En el Portal Montevideo (Uruguya) fue publicada el 7/05/2013 la célebre columna: “las 40” del periodista Gerardo Tagliaferro, que transcribimos.
Mariana Mota
cantó Las 40
Sola con su espíritu
“Uno tiene que tener la convicción de que lo que está haciendo está bien, y no pensar si va a generar comentarios a nivel público o si va a exponerse demasiado”
Quizás contra su voluntad, o al menos por encima de ella, esta mujer delgada y con una apariencia de fragilidad que contrasta con su práctica, pasó a ser un ícono de la lucha por “verdad y justicia” el día en que la Suprema Corte decidió poner fin a sus investigaciones sobre los crímenes de la dictadura, trasladándola de una sede penal a otra civil.
Mariana Mota hacía, según propia confesión, lo que su conciencia y su condición de administradora de justicia le imponían, pero la sensibilidad del tema en cuestión se encargó del resto. La tarde que Mota juró en su nuevo destino saludó a cada miembro de la Corte con una mueca gélida y con la vista en el piso, en un mudo gesto de resistencia que era en esencia el mismo -como el negativo de una vieja fotografía- que se expresaba en las protestas afuera.
Ese fue el último acto de una obra en la que el desenlace se fue tejiendo sin sobresaltos. Cuando se enfrentó con el Ministerio de Defensa por esto y por aquello, cuando fue cuestionada por políticos opositores y desde editoriales de prensa se clamó por su traslado, cuando ella misma se involucró en polémicas, el final estaba escrito.
Para una Suprema Corte que promueve el bajo perfil y le huye a los titulares no fue trabajoso encontrar argumentos formales que desembocaran en el traslado de la molesta jueza a otros ámbitos menos expuestos. “Hay algo no escrito pero que se sabe y se maneja así: ‘Yo no quiero lío, quiero estar en este juzgado tranquilo, no quiero complicarme la vida’. No se puede impartir justicia de esa manera, uno tiene que tener la convicción de que lo que está haciendo está bien, y no si lo que estás decidiendo está en mayoría o minoría en la jurisprudencia o si va a generar comentarios a nivel público o termina exponiéndote demasiado y al Poder Judicial no le gusta la exposición pública. Todo eso no debería interesarte”, argumenta ella.
En esta entrevista, que tuvo lugar en el despacho que ocupa desde hace casi tres meses, mientras espera el resultado de la apelación que interpuso a su pasaje a sede civil, la doctora Mariana Mota expuso parte de sus razones contenidas. Explicó el por qué de algunas de sus decisiones, habló de su relación con el poder, dio su opinión sobre el polémico traslado y dejó sobre el final una cruda interrogante que pende como una espada sobre las cabezas de los jueces penales: “¿todo esto para mí sola?”.
1) ¿Seguís sin recibir una explicación de la Corte sobre tu traslado, más allá de la formal que se hizo pública: “Está dentro de las potestades de la Corte y obedece a razones de mejor servicio”?
Esa es la explicación, sí. Se supone que en el recurso (de apelación) uno pide una explicación también: no tengo una fundamentación que me convenza, quiero una explicación. Y en la medida en que no existe, uno puede hacer hipótesis, pero con las hipótesis no me puedo manejar. Tampoco puedo hacer de cuenta que no hay otras cosas, por algo se manejan hipótesis. Y esas hipótesis tienen que ver con cómo se trabajó en determinadas áreas y cómo se trabajó en ciertos temas. La Corte puede decir: “no, todo eso no influyó, fueron razones de buen servicio”. Bueno, ¿cuáles son esas razones de buen servicio? Ahí está el punto. Ellos dijeron al Parlamento: el funcionario está para la función y no a la inversa. Todo bien, ese es un principio que rige para toda la administración, pero también la administración tiene que responder de qué manera brinda el servicio. En el caso de la Justicia: esta persona que está cumpliendo esta función, ¿es idónea? ¿Lo está haciendo bien?
2) Pero con ese criterio se puede decir: la doctora Mota tuvo antes otros traslados y no hubo ningún problema. ¿Por qué ahora sí?
Sí… sí, también puede ser. Pero yo también estoy planteando eso: no debería ser así ni conmigo ni con nadie. Estamos hablando de cómo el Poder Judicial maneja sus recursos humanos. Un funcionario se especializa, hace cursos, el Estado invierte en capacitarlo y después se lo saca de ahí. ¿Está bien? ¿Es necesario ese traslado? Eso es lo que tiene que responder la administración. No hablemos ya del ser humano, en qué lugar queda su interés, eso lo dejamos allá lejos cuando debería ser uno de los ítems a considerar.
3) ¿No veías venir el traslado?
No tenía por qué. Punto uno, no lo había pedido. Segundo, lo del ciclo cumplido no encaja en ningún lado, hay gente que pasa años en un mismo lugar y no pasa nada. Los ciclos no existen, no hay norma que hable de ciclos. Además es antojadizo, ¿quién establece los ciclos? Además, ¿cada cuánto tenía que ir yo a decir que no me trasladaran? Es como absurdo eso. ¿Por qué tengo que ir a decir que no me trasladen cuando creo que no estaba haciendo las cosas mal?
4) ¿Es cierto que has tenido sumarios?
No, no tengo ningún sumario. Lo que tuve fue pedidos de informes por denuncias, que significa que viene una persona que tiene un juicio y dice “no me gusta como está llevando el expediente” y lo denuncia. Y la Corte te pide informes, y tú explicás. Es una investigación administrativa y no es un sumario. De esos tuve, como han tenido otros colegas. Tuve algunos muy sonados, como fue el tema de la marcha (del 20 de mayo de 2011), como el de (una entrevista en el diario argentino) Página 12, como fueron las denuncias de los militares, pero todos se archivaron. Tengo una investigación administrativa que todavía está abierta, por otra denuncia, una tramitación de un expediente.
5) Tuviste cuestionamientos a nivel político y periodístico. En el semanario Búsqueda se publicaron columnas de opinión pidiendo tu traslado de la órbita penal y en el mismo sentido hubo pronunciamientos de Jorge Batlle y Gonzalo Aguirre. ¿No te hizo pensar eso que se estaba generando un ambiente proclive a que la Corte te trasladara, o creías que eso no tenía nada que ver?
Yo pensaba que eso no debería tener nada que ver. Siempre entendí que las jerarquías lo que ponderan es cómo cumplís tu función, no lo que diga o no diga determinada opinión política. Me parece que la jerarquía debe manejarse con criterios técnicos: cómo estás llevando la administración del Juzgado, cómo se están trabajando todas las causas. ¿Hay quejas de determinado sector? Y sí, puede ser porque el tema es sensible, no debería tomarse en cuenta que fulanito se queja, porque también hay otros que se quejan porque me trasladaron. Esas cosas no son las que deberían tomarse en cuenta.
6) Uno de los temas polémicos, por los que recibiste críticas a nivel político y periodístico, fue el procesamiento del coronel Calcagno. ¿Por qué fue procesado este militar?
Por la desaparición forzada de dos uruguayos que fueron detenidos en Paraguay, luego trasladados a Argentina donde estuvieron en un centro clandestino de detención y luego desaparecieron, con un cúmulo probatorio muy importante, que además fue confirmado por el Tribunal de Apelaciones. Precisamente el Tribunal dijo que la prueba era muy abundante. Calcagno fue a Paraguay, llamado por los militares paraguayos, para que interviniera en ese proceso. Los llamados “archivos del terror”, información policial y militar paraguaya, son los que revelan la presencia de Calcagno allí y además le agradecen su aporte para, según ellos, desbaratar una organización, etcétera etcétera. Calcagno es procesado por la desaparición forzada de esos detenidos, por no informar qué pasó con ellos. Yo no estoy diciendo que él los mató, pero él sabe qué pasó con ellos, qué itinerario hicieron y no lo informa. Esa es la calificación de desaparición forzada: tú sos agente del Estado, esa persona no aparece más y tú no informás qué hiciste con ella. Qué pasó con ella hasta donde tú sabés. Él no dijo absolutamente nada, y la calificación entra por ese lado. El delito se configura, no se discute que el delito se cometió, el Tribunal (de Apelaciones) no lo discute. La prueba es muy abundante.
7) Quienes cuestionaron tu fallo en este caso pusieron por delante que tú estarías contradiciendo el principio de que nadie está obligado a acusarse por un delito.
Sí, lo dieron vuelta totalmente. Es lo que te decía antes: tú sos funcionario del Estado, intervienes directamente en una detención, nadie más que tú como funcionario sabe qué pasó con esa persona, tú eres el que tiene la prueba. Si la aportás o no, tú sabrás, pero tú tienes la prueba. Y en estos delitos quien está mejor para aportar la prueba es el Estado. Eso se tomó en forma muy burda y dijeron poco menos que yo mandaba preso a cualquiera que caminara por la calle, pero saben que no es así. Hay antecedentes a nivel internacional. Esta situación se maneja en los casos de tortura: en los casos de personas que ingresan a un lugar detenidas y después salen muertas o con gravísimas lesiones, tengo que pensar que el responsable es quien está al frente del establecimiento. ¿Quién es el que sabe cómo se produjeron esas lesiones? Quien está al frente del establecimiento, o los que están ahí. Y quién tiene la prueba: ellos.
8) Con “el diario del lunes”, ¿crees que la forma como está redactado el fallo en este caso abrió un flanco para que se te cuestionara?
No. Primero porque la resolución de procesamiento no decía eso. Cuando se recurre el fallo y yo ratifico y amplío la argumentación fue que agregué eso. Y a renglón siguiente dice: “Nadie está pidiendo que él se autoincrimine”, pero claro, eso no lo dijeron. Y nadie salió a decir que el Tribunal confirmó ese auto de procesamiento y que Calcagno sigue preso por desaparición forzada. Tampoco dicen lo que dice el Tribunal: que había abundante prueba en su contra. Yo no terminé necesitando decir: “Bueno, como no dijiste nada, te meto preso”. Él obviamente no dijo nada, dijo “fui a pasear a Paraguay, me invitaron unos muchachos”. Y yo tengo derecho de creer o no, pero tengo una cantidad de pruebas que dicen otra cosa. Todo esto lo saben quienes me cuestionaron, pero yo no puedo estar pensando en el diario del lunes para decidir las cosas, uno tiene que decidir fundándose en el Derecho y en lo que tiene de prueba. No hay otra.
9) El diario El Observador, el 9 de marzo de este año, te incluyó en una lista de “las 50 mujeres más influyentes del país”. Ahí te describe y dice: “Su militancia en la izquierda comenzó cuando era estudiante y dirigente en la Facultad de Derecho”.
(Interrumpe) Nunca fui dirigente en la Facultad de Derecho y nunca fui militante de izquierda. Fui militante gremial toda mi vida, no lo niego, pero nunca fui dirigente ni gremial ni de izquierda. Le pueden preguntar a todos mis ex compañeros de Facultad. En una entrevista de El Observador también me preguntaron si yo había sido de la UJC. Nunca fui, averigüen donde quieran. ¿Por qué me encasillan? ¿A algún otro juez le preguntan de qué partido es o a quién vota? A nadie. ¿Por qué a mí sí?
10) ¿Te molesta que te encasillen en la izquierda?
Me molesta que me busquen el pelo político. Eso sí que me molesta, porque entonces búsquenselo a todos. ¿Por qué no se ponen a buscar cuántos masones hay en el Poder Judicial? Que hay muchos y creo que eso influye, si es que algo influye. Porque buscan tu pelo político como si eso influyera en tus decisiones. A mí no me influye, si lo hiciera mis decisiones no serían ajustadas a Derecho, y sin embargo creo que lo son porque no han sido revocadas. Aún las resoluciones de imprescriptibilidad han sido confirmadas. Entonces, ¿importa que sea de izquierda o derecha o centro? ¿En qué importa? Me molesta porque me lo buscan a mí y no a otros, entonces de cierta manera me están discriminando. Si se plantea como una cuestión filosófica es una cosa, pero ellos lo plantean como un tema de política partidaria.
11) ¿Filosóficamente sos una persona de izquierda?
No sé si ser humanista es ser de izquierda, yo en todo caso me considero humanista.
12) Otro episodio por el que se te cuestionó fue aquel de la “Marcha del silencio” del 20 de mayo de 2011. Tú dijiste que no participaste de ella sino que fuiste circunstancial espectadora. ¿Nunca participaste de esas marchas?
No. No porque cuando podía hacerlo porque todavía no era juez, no se hacían. Estoy de acuerdo con los postulados, eh. Estoy de acuerdo porque no son postulados político-partidarios, sino que tienen que ver con la justicia. Reclaman que se sepa lo que pasó, que es lo mismo que yo hacía en el Juzgado. Yo lo hacía desde el punto de vista de la investigación a través de un trámite judicial. Bueno, en lo que yo entiendo, ellos reclaman eso.
13) Desde el gobierno, y en particular desde el Ministerio de Defensa, ¿tuviste obstáculos en las investigaciones que llevaste adelante?
Puede decirse que sí. O sea… se demoró muchísimo el aporte de documentación que se reclamaba y en otras ocasiones no se entregó. A mí siempre me quedó la duda de por qué. Preguntábamos dónde vive Fulano o Mengano, que eran militares, para poder citarlos. Y nos pedían el nombre completo, cédula de identidad… y, si yo tengo todo eso capaz que ni te pregunto. Entonces, cuando te lo plantean así, pienso que es un obstáculo que te impide avanzar.
14) ¿Esas eran respuestas que provenían de mandos medios del Ministerio o directamente del ministro?
Ah, eso yo no lo sé. Eso ya sería atribuir responsabilidades y yo no puedo llegar a eso porque no tengo pruebas. Lo que sé es que el Ministerio de Defensa como tal no colaboraba eficientemente. Me decían cosas que eran impensables, como por ejemplo cuando le pedimos información sobre cuánta gente que estuvo detenida en Boiso Lanza fue atendida en el Hospital Militar. Y nos dicen: “Nunca hubo personas detenidas en Boiso Lanza”. Bueno… no podés decir eso porque hubo cientos de personas detenidas en Boiso Lanza durante muchos años. No podés contestar eso.
15) ¿Esa fue una respuesta brindada por las actuales autoridades del Ministerio de Defensa Nacional?
De este gobierno. No particularizo porque no sé si eso fue responsabilidad del último que escribía, del mando medio o del de arriba… Lo que sé es que el Ministerio de Defensa dijo eso. Mujeres que estuvieron detenidas en Boiso Lanza, que tuvieron hijos en el Hospital Militar y devueltas de nuevo a Boiso Lanza… ¿no saben que fueron al Hospital Militar? No es llevable esa contestación, porque si no, tengo que decir que Boiso Lanza fue un centro clandestino de detención.
16) ¿Nunca tuviste oportunidad de conversar de estas cosas con nadie del gobierno?
No.
17) El 27 de setiembre de 2012 fuiste a realizar una actuación al Batallón 13 y te impidieron sacar fotos. En su momento se dijo que eso fue por orden del ministro Fernández Huidobro. ¿Fue así?
Eso fue lo que me dijo el director del Servicio de Material y Armamento.
18) Después el comandante del Ejército dijo que no fue una orden del ministro.
Ah bueno, ese es un problema de ellos. Fuimos al Batallón 13, al fondo de él divisamos unos galpones que algunos testigos que fueron con nosotros identificaron y allí nos dijeron que pertenecían al Servicio de Material y Armamento. Tuvimos que dar toda la vuelta, presentar la cédula, realizar todo el protocolo de ingreso, todo el mismo trámite que ya habíamos hecho para ingresar al batallón. Y ahí el director del Servicio dice que fotos no. Era la cuarta inspección que hacía, había ido a Boiso Lanza, al Regimiento de Artillería número 1, al cuartel de Colonia, ésta era la cuarta. En todas había podido sacar fotos sin ningún problema. Entonces le digo “debe haber un malentendido, por favor consulte porque ya hicimos los trámites, incluso mi actuaria habló con usted ayer”. Llama por teléfono, se acerca y dice: “Por orden del ministro no se puede sacar fotos”. Entonces le digo a la actuaria que deje constancia en el acta que yo le reclamo a esa persona que quiero esa orden del ministro, por escrito, en 48 horas en mi Juzgado. Y le digo que voy a hacer la actuación de nuevo para sacar las fotos, porque es lo que corresponde.
19) ¿Te dieron ahí alguna explicación de por qué no se podía sacar fotos?
Que era un lugar con material sensible, que había armas. Yo le dije: “Muy bien, nosotros vamos a un galpón que tienen identificado los testigos. Usted le pide a un oficial que me acompañe y si en ese lugar hay armas macanudo, no entramos ni sacamos fotos. Pero si no es así no tiene sentido”. No, ni aun así. Igual fuimos con el oficial, obviamente, se abrió y no había la más mínima arma, era un taller como era en otra época también. Si había armas no nos enteramos.
20) ¿Llegó después el oficio que pediste del ministro con la negativa a sacar fotos?
Nunca. Nunca llegó una comunicación oficial. Llamamos al Ministerio, nos pasaban con Fulano y con Mengano, esa burocracia gigante, pasaron los días hasta que terminé contactándome con el subsecretario. Le dije: “Pasa tal cosa, ¿usted qué va a hacer?” Convengamos que no es el canal correcto, pero me parecía una tomada de pelo esto, porque además en el interín en la prensa había salido que había sido un malentendido, que yo había explicado mal. Yo no había explicado mal nada, y si a alguien no le había quedado claro ahí estaba yo diciéndole que la policía técnica tenía que entrar. Era una orden directa y no la estaban cumpliendo. O sea, el desacato era evidente, del director y de quien fuera. Mandé otro oficio y se hizo otra vez la inspección ocular, y se sacaron fotos.
21) ¿Qué explicación le das a todo esto?
Realmente no la tengo. Para hacer una lectura rápida, creo que no saben muy bien cuál es la función de un juez penal en una inspección. Incluso cuando estábamos saliendo de ese galpón le pido al director que me firme el acta para tener la constancia de que estaba presente, y afuera los testigos y denunciantes habían armado algo como para filmar ellos un testimonio, una cosa de ellos. Y viene un militar y le dice al director: “Afuera están filmando”. Y el director me dice a mí que eso no se puede hacer. “A mí no me lo diga, afuera es afuera, además mi inspección termina acá”, le contesto. O sea, no tenían ni idea de cuál es la función judicial, nadie se los dice tampoco. Y que se lo diga yo ni les va ni les viene, porque su jerarquía es otra. Creo que hay algo de eso, después, que haya otra intencionalidad, es hipótesis y no quiero entrar.
22) En las actuaciones sobre la caída del avión de Air Class en el Río de la Plata, ¿el Ministerio también dificultó la investigación?
Sí.
23) En un momento ordenaste que el Ministerio continuara con la investigación.
Se habían encontrado partes del avión pero no era suficiente. En la investigación se ve la necesidad de buscar más elementos desde lo que quedaba del avión, para ver si lo que se estaba volcando por otras vías en el expediente tenía alguna relación. Precisábamos seguir sacando elementos del agua, y eso fue lo que se trasmitió. Y nos dijeron que no, porque no se precisaba más nada. Tres veces se lo pedí, llega un momento en que tenés que intimarlo.
24) ¿Llegaste a la intimación al ministro?
Al Ministerio de Defensa Nacional, lo intimé bajo arresto. Después iba a ver qué hacía porque no iba a meter preso a todo el Ministerio, pero bueno. Ahí sí contestaron.
25) Y qué respondieron entonces?
Que sí, que salían (a buscar). Y ahí fue cuando me trasladaron. Realmente no sé si salieron alguna vez.
26) Lo que hacés ¿se supone que molesta a alguien?
Hay algo no escrito pero que se sabe y se maneja así: “Yo no quiero lío, quiero estar en este juzgado tranquila, no quiero complicarme la vida”. No se puede impartir justicia de esa manera, uno tiene que tener la convicción de que lo que está haciendo está bien, y no si lo que estás decidiendo está en mayoría o minoría en la jurisprudencia o si va a generar comentarios a nivel público o termina exponiéndote demasiado y al Poder Judicial no le gusta la exposición pública. Todo eso no debería interesarte.
27) Debe haber quien te haya dicho: “No te expongas tanto”.
Sí, por supuesto que sí.
28) ¿Y por qué lo hacés?
Bueno, en realidad capaz que en lo que me salí de línea pero nunca lo busqué fue cuando hablé con Página 12. Capaz que fue la única vez que di una entrevista y dije cosas que podían generar polémica. Pero cuando decido lo hago en función a las cosas que te decía, y no si le cae bien a uno o a otro o si puedo ascender o no. La carrera no me interesa. En realidad yo no hago nada, hay una exposición pública por el tema. ¿Por qué manejé de esta manera las causas de derechos humanos? Y, porque me pareció que había que investigar, que estas cosas no podían estar guardadas en un cajón.
29) ¿Manejaste estas causas, además de tus responsabilidades como magistrada, como una obligación militante? Y digo militante no en sentido político ni mucho menos partidario, sino de tus convicciones.
Lo que pasa es que yo entiendo que si los derechos humanos, los derechos esenciales del individuo, no se respetan, todo el resto de los derechos pierde sentido. Una cosa es la base de todo lo otro.
30) ¿Qué respondés cuando dicen: hubo dos pronunciamientos populares que establecieron que la mayoría de la ciudadanía quiere dar vuelta la página y no seguir hurgando en el pasado?
Los pronunciamientos populares son absolutamente inocuos respecto de los derechos esenciales del individuo. Lo dijo la Corte en la propia sentencia de inconstitucionalidad en el caso de Nibia Sabalsagaray. Los plebiscitos, aun si tuvieran una aprobación del 100 por ciento, no pueden vulnerar derechos inherentes a la persona. Ellos mismos ponen como ejemplo: si se estableciera la pena de muerte por un plebiscito no valdría, porque está yendo contra el derecho a la vida, ya reconocido por el Estado.
31) Pero estos plebiscitos no legitimaron los delitos, dijeron que la sociedad entiende mejor que no se castiguen.
Sí claro, pero tampoco, porque el “ya está, ya pasó” está pasando por arriba del derecho de las víctimas a la verdad. Además eso se manejará desde el punto de vista político, pero en un análisis jurídico no es un insumo que yo pueda manejar.
32) ¿Cómo afectó tu vida personal todo esto que ha pasado en los últimos meses?
Y… perdí el anonimato. Supongo que pasará algún día.
33) ¿Has sufrido amenazas o algún tipo de agresión por tu tarea?
No.
34) ¿Cómo fue el trato con los militares que procesaste?
Muy correcto. Ha sido más tirante con los abogados, pero con ellos siempre ha sido muy correcto.
35) ¿Hay una posición monolítica de los militares que te tocó procesar, en cuanto a negar todo, o hay diferentes actitudes?
Hay diferentes actitudes. Los que admitieron que existía la tortura, que describen una sala de tortura y cómo era, son contados con los dedos y generalmente son soldados rasos que fueron dados de baja. Los que tenían grados jerárquicos, los más conocidos, no admiten nada de nada y reivindican su actuación. Consideran que fue una guerra y como no admiten haber hecho nada no están arrepentidos de lo que no hicieron. Esa es su postura. Tampoco informan nada. Después hay otros, mandos medios que aparecen más comprometidos en algunas causas, que tienen una actitud un poco equívoca, como una estrategia si se quiere de echarle la culpa al otro y cuando vas a buscar al otro, está muerto. “Sí, sí, el que me dio la orden fue Fulano”, y Fulano está muerto. Hay una actitud muy, muy cerrada.
36) ¿Qué dicen tus hijos adolescentes?
Y (se emociona)… es difícil. Están en una edad difícil. Vivieron procesos complicados porque no fue un día ni una situación, fueron varias que se han dado en este tiempo. Por un lado apoyan a la madre pero por otro no quisieran que ella tuviera esta exposición. Los adolescentes son los reyes de la casa y no los papás, entonces entender todo esto es complejo. Ellos hacen la lectura: “Y bueno, si Fulano hizo algo mal lo mandás en cana y punto”. Para ellos todo es blanco o negro, entonces es difícil explicarlo y para ellos entenderlo.
37) ¿Has sentido miedo?
No… lo que he sentido a veces es impotencia, mucha angustia, pero miedo no.
38) ¿Alguna vez sentiste que fuiste injusta?
Puede ser, pero no en estas causas. Tal vez en alguna circunstancia puedo haber sido muy dura.
39) ¿Qué hace un juez cuando se da cuenta de esto?
Se retracta. Mete un cambio, va para atrás y revisa. Yo lo he hecho: he absuelto personas que he procesado. No es fácil, porque en nuestro proceso penal el mismo juez que procesa es el que hace la sentencia de condena, entonces es muy difícil que cambie. Salvo que venga una prueba que demuestre todo lo contrario, generalmente vas a mantener en tu cabeza la misma posición. En otros países eso no pasa: el que procesa no es el mismo que dicta sentencia, y eso es más sano, porque cambiar a la hora de la sentencia es más fácil cuando no es tu proceso. En el caso nuestro, para cambiar tenés que poner una reversa y no es fácil. Yo lo he hecho, prefiero hacerlo a decir “no me quiero contradecir”. Yo no puedo dormir con eso.
40) ¿Nunca te dieron ganas de largar todo e irte para tu casa?
Mil veces. Mucho más ahora, por supuesto. Pero mil veces. En realidad, si te ponés a pensar la responsabilidad que tenés encima decís “¿todo esto para mí sola?” Cuando tuve que redactar la sentencia de Bordaberry me corrió un chucho… es pesado. Y en esta situación actual muchas veces lo pensé.
Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy