Represor uruguayo condenado a
cadena perpetua vive prófugo en Livramento
11 de agosto de 2021 ·
Escribe Cleber Dioni Tentardini, Janaina Cesar, Naira Hofmeister
Juzgado en Italia por los delitos cometidos durante el Plan Cóndor y considerado prófugo por Uruguay e Interpol, el coronel Pedro Antonio Mato Narbondo se instaló a dos kilómetros de la frontera de su país, en Santana do Livramento. El militar goza de la protección de la Constitución brasileña ya que optó por la nacionalidad de ese país, heredada de su madre..
El coronel Pedro Antonio Mato Narbondo se ganó el apodo de El Burro por parte de sus compañeros del Ejército uruguayo por la forma brutal en que conducía sus interrogatorios. Agente de la dictadura en la década de 1970, formado en la Escuela de las Américas en Panamá, que enseñó métodos de tortura a militares latinoamericanos, Narbondo acaba de ser condenado a cadena perpetua en Italia por participar en “una impresionante serie de crímenes excepcionalmente graves”, que implicó secuestros ilegales, tortura, asesinato y desaparición de opositores políticos al régimen en Uruguay. El Burro es uno de los 14 militares del Cono Sur que han sido condenados definitivamente por los crímenes del Plan Cóndor, una colaboración secreta de inteligencia militar entre dictaduras sudamericanas.
El proceso se lleva a cabo en Italia porque varias de las víctimas de los criminales de lesa humanidad tenían ciudadanía italiana. De los 11 uruguayos condenados por el Tribunal de Casación de Roma a principios de julio, sólo Narbondo no está en prisión. A punto de cumplir 80 años en setiembre, el coronel retirado lleva una vida tranquila en un barrio de clase media de Santana do Livramento, en el estado más austral de Brasil, Rio Grande do Sul, que limita con la ciudad uruguaya de Rivera. Fue en la puerta de su casa donde habló en exclusiva con Matinal; hasta el día de hoy, ningún periodista de Argentina o Uruguay había logrado entrevistarlo.
“Yo era militar, seguía órdenes y vivíamos en una era de guerrillas en los países. Los Tupamaros en Uruguay, VAR Palmares en Brasil, lo mismo en Argentina, Chile… así que todo lo que diga en mi defensa, como militar, no servirá de nada. Es en el ámbito político donde hay que resolver estos temas”, dijo. Preguntado directamente sobre si cometió los delitos por los que fue condenado, cambió de tema: “Fue un período, y eso fue todo en el pasado”. Se negó a ser fotografiado.
Narbondo vive a menos de dos kilómetros de la línea imaginaria que separa a Brasil de Uruguay, donde se lo considera prófugo de la Justicia luego de que un juez lo convocara a declarar en un caso en el que es investigado por la muerte bajo tortura de un trabajador en 1972. Él nunca se presentó y por eso existe una orden de arresto internacional emitida por Interpol a solicitud de su país de origen.
Las atribuciones de la Policía internacional contra el coronel son limitadas porque es considerado brasileño desde 2003, cuando acudió a una oficina de registro de Livramento para optar por la nacionalidad de su madre, nacida en el municipio de Rio Grande do Sul. Con esto, Narbondo está amparado por el artículo 5 de la Constitución de Brasil, que garantiza que “ningún brasileño será extraditado” para responder por delitos en otros países.
“Es un ciudadano libre en Brasil y tiene derechos y deberes como cualquier otro”, dijo su abogado, Julio Martin Favero, de Rio Grande do Sul, conocido por los militares por facilitar la regularización de los documentos de compraventa de inmuebles del lado brasileño. “Narbondo era militar en una época en la que prácticamente había una guerra civil. Nadie es un ángel, pero no puedes creer todo lo que se les atribuye. Estoy lidiando con las consecuencias y dentro de la ley. Y no me pregunten si me da vergüenza defender a un ciudadano, al que llaman genocida y no sé qué más”, expresó el abogado.
Italia condena los crímenes de la Operación Cóndor
Mato Narbondo fue condenado en Italia por participar en la muerte y desaparición de cuatro ciudadanos de ese país: Bernardo Arnone, Gerardo Gatti, Juan Pablo Recagno Ibarburu y María Emilia Islas Gatti de Zaffaroni. “Bernardo salió de la casa a las siete de la mañana y nunca volvió. Ahora, 45 años después, puedo decir que se ha hecho justicia”, dijo Cristina Mihura, viuda de Bernardo, al término de la audiencia final del proceso que condenó a los torturadores, en Roma, el 9 de julio.
“Es una sentencia histórica. Dimos a las víctimas memoria y justicia. Es un acto contra la barbarie”, declaró el abogado del Tribunal de Casación, Pietro Gaeta.
Arnone, Gatti, Ibarburu y Zaffaroni fueron detenidos en Buenos Aires y trasladados al temido centro clandestino de la capital llamado Automotores Orletti, según revelan los testimonios de sobrevivientes de tortura que se cruzaron con los desaparecidos en los pasillos del taller mecánico.
Apodado por los represores como “el jardín”, la prisión clandestina fue la base principal del Plan Cóndor en el país. Se estima que allí fueron detenidas más de 300 personas.
Por este mismo lugar pasaron los hermanos Anatole y Victoria Julien Grisonas, quienes eran niños (de uno y cuatro años) cuando fueron secuestrados con sus padres en Argentina por el servicio de inteligencia uruguayo. Este fue uno de los casos investigados por la Justicia uruguaya en el que aparece el nombre de Narbondo relacionado con delitos cometidos en el ámbito del Plan Cóndor, pero terminó siendo absuelto por falta de pruebas. Los niños pasaron por varios centros clandestinos de detención y tortura hasta que fueron abandonados en Chile, donde una familia los adoptó. Años después, recuperaron sus identidades, pero sus padres siguen desaparecidos.
Corte de casación.
En la sentencia de primer grado de Italia, la jueza Evelina Canale recordó que “la existencia del Plan Cóndor ha sido probada por muchas fuentes documentales, incluida la CIA [la agencia de inteligencia estadounidense]”. “El Plan Cóndor es un convenio de colaboración para llevar a cabo un proyecto específico para eliminar a los opositores políticos”, confirmó la jueza Agatella Giuffrida.
Uruguay comienza ahora a investigar la participación del coronel en los asesinatos del senador Zelmar Michelini y del expresidente de la Cámara de Diputados Héctor Gutiérrez Ruiz, también secuestrado en la capital argentina y trasladado al centro clandestino Automotores Orletti.
En la década de 1980, hubo un intento de dilucidar el caso, y una enfermera que supuestamente medicaba a Narbondo después de un ataque de depresión reveló que este había confesado el crimen en ese momento, e incluso le había mostrado una placa otorgada por las Fuerzas Armadas por la hazaña. En 2011, Uruguay condenó al exdictador Juan María Bordaberry y a su entonces canciller, Juan Carlos Blanco, a 30 años de prisión por su participación en este episodio y otros nueve delitos, entre ellos desapariciones forzadas y asesinato político.
Caso italiano comenzó inspirado por juez español
La historia del juicio del Plan Cóndor en Italia se remonta a 1998, cuando el juez español Baltasar Garzón emitió la orden de captura contra el dictador chileno Augusto Pinochet por la muerte y tortura de españoles durante la dictadura chilena. Esto alimentó la esperanza de los familiares de italianos que murieron o desaparecieron bajo estos regímenes.
El 9 de julio de 1999 el fiscal Giancarlo Capaldo abrió una investigación que duró unos 15 años. 146 personas fueron indagadas, pero sólo 37 fueron imputadas, incluidos cuatro brasileños, de los cuales el excoronel Átila Rohrsetzer es el único que sigue vivo y, por lo tanto, imputable.
El proceso principal comenzó en 2015. Dado que algunos de los acusados murieron durante el juicio, el número total de condenados se redujo a 17. Los 14 condenados por el Tribunal de Casación en julio se suman a los tres acusados que no apelaron después la sentencia de apelación, para quienes, por tanto, la condena pasó a ser definitiva en segundo grado.
La pena para todos es la cadena perpetua, con la prohibición de contacto con otros presos en los dos primeros años de cárcel, en los que los condenados deberán permanecer en aislamiento.
La siguiente es la lista de los condenados que ya no pueden apelar más:
Chile
Pedro Octavio Espinoza Bravo, Daniél Aguirre Mora, Carlos Luco Astroza, Orlando Moreno Vásquez, Manuel Abraham Vásquez Chauan y Rafaél Francisco Ahumada Valderrama.
Uruguay
Jorge Néstor Tróccoli Fernández, Juan Carlos Larcebeau Aguirregaray, Pedro Antonio Mato Narbondo, Juan Carlos Blanco, Ricardo José Medina Blanco, Gilberto Vázquez Bissio, Ernesto Avelino Ramas Pereira, José Sande Lima, Jorge Alberto Silveira Quesada, Ernesto Soca y José Ricardo Arab Fernández.
Buscado internacionalmente, ignorado por los vecinos
En Livramento, el coronel Narbondo lleva una vida tranquila, mantiene hábitos saludables, camina y se cuida en las comidas. Viaja para visitar a su hijo, ingeniero, que vive en Bento Gonçalves, ocasiones que aprovecha para disfrutar de los vinos y quesos que se producen en la ciudad de Serra Gaucha.
Recibe una buena jubilación. El valor ronda los 80.000 pesos uruguayos. Para garantizar la pensión, todos los años necesita probar que está vivo, pero no se arriesga a poner un pie en el otro lado de la calle que divide las ciudades y los dos países, porque podría ser arrestado. Martín Favero, su abogado, dice que un médico uruguayo firma un certificado para su cliente y la esposa del coronel lo presenta en Rivera. Pero el semanario uruguayo Brecha reveló que ya cruzó la frontera más de una vez para el trámite y que, en 2019, estuvo personalmente en el consulado de Uruguay en Livramento, que debió haber detenido al prófugo y no lo hizo. Consultada para este informe, la cónsul Elisa Peres se negó a comentar sobre el asunto.
El rostro del coronel es conocido en Uruguay, donde la prensa reprodujo fotos de él con familiares en playas del nordeste de Brasil, en 2014, publicadas en la página de Facebook de su esposa. Pero en la calle donde viven y en los alrededores, la mayoría de los vecinos dice no conocer al vecino torturador. “He vivido aquí por más de diez años y debí haberlo visto dos o tres veces frente a mi casa, realmente no lo recuerdo, pero nunca hablamos, parece ser muy reservado”, dice un residente que pidió no ser identificado.
La alcaldesa Ana Luiza Tarouco tampoco conocía la historia del coronel Narbondo, según su oficina de prensa. Ni siquiera el periodista y columnista político más experimentado de la ciudad para el diario A Plateia, el principal periódico de la ciudad, Edis Elgarte, sabía dónde residía actualmente el coronel. Tampoco conocía su reciente condena en Roma: “No habíamos sabido nada de él durante años”, admite.
Uruguay pide juicio en Brasil
Si depende de la Justicia uruguaya, puede que el coronel tenga que afrontar otro proceso, pero en Brasil. Esto se debe a que, ante la imposibilidad de extradición garantizada por la Constitución brasileña, la Fiscalía General de Uruguay decidió invocar un acuerdo entre los estados del Mercosur que obligaría a Brasil a asumir la sentencia contra el coronel en un tribunal nacional. En su artículo 11, la ley determina: “El Estado Parte que deniegue la extradición [por la fuerza constitucional] promoverá el juicio de la persona, manteniendo informado al otro Estado Parte de los avances del proceso, y también deberá enviar, después de la sentencia, una copia del veredicto”.
“Si Italia solicita la extradición de Narbondo, pasará lo mismo que con Uruguay: Brasil argumenta que no puede extraditar a sus ciudadanos. Por eso, hace uno o dos meses Uruguay solicitó formalmente a la Justicia brasileña que cumpliera con el acuerdo del Mercosur y procesara a Mato Narbondo por los delitos de los que es responsable aquí”, informó una fuente de la Justicia uruguaya que prefirió no ser identificada.
No hay un plazo establecido en la legislación para responder a la solicitud y, por ahora, Brasil guarda silencio. Es que pese la expectativa, el presidente del Movimiento por la Justicia y los Derechos Humanos, el brasileño Jair Krischke, señala que, a diferencia de lo que ocurre en Uruguay, la jurisprudencia brasileña no reconoce la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad, lo que podría ayudar a Narbondo a librarse una vez más. Krischke fue una figura clave en el caso presentado por la Fiscalía italiana y en la lucha por la justicia por los crímenes cometidos durante la dictadura en Italia.
De seguir adelante, el final de Narbondo podría ser similar al de Néstor Tróccoli, también condenado en el juicio por el Plan Cóndor en Roma. Había huido de Uruguay en 2007 y desde entonces, gracias a contar con ciudadanía italiana, había vivido libremente en Battipaglia, una pequeña ciudad del sur de Italia. Tróccoli fue arrestado en la mañana del 10 de julio, el día después de la sentencia del tribunal de casación, y trasladado a la penitenciaría de Salerno, donde cumple su condena.
Las víctimas de Narbondo
Bernardo Arnone, Gerardo Gatti, Juan Pablo Recagno Ibarburu y María Emilia Islas Gatti de Zaffaroni forman parte de un grupo de 27 uruguayos militantes del Partido por la Victoria del Pueblo que fueron secuestrados en Buenos Aires entre finales de setiembre y principios de octubre de 1976. Los cuerpos de las cuatro víctimas permanecen desaparecidos.
Arnone era un obrero metalúrgico y, debido a la creciente represión política a raíz del golpe de 1973, él y su esposa, Cristina Mihura, decidieron refugiarse en Buenos Aires en junio de 1976.
Gatti era un reconocido sindicalista, incluso fue visto en la prisión clandestina por algunos sobrevivientes que confirmaron su presencia en ese centro de terror. Estaba casado y tenía tres hijos; uno de ellos, la joven Adriana, también fue detenida y permanece desaparecida.
María Emilia estaba embarazada de tres meses cuando fue arrestada con su esposo Jorge Zaffaroni y su hija Mariana, de 18 meses. La pareja sigue desaparecida. Mariana, que había sido entregada a una familia de militares, fue ubicada por las Abuelas de Plaza de Mayo en 1983, pero la pareja huyó con la niña. Fueron encontrados en 1991 y, en julio del mismo año, se realizaron pruebas de ADN que confirmaron que era Mariana, y en 1993 fue restituida.
Ibarburu, estudiante de arquitectura, fue detenido la noche del 2 de octubre en un bar de Buenos Aires por 12 hombres fuertemente armados. Tenía 25 años.
Cleber Dioni Tentardini, desde Santana do Livramento, Janaina Cesar, desde Venecia, y Naira Hofmeister, desde Porto Alegre. Este informe fue editado por el equipo de Matinal Jornalismo (Brasil) y se publica simultáneamente en la diaria, El Diario AR (Argentina), y Altreconomia (Italia).
Fiscalía de Derechos Humanos
pidió a Brasil que juzgue en su
territorio a represor uruguayo prófugo
Pedro Mato Narbondo es investigado por la causa que investiga la muerte bajo tortura de Luis Batalla en 1972. Además, es uno de los represores uruguayos condenados a cadena perpetua en Italia. Se encuentra prófugo de la Justicia uruguaya en Santana do Livramento y posee la ciudadanía brasileña, lo que ampara que no pueda ser extraditado.
11 AGOSTO, 2021
El 13 de julio pasado, el fiscal de delitos de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, solicitó a Brasil que extradite o juzgue en su país al represor uruguayo Pedro Mato Narbondo, según informó el portal 25siete.
Mato Narbondo está señalado en la causa que investiga el crimen de Luis Batalla, asesinado bajo tortura en 1972 en Treinta y Tres. Batalla era trabajador de la construcción y militante del Partido Demócrata Cristiano,
El exmilitar es uno de los doce represores uruguayos condenados a cadena perpetua en Italia por la desaparición de 23 ciudadanos italianos, en el marco del Plan Cóndor.
Prófugo en suelo brasileño, a pocos kilómetros de la frontera
El represor está prófugo de la justicia uruguaya desde 2013. Actualmente vive en suelo brasilero, en Santana do Livramento, a pocos kilómetros de la frontera con nuestro país. Al poseer la ciudadanía brasilera, Narbondo está amparado en la normativa de ese país que prohíbe la extradición de sus ciudadanos.
Se lo considera prófugo por no presentarse ante la Justicia para declarar en el caso de Luis Batalla y pende sobre él una orden de arresto internacional emitida por Interpol.
Desde el año 2014 vienen divulgándose fotografías del exmilitar, publicadas en su propia cuenta de Facebook, donde aparece en distintas playas del país norteño.
Viajes a Uruguay
A pesar de estar prófugo, en 2019 Narbondo se hizo presente en el Regimiento de Caballería Nº 1 de Rivera y realizó el trámite “revista de existencia”, para poder seguir sobrando su jubilación como militar retirado.
En esa oportunidad, el coronel Jorge Fernández firmó el certificado -cosa que hizo en otra oportunidad más- y habilitó el cobro jubilatorio. Esta conducta motivó que su ascenso en 2021 no fuera acompañado por el Frente Amplio.
Además, una investigación del semanario Brecha reveló que el represor en 2019 estuvo personalmente en el consulado uruguayo en Livramento, donde debió haber sido arrestado.
Este miércoles, la diaria publicó un informe editado por el portal brasilero “Matinal Jornalismo”, que entrevistó por primera vez al represor, quien vive a escasos 2 kilómetros del Uruguay.
En la entrevista, Mato Narbondo justificó sus actos en base a que era un militar que seguía “órdenes”. Señaló además que en el período en que cometió los crímenes “vivíamos en una era de guerrillas en los países. Los Tupamaros en Uruguay, VAR Palmares en Brasil, lo mismo en Argentina, Chile (..) así que todo lo que diga en mi defensa, como militar, no servirá de nada. Es en el ámbito político donde hay que resolver estos temas”. “Fue un período, y eso fue todo en el pasado”, añadió.
Pedido de la Fiscalía uruguaya
En el informe del medio brasileño, se da cuenta que la Fiscalía uruguaya decidió invocar un acuerdo entre los estados del Mercosur que obligaría a Brasil a juzgar en su territorio al represor.
En artículo que habilitaría esta posibilidad, establece que el Estado que deniegue la extradición “promoverá el juicio de la personas, manteniendo informado al otro Estado parte de los avances del proceso, y también deberá enviar, después de la sentencia, una copia del veredicto”.
Pedro Antonio Mato Narbondo fue condenado a cadena perpetua en los tribunales de Roma
Plan Cóndor: un represor uruguayo
se ampararía en la ciudadanía brasileña
para no ser extraditado a Italia
Mato Narbondo, que cumplirá 80 años en setiembre, escapó de Uruguay en 2013, fugándose de la justicia que lo iba a procesar por el homicidio del militante frenteamplista Luis Batalla.
Por Elena Llorente
15/08/2021
Desde Roma
Después de varias noticias que confirman que el coronel uruguayo, Pedro Antonio Mato Narbondo, condenado en Italia a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad en el contexto del Plan Cóndor, vive en completa libertad en Brasil, mucho se preguntan qué medidas tomará la justicia italiana para hacer cumplir la condena como corresponde. Sobre este hecho insisten los familiares de los desaparecidos atribuidos a Mato Narbondo y a los otros 13 condenados (3 chilenos y 11 uruguayos) por la Corte Suprema italiana. La sentencia, del pasado 9 de julio, confirmó a su vez las condenas de la Corte de Apelaciones de 2019. Ocho de los condenados uruguayos operaban en el centro clandestino de detención Automotores Orletti de Buenos Aires.
A los condenados se les atribuye en total la desaparición y muerte de 23 ciudadanos latinoamericanos (aunque cada uno ha sido condenado sólo por algunos de esos casos): cuatro chilenos secuestrados en Chile, trece uruguayos secuestrados en Argentina y seis argentinos secuestrados en Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil. A éstos hay que agregar otros 20 uruguayos secuestrados en Argentina pero cuya desaparición es atribuida a uno sólo de los imputados, Jorge Néstor Troccoli, también entre los condenados, que fue miembro del servicio de inteligencia de la marina militar uruguaya (FUSNA). Troccoli vivía en Italia en libertad y fue el único acusado que presenció algunas sesiones del juicio. Pero al día siguiente de la sentencia fue arrestado y está en la cárcel cumpliendo su condena.
Mato Narbondo, que cumplirá 80 años en setiembre, escapó de Uruguay en 2013, fugándose de la justicia uruguaya que lo iba a procesar por el homicidio de un militante del Frente Amplio en 1972, Luis Batalla. Mato Narbondo se fue a vivir a Santana do Livramento, una ciudad de Brasil muy cercana a la frontera norte de Uruguay y que del lado uruguayo se llama Rivera. En Rivera al parecer tramitó personalmente varias veces, sin que nadie lo denunciara, el “certificado de existencia” que debía presentar al servicio de Pensiones de las Fuerzas Armadas uruguayas para que le siguieran depositando la jubilación en una cuenta corriente. Desde 2003 Mato Narbondo es brasileño. Dado que su madre lo era y su esposa también, le fue fácil conseguir la nueva ciudadanía. Y según establecen las leyes brasileñas, como ciudadano de ese país al parecer no podría ser extraditado.
Según contaron varios artículos publicados por los periódicos uruguayos La Diaria y Brecha entre otros, Mato Narbondo es uno de los pocos condenados en Italia, si no el único, que vive en completa libertad, una vida tranquila en Santana do Livramento. Habría sido ayudado varias veces incluso por representantes consulares de Uruguay para gestionar sus certificados de existencia, sin nunca ser denunciado. Está siendo defendido en Brasil por el abogado Julio Favero que defendió también a otro torturador que se había escapado de Uruguay, el coronel Manuel Cordero. Sólo que Cordero fue extraditado a Argentina, después de vivir 6 años en Brasil, y fue condenado en 2016.
El recorrido de Mato Narbondo en la justicia italiana
Ya en la tercera línea del texto original de la sentencia de la Corte de Apelaciones de Italia, pronunciada el 8 de julio de 2019 (en reforma de la sentencia de primera instancia del 17 de enero de 2017), aparece el nombre de Mato Narbondo con los de los otros condenados. Todos fueron declarados “responsables del delito de homicidio voluntario pluriagravado y continuado” y condenados a la pena de cadena perpetua y al pago de los gastos procesales de las dos primeras instancias del juicio. Mato Narbondo es condenado además al aislamiento diurno por dos años. La Corte Suprema, dos años después, confirmó la cadena perpetua, aunque todavía no se conoce todos los fundamentos de esta condena que la Corte difundirá en los próximos meses.
El proceso a los militares del Plan Cóndor fue posible en Italia, no sólo por la insistencia y la paciencia de los familiares de los desaparecidos de origen italiano sino porque en Italia es posible procesar en contumacia, es decir ,aunque la persona no esté presente. Pero luego le toca a la justicia italiana tomar muchas otras medidas para conseguir que esas condenas sean aplicadas. Entre éstas es posible pedir la extradición a los países donde el condenado reside o del que es originario, para que cumpla la condena en Italia. Pero también puede pedir a los países donde se encuentran los condenados y cuya ciudadanía poseen, que ellos mismos los procesen, como hizo Italia con el ítalo-uruguayo Jorge Néstor Troccoli quien escapó a Italia en 2007 porque tenía pasaporte italiano y ahora ya está en la cárcel cumpliendo su condena a perpetua.
Pero el primer paso en todo este recorrido para la aplicación de una condena a un personaje que está ausente, es denunciar el caso a Interpol, la policía internacional que debería arrestar al condenado donde fuera que estuviera. Al parecer Interpol recibió denuncias tanto de Uruguay como de Italia pero nunca localizó al prófugo.
El otro punto por aclarar es si Brasil reconoce que los crímenes de lesa humanidad, como los de Mato Narbondo, no prescriben, sin importar el tiempo que haya pasado, tal como sostiene la convención de Naciones Unidas de 1970.
A Mato Narbondo se le atribuyen cuatro de las víctimas por las que se hizo el proceso Cóndor en Roma: los uruguayos Bernardo Arnone, Gerardo Gatti, Juan Pablo Recagno y María Emilia Islas de Zaffaroni. Todos militantes del Partido por la Victoria del Pueblo que fueron secuestrados en Buenos Aires en setiembre y octubre de 1976, el año que empezó la última dictadura argentina.
Cristina Mihura, viuda de Arnone con quien estaba viviendo en Buenos Aires cuando fue secuestrado, y que vive en Italia desde hace mucho tiempo, ha luchado por varias décadas con otros familiares para llevar adelante el juicio contra los represores del Plan Cóndor. Hace 22 años empezaron las investigaciones de la justicia italiana que concluyeron con las condenas el pasado mes de julio.
Pero la batalla para ella y los familiares de los otros tres desaparecidos por el cumplimiento de la condena de Mato Narbondo no ha concluido. En declaraciones a PáginaI12 Mihura dijo que no tiene noticias todavía de un eventual pedido de extradición a Brasil de parte de la justicia italiana. “Estamos en plena pausa estiva y habrá que esperar hasta setiembre. De todas maneras, aunque Mato Narbondo tenga también la ciudadanía brasileña, no parece que esa pueda ser una razón suficiente para que Brasil niegue su extradición a Italia. Porque ya no se trata de juzgarlo sino del cumplimiento de una condena definitiva que en Italia ha sido confirmada hasta por la Suprema Corte. Me resulta raro que Brasil proteja a sus ciudadanos aún cuando fueron condenados en otros países con todas las garantías”, indicó.
Bolsonaro
“Temo que será un trámite largo lo que en cierta medida nos favorece pues la decisión final en Brasil sobre las extradiciones depende del Presidente de la República y es de público dominio el apoyo del actual presidente Jair Bolsonaro a feroces torturadores impunes como fue el caso del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra (muerto en 2015 pero al que Bolsonaro definió como un héroe nacional). Habrá que esperar un nuevo presidente en Brasil. Pero mientras tanto cuento con que la autoridad judicial italiana y el gobierno de Italia inicien el trámite de extradición que es imprescindible”, concluyó.
La idea de que tal vez lo más conveniente sea esperar el cambio de gobierno en Brasil (las elecciones presidenciales están previstas para 2022) es compartido también por varias de las personas que se han ocupado de llevar adelante el proceso Cóndor en Roma. No obstante es posible que en el mes de setiembre, cuando el país comience a funcionar nuevamente luego de las vacaciones de agosto, haya alguna novedad.