Ex torturados frente a militares

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Ex presos reconocieron cuartel donde fueron torturados; los recibió pelotón con uniformes antimotines, que la jueza hizo retirar

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“Reconocer visualmente un lugar donde estuviste todo el tiempo encapuchado es como una paradoja”, dijo a la diaria Carlos Toto Núñez, uno de los ex presos políticos que ingresaron el viernes al cuartel del Batallón de Ingenieros de Combate Nº 4, ubicado en la zona de la Laguna del Sauce, en Maldonado, a hacer un “reconocimiento” de la unidad donde estuvieron detenidos y fueron torturados durante la dictadura cívico-militar. La actuación fue ordenada por la jueza letrada de 4º Turno de Maldonado, Adriana Morosini, que investiga en una causa unificada una serie de denuncias por “secuestros, torturas y desapariciones parciales” perpetradas desde abril de 1975 en ese cuartel, presentadas en distintas comisarías del departamento en 2011.

En la segunda mitad de ese año, un grupo de militantes llamó a “denunciar masivamente delitos de lesa humanidad” en comisarías del país. Algunas de esas denuncias fueron derivadas a juzgados. Otras no.

El viernes, además de los ex presos, la jueza y el fiscal de la causa, Rodrigo Morosoli, ingresaron al predio militar los abogados de los denunciantes y dos abogados de los denunciados, entre los que hay tres civiles. Se trata de médicos que, durante las sesiones de tortura, se encargaban de revisar el “estado” de los interrogados para “comprobar si se podía seguir o no con la tortura”, explicó Núñez.

El ex preso político contó de la molestia que sintieron cuando, al entrar al cuartel, se percataron de la presencia de un grupo de militares uniformados como policías antimotines, “con cascos, rodilleras, cachiporras, escudos y lentes negros al estilo Guardia Republicana”. Según Núñez, la jueza pidió de inmediato que se retiraran de la vista de los visitantes. “Es como una presión que, aunque uno no la sintiera, es como meterte la pesada. Ella hizo retirar esa guardia antes de que entráramos, y después, adentro del batallón, también les pidió a algunos militares que se quedaran afuera de los lugares a los que entramos”, agregó.

Núñez dijo que la magistrada les preguntó sobre los sitios donde estuvieron detenidos y fueron torturados. “Estuvimos en dos lugares: la mayoría en una cuadra del batallón, y algunos estuvimos en una carpa grande, y cuando entramos ubicamos esos lugares enseguida. Nos preguntaron también si podíamos recordar voces, pero lo que pasa es que reconocemos las voces, no tanto de los tipos que nos torturaban, sino las voces de los soldados, porque eran los tipos con los que estábamos todos los días”, explicó.

El ex preso contó que recordaron cosas que afuera pensaban que no iban a recordar. “Enseguida que entré al batallón, a mano izquierda de la entrada, vi un monolito y me acordé de que habían plantado un monte en el que cada árbol representaba a cada uno de los soldados caídos en la lucha contra la subversión. El 18 de mayo de 1975 vino a a inaugurar eso el general Gregorio Álvarez, que era en ese momento el jefe de la División de Ejército IV, de la que formaba parte el batallón. Fue un día que nos tuvieron para arriba y para abajo, y nos pegaban y nos hacían correr para aquí y para allá. Y después varias compañeras mujeres también se acordaron de ese detalle. No sé si son detalles que aportan a la causa, pero fue de lo que nos fuimos acordando”, relató Núñez.

El ex preso político espera que el reconocimiento “tenga importancia para la causa”, pero deslizó críticas sobre el procedimiento: “Creo que ya hay más que suficientes pruebas con los dos tomos escritos por Álvaro Rico; hay documentos, fotos, testimonios, como para estar sometiendo a gente mayor como nosotros a todo esto. Es como un ejercicio masoquista, que si hay que hacerlo, hay que hacerlo, pero se podría evitar”.

Sobre el proceso de la causa, Núñez dijo que se convocó tres veces a instancias de reconocimiento presencial de varios de los acusados, pero se suspendieron porque los abogados defensores interpusieron recursos, una estrategia que aplican en todas las causas.

Entre los detenidos en el Batallón de Ingenieros de Combate Nº 14 estaba Eduardo Mendello, secuestrado en Piriápolis y muerto en tortura en esa unidad militar el 9 de marzo de 1976, y otros que aún permanecen desaparecidos.

 

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