LA CAUSA DE TREINTA Y TRES
10 de septiembre de 2018
“Nos controlaba un médico para ver
hasta cuándo podíamos recibir la
tortura”
LARED21 conversó con Alicia Fernández, Jesús Cenández, Mabel y Marisa Fleitas, denunciantes de la causa de detenciones y torturas a menores de edad en el departamento de Treinta y Tres en el año 1975.
Ana María Mizrahi Periodista en LARED21 y presentadora del programa de televisión INFOTNU
En su libro Crónica de una Infamia (2015) el periodista uruguayo Mauricio Almada cuenta que “El miércoles 30 de abril de 1975, apareció en los diarios uruguayos un comunicado del Comando General del Ejército, en donde se decía que había sido descubierta la actividad ilegal de jóvenes integrantes de la Unión de Juventudes Comunistas (UJC) en el departamento de Treinta y Tres. Allí se hacía referencia a un campamento en el que, según decía el comunicado oficial, vivieron en total promiscuidad, los intercambios de parejas fueron moneda corriente y algunas jóvenes realizaron competencias de índole sexual”.
Luego señala “La dictadura había lanzado a comienzos de abril de 1975 una ofensiva sobre la UJC en Treinta y Tres. El operativo militar, ordenado por el general Gregorio Álvarez, fue fulminante y casi ninguno pudo escapar. Esos adolescentes fueron sometidos a diferentes torturas, como plantón, submarino, picana, quemaduras, colgamiento y golpes de distinto tipo”.
En octubre de 2011, en el Juzgado de Treinta y Tres, 20 de aquellos 39 jóvenes detenidos en Treinta y Tres, se presentaron ante la justicia del departamento para denunciar los hechos ocurridos en 1975.
Recientemente, el fiscal Ricardo Perciballe solicitó que sean conducidos 4 militares retirados, involucrados en esta causa.
LARED21 conversó con Mabel Fleitas (tenía 17 años, en la actualidad 60, casada, bibliotecóloga), Marisa Fleitas (tenía 13 años hermana de Mabel, tiene 57 años, casada, empleada) Alicia Fernández (tenía 17 años al igual que Mabel, tiene 60 años, divorciada, enfermera) y Jesús Cenández (tenía 14 años, en la actualidad 58 años, trabajador agrícola).
Hace unos días, el Semanario Búsqueda publicó que varios abogados defensores de militares acusados de delitos cometidos durante la dictadura, piden que se declaren nulos los juicios con el argumento de que la fiscalía especializada y encabezada por el Fiscal Ricardo Perciballe no tiene potestades para convocarlos. ¿Cómo ven esta situación?
Mabel Fleitas: desde que comenzaron las denuncias de estos casos, siempre tuvieron intenciones de “negar” la tortura, la cárcel, la muerte y las desapariciones, colocando la “duda” sobre la legalidad de las acciones de la propia justicia. La idea es instalar esa “duda” en la sociedad sobre la legalidad de las acciones, en este caso de la fiscalía. Sería muy positivo que el Poder Ejecutivo, Legislativo y el propio Poder Judicial tomaran nota y le respondieran al Centro Militar y a sus defensores.
¿Cómo fue presentar la denuncia en 2011?
Alicia Fernández: en octubre de 2011, fuimos a declarar 20 de los 39 jóvenes que sufrimos los hechos ocurridos en Treinta y Tres en 1975. Fue muy removedor, y pasaron más de 40 años y no se ha hecho nada. No hemos logrado llevarlos a juicio, ni siquiera que alguna vez fueran a declarar por lo que hicieron.
En el caso de Ustedes eran de los más chicos tenían 13 y 14 años. ¿Verdad?
Marisa Fleitas: en abril de 1975 (me sonrío) porque lo conté tantas veces, que ya perdí la cuenta, fuimos detenidos por la Comandancia del Batallón de Infantería Nº 10. En total éramos 40 jóvenes de entre 13 a 18 años, en su mayoría de la Unión de Juventudes Comunistas, había de otros sectores aliados en la lucha contra la dictadura. Hay algo que siempre quisimos destacar, porque fue utilizado por los militares de la época para después sacar un comunicado que difamaba “nuestra moral” y dijeron que habíamos sido detenidos en un “campamento”, cuando en realidad fuimos sacados de nuestros hogares, por la calle y algunos los fueron a buscar a los centros de estudios. Fuimos encapuchados, controlados por el médico “Hugo Díaz Agrelo” para ver hasta cuando podíamos resistir la tortura. Y como a miles que resistieron la dictadura, que eran parte del Partido Comunista o de otros grupos del FA, fuimos torturados salvajemente y “violados” todos nuestros derechos humanos, y en nuestro caso “derechos del niño”. Muchos de nosotros éramos niños, incluso se nos impidió estudiar. Cuando algunos fuimos liberados, lo primero que hicimos fue ir al liceo y se nos impidió ingresar a los centros de estudio, y participar en actividades sociales, culturales o educativas de nuestro pueblo. La mayoría tuvimos que irnos, otros permanecieron muchos años presos en los “penales” de Libertad y Punta de Rieles habiendo pasado antes por cuarteles de Melo, Paso de los toros, Rocha, y 5 compañeros y 9 compañeras fueron traídos a Montevideo, al Consejo del Niño, y fueron internadas en el Hogar Yaguarón. Ellos fueron traslados en una madrugada de mayo, nuestras madres habían ido a llevarles ropa y comida, luego de haber padecido torturas e incomunicación, ya que mientras estuvimos detenidos no se nos permitía recibir visita de nuestros padres, tampoco dejaban que nos visitara un abogado. Fuimos tratados como adultos, incluso como “militares” y éramos niños. Los únicos jueces que nos interrogaban eran jueces militares. Recuerdo a los jueces Héctor Rombis y Libio Camps (ambos fallecidos) y luego visitaban a los compañeros que habían sido trasladados al Consejo del Niño, los visitaban en forma periódica en los centros de reclusión.
En una ciudad pequeña del interior, como lo es Treinta y Tres ¿Cómo fue para ustedes?
Mabel Fleitas: Fue un golpe tremendo si bien sabíamos lo cruenta que era la dictadura y ya habían caído otras organizaciones, gente que pertenecía al MLN o al PCR, y sabíamos de la crudeza de la tortura en los cuarteles, en la propia Jefatura (de Policía de Treinta y Tres). Siempre denunciamos al Ejército y ahí también participó la policía, no solo personal masculino sino también femenino y civiles. En ese departamento hubo de todo, muertes de jóvenes, uno en particular Mario Eguren (19 años) pertenecía al MLN y lo asesinaron en la calle. Luego, el Ejército fue el que tomó la decisión de aniquilar a las fuerzas políticas, y en particular las de izquierda, los sindicatos, la población organizada. En el caso nuestro, nos llevaron al Cuartel de Treinta y Tres en 2 oportunidades, siendo menores de edad, no siempre lo mencionamos. A pocos meses del golpe del ´73, en Treinta y Tres cayeron menores de edad, que fueron salvajemente torturados. Esos compañeros no han denunciado, nosotros sabemos quiénes son y lo que sufrieron, algunos de ellos eran menores en el ´73 y seguían siéndolo 2 años después. Lo que nos sucedió hizo que nos fuéramos del departamento (Treinta y Tres) por persecución, por discriminación y porque no pudimos seguir estudiando, porque no podíamos entrar a ningún centro ni público ni privado, ni siquiera podíamos ir a una plaza de deportes.
¿Cómo fue para ti y tu familia?
Alicia Fernández: fue bastante trágico, somos una familia numerosa, caímos 4 hermanos, una se tuvo que ir al exilio en México. Mientras estábamos presos en el cuartel, mi mamá estaba internada esperando al último de nosotros, y por todo lo que estaba pasando casi lo pierde, y mi padre se hizo cargo de todo. Iba y venía. Hay que recalcar que la familia siempre estuvo de nuestro lado, pero lo más cruento es como (la dictadura) quiso ensuciarnos, diciendo que hacíamos “orgías sexuales”, fue terrible. En ese año de la Orientalidad (1975) el Presidente Bordaberry, que apoyaba el accionar militar, empezó a decir que luchaban contra las malas costumbres de los jóvenes, ellos decían que la “moral y las buenas costumbres” sirvieran para mejorar. Fue terrible, al punto que nos fuimos del pueblo.
¿Y en tu caso?
Jesús Cenández: todos éramos muy chicos, en aquellos tiempos que no teníamos internet, que no había muchas cosas que hoy sí hay, pero nosotros pensábamos diferente y veíamos lo que pasaba en nuestras casas, pero también afuera. Nosotros después de eso maduramos, nos cambió la vida.
¿Te quedaste en Treinta y Tres?
Jesús Cenández: me quedé un tiempo más, lamentablemente no tenía como irme, pero cuando pude me fui. La persecución era brutal, no podías ir a ningún lado, te seguían, había un “tipo” que le decían “goma” porque te pegaba con una “goma”. No tenías vida. Mi padre era retirado militar, mi viejo nunca nos negó, nunca tiró para atrás, con la cabeza en alto, pero nos cortaron todos los víveres porque vivíamos de la cantina del cuartel y de una pensión miserable. A él no lo dejaban acercarse ni a dos cuadras del cuartel.
Incluso los acusaron de contraer enfermedades venéreas. Hay documentos que demuestran que era falsa dicha acusación.
Marisa Fleitas: El comunicado nos acusaba de mantener “relaciones sexuales en forma promiscua”, que habíamos contraído enfermedades de “transmisión sexual”. Para eso a muchos compañeros les inyectaron penicilina sin autorización y a los menores que fueron internados en el Hogar Yaguarón fueron examinados y los médicos comprobaron que “eran vírgenes”, nunca habían mantenido relaciones, ahí se descartó la mentira atroz publicada en El País, La Mañana, El Día, el Diario, todos los medios que estuvieron al servicio de la dictadura. Esto fue “craneado” por los más altos mandos militares (encabezados por Gregorio Goyo Alvarez). Esto lo cuenta muy bien el periodista (uruguayo) Mauricio Almada en su libro “Crónica de una infamia” (2015)
¿Cómo fue la sociedad de Treinta y Tres con ustedes, había miedo?
Mabel Fleitas: Fue ambiguo, hubo personas, principalmente adultos, que creyeron “la patraña” que buscaba destruirnos moralmente, sin embargo entre los jóvenes fue diferente. Salvo algunas personas, incluso jóvenes influenciados por su propia familia, vaya uno a saber, que tuvieron la actitud de replegarse y no continuar con la relación que tenían con nosotros, hasta los propios militares en el proceso de elaboración de la “patraña”, ellos mismos nos contaron que habían reunido a un grupo de jóvenes que venía a ser la clase media alta del departamento para informarles del “insuceso” con nosotros, eran todos jóvenes que nos conocían y les informaron de esta “patraña”, la mayoría de los jóvenes se levantaron y se fueron. Ellos (los militares) estaban asombrados, incluso como reprimenda nos decían hasta donde han llegado ustedes que hasta los hijos de buenas familias y buenas costumbres les creen a ustedes y no a nosotros. Insisto contado por ellos mismos.
¿Cómo fue la decisión de recurrir a la justicia y vuestras expectativas?
Cuando te quedas solo en tu intimidad, la cabeza vuelve hacia atrás, ves la cara de los gurises que estaban allí, volvés a escuchar los gritos
Alicia Fernández: Nuestra denuncia viene hace mucho tiempo, han pasado años y no hemos tenido respuesta. Es una impunidad, están protegidos, son intocables, una persona comete un delito, los cita el juez y concurre, está gente no concurre, no se presentan. Me pregunto: ¿no tenemos respaldo del gobierno? ¿No tenemos respaldo de la justicia? ¿Nunca habrá justicia para nosotros? Es muy cruel.
Jesús Cenández: Cuando me llamaron y me plantearon estuve de acuerdo. Además nosotros nos vamos a apoyar siempre. Aunque a veces pasamos tiempo sin vernos, tenemos un lazo que nos une. A veces me siento mal y llamo a Mabel (Fleitas) que me habla como una “madre”. Tenemos que hacerlos, hasta ahora a veces tenemos “pesadillas” con lo que nos pasó. Cuando te quedas solo en tu intimidad, la cabeza vuelve hacia atrás, ves la cara de los “gurises” que estaban allí, volvés a escuchar los gritos. Tenemos que lograr la “paz interna” de que por lo menos se hizo algo.
Hasta el día de hoy, los militares son empresarios, terratenientes han vivido a costa del pueblo uruguayo, cobrando jubilaciones que todos los uruguayos tenemos que seguir pagando.
Marisa Fleitas: hicimos la denuncia patrocinados por la Comisión de Derechos Humanos del FA, nos pusieron un abogado y creo que tenemos que agradecerlo. También le tenemos que agradecer a los trabajadores uruguayos que pusieron el cuerpo y la sangre, en defensa de la democracia y de los derechos humanos. El PIT CNT creó el Observatorio Luz Ibarburu, hoy hay equipo de abogados, encabezados por el Dr. Pablo Chargonia. Eso es gracias a los trabajadores organizados de nuestro país. A nosotros nos pasó lo que nos pasó, por querer defender la democracia y a las organizaciones sociales el derecho a estar sindicalizados y tener militancia política. Existe una Ley de “Impunidad” y hoy no hemos alcanzado la justicia, se han dado muchos pasos desde que llego el gobierno del FA. Es justo reconocerlo y ver lo conquistado. El Ejercito cuando fue largado a la calle, y pienso en la campaña del Senador Larrañaga que quiere sacarlos a la calle para “vivir sin miedo”, lo que supuso (militares en la calle) fue terror, y terrorismo de Estado y sufrimiento para muchos uruguayos, desaparición y robos incluso (los militares) se enriquecieron con lo robado a la gente que llevaron presa y al Estado y hasta el día de hoy, los militares son empresarios, terratenientes, han vivido a costa del sufrimiento del pueblo uruguayo cobrando jubilaciones que todos los uruguayos tenemos que seguir pagando. El pueblo uruguayo tendría que meditar sobre este tema, y vernos nuevamente a nuestros jóvenes enfrentados en la calle persiguiéndolos y quitándoles la libertad, la libertad que los jóvenes tienen hoy y más allá que vivimos en una sociedad injusta y con limitaciones económicas, pero las garantías las tenemos gracias a ese país y a esa sociedad que tanto sufrimiento costo.