Historiador Caetano se dirige a los jóvenes oficiales del ejército

Caetano pidió a oficiales jóvenes

del Ejército que no carguen mochila

de los terroristas de Estado

31 de agosto de 2021 ·

 Escribe Leonardo Haberkorn 

Inédita actividad conjunta de militares y académicos de la Udelar sobre el pasado reciente.

“Ustedes no deben recoger la mochila de aquellos que –utilizando el uniforme de la República- violentaron los derechos de la República”. Las palabras de Gerardo Caetano resonaron en el auditorio del Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES). “No tienen por qué hacerse solidarios con actos que violentan las reglas fundamentales de vuestras convicciones democráticas”, agregó el historiador y politólogo.

Los destinatarios de las palabras de Caetano eran 39 capitanes y mayores, mandos medios del Ejército, que hoy de mañana presentaron en público el resultado de una veintena de entrevistas sobre el “pasado reciente” que hicieron como parte de un curso de capacitación para jefes.

La presencia del historiador en el IMES estuvo enmarcada dentro de un plan que tiene como fin renovar la bibliografía y currícula de las escuelas militares respecto del “pasado reciente”. La actividad la organizó el Ejército con la Universidad de la República como invitada y copartícipe.

Los 39 capitanes y mayores presentaron entrevistas que realizaron a personalidades de la propia Udelar, políticos, militares retirados y víctimas de la guerrilla y del accionar de las Fuerzas Armadas en la dictadura y la etapa previa de violencia política.

Entre el público estuvo el ministro de Defensa Nacional, Javier García. Varios generales y coroneles asistieron vía Zoom.

La sesión se inició con palabras del comandante en jefe, el general Gerardo Fregossi. La máxima autoridad del Ejército –impulsor de este proceso- dijo que la actividad sería fundamental para que los jóvenes oficiales puedan “fortalecer su vocación” y “para dar mejores seres humanos a la nación”.

“Seres humanos –agregó- que se van a transformar en los mandos del Ejército, que necesitan necesariamente defenderse de algunas cosas y continuar hacia un futuro mejor”.

A Fregossi le sucedió Juan Cristina, prorrector de la Udelar, exdecano de Ciencias, quien señaló que estudiar y conocer la historia reciente –un período “marcado por la violencia entre los uruguayos y la violación de los derechos humanos”– es fundamental “para entender el presente y más importante aún, para construir nuestro futuro”.

Luego Caetano se dirigió a los oficiales durante 25 minutos.

“Cuando me enteré de esta iniciativa, no pude menos que apostar a la esperanza”, señaló. “La historia no debe ser ancla, sino catapulta para el futuro. Celebro muy particularmente poder dirigirme a ustedes”.

Caetano fue escuchado en total silencio. Señaló que marcaría tres puntos fundamentales. El primero fue: “No hay razón alguna que justifique la violación de la Constitución. Y no hay ninguna razón para ningún actor”.

El segundo fue establecer que si bien no sólo existió el terrorismo de Estado, este fue el más ilegítimo.

“Del mismo modo en que no creo en la teoría de los dos demonios, no creo que el único terrorismo haya sido el terrorismo de Estado, pero reitero que fue el más ilegítimo”, manifestó. “Porque no puede ser que el Estado se vuelva contra sus ciudadanos para cometer tropelías inconcebibles, como la desaparición forzada de personas, la tortura, el sometimiento de civiles a la arbitrariedad de prácticas de justicia militar indebida, la coacción a las libertades individuales fundamentales, la apropiación de funciones políticas que solamente el soberano puede transferir”.

“En una democracia –continuó– no gobierna Dios, no gobiernan los arios, no gobierna el proletariado, no gobierna ninguna clase social. En una democracia gobierna quien elige el soberano. Y en una democracia, el soberano es el pueblo. Por eso, la violación más grande de los derechos que provienen de la soberanía popular es el terrorismo de Estado. Y en Uruguay tuvimos terrorismo de Estado”.

Caetano afirmó tener presente que los oficiales que lo escuchaban no habían participado en esos “actos abominables”. Y les pidió a los capitanes y mayores que no asuman como propios esos hechos.

“Una institución genera historia, pero tiene que seleccionar qué historias hereda y cómo lo hace […]. Lo que fue terrorismo, fue terrorismo. Y deben ser condenados sus protagonistas. Lo que fue terrorismo –estatal o no estatal– debe ser condenado”.

El politólogo defendió la necesidad de que la Justicia actúe en estos casos y de que se continúe la búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos.

“Hay compatriotas que no saben dónde están los restos de sus familiares. Y lamentablemente hay quienes, también compatriotas, saben dónde están esos restos. Hay un derecho inalienable para que esos actos aberrantes sean objeto de justicia, no hay República plena sin justicia”.

Respecto de la construcción de la “memoria de la República”, remarcó que tiene que ser plural y alejada de “relatos” que sólo buscan réditos políticos. Y señaló que los historiadores no tienen, ni deben tener, el monopolio en la construcción de esa memoria.

El tercer punto clave que marcó Caetano fue el de los límites de la obediencia debida. Desde su punto de vista, lo que diferencia al ejército de una república y al de una dictadura es que para el primero, la obediencia debida tiene límites.

“No deben ser aplicadas órdenes que signifiquen la violación de los derechos humanos, de la Constitución o de la ley”, señaló, y marcó que el Ejército debe asumir el desafío de pensar cómo respetar la verticalidad y al mismo tiempo cumplir este axioma.

“No debe haber una frontera que nos divida a civiles y militares”, sostuvo Caetano, y remarcó que el hecho de tener oficios distintos no debería volver diferentes a las personas: “El destino que tenemos en común es el respeto irrestricto a los valores de la Constitución y de los derechos humanos. La República nos hermana. Por eso no puede haber partidización del ejército, no debe haberla”.

Caetano se despidió señalando su apoyo a estas actividades impulsadas por Fregossi.

“Mi mayor apuesta a esta iniciativa del comandante; sé que expresa la opinión de muchos otros, no sólo oficiales generales, sino de integrantes de las nuevas generaciones del Ejército. No se me omite que seguramente hay quienes no están de acuerdo. La falta de acuerdo ante una iniciativa valiente es propia de la vida democrática”.

Víctimas no consideradas

La mayor parte del acto fue dedicada a que los oficiales presentaran las entrevistas que realizaron. Los casi 20 entrevistados fueron asignados a cada equipo por los responsables de los cursos.

Una de las entrevistadas fue María Simon, decana de la Facultad de Ingeniería y exministra de Educación y Cultura. Según narraron los capitanes Ignacio Fernández y Ruben Castaldi, Simon sostuvo que Uruguay debería crear un Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Y consideró que el mayor error de las Fuerzas Armadas fue haber dado un golpe de Estado, además de la falta de aportes a la construcción de la verdad. Simon –según el resumen presentado– afirmó que es necesario un esfuerzo colectivo para llegar a un entendimiento nacional.

Fernando Miranda Somma, decano de Bellas Artes, fue entrevistado por los capitanes Miguel Arcaro y Christian de Brun. El decano sostuvo que en la “historia reciente” hubo muchas más víctimas que militares y tupamaros, gente que por lo general no es considerada. Según se relató, agregó que “la verdad en todos los ámbitos y de todos los actores” es un requisito excluyente “para cerrar esta grieta entre los orientales”.

Los entrevistadores consideraron “muy interesante” la charla con Miranda Somma.

Profesora destituida

El coronel Gustavo Vila, uno de los militares retirados entrevistados, dijo a los capitanes Néstor Laluz y José Blanco que Uruguay vivió una “guerra civil” y les dejó varias preguntas abiertas, entre ellas la de determinar si la pobreza es o no es una forma de violencia.

De acuerdo con Vila, respecto de la “historia reciente”, todos los actores sociales y políticos tuvieron “arte y parte” y “todos tienen que asumir una cuota de responsabilidad, no dejando sólo a los dos demonios”.

Otro de los entrevistados, el coronel retirado Ulysses Prada, manifestó a los oficiales que lo entrevistaron que decir que el MLN fue derrotado en 1972 es un “latiguillo”. “A mí nadie me leyó en el 72 que los tupamaros estaban derrotados, nadie me dijo ‘Prada, vaya tranquilo a su casa que la subversión está derrotada’. En aquel momento nadie sabía, no estaban las cosas claras”, dijo, según citaron sus entrevistadores. Prada dijo que el principal error de las Fuerzas Armadas “fue la falta de un marco ético jurídico de actuación”.

Las entrevistas a las víctimas o sus hijos fueron presentadas sin nombres propios, aunque algunas identidades eran fácilmente deducibles.

Uno de los entrevistados fue Diego Burgueño, hijo del civil que fue muerto cuando el MLN copó la ciudad de Pando el 9 de octubre de 1969.

Los capitanes José Montero y Neldo Rodríguez presentaron una entrevista a una docente de historia, socialista y sindicalista, que estuvo presa cuatro meses y luego fue destituida, y que se debió ganar la vida durante 11 años en tareas ajenas a su legítima profesión. Hoy tiene 83 años y trabaja en la reivindicación de las víctimas de la dictadura en Canelones, dijeron.

La charla con la docente destituida se prolongó durante cuatro horas y media. Según relataron los capitanes, la profesora agradeció la entrevista y dejó constancia de que rechaza toda violencia, sin importar su ideología, y puso como ejemplo la represión a los estudiantes que costó vidas y el asesinato de los cuatro soldados ametrallados por el MLN en 1972.

Entre la veintena de entrevistas presentadas, una de las más polémicas fue a un oficial, hijo del militar que murió a causas de las heridas que recibió el 17 de abril de 1972, cuando fuerzas de seguridad tomaron la seccional 20 del Partido Comunista. En esa oportunidad ocho militantes comunistas fueron muertos, ejecutados, según se ha denunciado. El entrevistado, en cambio, descree de esa “versión” y también de una autopsia histórica, realizada años atrás, según la cual su padre fue abatido por sus propios compañeros.

Los oficiales que presentaron esta entrevista no hablaron de las ocho víctimas del Partido Comunista. Se limitaron a decir que “hubo guerrilleros que también cayeron”.

El comandante Fregossi cerró el evento, que se extendió durante más de cuatro horas. “El proceso que iniciamos se orientó como objetivo principal a la interna, a nuestros oficiales, a nuestra gente y a generarles un espacio de estudio a los mismos. Lo demás vendrá por añadidura. Pero no está en este momento en nosotros el atribuirnos un rol que trascienda el del Ejército”. Se trata de transmitir, agregó, “determinados valores institucionales que aseguren el futuro de la institución. Y nada más permanente que hacerlo a través de la educación”.

En octubre se espera que los tenientes coroneles que están participando en este proceso presenten las monografías en las que están trabajando. Algunos de ellos ya han entrevistado a los expresidentes Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y José Mujica.

En noviembre, el proceso tendría una culminación con la presentación de un nuevo plan de estudios para las escuelas de oficiales.

“No sé si hubo dos demonios”

El ministro de Defensa Nacional, Javier García, también habló durante la jornada académica y dijo –sin nombrarlo- que el MLN debería imitar al Ejército.

“Estamos hablando del pasado, pero sin que el objetivo sea el pasado. Es un pasado muy complejo (…) Dos demonios, un demonio… Yo no sé si hubo dos demonios, lo que me queda claro es que no todos fueron ángeles”, afirmó.

“El Ejército Nacional –continuó- está analizando esta historia, con apertura, con pluralidad, con respeto. (…) Así como el Ejército como institución está haciendo esta actividad, también haría falta que otras personas del ámbito político, que estuvieron y fueron protagonistas en esta época, que estuvieran en esa discusión de la que hablaba hoy el profesor Caetano, en el terrorismo, que no eran de Estado, pero después fueron Estado, también tengan la capacidad de reconocer la violencia que ejercieron. Y también reconocer los crímenes cometidos. No en virtud del pasado, sino en virtud de que es una buena cosa para adelante. No solo de reconocerlo, de dejarlo de reivindicar”.

García apoyó los dichos de la decana María Simón de que es necesario “trabajar para la construcción de la verdad”.

 

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