Bolivia: las movilizaciones de solidaridad

Los movimientos de solidaridad con el pueblo boliviano, y el apoyo a su Presidente Evo Morales se realizan exigiendo, el paro de las represiones y verdaderas matanzas que el gobierno de facto realiza en Bolivia

“Lo único que queremos es que vuelva Evo”

Multitudinaria marcha a

Plaza de Mayo

contra el golpe en Bolivia

19 de noviembre de 2019

Con una marcha y un festival, el centro porteño y la Plaza de Mayo se embanderaron con los colores de Bolivia y de la wiphala, en repudio al presente boliviano, y un solo grito : PAREN DE MATAR

Mientras en Bolivia se cuentan ya 24 muertos y más de 700 heridos desde el inicio del golpe, y desde México Evo Morales anuncia que quiere volver a su país y terminar su mandato, pero que retirará su candidatura, en la Argentina una marcha y un acto multiplicaron el grito unánime: No al golpe de Estado. Y también: Paren de matar. Decenas de miles de manifestantes, muchos de ellos de la comunidad boliviana en la Argentina, marcharon con banderas de Bolivia  y con wiphalas. También con carteles en apoyo a Evo Morales, o en recuerdo de los jóvenes cocaleros masacrados en Cochabamba la semana pasada. Tras marchar por Avenida de Mayo, concluyeron en la Plaza, donde transcurrió un festival organizado por el “Comité Argentino de solidaridad con Bolivia”, que nuclea a diferentes organizaciones sociales, políticas, culturales, sindicales y de derechos humanos.

Desde el escenario se leyó un documento “en contra del golpe de estado, del fascismo, del racismo, y por la democracia, la igualdad y la paz en nuestro continente”. Además Morales envió un video desde la ciudad de México, donde se encuentra asilado, donde celebró que “el pueblo está movilizado para acabar con la dictadura y su participación tan unida nos alienta el alma”. El comité quedó conformado de forma oficial y anunciaron que seguirán llevando adelante acciones en contra del golpe de Estado en curso.

La movilización comenzó durante el mediodía, cuando los manifestantes caminaron desde 9 de Julio y Avenida de Mayo hasta el escenario que se montó frente a Casa Rosada. Algunas mujeres de pollera gritaban consignas como “Evo, hermano, el pueblo está contigo”, o “la whipala se defiende carajo” y otros acompañaban tocando sikus. “Si el hambre y la represión son ley, la rebelión es justicia”, decía uno de los carteles que sostenían. “Estamos indignados por lo que está pasando en nuestro país con la autoproclamada presidenta Jeanine Añez. Es realmente insólito y no respeta la constitución nacional. No queremos que corra más sangre en Bolivia”, dijo una de las manifestantes bolivianas que hace un tiempo vive en Buenos Aires.

Entre las agrupaciones presentes estuvieron Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S., la Liga Argentina por los Derechos Humanos, APDH, CTA, CGT, ATE Capital, Barrios de Pie. También referentes como el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez EsquivelLita Boitano de Familiares, diputados de la oposición, líderes sindicales y, con su música, artistas como Teresa ParodiGuillermo FernándezMalena D’ Alessio y el Ballet Amerindia (otros artistas anunciados, como Bruno Arias y la banda Arbolito, no llegaron a actuar porque entrada la tarde la tormenta interrumpió el acto).

Cerca de las 16 horas y antes de la tormenta, fue reproducido el video de Morales en una pantalla montada en el escenario. “Quiero agradecer por la solidaridad que existe en el marco de la hermandad, que expresa el repudio al golpe de Estado en Bolivia”, subrayó el dirigente, y expresó que “duele mucho que a nuestros hermanos los estén matando y los lleven detenidos. Y duele que el equipamiento que dimos durante nuestro gobierno a las fuerzas armadas es el que ahora usan en contra del pueblo boliviano”. Para finalizar, el mandatario indicó: “expresamos toda nuestra admiración por esta gran movilización en defensa de la vida, la democracia y en defensa de la Patria Grande”.

En diálogo con Página/12Pérez Esquivel enunció que “venimos a solidarizarnos con el pueblo boliviano y con Evo. Además queremos denunciar que el rol de la OEA fue nefasto, hay que pedir la renuncia de Luis Almagro cuanto antes, porque es un golpista”. “Detrás del golpe en Bolivia están los intereses de Estados Unidos, y considero que también van a intentar aislar al próximo gobierno de Argentina. Hay que estar atentos a los golpes que se vienen sucediendo en el continente, porque tienen como objetivo principal barrer nuestras democracias”, evaluó.

Hugo Yasky, diputado y Secretario General de la CTA, fue uno de los que estuvo presente en el escenario cuando leyeron el documento que fue consensuado por las diferentes organizaciones que forman parte del Comité en defensa de Bolivia. “La movilización del pueblo es lo único que puede significar un freno a las derechas violentas y a las minorías que se declaran superiores que detrás de la biblia. Los intereses que se esconden son los del petróleo, el gas y el litio”, dijo el dirigente sindical. “Lo que sucede en Bolivia es un golpe de Estado que recoge lo peor de la tradición de la derecha en América Latina. Ante el intento de poner un manto de ocultamiento para que la represión, violencia y asesinatos sigan ocultos, tenemos que seguir en la calle para que vuelva en Bolivia el Estado de derecho. Y para demostrar que cuando quieren masacrar a nuestros pueblos en América Latina, no miramos para otro lado”.

Frente a la Casa Rosada una nena, con ayuda de su mamá, colgó de las rejas un cartel que hizo con sus propias manos y que decía “no lastimen más a Bolivia”. “No queremos que corra más sangre en nuestro país. Nosotros somos inmigrantes pero tenemos familia en Cochabamba y todos los días nos llaman llorando y nos cuentan que les falta alimento, que no pueden salir de sus casas y que están guardados y con miedo porque los que andan por la calle le pegan a la gente como nosotros”, contó la mujer. “Vengo de una madre ‘de pollera’ y ellas están siendo las más ultrajadas”, detalló también. Con lágrimas en sus ojos, al igual que la mayoría de los bolivianos que pronuncian el nombre “Evo”, dijo que “él hizo mucho por Bolivia y por nosotros, los más pobres”. “Lo único que queremos es que vuelva Evo”, concluyó. Y el pedido fue unánime. 

Informe: Melisa Molina.

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Opinión

La wiphala, mucho más que

una bandera

19 de noviembre de 2019

Por Adriana Meyer

Es un cuadrado de tela, que contiene a su vez cuadrados, los lados deben ser iguales, es la diversidad representada con los colores del arcoiris. Cuelga de algunos balcones porteños, fue izada junto a la bandera argentina en algunas escuelas y hasta en la terraza del ministerio de Economía, frente a la Casa Rosada. Los organismos de derechos humanos convocaron a un wiphalazo y Plaza de Mayo se volvió multicolor. El concepto etimológico de Whiphay es triunfo, y laphaqi, que es fluir en el viento, ambas palabras de lengua aimara.

¿Cómo nos reconocemos?, ¿somos pueblo? ¿somos indígenas?, son algunos de los interrogantes que surgen con el subcontinente convulsionado. “La wiphala no es una bandera, los colonizadores que nos robaron las tierras trajeron banderas y simbolizan la desigualdad. Cada color es un símbolo de la Pacha Mama, la madre naturaleza. Es un emblema de lucha y resistencia de los pueblos indígenas”, explica Anahí Sarapura, que es docente universitaria y trabaja con chicxs en situación de riesgo, en Ezpeleta. “Soy guaraní por mi mamá, quechua y aymara de parte de mi papá”, dice a Página/12.

En el teatro del palacio donde funciona el Instituto Bernasconi, durante los actos de la Escuela 4 Enrique Banch, alumnos, familias y docentes aplauden el ingreso de dos banderas y un emblema: la argentina, la de la Paz y la wiphala. No es de ahora sino desde hace varias décadas. Sin embargo, cuando estudian sobre los pueblos originarios sus manuales aún muestran imágenes de indios con plumas y taparrabos. “Cuando nos nombran originarios están tapando al movimiento indigenista, por nuestra sangre corren muchas identidades y culturas, somos plurinacionales porque convivimos con otros pueblos y naciones. Más allá de nuestro origen podemos vivir en la actualidad en cualquier lado, somos diferentes pero somos iguales, también usamos celulares”, explica con paciencia Aymara Choque, abogada y docente en la Facultad de Derecho. 

Sarapura y Choque acuden a muchas escuelas, y tras el golpe en Bolivia la demanda aumentó. “Tengo dos brazos y dos ojos, igual que ustedes”, dicen ante las preguntas de chicos y chicas de cuarto grado, que ya aprendieron la diferencia “Quechuas, aymaras y guaraníes creemos en la cosmovisión de la naturaleza, en honrar a la Pacha Mama, la vida, los animales. Acá en la wiphala estamos todos, los pueblos originarios de América, está la tierra, el mar, el sol, ustedes y el universo, por eso la oposición al quemarla hizo reaccionar a todos los hermanos”, dicen.

A pocas horas de la renuncia de Evo Morales y la autoproclamación de Jeanine Añez, los alteños marcharon hacia La Paz reivindicando los símbolos indígenas, en particular la wiphala, que había sido motivo de ataque por parte de los golpistas, que las quemaron, las pisaron y descolgaron de edificios públicos, y sectores de la propias fuerzas policiales, que las arrancaron de sus uniformes. Varios aclaraban que la wiphala no es la bandera del MAS, el partido de Evo Morales.

Añez hizo su siguiente aparición pública rodeada por ambas insignias, y tuvo que hacer un llamado a respetar los símbolos patrios ante los episodios de quemas o daños a la Wiphala en diferentes puntos del país, un desagravio del emblema indígena.

Las wiphalas tienen 49 cuadrados, pero no son todas iguales: el blanco del centro puede ser rojo, azul o verde según la región. “No somos adaptaciones a lo moderno, somos seres humanos que andamos en subte, somos parte de una evolución, no juzgamos al que nos desconoce o nos considera primitivos, venimos a contarles para que nos conozcan mejor”, expresan Sarapura y Choque ante las y los estudiantes.

Los mapuche se consideran una misma nación a ambos lados de la cordillera, y su resistencia en Chile parece haber provocado, luego de décadas de mirarse con desconfianza, una identificación con quienes hoy se rebelan en las calles. Por eso hay tantas banderas, esa sí lo es, mapuches como chilenas en las marchas, en medio de los gases y sobre los monumentos de los genocidas de los pueblos originarios, como Pedro de Valdivia, que están siendo derribados. En Bolivia la wiphala es el emblema que acompañó doce años a la bandera nacional. Podrán pisarla y quemarla ofendiendo a toda comunidad indígena del continente, pero sólo provocarán que se multiplique.

 

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