Feminismo en la izquierda partidaria
Patricia González, directora de la Comisión de Género del Frente Amplio, y Soledad Yerle, militante feminista y del FA, hablan sobre las posibilidades y dificultades de la articulación entre los feminismos y el partido.
POR SOFÍA PINTO ROMÁN
14 FEBRERO, 2022
En los 80 «era muy difícil llevar la agenda feminista a la izquierda, no solo a los partidos, sino a las radios, a todos lados. […] Exponer este tema en la izquierda daba trabajo y generaba una sensación estereotipada, y era difícil decir una cosa exacta, estabas a la defensiva. […] Te decían «vos estás exagerando; ay, las feministas»», relata Ana Laura de Giorgi, feminista y académica, en su libro Historia de un amor no correspondido (Sujetos editores, 2020).
Los «compañeros» se sentían interpelados por el feminismo, deslegitimaban los reclamos de las mujeres, las acusaban de sacar el foco de lo importante, aseguraban que lo importante era la lucha de clases y que con ese triunfo vendrían todos los demás. No solo las relegaban en los espacios políticos; muchas lo sufrieron en sus hogares y se convencieron de que lo personal era político.
Este estudio de los (des)encuentros es fundamental, la relación entre los feminismos y la izquierda partidaria ha sido compleja y hasta hoy aviva debates. ¿Van por caminos separados? ¿Qué posibilidades de articulación presentan? ¿Vale la pena dar la lucha dentro de las estructuras?
Caras y Caretas conversó sobre las posibilidad y los desafíos del vínculo izquierda partidaria y feminismo con Patricia González Vignoly, politóloga feminista, presidenta designada de la Comisión Nacional de Género y Feminismos del Frente Amplio; y con Soledad Yerle, militante feminista y del FA.
¿Qué posibilidades de articulación hay entre los feminismos y la izquierda partidaria?
PG: Ahí hago una distinción. Los movimientos feministas tienen distintas formas de expresión y ámbitos, hay muchas corrientes y formas de militar que hemos asumido las mujeres en esta emergencia y la ebullición del feminismo.El movimiento social merece el respeto y la forma de construir que le son propias, distintas a la construcción del partido. Respetar al movimiento implica respetar la autonomía que tiene del partido. Creo que hay un diálogo. Debería ser un vínculo de cercanía y de causa común, asumiendo la autonomía que tiene el movimiento y que hay tensiones. El feminismo es y debe ser crítico con el partido, es una buena noticia que lo sea, las críticas te permiten ir avanzando y corriendo la vara sobre la construcción de la utopía, es un norte y una referencia.
Por otro lado tenés el feminismo partido que somos quienes militamos el feminismo desde los partidos y queremos que sean más feministas. Hay una disputa particular que hace a cómo lograr permear las estructuras y las discusiones no solo en una agenda más paritaria. donde las mujeres tengan la posibilidad de poner arriba de la mesa su voz, sino en qué punto la agenda feminista entra en la agenda del FA. En las prácticas y forma de construcción política hay un desafío en organizaciones históricas y mixtas. Esto que dice ahora el presidente de FA [Fernando Pereira] de que no hay lugar para los violentos pone la vara de que si hay lugar para nosotras. El desafío que tenemos es cómo lo construimos entre todas las mujeres y feministas frenteamplistas para lograr que el partido interprete de mejor manera los movimientos feministas.
SY: Hay que separar el feminismo dentro de la izquierda uruguaya y luego la articulación con el movimiento social. El feminismo dentro de la izquierda no es nuevo. Tengo un documento que es como una reliquia, el acta del Primer Encuentro Nacional de Mujeres del Frente Amplio, del 31 de octubre de 1983, donde en la primera hoja se puede ver el título «La educación y la familia». El problema principal que las compañeras en este momento identificaban es la ideología dominante, un modelo de familia desigual y autoritaria, donde todo lo referente al hombre es lo público y a la mujer lo privado. Se puede ver un título muy grande que dice «soluciones» y abajo «democracia en el hogar». No es exclusiva de esta cuarta ola el feminismo dentro de la izquierda la lucha de las mujeres para conquistar espacios dentro del FA, tiene muchísimos años. Es importante que todas las compañeras valoremos la lucha y la participación de las viejas que a lo largo de toda la historia del FA se han apoderado de pequeños espacios de poder dando codazos a los varones.
En ese momento también había articulación con el movimiento social, pero lo cierto es que, como lo dice De Giorgi en su último libro, eso se da a través de las personas y no orgánicamente a nivel del FA.
¿Son contrapuestas las visiones del feminismo como movimiento social y del feminismo en la orgánica de los partidos?
SY: Hay algunos feminismos que lo plantean como teorías contrapuestas, que el movimiento social feminista tiene que ser solamente autónomo, o estar únicamente dentro de los partidos políticos. Creo que son complementarios. Debe existir un movimiento social feminista por fuera de los partidos políticos, como debe existir un movimiento de trabajadores por fuera de los partidos políticos, como debe existir la sociedad civil por fuera de los partidos políticos, pero también dentro. Porque yo considero que la política es la única herramienta para cambiar la realidad. Y si dejamos por fuera el movimiento feminista, no estamos cambiando la realidad, o al menos no de una forma feminista. Por tanto, me parece importantísimo que el feminismo se desarrolle transversalmente en todos los movimientos sociales y políticos partidarios.
Sin feminismo no hay justicia social, no hay forma de llegar a la justicia social si las mujeres seguimos siendo oprimidas independientemente de la clase social en la que nos encontremos. Cuando no hay política, hay autoritarismo; cuando no hay democracia, hay autoritarismo. Sin feminismo no hay democracia. Las feministas que estamos dentro de los partidos políticos consideramos que habrá más democracia cuando haya más feminismo.
Que haya feministas en un partido no hace que sea feminista
PG: Por supuesto que no, y declararlo tampoco. Hay que tener un vínculo de respeto, construcción e intercambio con el movimiento feminista, escuchar las críticas, interpretar las oportunidades que le dan a la democracia en este pais. La movilización pública que ha tenido el feminismo en el último tiempo no la tiene ningún movimiento. Para la interpretación democrática eso es muy importante y para la izquierda también tiene que serlo, hay que encontrar las formas del diálogo sin dejar de lado que hay y hubo tensiones, igual que con el movimiento sindical. Hay un concepto clave que es la tensión creativa, no implica pelea, es una disputa para crear lo nuevo.
SY: No, claro que no alcanza con que haya feministas dentro los partidos para quesean feministas. Habemos muchas feministas dentro del Frente Amplio, hubieron muchas feministas dentro del Frente Amplio. El Frente Amplio no es feminista, ni lo fue ni lo es. Esperemos que lo sea. Para que los partidos políticos sean o tengan una transversalidad de feminismo no solamente tenemos que estar las feministas ahí, luchando para cada una de las consignas, sino que los compañeros tienen que entender cuáles son sus privilegios, desde qué lugar están hablando y analizar toda la política a través del feminismo. Lo que nos pasa a las feministas es que nos llaman cuando hay que hablar de género. Las feministas queremos hablar de salud, queremos hablar de educación, queremos hablar de vivienda porque entendemos que podemos hablar de todos los temas. Los compañeros varones también tienen que informarse en feminismo, leer feministas que hace décadas han escrito ríos de tinta. Lo que necesitamos es construir una fuerza política entre todos y todas y todes, que tenga una visión feminista. Y para eso tenemos que analizar todos los temas de la política pública a través de los lentes del feminismo.
¿Se puede pensar en una praxis feminista dentro del partido?
PG: ahí hay una lectura interesante. Los partidos políticos de izquierda que se sintetizan en los 70 se crean a imagen y semejanza de las estructuras sindicales. La práctica y las formas de construir política nacieron de la mano. El feminismo irrumpe y plantea una manera distinta que tiene que ver con ciertos cambios en la manera de hacer política para el ingreso de las mujeres. Si una mujer entra, cambia; si entramos muchas, cambia la política. Ese cambio es incómodo, fundamentalmente tiene que serlo. No todos vivimos la incomodidad de la misma manera, parte de lo que el partido necesita construir es una mejor capacidad para incomodarse. Hablitar al feminismo a que te incomode como práctica puede realmente ser transformador a la forma de hacer del partido. Esa es la apuesta que tenemos la mayoría de las mujeres feministas que estamos dentro del FA.
Requiere cambios estructurales
PG: Los procesos de los partidos son largos porque una no impone, construye. Tiene que discutir, argumentar, mejorar sus condiciones. Es clave que entramos todas, tenemos que aprender la manera de hacer entre nosotras juntas. Solas y de a una no tiene sentido y no tiene éxito. No se trrata de que haya una mujer en un lugar clave, se trata de que hayamos muchas mujeres y feministas en lugares clave articulando con compañeros y compañeras que tienen sus lealtades en otros lugares para que ese bloque social y político de los cambios que construimos durante tantos años sea más feminista y contemplativo y te pase por el cuerpo. No es solo algo que yo pienso, es algo que siento, eso es feminista. Perderle miedo al feminismo es un desafío simbólico muy potente.
SY: La designación de Patricia González para dirigir el espacio de articulación no solamente con el movimiento feminista, sino dentro de la fuerza política para que todas las políticas, ideas y luchas tengan transveralidad de género es extremadamente relevante. Patricia es, primero que nada, feminista. Es una articuladora válida con el movimiento social. Eso está legitimado por toda su historia y su trayectoria dentro de la militancia social y política. Esta designación [importa] no solamente por la compañera, porque las feministas no estamos luchando por cargos, estamos luchando por espacios y Patricia en todas sus construcciones siempre fue plural, no se posiciona ella, sino que posiciona el feminismo donde va. Hay vientos de esperanza con la nueva presidencia de Fernando Pereira de que se abra efectivamente un camino de articulación entre el feminismo y la izquierda. Le tengo muchas fichas puestas a Fernando, es digno un respeto inmenso por su trayectoria sindical, por su rol de articulador y de verdad espero que Fernando cumpla lo que dijo en campaña, que está para escuchar, para dejar trabajar y para seguir articulando. Ese es el rol que precisamos dentro del Frente Amplio. Al menos yo como militante política partidaria lo creo así.
Las feministas frenteamplistas son lo que De Giorgi llama «doble militante»
PG: Hay una cosa clave que siento en mi cuerpo y es que tengo lealtad política hacia el feminismo, es mi causa política. La construcción desde la izquierda también. Y decido no elegir, no quiero elegir. Quiero vivir en un mundo más justo, que implica la izquierda, el feminismo, el movimiento ambiental, el movimiento antirracista, la lucha de las personas trans, lucha de las personas con discapacidad. Ese mundo justo tiene muchas variables. La doble militancia, como respetamos y valoramos que compañeros y compañeras estén en organizaciones sociales, en el movimiento sindical, también tenemos que avanzar hacia esa valoración de que las compañeras militen en el feminismo y también en la izquierda. Hay posibilidades ahí.
SY: Es bastante difícil actualmente para las compañeras que estamos dentro de la política partidaria articular por momentos con el movimiento social, porque nosotras somos tildadas por una gran parte de las feministas de ser funcionales a la política patriarcal, cuando en realidad nosotras nos quedamos adentro porque consideramos que para cambiar la realidad tenemos que cambiar nuestra fuerza política, porque consideramos que el FA es el único proyecto que hace, que apuesta y milita y lucha por la justicia social. Entonces, a las compañeras que estamos dentro de la fuerza política nos es bastante difícil hacerle entender a los compañeros que son hoy quienes tienen los cargos de poder la importancia de la articulación con el movimiento feminista.