30 ans de prison pour le général (ER) Juan Rebollo, co-auteur de l’assassinat des trois “jeunes filles d’avril”

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Plusieurs causes emblématiques des crimes de la dictature uruguayenne ont connu des avancées judiciaires ces dernières semaines. Caras y Caretas (p.1 et p.2) annonce la condamnation du général retraité Juan Rebollo, co-responsable de l’opération au cours de laquelle ont été sauvagement massacrées chez elles à Montevideo, à l’aube du 21 avril 1974, trois jeunes femmes, dont l’une d’elles, enceinte, était l’épouse d’un militant recherché du MLN. M24 (p.5) informe que trois anciens militaires ont été inculpés avec prison préventive (dont un avec assignation à résidence) pour l’enlèvement et la disparition forcée de la militante Elena Quinteros en 1976. La Diaria (p.7) et Caras y Caretas (p.9) font état de la condamnation de deux militaires à 24 ans de prison pour la mort sous la torture de José Luis Batalla, militant démocrate-chrétien, en mai 1972 à Treinta y Tres. Un troisième militaire impliqué, Pedro Mato, condamné à perpétuité par contumace dans le procès Condor de Rome pour d’autres crimes, est fugitif au Brésil. Le site Rel-Uita (p.11) nous apprend justement que le Mouvement Justice et Droits Humains du Brésil propose une procédure judiciaire afin que Pedro Mato purge sa peine au Brésil. Mirtha Guianze, ancienne procureure qui a joué un rôle majeur dans la recherche de vérité et Justice en Uruguay, considère, dans un entretien avec le PIT-CNT (p.13) que depuis les années 2000 « la Justice a avancé, mais elle rencontre encore des résistances ».

L’ancienne juge Mariana Mota, autre figure-clé de la lutte judiciaire contre l’impunité, a été élue par l’Assemblée Générale au Conseil de Direction de l’INDDHH, racontent La Diaria (p.16) et Montevideo Portal (p.19). Sa candidature était soutenue par 24 collectifs de droits humains, dont ¿Dónde Están? Son discours d’investiture a été salué par des applaudissements debout, nous dit Causa Abierta (p.20). Un autre poste est vacant au conseil de direction de l’INDDHH. Brecha (p. 21) et La Diaria (p.24) analysent la situation avant la nouvelle élection.

Le site APU (p.27) publie la réaction de l’organisme chargé des sites de mémoire de la période de la dictature qui refuse la proposition d’un député du parti Colorado de créer des sites de mémoire là où se sont déroulées des « actions de guérrilla ». Caras y Caretas (p.29) nous apprend que les investigations entreprises à la recherche de corps de disparus dans le bâtiment du Commando Général de la Marine sur la base d’informations reçues n’ont révélé « aucun élément d’intérêt » et ont été abandonnées.

Le site argentin C5N (p.31) publie une enquête sur l’histoire de Gabriela Schroeder Barredo, enlevée en mai 1976 à l’âge de quatre ans à Buenos Aires ainsi que ses petits frère et sœur, avec sa mère, la militante uruguayenne Rosario Barredo et son beau-père William Whitelaw, retrouvés assassinés quelques jours plus tard avec les parlementaires Zelmar Michelini et Héctor Gutiérrez Ruiz. Le vécu tragique des enfants de militants disparus est aussi évoqué par Marcelo Viñar (p.36), psychanalyste uruguayen et ancien prisonnier politique, exilé en France, qui vient de mourir et auquel la Société de Psychanalyse Freudienne (p.35) rend hommage.  Son texte sur Mariana Zaffaroni, daté de 2011, garde tout son intérêt. Les grands-mères de la Place de Mai, de leur côté annoncent avec joie dans Página/12 (p. 41) avoir retrouvé le « petit-fils N°140 » approprié par la dictature argentine.

Le site argentin Acción (p.42) fait savoir qu’un juge a ordonné une inspection oculaire du site de l’ancien centre clandestin de détention de l’ESMA à Buenos Aires, déclaré patromoine de l’Humanité par l’UNESCO et qui est en cours de démantèlement depuis l’arrivée au pouvoir de Milei. Nous lisons dans El País d’Espagne (p.43) que la justice chilienne, au bout d’une très longue procédure, exige aux héritiers d’Augusto Pinochet la restitution de 16 millions de dollars issus de malversations de l’ancien dictateur mort en 2006 sans avoir été condamné.

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30 años de cárcel al militar Juan Rebollo por el asesinato de las Muchachas de Abril

Varios casos judiciales emblemáticos de crímenes cometidos por la dictadura uruguaya han avanzado en las últimas semanas. Caras y Caretas (p. 1 y p. 2) anuncia la condena del general retirado Juan Rebollo, corresponsable de la operación en la que fueron brutalmente asesinadas en su casa de Montevideo, en la madrugada del 21 de abril de 1974, tres mujeres jóvenes, una de ellas embarazada y esposa de un militante del MLN buscado por las fuerzas conjuntas. M24 (p. 5) informa de que tres exmilitares fueron procesados con prisión (uno de ellos con prisión domiciliaria) por el secuestro y la desaparición forzada de la militante Elena Quinteros en 1976. La Diaria (p. 7) y Caras y Caretas (p. 9) informan de la condena de dos militares a 24 años de prisión por la muerte bajo tortura de José Luis Batalla, militante demócrata-cristiano, en mayo de 1972 en Treinta y Tres. Un tercer militar implicado, Pedro Mato, condenado en ausencia a cadena perpetua en el juicio Cóndor de Roma por otros delitos, se encuentra fugitivo en Brasil. La página web Rel-Uita (p. 11) nos informa precisamente de que el Movimiento Justicia y Derechos Humanos de Brasil propone un procedimiento judicial para que Pedro Mato cumpla su condena en Brasil. Mirtha Guianze, exfiscal que desempeñó un papel importante en la búsqueda de la verdad y la justicia en Uruguay, considera, en una entrevista con el PIT-CNT (p. 13), que desde la década del 2000 «la justicia avanzó, pero aún enfrenta resistencias».

La exjueza Mariana Mota, otra figura clave en la lucha judicial contra la impunidad, fue elegida por la Asamblea General para formar parte del Consejo Directivo de la INDDHH, según informan La Diaria (p. 16) y Montevideo Portal (p. 19). Su candidatura fue respaldada por 24 colectivos de derechos humanos, entre ellos ¿Dónde Están? Su discurso de investidura fue recibido con aplausos de pie, según informa Causa Abierta (p. 20). Hay otra vacante en el consejo directivo de la INDDHH. Brecha (p. 21) y La Diaria (p. 24) analizan la situación antes de la nueva elección.

El sitio web APU (p. 27) publica la reacción del organismo encargado de los sitios de memoria de la época de la dictadura, que rechaza la propuesta de un diputado del partido Colorado de crear sitios de memoria en los lugares donde se llevaron a cabo «acciones de organizaciones guerrilleras”. Caras y Caretas (p. 29) nos informa de que las investigaciones realizadas en busca de cuerpos de desaparecidos en los locales del Comando General de la Armada, basadas en la información recibida, no revelaron «ningún elemento de interés» y fueron abandonadas.

El sitio web argentino C5N (p. 31) publica una investigación sobre la historia de Gabriela Schroeder Barredo, secuestrada en mayo de 1976 a la edad de cuatro años en Buenos Aires junto con su hermanita y hermanito menores, con su madre, la militante uruguaya Rosario Barredo y el compañero de ésta, William Whitelaw, que fueron encontrados asesinados unos días más tarde junto con los parlamentarios Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz. La trágica experiencia de los hijos de militantes desaparecidos también es evocada por Marcelo Viñar (p. 36), psicoanalista uruguayo y ex preso político, exiliado en Francia, que acaba de fallecer y al cual la Sociedad de Psicoanálisis Freudiano francesa rinde homenaje (p.35). Su texto sobre Mariana Zaffaroni, fechado en 2011, sigue siendo de gran interés. Por su parte, las Abuelas de la Plaza de Mayo anuncian con alegría en Página/12 (p.41) haber encontrado al «nieto n.º 140» apropiado por la dictadura argentina.

El sitio web argentino Acción (p. 42) informa de que un juez ordenó una inspección ocular del ex centro clandestino de detención de la ESMA en Buenos Aires, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO y que está siendo desmantelado desde la llegada al poder de Milei.

Para terminar, leemos en El País de España (p. 43) que la justicia chilena, tras un larguísimo proceso, exige a los herederos de Augusto Pinochet la restitución de 16 millones de dólares procedentes de las malversaciones del ex dictador fallecido en 2006 sin ser condenado.