Inteligencia militar espía partidos tradicionales

  Todo terreno

La historia de un infiltrado por la inteligencia militar en el directorio blanco.

SAMUEL BLIXEN

Un militante del Partido Nacional, que antes lo había sido del Partido Comunista Revolucionario y que en 1990 ingresó a la Cámara de Diputados como suplente de Por la Patria, fue identificado como el espía infiltrado en el directorio del Partido Nacional que informara para la inteligencia militar.

Si los espías eficientes se caracterizan por su capacidad para mimetizarse allí donde se infiltran, entonces el agente 04 de la inteligencia militar había logrado una envidiable cobertura: la de diputado por el departamento de Montevideo. Durante todo un mes, en octubre de 1990, el agente 04 estuvo en condiciones de alternar, con la mayor facilidad, en el nuevo escenario político instalado a partir del triunfo electoral, un año antes, de Luis Alberto Lacalle. Si el escenario de sus habilidades había sido, hasta ese momento, el espionaje al directorio del Partido Nacional (PN), a partir de entonces podía ampliar sus servicios redactando prolijos informes sobre lo que se decía en los pasillos del Palacio Legislativo, como antes lo hacía en la vieja casa del Honorable Directorio.

Por más que su actuación parlamentaria estuvo restringida a su condición de suplente, el nuevo estatus debe haber sido festejado por los oficiales de la Dirección General de Información de Defensa (Dgid) que lo atendían. No se sabe si el agente 04 ocupó como suplente una bancada de diputado en algún otro momento de la legislatura 1990-1995; de hecho, los archivos del Parlamento no registran ninguna actuación legislativa suya, es decir, no pronunció discursos en el plenario, ni presentó o firmó ningún proyecto de ley, ni asistió a comisiones. La única anotación disponible certifica que el agente 04 notificó debidamente su inasistencia a la sesión de la Asamblea General que se desarrolló el 16 de octubre de 1990; su nombre aparece debidamente consignado en el diario de sesiones de esa fecha.

La identidad del agente 04 –cuyas andanzas de espía merecieron un cierto destaque en las coberturas de Brecha sobre el espionaje militar en democracia– fue confirmada por dos fuentes vinculadas a la investigación parlamentaria. El hombre que informaba periódicamente a la inteligencia sobre las actividades de Wilson Ferreira Aldunate y su hijo Juan Raúl (de hecho, el objetivo principal de su espionaje) entre 1987 y 1989 resultó ser Horacio Ruggiero, un militante del PN que hoy reside en Mercedes. En su reciente comparecencia ante la comisión investigadora de la Cámara de Diputados que analiza el espionaje militar en democracia, Juan Raúl Ferreira confirmó que había sido objeto de vigilancias y seguimientos por parte de la inteligencia militar, como se desprende de los documentos del llamado “archivo Berrutti”, y que por lo menos dos agentes lo habían sometido a espionaje. En la comisión, Juan Raúl Ferreira admitió que no tenía la certeza de la identidad de esos espías, aunque luego, en una entrevista concedida al portal Sala de Redacción, admitió que uno de ellos lo llamaba telefónicamente casi a diario hasta que aparecieron las crónicas en Brecha.

Sobre la identidad de ese agente, Juan Raúl Ferreira prefirió no hacer comentarios. No obstante, explicó que los escritos del informante se referían a hechos y situaciones que efectivamente ocurrieron, aunque la verdad estaba totalmente distorsionada: “El informante decía lo que querían escuchar los militares”, comentó a Brecha. El otro agente que espió a Juan Raúl Ferreira llevaba el número 101, y su identidad aún no fue confirmada; en los rollos microfilmados de los documentos del Departamento III de la Dgid aparece uno en el que se consigna que “la fuente (es decir, el agente) es secretario del mayor (r) Malán”.

Aunque la inteligencia tomaba sus recaudos para preservar la identidad de sus espías, a los que designaba con un código (un número y/o número y letra, cuya lógica aún se desconoce) y además les asignaba un alias para los encuentros personales, en los documentos suelen deslizarse detalles, como el de “secretario de…”. En el caso del agente 29-G, su manipulador, “Marcelo” (los oficiales de inteligencia también se compartimentaban con alias, aunque andaban pechándose en las oficinas de Monte Caseros y Garibaldi), estampó en su informe que “la fuente, debido a los problemas internos de la Ucb (Unión Colorada y Batllista), decidió, previo ofrecimiento de Jorge Batlle en forma personal, integrar una lista del citado como segundo diputado por la lista 915”.

PISTAS. En el caso del agente 04, los indicios de su identidad aparecieron en un “parte operativo” fechado el 30 de abril de 1987: “Juan Raúl le ofreció a la fuente (consignaba “Claudia”, el manipulador designado para Ruggiero en esa época) el cargo de secretario del Consejo Nacional de Subsistencias, cargo político que se crea en la rendición de cuentas”. En ese informe Ruggiero detalla las opiniones de Juan Raúl Ferreira sobre la situación argentina (“no cree que Alfonsín termine su mandato”, después de un viaje a Buenos Aires).

Muchos de los informes de Ruggiero se refieren a comentarios informales de Wilson Ferreira Aldunate, algunos muy hirientes, sobre algunos de sus compañeros en el directorio, después de los tensos debates sobre la postura del PN ante el referéndum por la ley de caducidad, o qué hacer una vez que finalizara la comisión investigadora sobre los asesinatos de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz.

En enero y febrero de 1987 el manipulador de Ruggiero fue el oficial identificado como “Rodolfo”, pero correspondió a “Claudia” consignar toda la información sobre el proyecto de Juan Raúl de crear una agrupación propia dentro de Por la Patria. Las negociaciones políticas con Juan Raúl llevaron a Ruggiero a alejarse de la lista 150, donde militaba, e integrarse a la que fue llamada después la “Primera lista”, que con el número 19 había sido la primera incursión electoral de Wilson Ferreira en Colonia. Es en esa lista de Por la Patria, registrada para las elecciones de 1989, donde Ruggiero aparece en el sexto puesto como candidato a diputado, lo cual le permitió entrar como suplente en la Cámara.

DEL PCR AL PN. Los vínculos de Ruggiero con el PN probablemente daten de la época en que vivió exiliado en Buenos Aires, y de su conocimiento personal con Diego Achard, también oriundo de Soriano. En 1973, cuando se exilió en Buenos Aires, Ruggiero era militante del Partido Comunista Revolucionario (Pcr), pero sus habilidades como espía datan de 1980, cuando fue detenido y después liberado (véase recuadro). En 1987 ya estaba plenamente incorporado al Partido Nacional.

En la actualidad Ruggiero es funcionario del Centro Histórico, dependiente del Departamento de Cultura de la Intendencia de Soriano. Ha desplegado últimamente diversas actividades culturales, como jurado en el pasado Carnaval y en un concurso literario. Participó de un acto de Por la Patria que llevó hasta Mercedes al diputado Jorge Gandini. Ruggiero compartió la mesa que presidió el acto político junto con el diputado por Río Negro Omar Lafluf y su jefa, la directora de Cultura de la Intendencia de Soriano. En su página de Facebook Ruggiero adhiere a la recolección de firmas para plebiscitar el proyecto de incorporar las Fuerzas Armadas a la represión de la delincuencia.

Ruggiero descartó de plano que tuviera intenciones políticas para las próximas elecciones. Lo dijo al final de una conversación telefónica que mantuvo con Brecha. En el comienzo del intercambio no pareció sorprenderle la pregunta de si él, efectivamente, era el agente 04 de la inteligencia militar. Ruggiero contestó: “La verdad que es la primera vez que me informo de esto”. Confirmó que en 1987 militaba en el PN. “Claro, si yo fui secretario de prensa de Wilson, pero informar a la inteligencia ni en pedo.” Para que quedara claro, se le reiteró la pregunta de si él había sido espía, y contestó: “No, no”.

Las fuentes, sin embargo, son terminantes.

De colaborador a espía

Horacio Ruggiero, el agente 04 de la inteligencia militar, no se sintió sorprendido, ni indignado, ni descolocado; de hecho no manifestó ninguna emoción cuando se le preguntó si había sido espía de la Dirección General de Información de Defensa (Dgid).

Sus respuestas sobre su condición de espía en democracia quedan consignadas en el cuerpo central de este informe, pero en la conversación con Brecha se abordó un antecedente: su condición de informante colaborador de la inteligencia militar en 1980, antes de que se produjera su pase del Partido Comunista Revolucionario (Pcr) al Partido Nacional.

En el fichero general del Organismo Coordinador de Actividades Subversivas (Ocoa) sobre los militantes del Pcr, Ruggiero fue anotado con el número 407, con los alias de “Veterano” y “La Rucha”. Su ficha consigna antecedentes de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (Dnii) y del propio Ocoa, cuando la orden de captura impulsó a Ruggiero a trasladarse a Buenos Aires en 1973.

Según informes del Servicio de Información de Defensa (Sid), en 1977 Ruggiero regresó a Montevideo con documentos falsos, aparentemente después de haber quedado “colgado” en Buenos Aires (es decir, sin contactos con miembros de su organización). Desde Montevideo, Ruggiero, que se identificaba con el alias de “Ramírez”, retomó contacto con militantes del Pcr en Mercedes, entre ellos algunos que, habiendo sido presos, estaban bajo libertad vigilada.

En marzo de 1980 “Ramírez” promovió un encuentro clandestino en un bar de Uruguay y Rondeau, en Montevideo. Los asistentes fueron detenidos, uno a uno, sin que siquiera comenzara la reunión. Es imposible determinar si para entonces Ruggiero ya colaboraba como informante de las fuerzas represivas, pero en todo caso sí lo hizo a partir de su detención. En su ficha aparece una anotación del Sid: “Marzo 1980, detenido y liberado por su colaboración, manifiesta ser responsable de la seccional de Prensa y Propaganda de la Regional 1 (Montevideo)”.

En la referida conversación telefónica, Brecha lo consultó por su colaboración en dictadura. “Sí, puedo confirmarle que sí, fui detenido –comentó Ruggiero–, pero en el papel que tengo, y que dice que quedé bajo control del Sid, no se dice nada de que colaboré, ni nada por el estilo.”

La misteriosa detención de marzo de 1980 generó suspicacias entre los militantes clandestinos del Pcr, debido a la liberación de Ruggiero, a pesar de que entre sus antecedentes se incluían anotaciones de la inteligencia de la División de Ejército II, en el sentido de que, en el momento de su fuga a Buenos Aires, “tenía armas en su poder”.

Probablemente haya sido ese antiguo vínculo el que facilitó que en 1987 Ruggiero fuera reclutado como espía de la inteligencia militar en democracia.

 

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