En el 43 aniversario del Golpe de Estado en Argentina
La marcha del 24 de marzo
MEMORIA Y UNIDAD
El aniversario número 43 del peor golpe de la historia argentina será conmemorado por millones con marchas en todo el país. El recuerdo quedará unido a la angustia por la crisis social de hoy en un año electoral definitorio
Por Ailín Bullentini
Una vez más la Plaza de Mayo y sus alrededores se convertirán este domingo en escenario para ejercitar la memoria cuando organismos de derechos humanos, sobrevivientes y familiares, agrupaciones políticas y sociales pero, sobre todo, madres, padres, hijos e hijas, grupos de amigos, hermanos y compañeros confluyan para recordar a las víctimas de la última dictadura cívico militar, a 43 años de su comienzo. La convocatoria de la mesa nacional de organismos de derechos humanos cita a todos y a todas a las 14 en las cercanías de la Plaza bajo la consigna “Con memoria y unidad luchemos por la patria que soñaron los y las 30 mil”; allí, en donde confluirán con la Asociación Madres de Plaza de Mayo, horas más tarde leerán un documento. La tarde continuará con la movilización hacia el mismo lugar del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y agrupaciones de izquierda. La Cámpora llegará a la Plaza de Mayo desde la Esma.
“No hay forma de vencer la hipocresía de los Gobiernos que le dan la espalda al pueblo, no hay forma de llegar a construir la patria de justicia social y vida digna por la que lucharon nuestros hijos e hijas sin estar unidos”, reflexionó Nora Cortiñas, una de las Madres de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora que ingresará a la Plaza de Mayo sosteniendo la bandera con las fotos de “todos nuestros desaparecidos”.
La mesa nacional de organismos de derechos humanos convoca a participar de la jornada por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia desde las 14. La bandera azul con las fotos de las víctimas, mítica cabecera de la marcha, se extenderá a lo largo de la Avenida de Mayo y avanzará a medida que la calle vaya llenándose de gente. “Memoria” y “Unidad” son las dos palabras que suenan con fuerza en la consigna convocante que eligieron para este año. Sobre el concepto de “Memoria”, Cortiñas coincidió con la presidenta de Abuelas, otro de los organismos convocantes, en que “la memoria no puede faltar”. “No está saldada la historia. Perder la memoria es permitir que las cosas se repitan”, advirtió Carlotto durante la mañana de ayer en declaraciones radiales.
Giselle Tepper, integrante de H.I.J.O.S., puso los dos conceptos en relación para explicar por qué, este año, son la parte fundante de la consigna de la conmemoración por el Día de la Memoria, más allá de su evocación directa a las elecciones presidenciales del próximo octubre. “La unidad es posible si hay memoria”, propuso. “La lucha que los organismos por memoria, verdad y justicia durante y después de la dictadura estuvo atravesada por la unidad, una gimnasia que retomamos con fuerza en los últimos años para tender lazos hacia afuera del movimiento de derechos humanos –aportó–. La fuerte embestida en contra de los derechos de todos y todas, el enorme retroceso que ha impuesto este gobierno en todos los frentes puso en alerta a amplios sectores que solo lograron juntarse con un pañuelo blanco de por medio.”
Para Sandra Maresco, integrante de Familiares, la bandera de los organismos “es la memoria porque sabemos que con ella podemos vencer al olvido y al silencio”. “Este año nos propusimos que esa memoria necesita la unidad de quienes amamos a nuestra patria y al pueblo; de quienes pensamos que una patria justa es posible. Los 30.000 lucharon por esa patria por eso reivindicamos sus sueños”.
La otra parte de la consigna con la que convocan a la manifestación es “libertad a los y las presos políticos”. Los casos de la dirigente social Milagro Sala y el referente mapuche Facundo Jones Huala son los emblemas de este reclamo. En ese sentido, Maresco sostuvo que “el debilitamiento que desde el poder se ejerce sobre nuestra democracia se expresa fuertemente con la persecución a los y las oponentes políticos. Queremos aportar todo lo que sea necesario para recuperar los derechos humanos en Argentina”. “Entendemos que una democracia no es tal si se construye en base a la persecución a quien piensa diferente. Reclamamos su libertad porque creemos en la democracia pero también porque muchos sobrevivientes lo fueron durante el terrorismo de Estado”.
Entre las 16.30 y las 17.30 colmarán la Plaza en donde se leerá el comunicado consensuado entre la decena de organismos que integran la mesa nacional. Las Madres que integran la Asociación Madres de Plaza de Mayo llegarán a bordo del camión con el que desde hace unos años recorren las calles desde su sede, en Hipólito Yrigoyen, hasta la Pirámide que rondan cada jueves. En su convocatoria, la asociación define a las Madres como “la consciencia viva del pueblo” e invita a la manifestación “contra los milicos de ayer y los vendepatria de hoy”. “Macri, su familia, son los mismos de antes. Son los que apoyaron la dictadura e hicieron mucha plata con la dictadura y ahora siguen haciendo plata”, explicó en diálogo con FM La Patriada. “Son gente sin alma, no les importa nada ni siquiera que los chicos se mueran de hambre”, añadió.
La Cámpora llegará a la Plaza de Mayo desde la Esma, punto de partida de la movilización que emprenderán desde las 9 bajo la consigna “por más memoria, verdad, justicia y democracia”. En tanto, las decenas de agrupaciones de derechos humanos, sociales, estudiantiles, sindicales y políticas que integran el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia convocan a reunirse desde las 15 en Rivadavia y Montevideo para caminar hacia la Plaza a medida que avance la tarde. Las consignas del espacio reivindican la lucha de los 30 mil desaparecidos y desaparecidas víctimas del terrorismo de Estado que atestó el país entre 1976 y 1983 y la definición de aquellos crímenes como “genocidio” así como repudian “la represión y la impunidad de ayer y hoy”, el ajuste “del FMI, (el presidente Mauricio) Macri y los gobernadores” y el avance de Estados Unidos sobre Venezuela y América Latina.
Hace 15 años,
Kirchner ordenaba bajar los cuadros y liberaba la ESMA
24 de marzo: “Abracémonos fuerte por
un país distinto”
La orden del Presidente Néstor Kirchner fue tajante: “Proceda”. Y el entonces jefe del Ejército, Roberto Bendini, se subió a una silla para bajar los cuadros de los dictadores Jorge Rafael Videl y Reynaldo Benito Antonio Bignone. La escena transcurrió en el Colegio Militar de Campo de Mayo el 24 de marzo de 2004. Era el primer 24 de marzo de Kirchner como Presidente. Pero no fue su único acto.
El mismo día, más tarde, habló en la Escuela de Mecánica de la Armada, que dejaba de serlo para pasar a ser el Museo Nacional de la Memoria. Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner ya habían recorrido los sitios donde funcionó el campo de concentración acompañados de los sobrevivientes. Mabel Gutiérrez, en nombre de 12 organismos de derechos humanos, dijo: “Esto es el fruto de que en estos 28 años los organismos de derechos humanos, los familiares, los sobrevivientes, los exiliados y el pueblo hemos mantenido nuestras banderas de verdad y justicia y preservado la memoria para que nunca más se repitan los crímenes del terrorismo de Estado”.
Cuando terminó el acto, los manifestantes volvieron a entrar a la ESMA, recorrieron el parque, ingresaron al Casino de Oficiales, cantaron el himno en el salón central del edificio principal, tiraron papelitos e hicieron algunas pintadas. Fue un momento de descarga dentro del lugar que, hasta no hacía tanto tiempo, había funcionado como el campo de concentración más grande de Sudamérica. En su discurso Kirchner pidió: “Abracémonos fuertemente por un país distinto”.
Y dijo cerca del final: “Hermanas y hermanos presentes, compañeras y compañeros que están presentes por más que no estén aquí, Madres, Abuelas, chicos: gracias por el ejemplo de lucha. Defendamos con fe, con capacidad de amar, que no nos llenen el espíritu de odio porque no lo tenemos, pero tampoco queremos la impunidad. Queremos que haya justicia, queremos que realmente haya una recuperación fortísima de la memoria y que en esta Argentina se vuelvan a recordar, recuperar y tomar como ejemplo a aquellos que son capaces de dar todo por los valores que tienen y una generación en la Argentina que fue capaz de hacer eso, que ha dejado un ejemplo, que ha dejado un sendero, su vida, sus madres, que ha dejado sus abuelas y que ha dejado sus hijos.
Hoy están presentes en las manos de ustedes”.
Cinco días antes, el 19, Kirchner recorrió la ESMA guiado por sobrevivientes.
El salón central de lo que fue el antiguo campo de concentración, el 24 de marzo de 2004.
Kirchner a lo Kirchner, zambullido entre Madres y Abuelas.
Tras el acto, los manifestantes recorrieron la ESMA.
León Gieco cantó. También Víctor Heredia y Joan Manuel Serrat.
Néstor y Cristina Kirchner con un pañuelo regalado por las Madres.
El fin de las rejas. A la derecha, Taty Almeida.
Acciones del pueblo argentino en el 43
aniversario del Golpe de Estado del
24 marzo de 1976
NUNCA MÁS
24 de marzo de 2019
Multitudinaria manifestación a 43 años del
golpe de Estado en Argentina
En el marco de la conmemoración, el presidente argentino anunció que Estados Unidos desclasificará más documentación sobre la dictadura argentina.
Este domingo 24 de marzo se realizó en Argentina una multitudinaria marcha por el Día de la Memoria, en conmemoración al aniversario número 43 del golpe de Estado de 1976 que dio inicio a la última dictadura cívico militar.
Organizaciones de derechos humanos, sociales, gremiales y políticas, encabezadas por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, convocaron a participar de la movilización que tuvo como punto de encuentro la intersección entre la Avenida 9 de Julio y Avenida de Mayo, en el centro de Buenos Aires y concluyó en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno.
Además de las consignas tradicionales del Día de la Memoria que reclaman’Nunca Más’ y ‘Memoria, Verdad y Justicia’ por los 30.000 detenidos desaparecidos, hubo fuertes críticas al gobierno del presidente Mauricio Macri, por sus “políticas de ajuste y represión”.
“Con memoria y unidad luchemos por la Patria que soñaron las y los 30.000. Libertad a las presas y presos políticos”, fue la consigna de los organismos convocantes.
Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, resaltó en diálogo con Tiempo Argentino que “esta recordación, que es un homenaje a nuestros desaparecidos, no es para festejar nada, es para mantener viva la Memoria porque no se ha dado fin a la tragedia enorme que ha sufrido nuestro país. Seguimos buscando los restos de las víctimas y las Abuelas buscamos alrededor de 300 nietos que siguen apropiados en la mentira”.
Estados Unidos desclasificará más documentación sobre la dictadura argentina
El presidente argentino publicó un mensaje en sus redes sociales sobre el Día de la Memoria y anunció que Argentina recibirá información de Estados Unidos sobre la último dictadura cívico militar.
“Hace tres años iniciamos el pedido al gobierno de los Estados Unidos para que desclasifiquen los documentos en su poder sobre la dictadura. Desde entonces ya concretamos dos entregas de material y el próximo mes se hará una más con importante documentación militar”, escribió Macri sin hacer referencia a la lucha de las organizaciones defensoras de los derechos humanos ni los desaparecidos.
Y agregó que “es el mayor volumen de información que Estados Unidos ha entregado alguna vez a otro país. Estos documentos serán fundamentales para que la Justicia pueda avanzar en causas del pasado, aún pendientes, de una de las épocas más oscuras de la Historia Argentina”.
“El 12 de abril recibiré, en el edificio de Archivos Nacionales de Washington DC, la mayor entrega de documentos desclasificados relacionados con la última dictadura cívico-militar”, informó por su parte el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán garavano.
Una multitud se reunió en Plaza de Mayo
a 43 años del golpe de Estado
en Argentina
25 de marzo de 2019
La proclama cuestionó “los discursos que impulsan el olvido” y que “no generan un clima propicio para quienes aún tienen pendiente indagar sobre su identidad”
El aniversario del golpe de Estado de 1976 reunió ayer a miles de personas en la Plaza de Mayo y las calles del centro de Buenos Aires, que se llenaron de símbolos de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. “Luche como una abuela”, estaba escrito en el pañuelo blanco que llevaba extendido uno de los manifestantes. Muchos otros hicieron circular una larguísima tela azul con cientos y cientos de fotos de desaparecidos, y varios llevaban un cartel con la frase “Son 30.000”. Era una respuesta a aquellos funcionarios y dirigentes políticos del oficialismo que ponen en duda el número de desaparecidos en Argentina.
Convocaron a la movilización sindicatos, organizaciones sociales y partidos políticos. Llamaron a concentrarse frente al Congreso, ante el ex centro de detención clandestino de la Escuela de Mecánica de la Armada y en otros puntos desde los que partieron las columnas que se dirigirían a la plaza. Allí la proclama era una sola y pertenecía a organizaciones de madres, abuelas, hijos y otros familiares de desaparecidos. Para leerla, se alternaron Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, y Taty Almeida, dirigente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
“Son 43 años de aquel día, cuando los genocidas ocuparon la Casa Rosada y, con el terror sistemático como método, buscaron imponer un plan económico, político, social y cultural de hambre y exclusión”, afirmaron las organizaciones. La proclama recordó las “miles de desapariciones forzadas y asesinatos”, el robo de bebés, los presos políticos y la tortura, así como la política económica de la dictadura, que generó “una deuda externa que causó hambre por décadas”.
“También estamos aquí porque seguimos luchando y nos manifestamos contra el avasallamiento que el gobierno de Mauricio Macri genera todos los días: despidos masivos, la miseria planificada, la entrega del país a los buitres”, dijeron las organizaciones sociales. La proclama también se refirió a la persecución de pueblos originarios y militantes políticos y sociales, a la necesidad de defender “los derechos de mujeres, lesbianas, travestis y trans” y condenar la “grave injerencia del gobierno sobre el Poder Judicial”, así como los “retrocesos en memoria, verdad y justicia”. Concluyó que “el recrudecimiento de la represión y la violencia institucional es alarmante”.
Las organizaciones reclamaron que “los genocidas, los partícipes y los cómplices rompan los pactos de silencio y nos digan dónde están” los desaparecidos y los niños apropiados, y pidieron a “toda la sociedad” que aporte información. “El tiempo del silencio se terminó y necesitamos la verdad de manera urgente”, afirmaron. Después de reivindicar la lucha de los 30.000 desaparecidos, se refirieron a los niños que fueron apropiados: “Siguen faltando alrededor de 300 hombres y mujeres que están entre nosotros: son trabajadores, padres, madres, compañeros de oficina, de oficio, vecinos […] Son nuestros nietos y nietas, quienes viven con su identidad falseada”. La titular de Abuelas, una organización que logró identificar a 128 nietos, lamentó que en 2018 sólo se lograra resolver uno de esos casos. Al leer la proclama, Carlotto habló de la dictadura, pero también del presente, cuando dijo que “los discursos que impulsan el olvido y justifican los delitos de lesa humanidad no generan un clima propicio para quienes aún tienen pendiente indagar sobre su identidad”.
25 de marzo de 2019
“Por otro pais”
A 43 años del golpe, millones marcharon en todo el país por la unidad y la memoria. Los organismos de Derechos Humanos exhortaron a colaborar con mayor fuerza en la restitución de los nietos y condenaron “el avasallamiento que Macri genera todos los días”
Por Werner Pertot
Es el deseo de algunos que llegue el día en que triunfe el olvido sobre lo que ocurrió en la dictadura, y se rompan todos los lazos de solidaridad con los familiares de los desaparecidos y desaparecidas. Está claro que ese día no llegó ayer. Centenares de miles de personas marcharon –en Capital y en otras ciudades del país– bajo la consigna de la memoria y la unidad y para que ese tiempo de lobos no vuelva. “Nos manifestamos contra el avasallamiento que el Gobierno de Mauricio Macri genera todos los días: despidos masivos, la miseria planificada, la entrega del país a los buitres, la persecución de los pueblos originarios; la persecución a militantes; las presas y presos políticos; la grave injerencia del Gobierno sobre el Poder Judicial; retrocesos en Memoria, Verdad y Justicia, la violencia institucional, la represión a la protesta social, la censura a la prensa, el negacionismo”, enumeraron en el documento final los organismos de derechos humanos, que también le apuntaron a la Corte Suprema por los obstáculos al avance de los juicios por delitos de lesa humanidad.
La masividad de la conmemoración de lo 43 años del golpe de Estado se permitió todos los colores: desde las banderas rojas de los partidos de izquierda –que se movilizaron bajo la bandera de Encuentro Memoria, Verdad y Justicia en una segunda marcha–, pasando por el recital que tradicionalmente hacen los anarquistas en plaza Congreso, al glitter de la comunidad LGTBIQ+ que marchó con orgullo, al negro de las actrices del colectivo Fin del mundo que llevaban máscaras blancas, hasta las multicolores de los pueblos originarios, por mencionar solo algunos. En la enorme multitud que cubrió avenidas y calles alrededor del Congreso y la Plaza de Mayo se vieron familias enteras, muchos cochecitos de bebé y muchos (no es posible enfatizarlo lo suficiente) pero muchos pañuelos verdes. Las composiciones sociales fueron también muy variadas, desde el aporte popular de las nutridas columnas de los movimientos sociales, las de los sindicatos hasta sectores de clase media que suelen transitar “sueltos” en la marcha del 24.
Es el deseo de algunos que llegue el día en que triunfe el olvido sobre lo que ocurrió en la dictadura, y se rompan todos los lazos de solidaridad con los familiares de los desaparecidos y desaparecidas. Está claro que ese día no llegó ayer. Centenares de miles de personas marcharon –en Capital y en otras ciudades del país– bajo la consigna de la memoria y la unidad y para que ese tiempo de lobos no vuelva. “Nos manifestamos contra el avasallamiento que el Gobierno de Mauricio Macri genera todos los días: despidos masivos, la miseria planificada, la entrega del país a los buitres, la persecución de los pueblos originarios; la persecución a militantes; las presas y presos políticos; la grave injerencia del Gobierno sobre el Poder Judicial; retrocesos en Memoria, Verdad y Justicia, la violencia institucional, la represión a la protesta social, la censura a la prensa, el negacionismo”, enumeraron en el documento final los organismos de derechos humanos, que también le apuntaron a la Corte Suprema por los obstáculos al avance de los juicios por delitos de lesa humanidad.
La masividad de la conmemoración de lo 43 años del golpe de Estado se permitió todos los colores: desde las banderas rojas de los partidos de izquierda –que se movilizaron bajo la bandera de Encuentro Memoria, Verdad y Justicia en una segunda marcha–, pasando por el recital que tradicionalmente hacen los anarquistas en plaza Congreso, al glitter de la comunidad LGTBIQ+ que marchó con orgullo, al negro de las actrices del colectivo Fin del mundo que llevaban máscaras blancas, hasta las multicolores de los pueblos originarios, por mencionar solo algunos. En la enorme multitud que cubrió avenidas y calles alrededor del Congreso y la Plaza de Mayo se vieron familias enteras, muchos cochecitos de bebé y muchos (no es posible enfatizarlo lo suficiente) pero muchos pañuelos verdes. Las composiciones sociales fueron también muy variadas, desde el aporte popular de las nutridas columnas de los movimientos sociales, las de los sindicatos hasta sectores de clase media que suelen transitar “sueltos” en la marcha del 24.
El sindicato de prensa (Sipreba) hizo una transmisión en vivo desde la Avenida 9 de Julio con trabajadores de la televisión pública y Télam. Por ahí pasaron las ex hijas e hijos de genocidas con su propia bandera y la multitud los aplaudió. Una consigna se reproducía en todas sus formas: pequeños papeles, banderas, pañuelos, estandartes y hasta globos que flotaban sobre la multitud. Decía: “Son 30 mil”.
El escenario tuvo de fondo un interminable pasar de rostros en blanco y negro de los desaparecidos y desaparecidas y solo se permitió un alto para pasar un video del Equipo Argentino de Antropología Forense, que hace poco sufrió el riesgo de desfinanciamiento por parte del gobierno nacional. Los cantitos hacia el presidente Mauricio Macri no fueron muy amistosos: pasaron desde el ya conocido hit del verano a un más directo “fuera Macri”. A la CGT, cuando fue mencionaba, le cantaron: “Paro nacional”.
Son 30 mil
Las Abuelas y Madres subieron al escenario a eso de las 16.30, muchas de ellas en sillas de rueda ya que superan los 90 años. “Juventud acumulada”, bromeó la periodista Nora Anchart, a cargo de la conducción. “Como familiares y sobrevivientes, seguimos gritando muy fuerte: ¡Son 30 mil!”, arrancó la lectura del documento Nair Amuedo, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Llevaba el pañuelo blanco en la cabeza y uno verde anudado a la muñeca. Cuando mencionó por primera vez al gobierno de Macri, llovieron los silbidos de la multitud. “Bueno, chicos, que se vaya, lo tenemos que echar”, dijo en línea con las elecciones de octubre.
“También nos trae acá la defensa de todos los derechos de las mujeres, lesbianas, travestis y trans. (Esto es lo más lindo.) Es mucho lo logrado en nuestras décadas de democracia a fuerza de luchas del pueblo: ese es el camino, con memoria y unidad”, señaló Amuedo.
Contrastes
“Hace 15 años, aquel 24 de marzo de 2004, vivimos un día histórico: en la ESMA, el presidente Néstor Kirchner pidió perdón en nombre del Estado por el silencio y la impunidad. Las luchas del pueblo por Memoria, Verdad y Justicia se volvieron políticas de Estado”, recordó una militante de Hijos. “Ese mismo día, bajó el cuadro del genocida Videla del Colegio Militar. Fue inolvidable. Porque veníamos de décadas de impunidad. La continuidad de esas políticas con Cristina Fernández de Kirchner permitió que con la fuerza del pueblo los genocidas estén en el lugar en el que Rodolfo Walsh dijo que deben estar: el tacho de basura de la historia”, indicó.
Con una búsqueda de contrastes, el documento de los organismos de derechos humanos relevó los retrocesos de los últimos años y responsabilizó también a la Corte Suprema. “Este pueblo consiguió que la Corte Suprema revirtiera el fallo del 2×1”, celebró, pero luego advirtió que la Corte desactivó la Comisión Interpoderes, que tiene decenas de sentencias pendientes que no terminan de quedar firmes, como la de la Masacre de Trelew. También indicaron que hace seis años que las condenas no están firmes en la megacausa de Campo de Mayo.
En el documento, también recordaron las desapariciones de Jorge Julio López, Santiago Maldonado y el asesinato de Rafael Nahuel, pidieron el fin de los presos políticos y señalaron al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, como el responsable del desfinanciamiento de los sitios de memoria y de otros programas. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, también fue cuestionada por el caso Chocobar, Facundo Ferreira, las táser y las Fuerzas Armadas realizando tareas de seguridad interior, y sigue la lista. Las consignas feministas tuvieron su lugar también: la multitud estalló cuando Lita Boitano les dijo “a las compañeras”: “Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Y reversionó un cantito en “Unidad de las trabajadoras, y al que no le gusta, que se joda, que se joda”.
25 de marzo de 2019
Opinión
La Marcha que jamás se detuvo
Por Mario Wainfeld
Con el cambio climático todo puede trastrocarse. Antes de dicha catástrofe, el otoño era la mejor estación del año en Buenos Aires. Abundaban días como el de ayer: con sol que entibiaba de lo lindo y fresco disponible a la sombra. Ciertos árboles porfiaban en mantener el follaje verde. Otros se amarilleaban, deshojándose.
A las dos de la tarde otoñal-porteña, en la Plaza de Mayo hacía calorcito. Las columnas demorarían en llegar, algunas agrupaciones o partidos habían colgado, preventivamente, pasacalles o zepelines.
Corría la primera hora, una muchedumbre de personas no encuadradas caminaba por la plaza. Una mujer de 30 (máximo) con un pañuelo verde atado al antebrazo llevaba de la mano a su hijita, onda tres años y con pañuelo blanco en la cabeza. La vasta policromía de los pañuelos fue una de las novedades de ayer. Blancos, como siempre. Verdes, en cantidad jamás vista antes de 2018. Más los naranjas o violetas.
La Poderosa copa la escenografía, he ahí un clásico acunado en este siglo. Afiches, pasacalles, un kiosco a media cuadra de la Catedral, dedicado al “Control popular a las Fuerzas de seguridad”. “La comunidad al servicio de la comunidad”, “un grupo de vecinos y vecinas” propone y facilita denunciar actos de violencia institucional.
Las policías Metropolitanas y Federal no se dejan ver, no alardean, no “saturan” el espacio. Mejor así. Nunca se puede saber del todo por donde andan los services de inteligencia del Estado, maestros en ocultamiento. En una de esas están auditando “Animales Sueltos” o se tomaron franco por ser domingo.
El torrente humano fluye sin cesar, se riza, repleta las calles, llena los bares. Al cronista se le da más pensar en otros 24 de marzo ulteriores a 1983 que en el de 1976. Pero alguna remembranza llega.
– – –
Como cualquiera, uno estaba pegado a la radio el 23 de marzo. Se sucedían reuniones en la Casa de Gobierno, luego se sabría que para demorar el golpe o disuadir, in extremis, a “los milicos”. Lorenzo Miguel, el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, salió de la Rosada y dijo algo así como que todos podían irse a dormir en paz. Los textuales no importan ni habrán sido memorables. “Lorenzo” era lacónico, monosilábico a veces, unimembre otras, autor de frases de veinte palabras cuando estaba locuaz. No se sabe si macaneó, consoló o “lo durmieron”. Lo cierto es que al día siguiente estaba preso.
Los secuestros habían recrudecido en esa semana. Los recordatorios que se publican en PáginaI12 dan debida cuenta. Amanecido el 24, la radio y la tele eran pura cadena oficial con tono marcial y música castrense. Había que escuchar radio Colonia para enterarse de “algo”. Este cronista tenía 27 años. Según su ojímetro, la mayoría de los participantes de ayer no había nacido.
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Cuatro generaciones aplauden mientras pasa la gran bandera con fotos de los compañeros y compañeras detenidos desaparecidos. “El pueblo las abraza”, los cánticos acarician a las Madres y Abuelas. No se olvidan de los represores: “como a los nazis les va a pasar…”.
Podría pensarse que las marchas tejen una cinta sinfín que comenzaron poquitas Madres, sumaron militancia a medida que transcurría la dictadura. En 1996 aconteció un cambio cuali y cuantitativo: desde entonces siempre confluyó una multitud, conformada por gente habituada a movilizarse y otra que se iniciaba en esas lides.
Todas las reivindicaciones, todas las protestas, todas las demandas al sistema democrático buscaron eco en los 24 de marzo. Son clamores por memoria, verdad y justicia mirando al pasado, al presente y al futuro. La escena se reproduce en centenares de ciudades, en todo el país. Habría que sumarlas para cuantificar debidamente la magnitud de la jornada. Un dron ahí, por favor.
Las recordaciones se incrementan, según pasan los años. En uno de esos encuentros, en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, una mujer lleva una pancarta, caserísima. De un lado las fotos de dos estudiantes desaparecidos en el ‘76, del otro la imagen de Milagro Sala y el reclamo por su liberación. Las luchas continúan, se entrelazan, se resignifican.
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Quince años atrás el presidente Néstor Kirchner ordenó “bajar los cuadros”. También abrir las puertas de la ESMA que se mantenía blindada para la ciudadanía, detalle que se olvida. El simbolismo acompañó políticas de Estado, institucionales a carta cabal: convalidadas por el Congreso y el Poder Judicial, incluida la Corte Suprema. Se fulminaron por inconstitucionales las leyes de la impunidad arrancadas por la fuerza al presidente Raúl Alfonsín y los indultos dictados monárquicamente por el presidente Carlos Menem.
Kirchner no profirió bravatas “gratis”: se concretó un salto de calidad democrática. Jamás las víctimas apelaron a la violencia, cometieron vendetta. Su palabra pesó en los juicios pero nunca fue la única prueba.
Por eso, Kirchner es odiado por la derecha argentina, que no olvida, no perdona, no cambia su ideología ni los pilares de su programa económico perenne. Ni confiesa los crímenes que cometió, instigó o encubrió. Expresiones usadas en sentido penal, estricto. O en sentido político, más genérico.
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Afirmaciones de identidad, columnas que “se miran de reojo” para medir quién convocó más. Mensajes que se reiteran: las colectividades recordando a sus víctimas, quienes querellan contra “los crímenes del franquismo”, representantes del movimiento de mujeres por todas partes. El año pasado fueron dueñas del espacio público y van por más.
Una bandera con ilustración dividida en mitades convoca a un cambio de etapa, está “fechado” ahora. Encabeza una columna, expresa a la CTA Autónoma y a la CTA de los Trabajadores, juntas. La consigna común estampada: “La unidad es el camino”. Las divisiones del campo popular, evoca salvando las distancias el cronista, facilitaron el golpe del ‘76.
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Crónicas como ésta glosan las Marchas desde hace una bocha de años. Uno se manifiesta como tantos y goza del privilegio de poder contarlo. Suele dedicarle unas líneas a la oferta gastronómica, ayer dominada por la carne, los embutidos y las empanadas, dejando un espacio minoritario para la “comida vegan”. ¿Será el mercado quien determina la asimetría? ¿O se deberá a decisiones libres de los emprendedores? Vaya uno a saber.
Una lectora habitual de este diario se presenta como tal y le pregunta al cronista si ya comió algo de carne con pan. La respuesta es negativa aunque el escriba (ad)mira unos sangüiches de una suerte de guiso de bondiola con fideos. Un poema callejero. Piensa en el sobrepeso, el colesterol y el enchastre colosal que puede hacerse. Lo deja para el año que viene, esperando que haya un gobierno nacional, popular y respetuoso de los derechos humanos en la Casa Rosada. Si eso ocurre, tal vez sea buena ocasión para clavarse el sanguche.
Medios y dictadura
Cómo vendió GENTE el
golpe del 76
En los últimos años, la Editorial Atlántida solo es noticia cuando transforma sus revistas semanales más famosas en mensuarios o cuando descontinúa otras. La fundadora familia Vigil ya hace bastante que vendió su parte y casi nada recuerda que en 1976, el año del golpe, era no solo la editorial de revistas más poderosa sino una de las principales apoyaturas ideológicas del establishment. Aunque en eso no era original –lo mismo hicieron los diarios Clarín y La Nación y todos grandes medios de la época–, la nave insignia de los Vigil, el semanario Gente, por entonces dirigido por el periodista Samuel Gelblung, sobresalió en sus esfuerzos por embellecer a los genocidas ante los ojos de toda la población.
Experiencia en eso no les faltaba, después de todo era la revista dedicada a llevar a todas las casas la imagen de las modelos y actrices más famosas, de la mano de todos los empresarios y exitosos del momento. Las herramientas hoy parecen obvias pero por entonces eran innovadoras: Gran despliegue fotográfico, historias personales para humanizar las noticias, los periodistas transformados en estrellas y protagonistas de sus propias notas.
Por eso una buena manera de acercarse a la escalofriante cotidianidad de hace exactamente 43 años es recorrer las páginas, y las fotos, de los números de la revista dedicados a comunicar la buena nueva: Los militares habían llegado para poner orden y seguridad en toda la Argentina. ¿Y saben qué? Los encabezaba todo un caballero, síntesis de la humildad, la eficiencia y el honor llamado Jorge Rafael Videla. Todo un General de la Nación.
No es una exageración. “Quién es el nuevo presidente de los argentinos”, se titula la nota que cuenta la vida del flamante dictador. “Muy buen alumno, puntual y educado”, se lee sobre sus tiempos de estudiante. “Jorge Rafael Videla es un profesional de punta a punta”, define su etapa militar. “Es de una corrección personal, de una honestidad y de una pureza llevadas al límite del renunciamiento”, define sus condiciones morales.
Todo ello acompañada con fotos de su familia, incluida una de su esposa y sus siete hijos, emocionados en uno de los balcones del Salón Blanco de la Casa Rosada el día de la jura del jefe de familia.
Tampoco ahorra elogios a la hora de describir “el pensamiento militar”: “Moralidad, idoneidad, eficiencia” son las palabras elegidas
Y ni siquiera baja el tono cuando llega el turno de presentar al nuevo ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz. Más interesante, en un anticipo de lo que plantearán los siguientes gobiernos neoliberales, hasta el de hoy, pronostica tiempos de austeridad antes de llegar a una recuperación, pone el acento en “la delicada situación del sector externo de la economía”, y pronostica el camino a recorrer de la mano del Fondo Monetario Internacional. Como siempre dispuesto a dar su colaboración si se explicitan “los esfuerzos que se realizarán para modificar la situación que ha obligado a requerir la ayuda”. No es necesario ser demasiado conocedor para adivinar de qué están hablando. “Liberalización de todos los precios y controles”, “atacar el déficit fiscal”, privatización “de muchas de las empresas que en los últimos años pasaron a poder del Estado” y disminución de la planta de empleados públicos.
Una vez marcado el rumbo, la revista cumple con ofrecer a sus lectores una didáctica sección de servicios, explicándoles qué se puede hacer y qué no (sobre todo qué no, como se ve en la foto) en la nueva etapa.
Y por si el mensaje no había quedado claro, una imagen también valía más que mil palabras en 1976.
Para graficar la vida antes del 24 de marzo, la foto de decenas de armas supuestamente requisadas a la guerrilla en un allanamiento. Para resumir la vida después del 24 de marzo, un entrañable soldadito rodeado de palomas en la Plaza de Mayo.
Una carta imprescindible
Si los textos e imágenes anteriores no fueron suficientes, vale la pena dar una rápida leída a los siguientes extractos a la “Carta abierta a los padres argentinos”, publicada por la revista Gente en su edición del 16 de diciembre de 1976, unos meses después:
“Después del 24 de marzo de 1976, usted sintió un alivio. Sintió que retornaba el orden. Que todo el cuerpo social enfermo recibía una transfusión de sangre salvadora. Bien. Pero ese optimismo –por lo menos en exceso– también es peligroso. Porque un cuerpo gravemente enfermo necesita mucho tiempo para recuperarse, y mientras tanto los bacilos siguen su trabajo de destrucción. (…) Porque hay que entender algo, con claridad y para siempre. En esta guerra no sólo las armas son importantes. También los libros, la educación, los profesores. La guerrilla puede perder una o cien batallas, pero habrá ganado la guerra si consigue infiltrar su ideología en la escuela primaria, en la secundaria, en la universidad, en el club, en la iglesia. Ese es su objetivo principal. Y eso es lo que todavía puede conseguir. Sobre todo si usted, que tiene hijos, no está alerta. (…)
Por ejemplo: ¿Usted sabe qué lee su hijo? Repasemos. Yo sé que hay colegios donde “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez, es un texto obligatorio. “Cien años de soledad” es para muchos una novela bien escrita, interesante, llena de ganchos, entretenida. Pero… ¿usted la leyó? A lo mejor no. Confía en que es buena porque leyó comentarios, críticas, elogios. Porque fue bestseller. Porque durante mucho tiempo medio mundo habló de ella. Y de pronto en esa confianza hay un error. Yo la leí y me gustó. Pero yo soy un adulto. Y tengo una hija adolescente. ¿Que qué quiere que le diga? A mí no me gusta que mi hija adolescente lea -y menos por obligación- una novela que rezuma sexo, hedonismo, infidelidades y descripciones sicalípticas. En otros colegios ya no se lee a Cervantes. Ha sido reemplazado por Ernesto Cardenal, por Pablo Neruda, por Jorge Amado. Buenos autores para adultos seguros de lo que quieren, pero malos para adolescentes acosados por mil sutiles formas de infiltración y que todavía no saben lo que quieren. Si usted no los leyó, léalos y saque conclusiones. Eso también es parte de su trabajo y de su responsabilidad en este tiempo y en esta guerra. Piense que si no lo hace, de pronto tiene que aceptar que “Las venas abiertas de América Latina”, por ejemplo, sea uno de los libros de texto de su hijo. No se asombre. Ocurrió.
Por eso, por todo eso y por mucho más, prudencia. Cautela. Vigilancia.
Analice las palabras que su hijo aprende todos los días en la escuela. Hay palabras sonoras, musicales, que forman frases llenas de belleza. Pero que encierran claves que el enemigo usa para invadir la mente de su hijo. Cierto tono clasista en los comentarios, la palabra ‘compromiso”, descripciones del mundo como un mundo de pobres y de ricos, y de la historia como una eterna lucha de clases. Por ese trampolín se salta rápidamente de la educación bancaria (la tradicional, la que conoce jerarquías: el alumno en el banco y el profesor en el estrado) a la “educación liberadora” que preconizaba Paulo Freire, un ideólogo de Salvador Allende. ¿Sabe qué postula la “educación liberadora”? Yo se lo digo. Nada de jerarquías. Igualdad entre profesores y alumnos. Lo mismo el que sabe que el ignorante. En una palabra: anarquía. (…)
De ahora en adelante mucho –casi todo– depende de usted. No basta con almidonar el guardapolvo, comprar los libros y los cuadernos y pagar la cooperadora. Hay otras responsabilidades más profundas. Esté atento. No se deje sorprender(…) Interésese. Averigüe y controle. Esta carta no pretende alarmarlos, señora, señor. (…) Se acabaron los buenos y viejos tiempos. La señorita Rodríguez puede ser una monada. Pero no deje todo librado a otros. Porque si usted se desinteresa, no tendrá derecho a culpar al destino o a la fatalidad cuando la llamen de la morgue”
Un amigo…
REVISTA “GENTE”.
Los discursos en la Plaza de Mayo
“La herida solo sana con
la verdad”
Madres, Abuelas, Hijos y Familiares de víctimas del terrorismo de Estado leyeron ante una Plaza de Mayo repleta un documento en el que se reclamó la continuidad de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. “Los discursos que impulsan el olvido y justifican los delitos de lesa humanidad no generan un clima propicio para quienes aún quieren indagar su identidad”, planteó Estela de Carlotto.
Estela de Carlotto, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, habló esta tarde desde el escenario durante la marcha para conmemorar el Día de la Memoria, en el 43° aniversario del último golpe de Estado en la Argentina. Hizo alusión al desinterés con el que el gobierno de Cambiemos aborda la agenda de Derechos Humanos y afirmo: “En el 2018 logramos resolver un sólo caso, las preocupaciones cotidianas pero también los discursos que impulsan el olvido no generan un clima propicio para quienes tienen pendiente indagar sobre su identidad”.
Los 128 casos de restitución son muestra de que la herida solo sana con la verdad”, dijo Carlotto, quien también insistió sobre la necesidad de que se facilite el “alcance a la información para quienes no pudieron ser criados por sus padres biológicos, que los esperan, y de cómo la dictadura decidió apropiárselos”.” La búsqueda hoy más que nunca es urgente. No queremos despedir a mas abuelas sin que haya podido llegar a abrazar a sus nietos. Es deber de todos los ciudadanos y del país saber qué pasó con ellos y ellas. Por eso como todos los años les pedimos que rompamos el silencio y que nos animemos a comprometernos con nuestra historia. Es en la mirada solidaria y humana la que nos podrá reconstruir los lazos con aquel pasado”, agregó.
“La apropiación de bebés ah afectado todos los vínculos familiares. Pedimos a sociedad a que las nuevas generaciones tengan la posibilidad de crecer junto a sus familiares biológicos y a vivir en la libertad desde la verdad”, concluyó Estela de Carlotto.
“¡30 mil detenidos desaparecidos! ¡Presentes! ¡Ahora y siempre!”, exclamó una Plaza de Mayo colmada por una multitud.
A su turno, Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, pidió “recuperar una patria con derechos para el pueblo” y de cara a las elecciones de este año aseguró que “la memoria y la unidad son las herramientas para recuperar nuestros derechos”.
“Sabemos que cuando el pueblo construye su historia, nada puede detenerlo”, remarcó Almeida e insistió: “Tenemos que recuperar la patria por la que lucharon las y los 30 mil”. “Al miedo, al hambre y al silencio ya les dijimos que no van a volver a ser parte de la historia”, remarcó.
Tras rechazar la injerencia de Estados Unidos y recordar que “América latina es tierra de paz”, Taty dijo que “a 43 años del golpe genocida reafirmamos nuestra reivindicación a los 30 mil detenidos desaparecidos” y pidió “gritar bien fuerte”
“¡30 mil detenidos desaparecidos! ¡Presentes! ¡Ahora y siempre!”, exclamó una Plaza de Mayo colmada por una multitud.
El recorrido desde el homenaje individual a la memoria colectiva y de colectivos
Duelo público, duelo político
El recuerdo de los desaparecidos atraviesa las esferas de lo público y lo privado. Los textos se fueron convirtiendo en un recuerdo dirigido a diferentes grupos: víctimas de una misma masacre, o de una misma agrupación o del mismo barrio.
Hay un juego de entrecruzamientos constantes entre lo individual y lo colectivo que caracteriza al movimiento de Derechos Humanos en Argentina. Los familiares de los desaparecidos supieron transformar el dolor personal en lucha colectiva. Lo íntimo, lo privado, lo particular se hizo público, y dejó de pertenecer exclusivamente a los afectados directos. Las Madres y las Abuelas fueron comprometiendo en la búsqueda de sus hijos y sus nietos a la sociedad en su conjunto. Su lucha por mantener viva la memoria replica ese movimiento: el recuerdo de cada uno de los desaparecidos -sus nombres, sus rostros, sus historias, sus vidas- trae consigo el recuerdo de todas las víctimas del terrorismo de Estado. Hay una memoria colectiva que es a su vez la memoria de cada individuo, y viceversa.
Ese cruce del plano individual y el colectivo, el doble registro de lo privado y lo público se da de distintas maneras en los recordatorios de PáginaI12: aparece en el concepto mismo del espacio: una manera de conmemorar, de dirigirse a aquellos seres queridos que ya no están a través de la publicación en un diario. Virginia Giannone, que realizó en 2005 una muestra de los recordatorios, explica que fue justamente esa característica la que siempre le llamó la atención de las publicaciones en Página y la llevó a armar la muestra. Giannone destaca la presencia de una “interpelación privada en el medio de un medio público”. Reflexionando sobre esta particularidad de los recordatorios, remarca: “Sí, es público y es privado, no es que hay que elegir una, está atravesando los dos planos. Esta cosa de dejo esta carta acá que en realidad está dedicada a mi familiar pero que necesito que la leas vos y que también está dedicada a vos es un gesto político impresionante”. El duelo de cada uno, de cada familia, se vuelve público y colectivo, al compartirse en las hojas de uno de los diarios más leídos del país.
La iniciativa de Estela, recordando a su hija Laura aquel 25 de agosto de 1988, replicada después por otras madres y familiares, se va a ir transformando en una costumbre de cientos de personas que año a año eligen el diario y el recordatorio como forma de homenaje. A su vez, grupos de amigos, grupos familiares y organismos y colectivos militantes publican y firman los recordatorios de manera conjunta, convirtiéndolo en una práctica colectiva. Con el tiempo, lo colectivo se transformó en objeto mismo de los recordatorios. Los primeros que se publicaron estaban dedicados a una sola persona, pero rápidamente fueron apareciendo algunos dedicados a dos o tres personas. En la mayoría de los casos se trataba de parejas, muchas de ellas padres de niños apropiados, cuya búsqueda aparece destacada en el recordatorio.
También fue haciéndose común la publicación de un mismo recordatorio para dos o tres hermanos o amigos o compañeros de militancia a los que se homenajeaba de manera conjunta.
Los recordatorios fueron pasando del homenaje individual al homenaje colectivo: recordatorios dedicados a grupos enteros de desaparecidos o víctimas del terrorismo de Estado. Un caso en el que se ve ese paso son los recordatorios de Horacio Ungaro, secuestrado en la Noche de los Lápices, publicados por su hermana Marta. Marta empezó a publicar en octubre de 1989, a raíz de la sanción del primer decreto de los indultos, y desde entonces lo hace cada 16 de septiembre, variando su contenido de año a año. Muchos se centran exclusivamente en la figura de su hermano, aunque siempre destacando que fue secuestrado en la llamada Noche de los Lápices. Otras veces, el recordatorio está dedicado a todos los estudiantes detenidos desaparecidos ese 16 de septiembre de 1976. En el de 1999, por ejemplo, se observan seis fotos, los rostros de cada uno de ellos con sus respectivos nombres. El texto que acompaña las imágenes se dirige a uno solo, en singular, que a la vez se une al recuerdo de los 30.000: “Nos quisieron robar tu vida, tu adolescencia, pero no pudieron. Porque, vos y 30.000 escribieron la verdadera historia”. Tres años después, en 2002, encontramos dos recordatorios con motivo del aniversario de la Noche de los Lápices. La página 16 muestra un recuadro con todos los nombres, firmado por Marta Ungaro y el sobreviviente Pablo Díaz. En la página 17, se observa el recordatorio dedicado exclusivamente a Horacio, firmado por Marta en representación de su familia. Al referirse a esa costumbre de publicar por su hermano y también por todo el grupo, Marta explica que la idea surgió naturalmente porque “siempre los tuve a todos muy juntos”. El recuerdo de su hermano se encontraba íntimamente ligado al de los demás.
Otro caso muy similar se da en los recordatorios publicados por los familiares y amigos de Jacobo Chester, trabajador del Hospital Posadas secuestrado el 26 de noviembre de 1976. En algunos, el nombre de Chester encabeza el recordatorio acompañado de las palabras “desaparecido junto a sus compañeros” que son seguidas de los nombres de los demás trabajadores del Hospital que fueron víctimas del terrorismo de Estado. Otras veces, no destacan el nombre individualmente sino que se publica el listado con todos los nombres; es el colectivo el que pasa a ocupar el centro del recordatorio. En 2001, por ejemplo, la esposa y la hija de Jacobo, Marta y Zulema, publicaron un recordatorio con el encabezado “1976-2001 25 años del secuestro y desaparición de los trabajadores del Hospital Posadas”, seguido de los nombres de los trabajadores desaparecidos.
Juana Lucía Comas es la hija de Alberto Evaristo Comas, secuestrado el 29 de julio de 1976 y asesinado el 20 de agosto de ese año junto a otros veintinueve detenidos que se encontraban en el centro clandestino que funcionaba en la Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía, en lo que se conoció como la Masacre de Fátima. Lucía suele publicar recordatorios por su padre en el aniversario de la fecha de su secuestro. En 2001, con motivo de la convocatoria a un acto por los 25 años de la masacre, menos de un mes después de haber publicado el recordatorio de su padre, Lucía realiza una publicación que conmemora la Masacre de Fátima a la vez que invita al homenaje y el nombre de su padre figura en una lista que incluye a otras víctimas del episodio. Estos sucesos, que involucran la desaparición y asesinato de grandes grupos de personas, son los principales protagonistas de estos recordatorios colectivos. Los familiares y amigos de las víctimas de este tipo de episodios unen el recuerdo y el homenaje de su ser querido al de las demás víctimas. Aun sin siquiera haberlos conocido, sienten la necesidad de mantener viva su memoria.
El recuerdo de uno es el recuerdo de todos. A veces, incluso, es solo el recuerdo de todos. Marta Clara perdió a su esposo Néstor Sala, quien luego de más de un año detenido en cárcel común fue fusilado junto a otros detenidos en la llamada Masacre de Margarita Belén, en la provincia de Chaco, durante la madrugada del 12 al 13 de diciembre de 1976. Marta publicó recordatorios cada 12 o 13 de diciembre desde principios de la década de los noventa hasta su muerte en 2016 y en ninguno de ellos incluyó el nombre de su esposo ni de las demás víctimas. Todos tienen como encabezado la leyenda “Masacre de Margarita Belén” o simplemente “Margarita Belén”, e incluyen distintas consignas, información sobre los avances y retrocesos de la justicia, los nombres de los responsables, pero nunca los nombres de los fusilados. Se elige, así, recordar colectivamente, centrándose en el hecho y en la búsqueda de justicia.
Otros tipos de colectivos también aparecen, aunque en menor medida, publicados en los recordatorios. En 2012 el municipio de Marcos Paz instituyó a través de una ordenanza el 17 de junio como el Día Local de la Memoria por los Detenidos-Desaparecidos de Marcos Paz. Un 17 de junio de 1977 fue secuestrado quien fuera intendente de la ciudad entre 1973 y 1976, Oscar Felipe Sánchez, y en esos mismo días, otras tres personas. Junto con una pareja de hermanos secuestrados anteriormente, constituyen los seis detenidos desaparecidos oriundos de Marcos Paz, homenajeados a través de la publicación de recordatorios que los conmemoran de manera conjunta. El recuerdo colectivo se asocia, esta vez, a la pertenencia a un lugar geográfico. Así como muchos vecinos de diferentes barrios de la ciudad de Buenos Aires recuerdan a sus desaparecidos a través de las marchas de antorchas o de la colocación de baldosas y señalizaciones, en este caso los familiares y vecinos de Marcos Paz eligieron la publicación en Página como otra forma de recordarlos colectivamente.
Un documento video de 1978, en que las Madres de Plaza de Mayo, desafiando la dictadura militar argentina, piden a los medios de difusión europeos de saber DONDE ESTAN sus hijos, hijas y nietos “desaparecidos”