40° años del Golpe Militar
Eduardo Sanguinetti, filósofo
El atroz Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, que se prolonga en una dictadura militar y civil, sin precedentes, cumple 40 años… Debemos interrogar el pasado sin remordimientos, juzgarlo y condenarlo, en la medida que la injusticia de hechos que degradaron nuestra condición humana y nuestras tradiciones tan arraigadas en nuestras comunidades, han impreso su impronta de sojuzgamiento, sangre, tortura y genocidio, de una generación, plena de ideas e ideales.
Me refiero, en este caso puntualmente, a la última dictadura militar, encabezada por el fallecido general Videla, dictador y militar argentino que en nombre del liberalismo y las sagradas escrituras, asesinó a miles de seres, nutridos de sueños de liberación, que resistían y luchaban a sangre y fuego por una América del Sur independiente y autodeterminante en sus decisiones… pareciera, hoy, en esta democracia procedimental que soportamos quienes no ignoramos los pactos de “todos con todos”, ante los dichos y actos, del presidente argentino, de la derecha más rancia, Mauricio Macri, quien en sus discursos destemplados y amenazantes, proyecta, cual espejo lacaniano, que se volverá al recto y eterno camino de la miseria y de la dependencia, alineándose con imperios en putrefacción, dejando de lado todos los logros, alcanzados, a pesar de contratiempos previsibles de corruptelas aún no develadas, endémicas en Argentina, durante el gobierno de la presidenta Cristina Fernández… logros, nutridos de la impronta, de manifestarse por la libertad, Los Derechos Humanos en vigencia plena y las conquistas sociales, para un pueblo y una Latinoamérica, hoy jaqueada, por los grupos de poder imperiales ultraliberales.
En Argentina se vivieron situaciones límite, y hubo gente que reaccionó de diferentes maneras. Es decir, hubo quienes se bañaron en democracia: los “hijos de Videla” y sus crías, cómplices de la dictadura genocida, entre los que se encuentran periodistas, intelectuales, deportistas, políticos, modelos, músicos populares y actores, y hoy dictan cátedra de aquel tiempo, dibujando una historia ficcionalizada… todos los que hoy, apoyan al presidente electo de la más rancia derecha capitalista.
Observamos atónitos, hoy, una Argentina fracturada, donde la incertidumbre creció y la impostura se ha enriquecido… una situación de bajas defensas, perfecta, para el advenimiento de todo tipo de nostalgias de disciplina o de obsesión de diferencia, la puerta abierta a fundamentalismos, racismos y mesianismos, camuflados de progreso… aprovechando esta instancia, explotada por un astuto marketinero ecuatoriano, Durán Barba, el asesor ‘gurú’ del presidente Mauricio Macri, que con globitos de colores y un magro discurso de templo evangélico, embaucó a millones de enajenados útiles, invitándolos a soñar un sueño pesadillezco.
El presidente de EEUU, Barack Obama (Premio Nobel de la Paz), llega a Argentina en días del 40º aniversario del Golpe de Estado, ¿una provocación?, ¿para qué?, ¿por qué?… nadie ignora que en aquellos años de sangre y fuego, persecuciones y torturas, se elaboró, a instancias del entonces exsecretario de Estado de Richard Nixon, Henry Kissinger (Premio Nobel de la Paz), un plan que se denominó Cóndor, el nombre con que se conoce el plan de coordinación de acciones y mutuo apoyo entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales del Cono Sur de América -Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y esporádicamente, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador- con participación de los Estados Unidos.
Esta coordinación implicó, oficialmente, “el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con tortura y desaparición o muerte de personas” consideradas por dichos regímenes como “subversivas del orden instaurado o contrarias al pensamiento político o ideológico opuesto, o no compatible con el gobierno de los Estados Unidos y por tanto con las dictaduras militares de la región”. El Plan Cóndor se constituyó en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado que instrumentó el asesinato y desaparición de decenas de miles de opositores a las mencionadas dictaduras.
Ante todo lo relatado, ¿qué podemos hacer?, argumentar o sumar’, está todo expresado… pareciera que un Plan Cóndor II, sobrevuela nuestra balcanizada Latinoamérica, ante el avance arrollador del rapaz neoliberalismo, con todo su rigor y violencia.
Obama expresó que el gobierno de Cristina Fernández, se distanció de EEUU, y que el salvador del gran capital, Macri, hizo un ‘heroico’ acercamiento al imperio… incluso, Obama, apoya la iniciativa irrenunciable de pagar a los “fondos buitres” deudas difusas. De hacer efectivo dicho pago, Macri argumenta eufórico, que vendrán inversiones del exterior por miles de millones. En la tremenda crisis, que atraviesan Europa y EEUU, no vendrá un solo peso, solo se limitarán a instalar sus caballos de Troya, los colonizadores, modelo siglo XXI, como lo han hecho ya, desde hace décadas, con los fieles aliados como lo fueron, según transcurrieron los años: Hussein (Irak), Noriega (Panamá), Sha de Persia (Irán) y tantos, que fueron traicionados por el país del norte… ¿Macri, estará al tanto, de lo que significa ser aliado de Estados Unidos?
La dictadura, no es un tema al que debamos decirle basta, aunque se hubiera publicado el NUNCA MÁS, que se hayan llegado a producir algunos films, oportunistas, sobre el tema, escrito algunos libros de exilio, debates calculados sin llegar al núcleo constitutivo del tema, no significa que debamos poner punto final del genocidio de la dictadura.
Argentina, salvo honrosas excepciones de quienes sufrimos ese tiempo, no elaboró un duelo real de las desapariciones, torturas y muertes. No se ha elaborado un análisis concienzudo y sin corta pisas acerca del genocidio, como lo ha hecho Israel con el Holocausto, que persiste en la memoria del mundo, sin dar espacio a ningún “pero”.
Las voces incómodas, las que intentan aclarar, son silenciadas y acalladas… se trata simplemente prohibirle a la gente que olvide… si hay prohibiciones, está no es incómoda, para quien ama la libertad, en memoria de una generación perdida y desaparecida.