El primer paso sobre la LUC

Primer paso

En jornadas por demás extensas, la Cámara Alta está votando desde el miércoles el proyecto de ley más ambicioso de la coalición multicolor. Primero se aprobó, sin los votos de la oposición, la ley en general. El jueves comenzó el análisis artículo por artículo. El debate arrancó por las tres primeras secciones: seguridad, inteligencia estatal y educación. Son de las más largas y, a la vez, las que concentran una buena porción de las discrepancias entre el Frente Amplio y el oficialismo. Hoy continúa el debate.

Sofía Kortysz

5 junio, 2020

La senadora Graciela Bianchi, integrante de la coalición de gobierno, durante la votación de la Luc 

Sobre la medianoche del miércoles quedó aprobado en general el proyecto de la ley de urgente consideración (Luc), únicamente con los votos de la coalición. Aunque el Frente Amplio (FA) celebró algunas modificaciones respecto al texto enviado por el Poder Ejecutivo, puede afirmarse que esta es la primera batalla de peso político que pierde la actual oposición. El proyecto de ley ingresó al Parlamento el 23 de abril, cuando el país estaba prácticamente paralizado por la pandemia, más precisamente, un día después de que se reabrieran las primeras escuelas rurales. Cinco días después el texto se discutió en el plenario del Senado, antes de ingresar a la comisión creada para estudiarlo. En esa instancia el FA intentó, sin éxito, quitarle el rótulo de urgente consideración. Los argumentos allí esgrimidos para respaldar esta propuesta se retomaron el miércoles de esta semana.

El proyecto original –que constaba de 501 artículos– se votó el viernes pasado en la comisión, de donde salió con 476 artículos y 11 secciones. Las dos más extensas: seguridad y educación. La oposición acompañó 243 de los artículos, es decir, el 51 por ciento. En sus 22 días de trabajo esa comisión recibió 160 delegaciones: ministeriales, académicas, sindicales, de organizaciones sociales e internacionales, así como del sector empresarial. Para atender ese número, la comisión tuvo que dividirse en dos y escuchar a cada una no más de veinte minutos. Eso hizo que cada senador que la integraba pudiese escuchar sólo a la mitad de las que asistieron. El miércoles, varios legisladores opositores destacaron que el haber tenido que acudir a esta modalidad de trabajo demuestra que el tiempo para analizar la gran cantidad de artículos y tener un “debate democrático pleno” había resultado escaso.

DE LO GENERAL. Como era previsible, la primera jornada fue muy extensa. Durante las 14 horas que empezaron a correr a las 9.30 de la mañana, la foto de la sala fue cambiando: unos entraban, otros salían y volvían a entrar. En ese lapso, los parlamentarios citaron desde a Les Luthiers hasta a Abraham Lincoln, pasando por José Batlle y Ordóñez, Liber Seregni, Zelmar Michelini, Jaime Trobo, Wilson Ferreira Aldunate y el Sabalero, entre otros tantos. La apertura estuvo a cargo del legislador nacionalista Gustavo Penadés, quien presidió la comisión mencionada. “Empezamos a analizar un proyecto de ley particular desde todo punto de vista, por el tamaño” y “porque fue remitido con el rótulo de urgente consideración, estableciendo entonces condiciones especiales en cuanto al trabajo y su aprobación”, manifestó, frase que bien podría haber dicho algún legislador opositor para criticar el proyecto. Y, más adelante, pronunció: “Se acabó el ‘no se puede’”, un planteo al que, a su turno, respondería la oposición.

A la intervención de Penadés le siguió la del vicepresidente de este ámbito, el senador frenteamplista Charles Carrera, quien sostuvo que no se puede “aceptar que la Luc sea el paradigma de la democracia” y apeló a que la discusión no se centrara en el porcentaje de artículos que el FA finalmente había acompañado, “la mayoría” de los cuales “había sufrido modificaciones”. En diálogo con Brecha, Carrera afirmó que su fuerza no votó, por ejemplo, “los cambios fuertes” en relación con la actividad policial, porque determinan “una Policía autónoma, que no tenga que rendir cuentas, que pueda detener personas de forma discrecional”. En el mismo sentido, resaltó que no acompañan “la dimensión represiva, la criminalización de la protesta y la reglamentación del derecho de huelga” (véanse los detalles de estos artículos en la nota de Daiana García). Además, tras las negociaciones con el FA y dentro de la coalición, en la comisión se había quitado la desmonopolización de los combustibles y el que Antel tuviese que compartir su infraestructura y sus redes con empresas privadas; al decir de Carrera, “la parte privatizadora del herrerismo”, dos cambios que eran fundamentales para su fuerza política.

Horas más tarde, el senador opositor Mario Bergara, en consonancia con lo dicho por Carrera, expresó: “El número de artículos que vamos a acompañar no es reflejo de un apoyo integral, porque lo importante es la sustancia y no la cantidad. La desmonopolización de los combustibles era un solo artículo, imponerle a Antel abrir su infraestructura eran dos artículos, la reglamentación del derecho de huelga era un artículo, la criminalización de los piquetes y las movilizaciones son dos o tres”. El expresidente del Banco Central también aseguró que era erróneo basarse “en estadísticas sobre la cantidad de artículos” para plantear que entre oposición y oficialismo había coincidencias importantes. “Esta ley refleja una visión de país con la que discrepamos”, resumió. Temprano en la mañana, Carrera hizo también un planteo que el FA repite desde hace un tiempo y que fue retomado a lo largo del día: que el proyecto rompe con los acuerdos hechos por todos los partidos en períodos anteriores respecto a algunos temas. En particular, se refirió a la seguridad, materia en la que indicó que la mayoría de las leyes fueron aprobadas por unanimidad durante los gobiernos frenteamplistas.

Por el Partido Colorado (PC), el primero en hacer uso de la palabra fue el senador Adrián Peña. Detalló los puntos del programa de su fuerza política que la Luc recogió y aseguró, como hicieron varios legisladores, que el proyecto que salió de la comisión es “mejor que el que ingresó”. Comparó la ley con una piedra “que se fue puliendo, se fue puliendo y empezó a tener algún brillo”. Y concluyó: “Nuestro partido se siente representado en la coalición, se siente representado en la Luc”, que es “una buena ley para Uruguay”.

En tanto, fue Guillermo Domenech el primero en expresarse por Cabildo Abierto (CA). Pese a su escueta intervención, remarcó: “El país optó por un cambio”, otra noción que se repitió. “El cambio y la resistencia al cambio, ese es el debate que tenemos hoy”, aseguró Jorge Gandini un rato después. “Ahora gobernamos nosotros, ahora el punto de vista es nuestro”, dijo Germán Coutinho –que defendió la desmonopolización de combustibles– cuando se estaba más cerca de finalizar la sesión. Y es que esta ley se discute a los pocos meses de haberse producido un cambio de gobierno muy particular, con el que culminaron los 15 años de mandato frenteamplista. Por eso los impulsores de este texto lo defienden respaldándose en lo que dijeron las urnas y la idea del cambio elegido por la ciudadanía. Por eso, también, la oposición es enfática al hablar de “regresión”, pues la aprobación de esta ley borrará buena parte de las normas aprobadas en los tres quinquenios precedentes.

Varios legisladores del oficialismo señalaron que con el cambio de signo en el gobierno mutará, a su vez, el modo en que se dé la labor parlamentaria, ya que, aseguraron, en los gobiernos del FA no había lugar para el intercambio y “los acuerdos llegaban cerrados”. Hubo, incluso, quienes presentaron a la actual oposición como una fuerza política que aplicó el “dejar hacer, dejar pasar” durante sus gobiernos. En sus intervenciones, los parlamentarios frentistas rebatieron estos juicios. La senadora Amanda Della Ventura fue categórica: “Si el FA no hubiera hecho, si hubiera dejado hacer o dejado pasar temas, no hubiera cambiado cosas. Si no hubiera cambiado el statu quo, no habría nada que tocar por parte de este gobierno. La Luc es una prueba de que el FA hizo mucho”.

La oposición insistió en que fue “responsable” y “constructiva”, pues, habiendo podido negarse a votar la totalidad de los artículos, analizó cada uno para proponer las modificaciones que creyó pertinentes. Cierto es que esta labor fue reconocida tanto el miércoles como en la jornada de ayer por los legisladores de la coalición multicolor, a la que también se refirieron propios y ajenos. Los primeros, para señalar que ningún partido perdió su identidad por integrarla. “No es confundirse, no es amalgamarse”, aseveró la senadora Carmen Asiaín. “La coalición no fusiona nada”, remarcó luego Gandini. Los segundos, para cuestionar la futura estabilidad de la coalición. “El presidente, y el Consejo de Ministros, decidió tener a todos en esta foto. Capaz que en la que viene no están todos o le sale borrosa una parte”, dijo el senador José Carlos Mahía al intentar explicar la urgencia con este proyecto, que, como señalaron sus correligionarios, “no es un proyecto de ley, sino muchas leyes” enviadas en conjunto.

Por otra parte, varios legisladores del FA, como habían hecho en la sesión del 28 de abril, opinaron que es una carencia de esta ley que no trate las urgencias que la pandemia desató. Ante este planteo, en la jornada del 3 de junio, legisladores del oficialismo alegaron que eso se debía a que las emergencias provocadas por la covid-19 “no podían esperar” el tiempo que llevará el tratamiento de la Luc. Además de referirse a las discrepancias en seguridad y educación, los parlamentarios frenteamplistas dejaron constancia de su rechazo a las modificaciones en el Instituto de Colonización y a las normas que derogan parte de la ley de inclusión financiera. En particular, los legisladores del FA que se refirieron al tema rechazaron que “la modalidad de pago [del salario] será acordada entre el trabajador y el empleador al momento del inicio de la relación laboral”.

A LO PARTICULAR. La jornada de ayer, que se prolongó tanto como la del miércoles, también comenzó a las 9.30, cuando en las inmediaciones del Palacio Legislativo sonaban las bocinas de quienes arribaban a la concentración promovida por el Pit-Cnt, que se extendió a lo largo de Avenida del Libertador. Así, mientras puertas adentro del recinto parlamentario empezaba la discusión artículo por artículo, los manifestantes ocupaban varias cuadras con pancartas que expresaban: “Lo urgente es la solidaridad”, “No al desmantelamiento del Mgap”, “No al desmantelamiento del Mides” y “No a la Luc”. Mientras en sala el senador Óscar Andrade sostenía que era un error modificar la legítima defensa en una Luc, sin consenso político y “contra la opinión de todos los especialistas del derecho y de las instituciones de derechos humanos”, en la calle una mujer sostenía un cartel que decía: “Ninguna propiedad vale más que una vida”. Mientras adentro la senadora Graciela Bianchi defendía la necesidad de ampliar el concepto de legítima defensa por la “emergencia” que, entiende, se vive en seguridad, afuera el secretario general del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, afirmaba que “la emergencia es la gente” y recordaba que el planteo de la renta básica universal para los desempleados, que la central reclama desde la llegada de la covid-19 a Uruguay, va en la línea de lo propuesto por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Mientras en la Cámara Alta el legislador José Carlos Mahía manifestaba que en el artículo primero hay “conceptos muy vagos”, como el de “distancia razonable”, y se preguntaba “quién determina la razonabilidad”, en el estrado Abdala criticaba que se “subieron las tarifas cuando había que tener la mano tendida a los trabajadores y al pueblo al comienzo de la pandemia”. Mientras el senador Sergio Abreu defendía el artículo primero, afuera Abdala cerraba: “Que los más infelices sean los más privilegiados. […] No tenemos más enemigos que quienes se oponen a la pública felicidad”. Luego sonó “La internacional”. Y, mientras adentro la vicepresidenta de la república, Beatriz Argimón, se cansaba de pedir que frenase el murmullo, en la avenida la gente se retiró entonando: “Vamos a la plaza/ para dar batalla/ si la cosa estalla/ estaremos a la talla”, de la murga Metele que son Pasteles, que tanta controversia generó.

Finalizado el acto, en el Senado continuó el debate sobre seguridad y, cerca de las 19.00, se terminaron de aprobar todos los artículos de esta sección. Los que suscitaron profundas discrepancias, como los de legítima defensa, agravio a la autoridad policial, resistencia al arresto y aumento de penas para menores en conflicto con la ley, no fueron acompañados por la oposición. Se pasó, entonces, a la siguiente sección: la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado (véase nota de Lourdes Rodríguez). A continuación, se comenzó a discutir la sección III, sobre educación, de la que el FA apoyará artículos muy puntuales. En esta área el debate se dio prácticamente como un juego de ping-pong entre el senador Sebastián Sabini, por la oposición, y Bianchi, por el oficialismo.

Al cierre de esta edición, se habían tratado los primeros artículos al respecto. Sabini, quien aseguró que se está “haciendo una reforma educativa”, cuestionó el artículo que refiere a la libertad de cátedra, el que refiere a los tratados internacionales y el que establece que la educación formal se reduzca “a las competencias para la vida”. Bianchi, en tanto, defendió el aprendizaje por competencias y mantuvo que, si bien se están “cambiando paradigmas”, “el ministro [de Educación] anunció que la reforma educativa” vendrá “después”. Si bien no se llegó a los cambios en la gobernanza, la oposición anunció que no los acompañará. Hoy −en otra jornada que seguramente será maratónica− continúa la votación en la Cámara Alta.

 

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