcionaba en una casona en Punta Gorda y posteriormente al llamado 300 Carlos, ubicado en las inmediaciones del Batallón 13. Bleier falleció, en una fecha estimada entre el 1º y el 5 de julio de 1976, como consecuencia de los apremios físicos y torturas a los que lo sometieron los militares.
Eran miles los rostros serios que observaban la fotografía desde abajo con los ojos llenos de una mezcla de tristeza y alivio. No faltaron las sonrisas ni las lágrimas. En el silencio se respiraba respeto y el firme reclamo por justicia y verdad. También rabia por las atrocidades cometidas durante la dictadura y el dolor por los que aún faltan. Esperaban a que llegaran las 12.00 y abrieran las puertas hacia la antesala del Paraninfo, donde, en una caja de madera solemne, resguardada e iluminada por ramos de flores, estaban los restos de Bleier, que fueron hallados en el ex Batallón 13 el 27 de agosto e identificados el 7 de octubre.
Una vez abierta la puerta, la multitud comenzó a moverse despacio para ingresar, pero la mayoría permaneció afuera. El presidente Tabaré Vázquez fue recibido por un largo aplauso e ingresó a la sede de la Facultad de Derecho acompañado de la fórmula presidencial del Frente Amplio (FA), Daniel Martínez y Graciela VIllar, que había llegado minutos antes. Dentro se encontraron con la familia Bleier y el coordinador del Grupo de Verdad y Justicia (GVJ), Felipe Michelini. Dispuestos en una especie de círculo, entonaron las estrofas del Himno Nacional.
“Nos encontramos esta mañana para honrar, homenajear y despedir los restos de quien fuera Eduardo Bleier, odontólogo de profesión, esposo, padre de cuatro hijos”, leyó Michelini. En una carta dirigida a todos los presentes y al propio Bleier, Michelini recordó su trayectoria, sus compromisos con el PCU y su lucha por la justicia. “La búsqueda [de desaparecidos] debe ser entendida como una causa sagrada de todos los uruguayos”, prosiguió el coordinador, y planteó que “no ha sido fácil conocer la verdad; perversamente no la dicen o mienten, pero no pueden hacer callar a la tierra”. “Eduardo, te buscamos siempre. Rosa [su esposa] y Elena [su hermana] movieron cielo y tierra para ubicar tu paradero. Bienvenido a casa, descansa en paz. Nunca te fuiste, siempre has estado y seguirás viviendo en tus nietos, en nuestro corazón y en nuestra lucha”, concluyó Michelini entre lágrimas.
El presidente y la fórmula oficialista se retiraron sin hacer declaraciones. Vázquez únicamente manifestó que hacía suyas las palabras de Michelini. El candidato del FA publicó después en su cuenta de Twitter: “La democracia fue fracturada y también los derechos humanos. Los familiares y la sociedad siguieron buscando y hoy con dolor se confirma el ocultamiento. Querido Gerardo Bleier, somos miles los que estamos contigo, con una serena paz. Seguiremos la búsqueda por verdad y justicia”.
Tabaré Vázquez y Gerardo Bleier, durante el homenaje y despedida a Eduardo Bleier, ayer, en la Universidad de la República.
Javier Tassino, integrante de la organización Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, dijo a la prensa que con el hallazgo “dimos un paso importante”. “Es para nosotros muy significativo y conmovedor, se cruzan muchos sentimientos y nos inspira a seguir buscando”, agregó. Planteó la necesidad de “seguir desarrollando la memoria sin odio y sin rencores”, y de “profundizar la democracia”. “La democracia trae la paz, trae el beneficio para la gente y prosperidad”, expresó.
Tassino anunció que se iniciará una intervención en el ex centro de reclusión La Tablada, ubicado en Camino Melilla, que ya está autorizada por la Justicia. Manifestó que continúan los trabajos de búsqueda en el Batallón de Infantería Paracaidista 14, en Toledo, que comenzaron el miércoles 9 de octubre. Además, siguen las excavaciones en el Batallón 13, que se vieron interrumpidas el fin de semana por las intensas lluvias.
En diálogo con la prensa, el ministro de Defensa Nacional, José Bayardi, confirmó que por el momento no hay novedades sobre las excavaciones en el Batallón 14. El ministro dijo que “por suerte” se le ha podido dar respuesta a una familia, pero “quedan todavía un número muy importante de familias” que buscan a sus familiares. “Ese debería ser un compromiso del conjunto de la sociedad”, agregó. Según dijo, hallar los restos no hubiera sido posible de no ser por los gobiernos del FA. Además, sostuvo que es una “canallada incalificable” que dirigentes políticos de la oposición vinculen este hecho con una estrategia política. “Los que están sosteniendo esto no sólo no hicieron nada, sino que, en algún caso, hasta ocultaron. Estoy refiriéndome a Cabildo Abierto y particularmente a [Guido] Manini [Rios]”.
Además de Bayardi, estuvieron presentes el ex presidente José Mujica, la vicepresidenta Lucía Topolansky, los ex precandidatos Óscar Andrade, Carolina Cosse y Mario Bergara, el presidente del FA, Javier Miranda, entre otros dirigentes de la coalición de izquierda. También asistieron integrantes de movimientos sociales y la central obrera PIT-CNT. Además de Martínez, asistió el candidato del Partido Independiente, Pablo Mieres, junto a su compañera de fórmula, Mónica Bottero.
“Aparte de la monstruosidad atrás de esto, lo que más duele es la mentira”, dijo Mujica a la prensa antes de retirarse del homenaje. “Siempre faltan cosas por hacer, hay mucho secreto. Yo estoy convencido de que hay pactos de silencio. Se dice que hay gente del gobierno porque la gente se manijea, no entienden lo que es el funcionamiento de una corporación”, sentenció el ex presidente, según recogió Teledoce. El ex presidente aseguró que el gobierno jamás alimentó un pacto de silencio y sostuvo que este se establece entre generales, lo que explica que los pocos datos que llegan provienen de ex soldados.
Diez minutos antes de las 15.00, la puerta de la Udelar se cerró, y minutos después la multitud se abrió para ver pasar el cortejo que trasladaba los restos de Bleier entre un aplauso sostenido durante un buen rato. En un lapso de silencio, Gerardo Bleier gritó: “Gracias a todos compañeros”, y se despidió para trasladarse con su familia al sepelio. Los restos de Bleier descansan ahora junto a los de su esposa.
12 de octubre de 2019 ·
Escribe Álvaro Rico
En la noche-madrugada del 20-21 de octubre de 1975, la dictadura lanzó la Operación Morgan contra el Partido Comunista (PCU). Fue una operación de exterminio, coordinada por fuerzas militares y policiales, a gran escala y de larga duración. Por eso mismo, su reconstrucción abarca sucesivas oleadas represivas que tuvieron su epicentro entre octubre y diciembre, pero que se extienden hasta los primeros meses del año siguiente.
La Operación Morgan fue resultado de una decisión política adoptada en las más altas esferas de la cúpula militar y del gobierno, e intervinieron operativamente distintos organismos bajo la coordinación del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas I (OCOA I) de la División de Ejército I (bajo el mando del coronel Luis Queirolo y el general Esteban Cristi): el Servicio de Información de Defensa (SID), el Departamento II del Comando General del Ejército, la Prefectura Nacional Naval, el Cuerpo de Fusileros Navales y la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII).
El contexto regional
El 19 de octubre de 1975 comenzaron en Uruguay las maniobras militares hemisféricas llamadas Unitas, y al otro día se reunía en Montevideo la 11ª Conferencia de Ejércitos Americanos, con jefes militares de 15 países del continente.1 En esa reunión se aprobó un documento que excluía de los organismos de seguridad hemisféricos a los países con regímenes marxistas y se reafirmaba la cooperación entre los ejércitos para combatir la subversión “generada en la acción del marxismo y el comunismo internacional”. El comandante en jefe del Ejército argentino, Jorge Rafael Videla, declaraba: “Si es preciso, en la Argentina deberán morir todas las personas necesarias para lograr la seguridad del país”.2 Mostrar en ese ámbito de calificadas visitas anticomunistas el potencial represivo local parecía asegurar el prestigio de la dictadura y los militares uruguayos entre sus pares continentales.
El 29 de octubre en Santiago, la Dirección de Inteligencia Nacional, al mando del general Manuel Contreras, invitaba a asistir a la Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia entre el 25 y el 30 de noviembre a los efectos de establecer a escala regional “algo similar a lo que tiene Interpol en París, pero dedicado a la subversión”. El acta de clausura de esta reunión, encontrada en el Archivo del Terror de Paraguay, es un verdadero documento fundacional del Plan Cóndor; el nombre habría sido sugerido por el representante uruguayo en la reunión y miembro del SID, el coronel José A Fons.3
Los objetivos militares y políticos de la dictadura
La Operación Morgan contra el PCU tenía como objetivos principales la captura de la dirección clandestina, así como la desarticulación de los aparatos partidarios especializados. El libro publicado en 1978 por el Comando General del Ejército Testimonio de una nación agredida refiere a la existencia de esas estructuras: aparato armado (sanidad, comunicaciones, transporte), prensa (“Carta”), propaganda, finanzas y recursos directos, comisión de relaciones internacionales, fracción sindical.
El golpe recibido por los comunistas fue dirigido a desarticular aquellos núcleos claves de la organización que aseguraban el funcionamiento clandestino desde el golpe de Estado y la ilegalización de los comunistas en 1973, y aun aquellos militantes que lograron escapar del cerco represivo quedaron sin estructuras y “congelados” o “desenganchados” de la organización. Anotemos, también, que el inicio del exilio masivo de los comunistas uruguayos en el correr de 1976 es una resultante de Morgan. Por otra parte, la dictadura amplificó el “peligro comunista” y la magnitud de su acción buscando justificarla y darle continuidad, así como incidir en la opinión pública a través de los medios (comunicados de las Fuerzas Conjuntas, conferencia de prensa de “arrepentidos”, exposición del material incautado en el Subte, grandes titulares de los diarios afines al régimen).
Finalmente, el importante material documental incautado en el operativo permitió a los servicios actualizar listados de miembros de las direcciones, así como obtener datos del funcionamiento partidario contenidos en los informes del Comité Central, informes escritos que, a lo largo de la dictadura, resultaron ser uno de los “talones de Aquiles” de la resistencia clandestina.
La novedad
La novedad de la Operación Morgan consiste en que fue coordinada por el mando militar y en que también los organismos represivos que intervinieron fueron mayoritariamente militares. Hasta este momento el “peligro comunista” había sido mayormente una “cuestión policial”, salvo en las operaciones represivas en el interior del país. De ahora en más, se reorientarían militarmente las labores de inteligencia e información y los operativos contra el PCU, sin dejar de lado la importante participación de la DNII como organismo policial especializado en la represión contra los comunistas y el movimiento sindical.
Otra novedad de la Operación Morgan consiste en la brutalidad aplicada a gran escala por las fuerzas de seguridad del Estado, hasta llegar a la eliminación física del “enemigo comunista”. Ello implicó, también, otra economía de la represión y escala (infraestructura, logística, comunicaciones, personal, transporte) para asegurar la masividad, el secreto, la sorpresa y la simultaneidad de los procedimientos; los lugares para depositar a decenas de personas secuestradas; el carácter clandestino de los centros de detención ubicados en predios militares o bajo jurisdicción militar; la transformación de estos centros en “sitios de enterramientos” de personas.
Finalmente, la Operación Morgan introdujo definitivamente en Uruguay el carácter grupal o colectivo del fenómeno de la desaparición forzada a través de casos conexos de personas detenidas dentro de un mismo operativo represivo que se concentra en corto tiempo y contra una sola organización política, con personas que son detenidas y desaparecen o son asesinadas en la tortura en una secuencia casi simultánea.
A partir de Morgan, la dictadura incorporará definitivamente la desaparición forzada ‒junto a la prisión masiva y prolongada, la tortura generalizada y el asesinato político‒, como parte de sus métodos de castigo, y este “giro” tendrá su confirmación definitiva en la coordinación del Plan Cóndor y la actuación de los servicios uruguayos en Argentina, en los operativos contra colectivos enteros de la izquierda uruguaya exiliados en la vecina orilla: Partido por la Victoria del Pueblo, Partido Comunista Revolucionario, Grupos de Acción Unificadora, Movimiento de Liberación Nacional (MLN), entre julio de 1976 y fines de 1979.
Los centros clandestinos de detención y enterramiento
Los centros clandestinos de detención utilizados durante la Operación Morgan fueron conocidos con el nombre de Infiernos. El 300 Carlos, Infierno Grande o La Fábrica fue el epicentro operativo del OCOA, emplazado en uno de los galpones del Servicio de Material y Armamento del Ejército, en los fondos del Batallón de Infantería Blindada Nº 13, en Avenida de las Instrucciones. El nombre 300 Carlos parece referir al número total de comunistas a ser detenidos (300), llamados Carlitos (por Carlos Marx).
La Casa de Punta Gorda, 300 Carlos R o Infierno Chico fue el otro centro clandestino que se utilizó en un comienzo de la Operación Morgan y hasta mediados de 1976 como “depósito” de detenidos y torturados hasta su traslado definitivo. La propiedad había sido incautada por el Ejército al MLN y estaba ubicada en Punta Gorda, al lado del hotel Oceanía, en Rambla República de México 5515.
El carácter “clandestino” de las operaciones en estos centros de detención se extendía a los represores de OCOA que actuaban de manera encubierta y compartimentada, utilizando el alias de “Óscar” acompañado por un número, según el grado militar y nivel de responsabilidad en las estructuras clandestinas del Ejército.
La sucesión de caídas
Si bien el éxito de la represión sobre los comunistas es proporcional al largo trabajo de inteligencia acumulado y el conocimiento que tenían del “enemigo”, así como a la cantidad de hombres y medios utilizados, en el PCU también se cometieron errores en la aplicación de los criterios de seguridad y se subestimó el poderío militar y policial, incluidos los efectos de la tortura para la obtención de información. A partir de 1976, el partido y su dirección entraron en una etapa de absoluta clandestinidad y compartimentación bajo la Secretaría General ocupada por León Lev, hasta su detención, en 1979.
Sería imposible dar cuenta de los cientos de personas secuestradas; no obstante, indicaremos las caídas de algunos dirigentes de primera línea: el 21 de octubre fue detenido Alberto Altesor, miembro del Comité Central. El 28-29 de octubre caen el ingeniero José Luis Massera, entonces secretario general del PCU, en la clandestinidad desde 1974, después de Arismendi; Wladímir Turiansky, vicepresidente de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) y miembro del Comité Central, que desde fines de 1974 era encargado de la Secretaría Nacional de Propaganda del PCU y de la CNT; Eduardo Bleier, miembro del Comité Central y en ese momento secretario departamental de Propaganda.
El 31 de octubre fue detenida Rita Ibarburu, integrante del Comité Central y secretaria de Redacción de la revista Estudios, responsable de la Comisión de Relaciones Internacionales.
Para suplir a Massera, el PCU constituyó una dirección formada por un “Triunvirato” compuesto por Luis Tourón, Gerardo Cuesta y Jorge Mazzarovich quien, al caer detenido, fue sustituido por Rosario Pietrarroia. Sin embargo, poco después los tres fueron apresados con escasa diferencia de días en otra oleada de la Operación Morgan: el 12 de enero de 1976 cayó Cuesta, el 19 Pietrarroia y el 21 Tourón. El 2 de febrero fue detenido Edgar Lanza, secretario nacional de Finanzas, y el 21 Gerardo Cuesta, secretario del Comité Central y de la CNT.
El ruso Eduardo Bleier Horovitz
Bleier tuvo cuatro hijos de dos matrimonios y era integrante de una familia judía que había emigrado a Uruguay desde Hungría. Paradójicamente, en este país se exiliaría su propia familia bajo la dictadura uruguaya.
Cuando estudiaba Odontología, a principios de la década del 50, se afilió al PCU y era integrante de su Comité Central desde 1961.4 Hasta marzo de 1972, estuvo al frente de la Secretaría de Finanzas del Partido y fue uno de sus dirigentes más emblemáticos. Por eso, su prontuario policial (Nº 116) fue iniciado tempranamente, el 14 de abril de 1959. Cuando se produce el golpe de Estado, ocupaba el cargo de secretario de Organización del Comité Departamental de Montevideo y, en 1974, asumió la Secretaría Departamental de Propaganda hasta caer detenido.
Pocos detalles se saben del momento mismo de su detención acontecida el día 29 de octubre de 1975 en horas de la noche. Estuvo recluido en la Casa de Punta Gorda (Infierno Chico) y en 300 Carlos. Si bien hay numerosos testimonios de su presencia allí y de su grave estado de salud causado por las torturas (lo refieren José Wolman, Sara Youtchak, Rita Ibarburu, Vilma Antúnez, Alcides Lanza y el soldado Hugo García Rivas), sus captores nunca reconocieron la detención. Según el informe del Supremo Tribunal Militar, “se le inició un presumario en el Juzgado Militar de Instrucción de 1er Turno el 27 de agosto de 1976, estando prófugo el citado sedicioso desde el 19 de mayo de 1976 [habiéndose librado] orden de aprehensión contra el mismo el 10 de junio de 1976”.5 No obstante, su detención figura en la Ficha de Identificación Criminal confeccionada por la Policía de Montevideo donde consta textualmente: “27/11/75-Fichado a solicitud del Servicio de Material y Armamento-En esa unidad”.6
Desde 1972 la Secretaría de Finanzas del partido fue ocupada por Edgar Chumbo Lanza, quien logró escapar al cerco represivo. En sus palabras: “Bleier era un genio, fue el padre de las finanzas del Partido, el creador de todo eso”. Es decir, “una política financiera inteligente del Partido que abarcaba una concepción de masas (grandes campañas populares, festivales, cotización de afiliados, etcétera) con una línea de apoyo financiero directo a cargo de empresas y empresarios, algunos de la comunidad judía, que aportaban al Partido en calidad de comunistas”.
Uno de los objetivos centrales de la Operación Morgan consistía en desmantelar el aparato financiero del PCU y sus empresas comerciales, dado que constituían un medio fundamental para sostener materialmente las acciones partidarias en la clandestinidad y los cuadros rentados. En opinión de Edgar Lanza, la saña con la que torturaron a Bleier guarda relación directa con una confusión: “A Eduardo lo masacraron pensando que era el Secretario de Finanzas”.
La secuela de víctimas
El costo en vidas de la Operación Morgan y de los centros clandestinos de detención llamados Infiernos resulta revelador del grado de violencia aplicado por la dictadura, un verdadero “giro” no solamente de la metodología represiva, sino de la propia naturaleza del régimen, que llevó al PCU a redefinir lo que caracterizaba como “etapa de fascistización” (desde 1973) a “etapa fascista” (desde 1975-1979).
Los muertos fueron 22: ocho personas fueron detenidas desaparecidas (dos de ellas con restos recuperados e identificados: Miranda y Bleier), seis fueron asesinadas bajo torturas en el mismo momento de su detención o en meses inmediatos, y otras ocho personas murieron tiempo después en prisión o en el exterior por secuelas de torturas y enfermedades agravadas.
Los detenidos desaparecidos fueron Bleier, detenido el 29 de octubre de 1975; Lorenzo Julio Escudero Mattos, detenido el mismo día; Juan Manuel Brieba y Fernando Miranda, detenidos al día siguiente; Carlos Pablo Arévalo, el 15 de diciembre; Julio Gerardo Correa, el 16 de diciembre; Otermín Laureano Montes de Oca, el 17 de diciembre, y Horacio Gelós Bonilla, detenido el 2 de enero de 1976 por OCOA IV en el BI 4 Maldonado.
Detenidos asesinados fueron Óscar Olveira, apresado el 21 de octubre de 1975 y asesinado el 17-18 de febrero de 1976; Nuble Yic, detenido el 22 de octubre de 1975 y asesinado el 15-16 de marzo de 1976; Norma Cedrés de Ibarburu, detenida entre el 28 y el 29 de octubre, fallecida en prisión el 16 de enero de 1978; Ruben Etchebarne, detenido, sin más datos, y asesinado en febrero de 1977.
Carlos Chassale fue detenido el 7 de noviembre de 1975, liberado en junio de 1976 por razones de salud, y falleció en Cuba en 1979 a consecuencia del agravamiento de su enfermedad por las torturas recibidas. Carlos María Argenta fue detenido el 9 de diciembre de 1975 y asesinado el 17 de diciembre del mismo año. Luis Pitterle fue detenido el 16 de diciembre de 1975 y asesinado el 22 de agosto de 1979. Emilio Fernández fue detenido el 16 de diciembre de 1975 y asesinado el 24 de diciembre de 1980. Hugo Pereyra fue detenido el 16 de diciembre de 1975 y asesinado el 28 de agosto de 1977. Julián Basilicio López fue detenido el 31 de diciembre de 1975 y asesinado el 5 de enero de 1976. Silvina Saldaña fue detenida en febrero de 1976 y asesinada en prisión el 13 de junio del mismo año. Hilda Delacroix de Ormaechea fue detenida el 3 de febrero de 1976 y muerta el 1º de setiembre de 1976. Gerardo Cuesta fue detenido el 21 de febrero de 1976 y murió en prisión el 13 de setiembre de 1981. Nicanor Aldabalde fue detenido en marzo de 1976 y asesinado en prisión (en Minas) en la misma fecha.
Álvaro Rico es docente de Ciencia Política. Ex decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Ex coordinador del Equipo Universitario de Investigación Histórica sobre Detenidos-Desaparecidos.
- Cabe agregar que en los primeros días del mes de octubre se había realizado una conferencia de Inteligencia Militar presidida por el general Amaury Prantl. ↩
- Martínez, V. (2005). Tiempos de dictadura. Montevideo: EBO, p. 57. ↩
- Archivo del Terror de Paraguay. Ver Presidencia de la República. “Investigación histórica sobre detenidos desaparecidos”. Tomo I, sección 2. Coordinación represiva regional: “Operación Cóndor”. Montevideo: IMPO, julio 2007. p. 286. Documento 6, p. 308-317. ↩
- Fremd, A. y Kronfeld, G. (2011). (DES) APARECIDO. Vida, obra y desaparición de Eduardo Bleier. Montevideo : Editorial Estuario. ↩
- Informe Supremo Tribunal Militar referido a Eduardo Bleier. ↩
- Presidencia de la República. Investigación histórica sobre detenidos desaparecidos. Tomo III. Documento I, p. 655. ↩
LA PERSISTENCIA DE LA ÉTICA Y LA MEMORIA
Homenaje a Eduardo Bleier:
el amor como responsabilidad y entrega
Aun año del hallazgo de los restos mortales de Eduardo Bleier, se realizó un acto conmemorativo, que incluyó una marcha desde el Museo de la Memoria hasta el ex Batallón 13 donde fue torturado, asesinado y vilmente ocultado durante más de cuarenta años.
7 OCTUBRE, 2020
Hace exactamente un año fueron hallados los restos mortales de Eduardo Bleier.
En homenaje a este hecho se realizó un acto conmemorativo, que incluyó una marcha desde el Museo de la Memoria hasta el ex Batallón 13 donde fue torturado, asesinado y vilmente ocultado durante más de cuarenta años.
“En el fondo me gustaría hacer todo lo que hago de la mano de mis hijos”, estas líneas que escribiera Bleier para su hija Irene, volvieron a ser recordadas al comienzo del acto por Tatiana Astapenco, artista plástica responsable junto a Podestá del memorial que se erigirá en el lugar por los representantes del grupo de activistas por la memoria que trabaja en torno a la investigación y documentación histórica de la represión en aquel siniestro recinto llamado “300 Carlos (Infierno Grande)”.
En el curso del acto hizo uso de la palabra Gerardo Bleier, quien en su alocución señaló que el hallazgo permitió que pudiera comenzar el duelo que, en la cultura judía, dura todo un año.
El acto de amor fue la actitud de los que fueron torturados, expresó el hijo de Eduardo Bleier, quien recordó la forma salvaje y particular en que fuera torturado su padre, agregando que como era uruguayo, masón, judío y comunista, fue cruelmente torturado, “lo odiaban tan profundamente como para hacer lo que hicieron”, resaltó.
Gerardo Bleier, ratificó parte de las palabras expresadas a Caras y Caretas Portal, durante esta jornada, cuando expresó: “¿Qué es lo que estuvo enfrentado en ese galpón del Batallón 13, donde el Terrorismo de Estado pretendió aniquilar y destruir la personalidad de cientos de personas? ¿Quiénes estaban de un lado y quienes de otro? De un lado estaban los humanistas radicales pensando un mundo de libertad e igualdad para el común. Estaban encapuchados, desnudos, atados y siendo torturados. Del otro lado estaba un grupo de individuos que, a lo largo de la historia, se ponen a sí mismos, casi por voluntad divina, en el lugar del amo, en el lugar propietarista del que cree que dispone eternamente de la capacidad de dominio sobre los demás. Eso es lo que estuvo en juego: de un lado la ética humanista revolucionaria indefensa y del otro lado la antiética y anticivilizatoria actitud de dominio, armada hasta los dientes, y con la intención de destruir al otro. De un lado la voluntad de amor, del otro lado el odio de clase que se impone en la posición del amo”.
Y agregó, que “con el hallazgo e identificación de los restos de Eduardo Bleier, es que vuelve la ética humanista democrático revolucionaria como prioridad existencial, no solo para las comunidades humanas singulares, sino para la humanidad en su conjunto”.
Al termino de sus palabras fue exhibido un documental, donde por primera vez, se hace público el proceso de hallazgo e identificación de los restos del destacado militante comunista.
Eduardo Bleier nació el 12 de noviembre de 1927, y se afilió al Partido Comunista entre 1951 y 1952. Compartió su tiempo y su pasión por la vida entre la familia y el Partido. Su destacada trayectoria en el frente de Finanzas del Partido lo convirtió en la máxima referencia histórica en el tema, y en un ejemplo de capacidad y entrega para dotar al Partido de los recursos necesarios para su política
Eduardo Bleier fue detenido y desaparecido el 29 de octubre de 1975 en la vía pública entre las 21 y 22 horas en el marco de la Operación Morgan. Estuvo detenido en el centro clandestino de detención 300 Carlos R, (casona en Punta Gorda) y luego fue trasladado al 300 Carlos (infierno Grande), que funcionaba justamente en un galpón del entonces Batallón 13.