EDITADO POR LA PRESIDENCIA DEL URUGUAY
Visita ilustre
Secretaría de DDHH para el Pasado Reciente recibió al magistrado Louis Joinet
La Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente recibió la visita del prestigioso jurista especializado en DDHH, Louis Joinet. La titular de dicha secretaría, Graciela Jorge, entregó un dossier con información sobre Norma Scopise, uruguaya detenida-desaparecida desde 1976. Joinet destacó la relevancia del trabajo con los archivos para el estudio y la investigación sobre el pasado reciente.
El magistrado fue recibido en el Edificio José Artigas por el secretario de la Presidencia de la República, Homero Guerrero, la directora General de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, Graciela Jorge, la coordinadora de Archivos, Liliana Gargiulo, el comisionado Parlamentario para Cárceles e integrante del Comité sobre las Desapariciones Forzadas de ONU, Alvaro Garcé, el integrante del Consejo Directivo de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, Eduardo Pirotto y el director de la Secretaría Derechos Humanos, Javier Miranda.
El ilustre visitante llegó a Montevideo el 17 de mayo. Por primera vez desde la caída de la dictadura, fue designado “Ciudadano Ilustre”, distinción que ningún extranjero había recibido antes. Participó en la Marcha del Silencio, en distintos homenajes y demostró su conocida solidaridad con las víctimas de la persecución política en América del Sur.
En el ámbito de la Presidencia, se mostró como hombre de diálogo, interesado en conocer pormenores del trabajo que se realiza y destacó la importancia fundamental que tienen los archivos como sustento para el estudio y la investigación vinculada a la temática de los derechos humanos.
Sobre la situación de Uruguay, Joinet valoró ampliamente la vinculación fluida existente con Argentina y el fuerte espíritu de colaboración teniendo en cuenta la delicadeza de la temática.
Joinet fue cofundador del Sindicato de la Magistratura en París, asesor del presidente François Mitterrand y desde hace 34 años se ha convertido en un referente en la ONU, en asuntos de derechos humanos.
En 1977 participó en la fundación del Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía en Uruguay (SIJAU). Luego formó parte de los redactores de la Declaración de las Naciones Unidas sobre desaparición forzada que define a ese delito como de lesa humanidad e imprescriptible. En 1997 elaboró los principios contra la impunidad del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, conocidos más tarde como “los principios Joinet”.
“Hoy tenemos que luchar contra el tiempo que pasa. Cuanto más pasa, más difícil se hace juzgar y más se les da excusa a los Estados para que digan que no se puede hacer nada”. Asimismo, señaló que son temas que pueden decaer por momentos, pero es difícil que lo hagan definitivamente.
BELELA HERRERA Y SUS IMPRESIONES DE LA ESTADIA DE LOUIS JOINET EN URUGUAY
Aqui va una pequeña sintesis de lo que fue esa semana de esa entrañable visita.
Antes que nada,chapeau!!!! para esta nuestra gran intendenta Ana Olivera,por la invitacion y el cuidado amoroso que puso en cuidar que su estadia fuera lo mas placentera y tambien fructifera en cuanto a la posibilidad de la mayor repercusion en nuestas gentes.
Un lujo de Intendenta ,por su constante estimulo a lo que ese refiere a DD HH, justicia,género,afro descendientes, espacios culturales en los barrios,etc
Eligio a Sonia atenta y encantadora, que estuvo constantemente en los mas minimos detalles que pudiera requerir Louis, agregando a la agenda ,mas y mas actividades que fueron surgiendo.
También el equipo de custodia (una dama, y su acompañante ) siempre atentos. Louis no solo tenia la llave para entrar en la ciudad ,entró en el corazon de los montevideanos, comenzo por el memorial de los desaparecidos ,y al estar frente al nombre de Norma Scopice , hizo su duelo ,fue un momento de gran emoción, luego a visitar a su hija en la misma casa que vivió su madre,,,,larga charla ,emoción y lagrimas.
Almorzamos en el flamante Mercado Agricola ,una joya de arquitectura recuperada!! Tarde de entrevistas y “La Bohême” en el SODRE,(confesó que era la primera vez que en una visita oficial el programa le permitia disfrutar de la musica)
Los dia siguientes fueron muy intensos ,entrevistas ,visitas ,otra vez música porque le atrajo la idea de asistir al concierto de ls Quilapayún (entre ellos un amigo de su hijo),Y los Intillimani juntos!!!! fue esa noche despues de la caminata bajo la lluvia desde Jackson hasta Plaza Libertad,portando el estandarte con la foto de Norma, su expose, esplendido , conmovió a un publico atento ,no muy numeroso por tormenta y lluvia a cantaros, alli estuvieron los de siempre ,los que siguen pidiendo VERDAD Y JUSTICIA!!!
Nuestas madres ,cada dia mas viejas ,los ex refugiados en Francia,los atraidos por su presencia en nuestro pais, tambien Michéle Utard argentina francesa ,que Louis conoce desde hace muuucho tiempo llegó desde Buenos Aires,y ese reencuentro le dio una enorme alegría y lo mas esperado, la tarde del viernes ,dormia la siesta,llaman de Presidencia a Sonia que lo despierta para ir a la entrevista con el Pepe!!!
Terminó ese dia en la flamante Institucion de DD HH, quienes tuvieron la feliz idea de invitar a familiares de detenidos, desaparecidos,pudieron plantearle sus quejas ,uy!!!que verguenza ,una de ellas ,estuvo un año hospitalizada en el Hospital Militar ,y pòr más que ha insistido ,no ha podido conseguir su ficha medica ,nada de fichas las niegan…..cuentan que la reunión de los ex de Francia chez Harari,estuvo muy animada.
Al dia siguiente después de una visita a la embajada de Francia, partida acompañado por Ana y el secretario general de la IMM,Gerardo Pratto,al aeropuerto, despedida muy agradecida y calida de Sonia y los custodios, partió junto al Negro rumbo a casa ,con el dossier de Norma bajo el brazo ,para ir estudiando lo que podria agregar a su “causa” de desaparecida,,,,,nos dejo su libro,imperdible !!toda una vida dedicada a ayudar al prójimo!!!!…Seguiremos en contacto ,volverá como el mismo dijera , a su segunda patria ,!!!!abrazos
Belela
Ah!!! se le planteó que seria tan bueno que nuestras madres de detenidos y desaparecidos pudieran recibir un reconocimiento de Francia ,por su larga e incansable lucha por Verdad Justicia ,Luisa Cuesta a sus 93 años ,aún espera.
Autoridades homenajean a Louis Joinet por su solidaridad en lucha contra la impunidad
El destacado jurista Louis Joinet recibe en Montevideo el reconocimiento del Ministerio de Educación y Cultura y de otras autoridades por su solidaridad y respaldo como experto en la lucha contra la impunidad y los derechos humanos en general en Uruguay. En su visita de tres días que finaliza este jueves, el magistrado francés disertó sobre amnistía, ley de caducidad y prescripción de delitos contra la humanidad.
La larga trayectoria de Joinet en el área jurídica de los derechos humanos incluye la redacción de los principios contra la impunidad adoptados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en los cuales se señala que no pueden interponerse recursos de prescripción cuando se trata de delitos contra la humanidad.
El texto de la ONU también indica que ninguna amnistía puede ser acordada a los autores de violaciones de los derechos humanos mientras las víctimas no hayan obtenido justicia y que la obediencia debida no exonera de delito, además de promover el principio de estabilidad de los jueces.
Estos principios, que Joinet explicó en el acto celebrado el miércoles por la noche en el Salón Azul de la Intendencia de Montevideo, fueron parte de un trabajo que buscó ser “el puente sobre la trágica cuestión del pasado reciente para que se alcance la luz”.Al nombrar a Joinet Ciudadano Ilustre de Montevideo, la intendenta Ana Olivera resaltó los valores del ilustre visitante, el primero en recibir este reconocimiento sin haber nacido en la capital uruguaya.
“Es una persona no nacida en este país, pero que puede ser considerado ciudadano montevideano por todo lo que su solidaridad ha hecho en favor de los derechos humanos de los uruguayos”, señaló. Reconoció, además, su trabajo en todos los continentes y también en la formación del sindicato de la magistratura en su Francia natal.Por su parte, el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, reconoció en Joinet a un protagonista de la lucha por la dignidad humana en los últimos 50 años.
Añadió que, a partir del trabajo del experto francés, los ciudadanos del mundo saben que no existen pequeños combates ni lugar remoto cuando se pelea por la dignidad de la humanidad.
Recordó que los uruguayos se cruzaron con Joinet cuando “se cernían sobre nuestro país esas nubes de color plomo, que no lograba atravesar el sol y los compatriotas, desde las prisiones, sus casas o desde el exilio, buscaban mantener viva la esperanza y todos nos preocupábamos por todos”.
Torturas y desapariciones en la batalla de Argelia marcó a Joinet
La actuación de las fuerzas militares y de seguridad de Francia en el proceso de descolonización de Argelia, donde proliferaron la tortura y la desaparición física de personas, lo marcó profundamente. A partir de ahí dedicó su vida al tema, narró.
Precisamente, una de sus acciones más relevantes como jurista fue la redacción en 1988 de la primera declaración de la ONU contra las desapariciones forzadas, un avance capital del derecho internacional.
“En toda mi vida de jurista trabajé contra la manipulación de derechos y su manifestación es la exoneración a los responsables de delitos contra la humanidad y la banalización de los crímenes”, indicó ante la audiencia de la sala de actos de la comuna de la capital del país.
En otro apartado, definió al terrorismo de Estado como la organización de la represión como si fuera una especie de servicio administrativo estatal.
Además, afirmó el derecho a saber el destino de cada detenido desaparecido durante la dictadura cívico-militar (1973-1985), tanto individual como colectivo. Finalmente reconoció el trabajo de la jueza Mariana Motta a favor de la búsqueda de la justicia en Uruguay.
“Cuanto más tiempo pase, las generaciones venideras no podrán responder las preguntas más importantes y deberán remontarse cada vez más atrás para encontrarlas”, sentenció.Jóvenes, memoria y luchadoras incansables.
La Intendenta de Montevideo Ana Olivera- La jueza Mariana Mota entre el publico presente
“Nos preocupan los jóvenes, sin embargo los jóvenes acompañan las marchas del silencio, se renuevan las generaciones año tras año y vamos transmitiendo el combate que todavía tenemos que seguir y que sabemos que queda mucho, todavía, por delante” respecto a la verdad y la justicia sobre los delitos de la dictadura, destacó el ministro Ehrlich.
Olivera, en tanto, aprovechó para comentar que Montevideo atraviesa un proceso de reconstrucción de la memoria “de lo que no queremos que vuelva”, en referencia a la dictadura y a la lucha por la recuperación democrática.
En cuanto al trabajo del homenajeado, Olivera destacó el Coloquio sobre la Política de Estado de Excepción y su rechazo por el Pueblo, realizado el 28 de febrero de 1981 en Ginebra, que Joinet integró junto a juristas uruguayos y extranjeros. Allí se volcaron un conjunto de ponencias “que hay que releer”, instó.A su turno, Belela Herrera, ex vice ministra de Relaciones Exteriores, indicó que la figura y el trabajo de Joinet lo convierten en un grande en la historia de los derechos humanos, junto a figuras que nuestro país que son un ejemplo, como Luisa Cuesta, en su lucha por encontrar los restos de su hijo detenido desaparecido, y la nieta recuperada Macarena Gelman, “quien siempre se levanta pensando si hoy sabrá algo más sobre el destino de su madre”, María Claudia García Irureta Goyena.
Herrera también mencionó a los jueces y fiscales que investigaron casos de desaparición forzada y sobre todo a los jóvenes que cada 20 de mayo hacen suya la Marcha del Silencio, “quienes pedían la abolición de esta vergüenza que se llama Ley de Caducidad”, sintetizó.El último homenaje de Herrera fue al conjunto de mujeres que denunciaron las torturas y vejaciones a las que fueron sometidas durante su detención ilegal. “A ellas, mi más profundo respeto”, dijo.
El cantautor Daniel Viglietti fue el encargado de iniciar el acto de reconocimiento de Joinet, en la cual incluyó la canción “Otra voz canta”, basada en un poema de la uruguaya Circe Maia. Además, el canal municipal TV Ciudad emitirá un documental sobre la vida de Joinet el lunes 26 de mayo a partir de las 20 horas.
Louis Joinet hace uso de la palabra
Intervention de Louis Joinet à la Mairie de Montevideo
version non corrigée de l’auteur
Mes chers amis,
Je pourrais aussi dire « Mes chers compatriotes » puisque vous m’avez fait l’honneur de m’admettre parmi vous en qualité « D’illustrissime citoyen de Montevideo », Chers compatriotes, donc, permettez-moi tout d’abord de remercier les hautes personnalités qui honorent notre rencontre de leur présence, et en particulier notre chère Ana OLIVERA, la maire de Montevideo car c’est à elle que je dois d’avoir été invité dans votre bonne ville pour participer à la 19ème marche du silence.
Mais je suis venu aussi pour qu’ensemble nous fassions le point sur la tragique question des détenus-disparus, à la lumière du passé récent. Bien que juriste, je ne vous ferai pas un cours de droit, ou si peu, car je voudrais d’abord vous en parler avec mon cœur car pour moi, lorsque j’évoquer la question des disparus ma mémoire se débat entre mille souvenirs de mille et mille visages que j’a croisé dans le monde qu’accompagne cette lancinante question que nous nous posons tous : « Ou sont-ils ? Que sont-ils devenus ?
Je me souviens que dans les tout premiers temps on pense pouvoir les retrouver. On imagine pas ne plus les revoir. Et puis passent les heures, les jours, les mois avec cette lancinante question – car même si l’on conserve une parcelle d’espoir – il faut se rendre à l’évidence, de détenus ils deviennent progressivement des disparus. Commence alors un long combat :– Un combat contre l’oubli ;– UN COMBAT contre le temps qui passe
LUTTER CONTRE L’OUBLI
Trop souvent les états oppresseurs organisent l’amnésie collective de leur peuple pour éviter qu’un jour la justice ne vienne les rattraper. Toute ma vie de juriste j’ai traqué ces manipulations du droit qui n’ont qu’un seul but faire oublier l’inoubliable. La plus classique consiste à exonérer les responsables de toute responsabilité en banalisant les violations en crimes de droit commun pour échapper à l’imprescriptibilité des crimes de lèse humanité.
On prétend alors qu’il ne s’agit que d’actes individuels commis par des agents qui ont outrepassé leurs droits, ou encore de règlements de comptes entre bandes de guérilleros !! Autre manipulation, celle dite de « l’obéissance due » qui vise à exonérer l’exécutant de sa responsabilité pénale. Or selon la jurisprudence du Tribunal de Tokyo, le fait que les violations aient été commises par un subordonné ne peut exonérer ses supérieurs s’ils se sont abstenus de faire usage des pouvoirs dont ils étaient investis pour empêcher la violation ou la faire cesser dès lors qu’ils savaient – ou étaient en position de savoir – que la violation était en train de se commettre ou allait être commise.
Personne ne nous fera croire que les Etats majors des armées terre, mer et air n’étaient pas informés tant ils prenaient le soin d’administrer la répression comme s’il s’agissait d’une sorte de service public de l’Etat.
Plus redoutable est l’amnistie. Sous Bordaberry, nous avions fondé en France le Secrétariat International des Juristes pour l’Amnistie en Uruguay, le SIJAU et lancé une grande campagne pour la libération de tous les prisonniers politiques. Les anciens membres du SIJAU qui sont présents ici dans cette salle se souviendront des débats passionnés que nous avons eu lorsqu’il nous fallu – prenant un virage à 180 degrés – nous battre cette fois contre les lois d’autoamnistie autoproclamées par le régime lorsqu’il compris que le peuple partait à la reconquête de le démocratie.
C’est pour contrecarrer ces stratégies d ‘amnésie organisée par l’Etat que dans mon rapport sur la lutte contre l’impunité j’ai donné la priorité au droit de savoir. Bien évidemment en tant que droit individuel mais aussi comme droit collectif. Je l’affirme avec force en ces termes dans mon rapport : « La connaissance par un peuple de l’histoire de son oppression appartient à son histoire et, comme tel, doit être préservée par des mesures appropriées au nom du devoir de mémoire qui incombe à l’Etat pour se prémunir contre les dérives du révisionnisme et du négationnisme »
Et je pense que mes amis arméniens qui me font l’amitié d’êtres parmi nous ne me contrediront pas sur ce point. II – Mais si lutter contre les disparitions forcées, c’est aussi lutter contre l’oubli, c’est aussi lutter contre le temps qui passe grâce auquel les oppresseurs espèrent échapper à la justice en attendant patiemment la prescription de leurs méfaits. D’où l’importance des batailles que nous avons menées, que vous menées,- vous « los familiares » – et que nous devons continuer à mener tant les Cour suprêmes sont réticentes à consacrer dans leur jurisprudence ces deux points essentiels :
– les crimes de disparitions forcées sont des crimes continus
– les crimes de disparitions sont des crimes contre l’humanité ( lèse humanité) et qu’il s’agit par conséquent, d’où leur réticence, des crimes imprescriptibles
Ce fut l’une des batailles les plus rudes que nous avons dû mener lorsqu’en 1972 je présidais la Commission chargée de rédiger la Déclaration contre les Disparitions forcées. La quasi totalité des états s’opposaient à ce que la pratique étatique des disparitions puise être qualifiée de crime contre l’humanité .
Pourquoi ? Parce que rares sont les pays, surtout ceux qui ont un passé colonial qui, à un moment ou l’autre de leur histoire, n’ont pas été confrontés a de telles pratiques et voyaient se dresser sur leur passé le spectre de l’imprescriptibilité.
Ce n’est qu’après une année de négociations que nous avons contourné l’obstacle en exfiltrant cette délicate question du texte lui-même en nous contentant de seulement dire que « la pratique systématique de tels actes est de la nature d’un crime contre l’humanité. » Et c’est sur cette petite phrase que quelques années après, lorsqu’on me confia la présidence de la Commission chargée – enfin – de rédiger la Convention elle – même je me suis appuyé pour que soit définitivement admise le qualification de crime contre l’humanité.
Ce fut un moment de grande émotion. Au moment de l’adoption finale du texte, seuls deux Etats envisageaient manifestement de s’opposer au texte : la Russie et les Etats Unis. Telle fut la bataille pour l’imprescriptibilité.
Mais, avec le temps qui passe, il fallut reprendre ce combat sous une autre forme.
LUTTER CONTRE LE TEMPS QUI PASSE
En effet, dans un état de droit, la possibilité de poursuivre un criminel devient caduque lorsqu’il décède. L’imprescriptibilité devenant elle-même caduque. S’installe alors une sorte de succédané d’impunité faute de pouvoir mettre en procès l’auteur Et plus le temps passe, plus « los familiares » sont confrontés à ce déni de justice qui les prive du droit de savoir « dónde están » et le droit de savoir devient alors prioritaire.
J’ai pris conscience de cette question dans les circonstances suivantes :1°) Lors d’une mission que j’ai effectuée en Espagne, à la demande de la Fédération Internationale des Droits de l’Homme, par solidarité avec mon collègue, le juge Baltasar Garzon ; qui était poursuivi pour avoir commencé à enquêter, sur les charniers du franquisme, à la demande d’une association de victimes à la recherche de leurs chers disparus.
Mais c’est surtout en ex-Yougoslavie que j’ai été confronté à cette difficile situation lorsque j’étais rapporteur adjoint du Rapporteur Spécial sur la situation en ex-Yougoslavie, l’ancien Premier ministre polonais, Tadeusz Mazowiecki. Je faisais équipe avec un remarquable anthropologue légiste, le Professeur Clyde Snow spécialiste de la recherche des charniers. Et je me souviendrai toujours de ce soir où, au retour de l’une de ces macabres missions, nous avons discuté d’un sujet, plus philosophique que juridique, qui me passionnait : «Comment maîtriser l’éternité du temps qui passe » dans la lutte contre les disparitions ?
Il me disait en substance : « Voyez-vous, Joinet, nous sommes complémentaires. Vous, avec votre droit, vous pouvez suspendre le temps par l’imprescriptibilité mais pas au-delà de la mort de l’auteur. Moi, avec l’anthropologie légale, je peux « remonter le temps » pour retrouver la dépouille des disparus, ceci de générations en générations, tant que le cas n’est pas élucidé. Ce point est essentiel car – me disait-il – il vous faudra mettre en perspective la Convention que vous rédigez – car elle ne pourra pas être rétroactif. Mais moi je pourrai continuer à la rendre effective pour une durée indéterminée en remontant dans le temps grâce à l’anthropologie légale et son ADN – et ajoutait-il en souriant – pendant des siècles et des siècles...
“La Convention est peu diserte sur cet apport des nouvelles technologies dans la lutte contre les disparitions. On note juste, à l’article 19, une brève référence faite à la collecte et à la protection des données médicales ou génétiques.Plus on remonte dans le temps, plus on se heurte à cette difficulté. Et plus le temps passera, plus les générations se succédant, plus la question se posera de « remonter » ainsi dans le temps.
J’ai été frappé lors de ma mission en Espagne, en discutant avec les ONG, de constater combien les générations, pas la première ni la seconde, car elles sont encore marquées par les séquelles de la dictature, mais la troisième génération voire les suivantes, sont motivées par cette « généalogie contre l’oubli »
D’où l’essor d’ONG se spécialisant dans de telles investigations – je pense ici aux grands-mères de la place de mai à la recherche de leurs petits enfants.
Mettre droit et technique au service du « droit de savoir » pour le conforter en tant que « droit autonome » lorsque le droit pénal n’est plus en mesure d’apporter une réponse, tel serait le but de cette réflexion que j’ai menée pour une justice qui remonte le temps à la recherche des disparus pour les retrouver, les identifier, le rendre à leurs proches car, tout le monde à le droit d’avoir une tombe où les proches, les amis puissent se recueillir.
Traducción del discurso pronunciado por Louis Joinet en la Intendencia de Montevideo el 21 de mayo del 2014.-
Mis queridos amigos,
Podría también decirles “Mis queridos compatriotas” puesto que me han hecho el honor de recibirme y otorgarme el título de “Ciudadano ilustre de Montevideo”. Por lo tanto, queridos compatriotas, permítanme comenzar agradeciendo a las importantes personalidades que honran hoy con su presencia este encuentro, y en especial a nuestra querida Ana Olivera, intendenta de Montevideo, ya que es a ella a quien le debo mi estadía en esta ciudad y así poder participar en la 29a. “Marcha del silencio”. Además, yo he venido también para que juntos hagamos un balance a la luz del pasado reciente sobre el trágico problema de los detenidos- desaparecidos.
Aunque yo sea un jurista, no voy a dar un curso de derecho ni mucho menos, puesto que quisiera, antes que nada, hablar con mi corazón, ya que para mí cuando menciono el tema de los desaparecidos, mi memoria se debate entre miles de recuerdos de miles y miles de rostros que he cruzado en el mundo que acompañan esa obsesionante pregunta que todos nos hacemos: “¿Dónde están? ¿Qué ha sido de ellos?
Recuerdo que en los primeros tiempos pensamos que los podremos encontrar. No podemos imaginar no volver a verlos. Y después se suceden las horas, los días, los meses con esta insistente pregunta – – porque mismo si se conserva una pequeña esperanza, tenemos que rendirnos ante la evidencia, de detenidos se convierten progresivamente en desaparecidos. Comienza entonces una larga lucha: una lucha contra el olvido y un combate contra el paso del tiempo.
LUCHAR CONTRA EL OLVIDO
Con demasiada frecuencia, los Estados opresores organizan la amnesia colectiva de sus pueblos para evitar que algún día la justicia los alcance.
Toda mi vida de jurista, perseguí estas manipulaciones de la ley que tienen un solo objetivo: hacer olvidar lo, inolvidable.
Lo mas clásico consiste en eximir a los responsables de toda responsabilidad, banalizando las violaciones en crímenes de derecho común para escapar a la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad. Se pretende entonces decir que sólo se trata de actos individuales cometidos por agentes que se sobrepasaron en sus derechos, o, en otros casos, de “ajuste de cuentas entre bandas de guerrilleros!”
Otra manipulación, es la llamada “obediencia debida”, que busca eximir al autor de su responsabilidad penal. Sin embargo, según la jurisprudencia del Tribunal de Tokio, el hecho de que las violaciones fueran cometidas por un subordinado no puede exonerar a sus superiores si ellos se abstuvieron de utilizar sus poderes para prevenir la violación o para impedirla desde el momento que ellos conocían – o estaban en posición de conocer – la violación que se estaba cometiendo o que iba a ser cometida.
Nadie va a hacernos creer que los Estados mayores de los ejércitos de tierra, mar y aire, no estaban informados –visto el cuidado que ponían en administrar la represión- como si se tratase de una especie de servicio público del Estado, especialmente cuando estos organizan los “vuelos de la muerte” Más temible es la amnistía. Bajo Bordaberry, habíamos fundado en Francia el Secretariado Internacional de Juristas por Amnistía Uruguay, SIJAU y lanzamos una campaña internacional por la liberación de todos los presos políticos.
Los ex miembros de SIJAU que están presentes en esta sala recordarán las discusiones acaloradas que teníamos cuando – tomando un giro de 180 grados – tuvimos que luchar esta vez contra las leyes de auto amnistía autoproclamadas por el régimen cuando comprendieron que el pueblo partía a la reconquista de la democracia. Es para contrarrestar estas estrategias de amnesia organizada por el Estado que en mi informe sobre la lucha contra la impunidad, de prioridad al derecho a saber.
Obviamente, como un derecho individual, pero también como un derecho colectivo. Yo lo sostengo firmemente en mi informe con estas palabras: “El conocimiento por un pueblo de la historia de su opresión pertenece a su historia y, como tal, debe ser protegido con medidas apropiadas en favor del deber de la memoria que incumbe al Estado para protegerlo contra los excesos del revisionismo y la negación del holocausto”. Y pienso que mis amigos armenios que han tenido la amabilidad de estar entre nosotros esta noche no me van a contradecir en este punto.
II – Pero si luchar contra las desapariciones forzadas, es luchar contra el olvido, también es luchar contra el paso del tiempo a través del cual los opresores esperan escapar a la justicia esperando pacientemente que sus fechorías prescriban.
De ahí la importancia de las batallas que hemos llevado adelante – que ustedes, los Familiares llevan adelante – y que tenemos que continuar, mientras las Supremas Cortes sigan siendo reiteradamente reticentes a incluir en su jurisprudencia estos dos puntos esenciales:
– Los crímenes de desapariciones forzadas son crímenes permanentes.
– Los crímenes de desapariciones son crímenes de lesa humanidad;
por lo tanto imprescriptibles, y de ahí resulta la reticencia de los estados. Fue una de las batallas más difíciles que tuvimos que llevar adelante cuando en 1972 presidí la comisión encargada de la redacción de la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 18 de diciembre de 1992
Casi todos los estados se opusieron a que la práctica estatal de las desapariciones pudiera ser calificada de crimen contra la humanidad. ¿Por qué? Porque son muy poco numerosos los países, especialmente aquellos con un pasado colonial que, en un momento u otro de su historia, no hayan estado confrontados a estas prácticas y no hayan visto erigirse sobre su pasado el espectro de la imprescriptibilidad.
Fue sólo después de un año de negociaciones que tuvimos que sortear el obstáculo a falta de superarlo, “extrayendo” la delicada cuestión del propio texto y conformarnos con decir solamente que “la práctica sistemática de tales actos son de la naturaleza de un crimen contra la humanidad. ” Y es en esta pequeña frase unos años más tarde, cuando se me confió la presidencia de la Comisión encargada – por fin – de redactar la Convención misma – en la que me basé, para que fuera definitivamente admitida la caracterización de crimen contra la humanidad.
Fue un instante de gran emoción el momento de la aprobación definitiva del proyecto. Sólo dos estados se opusieron al consenso: Rusia y Estados Unidos. Siempre recordaré esta escena histórica: cuando un Estado desea hablar, levanta el cartel de su delegación. Todas las miradas se volvieron hacia las delegaciones rusas y estadounidenses preocupadas por saber cual de los dos – que se miraban como gallos que se preparan a pelear – asumiría la responsabilidad por el fracaso del consenso, levantando su cartel. Excepcional!
Por último, el presidente Kessedjian golpeó la mesa con su mazo y salvó el consenso. Esa fue la batalla por la imprescriptibilidad que llevamos a cabo en las Naciones Unidas.
Pero tuvimos que retomar esta lucha para continuar el combate bajo otra forma.
LA LUCHA CONTRA EL PASO DEL TIEMPO
En un estado de derecho, la posibilidad de perseguir un criminal cuando este muere, se termina. La imprescriptibilidad misma se vuelve caduca. Se instala a continuación una especie de sustituto de la impunidad por la incapacidad de poder enjuiciar al autor.
Y cuanto más tiempo pasa, “los Familiares” se ven confrontados a esta negación de la justicia que les priva del derecho a saber “¿Donde están”? y el derecho a saber se convierte en una prioridad.
Tomé conciencia de este asunto durante una misión que hice en España, a petición de la Federación Internacional de Derechos Humanos, en solidaridad con mi colega, el juez Baltasar Garzón quien era perseguido por comenzar a investigar sobre las fosas del franquismo, a petición de una asociación de “familiares” en busca de sus seres queridos, desaparecidos.
Pero fue sobre todo en la antigua Yugoslavia, que tuve que hacer frente a esta difícil situación en mi calidad de adjunto al Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos en la antigua Yugoslavia, el ex primer ministro polaco Tadeusz Mazowiecki.
Yo formaba equipo con un destacado antropólogo forense notable, el profesor Clyde Snow, especialista de la investigación de las fosas e identificación de las personas desaparecidas.
Siempre recordaré esa noche, al regresar de una de esas misiones espeluznantes, en la que hablamos de un tema, más filosófico que legal, que me fascinaba: ¿”Cómo dominar la eternidad del tiempo que pasa” en la lucha contra las desapariciones?
Él me decía: “Ya ve Usted, Joinet, nosotros somos complementarios. Usted, con su derecho, puede detener el tiempo con la imprescriptibilidad, pero no más allá de la muerte del autor.
Yo, con la con la antropología forense, puedo “retroceder en el tiempo” para encontrar los restos de los desaparecidos y esto de generación en generación, mientras el caso no haya sido aclarado. Este punto es esencial – me dijo – ya que usted tendrá que poner en perspectiva en la Convención que usted está redactando- porque esta no podrá ser retroactiva. Pero yo podré continuar haciéndola efectiva por un período indefinido retrocediendo en el tiempo gracias a la antropología forense y a su ADN – y añadió sonriendo – durante siglos y siglos…
” La Convención dice poco sobre el aporte de las nuevas tecnologías en la lucha contra las desapariciones. Solamente hace en el artículo 19, una breve referencia a la colecta y protección de los datos médicos o genéticos.
Cuánto más retrocedemos en el tiempo, más chocamos con esta dificultad. Y cuanto más tiempo pase, las generaciones venideras más se plantearán esta cuestión de ”retroceder así en el tiempo”.
Me llamó la atención durante mi misión en España, discutiendo con las ONG, el constatar cómo las generaciones, no las primarias o secundarias, ya que todavía están marcadas por las secuelas de la dictadura, sino la tercera generación o más, ver como están de motivadas por la “genealogía contra el olvido”
De ahí el auge de las ONG especializadas en este tipo de investigaciones – Pienso en las abuelas de la Plaza de Mayo en busca de sus nietos. Poner el derecho y la tecnología al servicio del “derecho a saber” para afirmarlo como un “derecho autónomo” cuando el derecho penal no es capaz de responder, este fue el propósito de la discusión que tuvimos por una justicia que remonta el tiempo en busca de los desaparecidos para encontrarlos, identificarlos, y entregarlos a sus parientes, porque todo el mundo tiene derecho a tener una tumba donde los familiares, los parientes, los amigos puedan reunirse.
Con Louis Joinet, destacado jurista francés defensor de los derechos humanos.
“Ex educador con jóvenes de la calle y ex magistrado de la Corte Suprema” francesa. Así resume su larga y variada trayectoria Louis Joinet. La semana pasada visitó Montevideo, ciudad de la que fue declarado Ciudadano Ilustre en 2013, en reconocimiento a su trabajo a favor de los derechos humanos en Uruguay cuando éstos pasaron por su peor momento, durante la dictadura.
Nació en Francia en 1934, y vino por primera vez a Uruguay en 1975, como enviado de la Federación Internacional de Derechos Humanos. Desde entonces desarrolló un fuerte vínculo con el país y con varios de sus habitantes.
Hoy es uno de los responsables del Théâtre du Soleil parisino, conocido por sus obras comprometidas social y políticamente. También dirige una organización civil cuya meta es despertar el gusto de la lectura a los niños. Cómo explicó a la diaria en una entrevista realizada el jueves en el hotel Radisson de Montevideo, en su vida no se ocupó “sólo de los derechos humanos”. Destacó que tuvo una formación inicial como narrador de cuentos y luego fue educador y maestro, antes de tener una carrera destacada como jurista.
Llegó a ser magistrado de la Corte Suprema Francesa, y luego de haber trabajado y viajado por el mundo como experto independiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), redactó en 1997 los principios que hoy rigen al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, conocidos como los Principios Joinet. En 2006 inspiró y redactó la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas Contra las Desapariciones Forzadas. Además fue asesor del ex presidente francés François Mitterrand y de cinco de sus ocho primeros ministros (1981-1993). Sin embargo, en su país es poco conocido.
-¿Cómo surgió su vínculo con Uruguay?
-En 1975 integraba la Federación Internacional de los Derechos Humanos. Esa organización civil internacional me pidió que viniera en una misión a Uruguay cuando aún gobernaba [Juan María] Bordaberry. Estuve alojado en este mismo hotel. Fue así que empecé a conocer Uruguay. Entonces ocurrió algo muy divertido, que le conté hace un rato al presidente [José] Mujica. Me reuní con un juez militar que presidía el Supremo Tribunal Militar, [Federico Silva] Ledesma. Le presenté una lista de siete presos para saber en dónde estaban. Su respuesta fue: “Si no me equivoco, en Francia los magistrados apoyan a los terroristas”. Yo le contesté: “Señor presidente, usted es jurista, no puede ignorar que el tercer párrafo del preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice que en un país debe reinar un Estado de derecho para que el pueblo no se subleve [“considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”]. Por lo tanto no son terroristas, son luchadores por la libertad”. El séptimo nombre de la lista era Mujica. Se lo conté hace un rato. Entonces yo no sabía quién era. Sólo me habían dado una lista. Después empecé a investigar. Me acuerdo de [el sacerdote jesuita Luis] Perico Pérez Aguirre, que había sido detenido y torturado. Me encargué de su defensa durante mi misión acá. Justo coincidí con una ola de detenciones de militantes del Partido Comunista. Así fue que conocí Uruguay. Me fascinó la historia de este país, en donde las parejas pueden divorciarse desde 1907 y las mujeres pueden votar desde 1927, mientras que en Francia el voto femenino se aprobó recién en 1944, durante el gobierno de [Charles] de Gaulle. Además descubrí un pueblo muy simpático y me enamoré de Uruguay.
-¿En el marco de su trabajo no se enamoró de otros países?
-Tengo tres países en mi corazón: Bután, en el Himalaya -donde hice misiones formidables-, Timor [Oriental] y Uruguay. Visité a [el líder independentista de Timor Oriental Xanana] Gusmão, que luego fue presidente de la República [2002-2007], como Mujica. También visité a [Levon] Ter-Petrosyan [otro militante político, armenio, detenido por sus ideas], que se convirtió en presidente de Armenia [1991-1998]. Le dije [a Mujica]: “Los terroristas, presidentes. Es maravilloso”.
En su origen
El Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía en Uruguay (SIJAU) nació durante la dictadura uruguaya, en 1976, impulsado tanto por personas anónimas como por juristas destacados, como el francés Louis Joinet, los argentinos Leandro Despouy e Hipólito Solari Irigoyen y la uruguaya María Elena Martínez, ex directora de Derechos Humanos del Ministerio de Educación y Cultura. Fue registrado como organización civil francesa y generó un amplio movimiento internacional en reclamo de democracia en Uruguay. En 1984 amplió su actividad a Paraguay y se creó el Secretariado Internacional de Juristas para la Amnistía y la Democracia en Paraguay. En 1992, el SIJAU dejó de funcionar por falta de fondos. Todos los juristas que lo integraron brindaron además su apoyo y asesoramiento gratuito a víctimas de violaciones de los derechos humanos.
-¿Fue a partir de su viaje a Uruguay de 1975 que creó en 1976 el Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía (de los presos políticos) en Uruguay (SIJAU)?
-En Francia hubo muchos exiliados uruguayos. Creamos el SIJAU, con juristas uruguayos que había conocido acá, con argentinos, con gente de otros países, y lanzamos una campaña internacional que tuvo mucho impacto.
-¿Cómo fue el encuentro con Mujica?
-Fue obviamente emocionante, porque lo había defendido sin saber que sería presidente. Hablamos de los problemas en Uruguay y en Francia. En particular, del crecimiento de la extrema derecha en Francia y en Europa, que es muy grave. Respecto de la situación uruguaya, hablamos de los avances que hubo y del camino que falta recorrer. No tenía mucho tiempo, así que hablamos poco de lo último.
-Hay quienes cuestionan a Mujica por la falta de avances respecto de los crímenes de la dictadura. Es un asunto un poco contradictorio.
-Los presidentes de la República siempre son contradictorios. Son contradicciones del poder. Por eso mi libro [publicado en 2013] se llama Mis razones de Estado. Fui asesor de cinco primeros ministros y de un presidente de la República [Mitterrand], así que vi las contradicciones del poder. Mitterrand enfrentó el mismo problema que Mujica con la guerra de Argelia, sobre si era necesario aprobar amnistías. Hubo 30.000 desaparecidos en Argelia, por parte de Francia. No es una tarea fácil. Pero respecto de todos los jefes de Estado que conocí, Mujica tiene una gran diferencia: no tiene el instinto del poder. Uno siente que no busca dominar. Sobre las ideas, desde Bordaberry hubo muchos avances, a pesar de las contradicciones. Pero no vine a juzgarlo.
-¿Cómo ve la situación de los derechos humanos en Uruguay?
-Charlé mucho. No con el presidente, pero sí con ministros y otras personas. Hay que desarrollar la enseñanza de los derechos humanos en las facultades de Derecho y en la formación judicial. Lo que pasa es que los derechos humanos son derechos internacionales, pero la Suprema Corte, como en muchos países, duda y se niega a aplicarlos. En Francia eso ocurrió durante mucho tiempo. En la Corte Suprema [la Corte de Casación francesa] uno de mis papeles [entre 1992 y 2008], junto a otros dos colegas, fue hacer que los magistrados evolucionaran para tener en cuenta las normas internacionales. Todas las cortes supremas del mundo son un poco nacionalistas. “Nuestro Derecho es el mejor, no queremos ocuparnos de los de los demás”, dicen. Es el caso en Francia en particular, porque el Código Penal es de la época de Napoleón, y De Gaulle era una suerte de Napoleón. Entonces inventamos lo que se llama “la vista gigogne”. Cuando se emite un fallo, una decisión, hay que referirse a la ley que se aplica. Los magistrados citaban la ley francesa pero no querían citar la Convención Europea de los Derechos Humanos. Entonces desarrollamos esa herramienta jurídica. Las gigognes son la muñecas rusas [que se encajan unas en otras]. Entonces, el magistrado lo que hace es referirse al artículo en cuestión del Código Penal “junto” a otro de la Convención Europea. Así figuran los dos textos. Fueron necesarios siete años para que eso entrara en las costumbres, pero ahora lo hacen todos los tribunales. Es para decirle que la postura de la Suprema Corte de acá no es una excepción sino que es, lamentablemente, muy frecuente, aunque eso va cambiando bastante en el mundo.
-¿Cómo explica entonces que España haya retrocedido al limitar la aplicación del principio de justicia universal?
-Se trata de un gobierno de derecha, reaccionario. Es el pueblo el que vota, no se puede hacer nada.
-¿Cree que un día la justicia universal será realmente universal?
-Tengo algunas dudas respecto de la justicia universal. Cuando se habla de justicia universal se piensa sólo en los estados democráticos. Si en Francia se aplica, será para juzgar, por ejemplo, a un torturador iraní. ¿Por qué [el ex presidente libio Muamar] Gaddafi no podría haberlo hecho? Podría haber creado un tribunal en nombre de la justicia universal. Así que es complejo. Prefiero los tribunales internacionales. Un tribunal nacional puede ser él mismo violador de los derechos humanos. ¿Por qué algunos deberían tener derecho a juzgar y otros no?
-Pero también se cuestiona a los tribunales internacionales por responder a los intereses de ciertos países.
-Sí. ¿Pero usted conoce el mundo ideal? Yo también lo busco. Hace 80 años que busco. Algo que guio mucho mi vida es pensar que siempre está lo prácticamente posible y lo idealmente deseable. Hay que empezar siempre por lo que es posible en la práctica, pero para que tienda hacia lo que es deseable en lo ideal, que nunca vas a alcanzar. Cuando tenía 35 años fui relator especial de un tribunal que se llamaba Tribunal Russell [también llamado Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra, fundado por Bertrand Russell y Jean-Paul Sartre]. Entonces no había justicia internacional, era un tribunal informal. Luego se crearon los tribunales para la ex Yugoslavia y Ruanda, y en ese marco hice dos misiones como experto independiente de la ONU, a la ex Yugoslavia, y a Ruanda, por el genocidio, para investigar. Fue la primera vez que se establecieron tribunales internacionales, pero se enfocaban en un solo país. También está ahora la Corte Penal Internacional, que es para todos los países. Pero está el Consejo de Seguridad, que siempre intenta bloquear. Así que la próxima etapa será hacer que cambie el Consejo de Seguridad.
-El trabajo de redacción de textos importantísimos en materia de derechos humanos en la ONU ocupó 20 años de su vida. ¿Qué balance hace de lo que ha hecho esa organización en relación al tema?
-En un primer momento se hizo mucho. La subcomisión de los derechos humanos, de la que fui integrante, se volvió muy independiente pero ahora es consultiva; se convirtió en el Comité Consultivo del Consejo de Derechos Humanos. Aún se está avanzando con los relatores especiales sobre tortura, desaparición, libertad de opinión y de expresión. Fui durante siete años relator especial sobre derechos humanos en Haití. Ésas son personas realmente independientes y cumplen un papel fundamental. Porque cuando usted investiga en un país es para intentar que se juzgue a los violadores [de los derechos humanos], pero lo importante también es ayudar a los que están resistiendo. Lo peor es cuando la gente no sabe que tiene apoyo. Antes, durante siete años, fui presidente de la Comisión de Investigación sobre Detención Arbitraria de la ONU. No hice que se liberara a mucha gente -en algunos países sí: en Bahréin fueron casi 2.000 personas-, pero me di cuenta de que lo peor es cuando la persona está presa, en el fondo de un pozo, y hay una movilización internacional sin que se entere. A falta de ser liberado, en la cárcel hay que saber resistir.
-Se critica a la ONU por su falta de acción ante las violaciones de los derechos humanos en Siria.
-Son los Estados, no es la ONU. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, no tiene poder, son los Estados, es el Consejo de Seguridad.
-También se critica mucho a la ONU por avalar intervenciones militares, o por no hacerlo. ¿Cree que la intervención militar es una buena herramienta para imponer el respeto a los derechos humanos?
-No se impone. Participé en tres operaciones de paz, en la ex Yugoslavia, en Ruanda y en Haití. No se impone. No hay forma de lograr que se respeten los derechos humanos en todos lados. La naturaleza humana es así. Sólo se puede mejorar.
Marina González