Boric, el más jóven presidente de Chile, asumio el mando.

El progresista Gabriel Boric asume

como el presidente más joven

de la historia de Chile

11 marzo 2022

El país comienza una nueva era con el primer mandatario que no forma parte de los dos grandes bloques de centro que han gobernado desde el retorno a la democracia en 1990

El progresista Gabriel Boric asumió este viernes la Presidencia de Chile en una solemne ceremonia en la ciudad costera de Valparaíso a la que acudieron parlamentarios de todos los partidos y un nutrida representación de jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo.

En el Salón de Honor del Senado, el nuevo presidente de la cámara, el socialista Álvaro Elizalde, le impuso la banda presidencial a Boric, que con apenas 36 años y un mes se convierte en el mandatario más joven de la historia del país.

Con una enorme sonrisa, que le acompañó desde que entró en la sala de honor y una emoción que no pudo contener, el líder progresista subió al estrado donde recibió un abrazo de su predecesor, saludó a los militares y representantes allí presentes y prestó juramento sin corbata.

“Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí, prometo”, dijo Boric, en un gesto más de hombre procedente de la localidad austral de Magallanes, concienciado con la diversidad étnica y nacional e indígena de Chile.

Después, Boric firmó las distintas actas protocolarias y recibió de manos del presidente saliente, Sebastián Piñera, la piocha (estrella) de O’Higgins, símbolo del poder en Chile, que le prendió en una banda presidencial que Boric encargó coser a un sindicato de costureras salido del estallido social, las protestas populares que en 2019 incendiaron el país.

La banda le fue impuesta por el nuevo presidente del Senado, el socialista Álvaro Elizalde, que fue elegido apenas una hora antes de la ceremonia tras una agria discusión en la cámara.

Antes de la ceremonia, a la que Boric llegó de la mano de su pareja, Irina Karamanos, -ambos visiblemente llenos de emoción- el ya presidente de la República se tomó la fotografía oficial en el palacio de Cerro Castillo, una ocasión igualmente llena de símbolos en favor de sus líneas maestras de acción: ecologismo, feminismo, economía social y diversidad.

Antes de abandonar la sala y recorrer la calles de Valparaíso en coche descubierto rumbo a Viña del Mar, los nuevos ministros prometieron y jugaron su cargo en el Congreso ante la constante sonrisa de Boric, con la responsable de la cartera de Interior, la médica de 35 años Izkia Siches, como la primera y la primera mujer en ostentar este cargo.

Gabriel Boric asumió este viernes la Presidencia de Chile para el periodo 2022-2026, convirtiéndose con sus 36 años en el mandatario más joven de la historia del país.

«Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí prometo», dijo Boric para posteriormente levantar el puño izquierdo y firmar, tras un gran suspiro, su cargo como máxima autoridad del país austral en sustitución del conservador Sebastián Piñera.

Piñera entregó su banda presidencial al senador socialista Álvaro Elizalde, recién nombrado presidente del Senado, quien colocó posteriormente a Boric la suya.

Posteriormente Piñera colocó al flamante mandatario la piocha, una estrella de cinco puntas del libertador Bernardo O’Higgins que representa a la máxima autoridad del país austral, para cerrar el cambio de mando con un abrazo entre mandatario saliente y entrante.

La insignia metálica quedó colgada de la banda presidencial de Boric, confeccionada por costureras del Sindicato Revolucionario Textil de Chile.

Boric cantó el himno nacional con la mano en el corazón y a su termino se despidió dando la mano al ya expresidente Piñera, quien abandonó la sala del Congreso junto a su mujer entre aplausos.

La esperanza del bienestar

Boric pretende iniciar un camino hacia un Estado de bienestar al estilo de la socialdemocracia europea, para cumplir su palabra de convertir a Chile, donde el 1% de la población posee el 26% de la riqueza, en «la tumba» del neoliberalismo.

«Este es un gobierno que llega al poder en un clima político muy fragmentado, que no tiene mayoría parlamentaria y, por lo tanto, no tiene la posibilidad de hacer reformas muy radicales en el corto plazo», señaló a la AFP Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Chile.

Sin embargo, también «existe este optimismo que viene del proceso constituyente y un impulso por superar el neoliberalismo que yo creo que hoy día se ve con menos temor por los sectores incluso conservadores, porque hay una suerte de sentimiento antineoliberal en el mundo», agregó la académica.

A Valparaíso llegarán más de una veintena de invitados internacionales, entre ellos el presidente Alberto Fernández de Argentina, Pedro Castillo de Perú, el rey Felipe VI de España, así como las escritoras Gioconda Belli, de Nicaragua; y la ‘best seller’ chilena Isabel Allende, que integrará la comitiva de Estados Unidos, donde reside hace más de 30 años.

Demanda social y feminismo

El nuevo gobierno tendrá que dar respuesta a las demandas sociales por mejor salud, educación y jubilación, y reducir la desigualdad social, exigencias surgidas en el estallido social de octubre de 2019 que sacudió a un país que era considerado uno de los más estables de la región.

«Boric ha prometido diálogo para superar estos problemas y hay que ver si esta predisposición al diálogo se traduce en que la ciudadanía no se agote otra vez esperando soluciones», explicó a la AFP Rodrigo Espinoza, académico de la Universidad Diego Portales.

Otro reto será aunar apoyos para la parte final del proceso constituyente que este año debe convocar un plebiscito para aprobar o rechazar una nueva Constitución para reemplazar a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

El joven mandatario que prometió un gobierno «feminista» designó en 14 de los 24 ministerios a mujeres de las más variadas profesiones, perfiles y edades, con un promedio de edad de 42 años, marcando un cambio generacional en la política.

Convocó a dos exlíderes estudiantiles con los que marchó en 2011 por una educación gratuita y de calidad y con quienes compartió una curul en el Congreso: Camila Vallejos (33), su próxima vocera de gobierno, y Giorgio Jackson (35), el ministro a cargo de las relaciones con el Congreso.

«Se enfrentará a un Congreso hostil», sostiene Espinoza. El mayor desafío será «instalar un diálogo para superar las barreras legislativas» de modo que tenga «la capacidad de recaudación para poder sustentar un Estado de bienestar».

Vidas paralelas

Se da en Chile – y muchos analistas políticos extranjeros lo estimulan – el entusiasmo de buscar un paralelo entre este joven de 36 años y el expresidente socialista muerto en La Moneda el 11 de septiembre de 1973. A riesgo de caer en anacronismos, Allende sería en clave Boric como el espejo donde gustaría mirarse la izquierda. Roberto Bolaño hubiera descrito con maestría un diálogo imposible entre los dos. Horas después de su triunfo en segunda vuelta, el flamante presidente se topó con el busto del médico que resistió hasta sus últimas horas el golpe de Pinochet. Fue durante una invitación a la casa de gobierno que le hizo Sebastián Piñera. Después reflexionó sobre “sus sueños de un Chile mejor” que – puntualizó- “son los que vamos a seguir construyendo junto a todos ustedes”.

La metáfora de las grandes alamedas que utilizaba Allende es su desafío. La del hombre libre y una sociedad mejor. Boric no la tiene fácil ni mucho menos. Sus propias palabras lo comprometen. “Estamos decididos a jugárnosla para construir un país más justo, más digno, más seguro” dijo en campaña electoral. Habrá que ver si le da la correlación de fuerzas, con un Congreso atomizado donde no tiene mayoría y una Convención Constitucional como el reto más grande que lo espera en lo inmediato. El llamado plebiscito de salida del 12 de junio próximo definirá el futuro de la nueva carta magna. El voto será obligatorio. La única excepción desde 2012, cuando Piñera cumplía su primer mandato y lo derogó.

Símbolos y colaboradores

Boric, el exdirigente estudiantil, el ex diputado nacional, el ganador en la interna de la izquierda sobre el Partido Comunista, el político que desde ese espacio cuestionó a los gobiernos de Cuba, Venezuela y, Nicaragua, el presidente equilibrista que armó un gabinete de arco iris, cree en los simbolismos. Pero su permanencia en La Moneda le exigirá hechos concretos en un país demasiado desigual. Uno de esos gestos más fuertes es la designación de Maya Fernández Allende, la nieta del médico socialista derrocado en el ’73, en un puesto clave: el ministerio de Defensa. Socialista como su abuelo, es una bióloga y veterinaria nacida en 1971, una de las catorce mujeres que compartirán gabinete con diez hombres.

Uno de ellos es el ministro de Hacienda Mario Marcel, expresidente del Banco Central, un economista de la Universidad de Chile confiable para los mercados. Por ahora. La canciller de Boric será otra mujer, Antonia Urrejola, también cercana al PS, ex presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que comparte con el mandatario chileno su mirada crítica sobre los gobiernos de Latinoamérica que se oponen a Estados Unidos.

En las formas, está más claro hacia donde apunta el joven mandatario nacido en 1986, el año en que la Argentina ganó su último Mundial de fútbol. Alejado de ciertos protocolos, ahora más ecléctico que en su etapa de referente estudiantil – no tan lejana por su juventud-, Boric comenzará su gestión con una agenda bien terrenal, de convivencia o proximidad con su base electoral, donde se apoyará de movida para no tropezar.

Agenda cargada

El diario La Tercera publicó: “tras recibir la banda presidencial en el Congreso Pleno, el nuevo presidente optará por evitar tradiciones demasiado elitistas. Por ejemplo, no se realizará la tradicional gala en La Moneda con los invitados de otros países. Además, Boric mandó a hacer su traje para ese día a un sastre local y su banda presidencial al Sindicato Revolucionario Textil, como un gesto a las mujeres trabajadoras”.

Después vendrán, sí, las formalidades de etiqueta, de tradición republicana. Este viernes a las 12 recibirá la transmisión del mando de Piñera en el Congreso Nacional que funciona en Valparaíso, a poco más de 120 kilómetros de esta capital. Los dos protagonizarán un encuentro cumbre, pero distante de aquel que vivieron cuando el empresario gobernaba y él era un emergente en 2011 del movimiento estudiantil en Punta Arenas. Esa vez, el ahora presidente en retirada salió al cruce de una crítica del joven Boric con una frase que se le volvió en contra: “las decisiones políticas en un país democrático no se toman en las calles”. Su gobierno padeció las calles con infinitas movilizaciones. 2019 fue el principio del fin para su gestión, que apeló a la represión brutal de Carabineros hasta languidecer en La Moneda.

El dirigente de ascendencia croata, magallánico, cuyo abuelo llegó de la vieja Europa al sur chileno en busca de oro, ya transformado en presidente de Chile viajará desde Valparaíso a Santiago para un acto en la Casa de Gobierno. Lo trasladarán en helicóptero desde la Quinta Región y una vez en esta ciudad, transitará las calles a bordo de un tradicional Ford Galaxy descapotable de 1966 que la reina Isabel II de Inglaterra le regaló al gobierno chileno. Un símbolo de la industria automotriz en el que viajaron líderes históricos como Fidel Castro y la ex primera ministra de la India, Indira Gandhi.

En ese auto, como ya es tradición, hará el recorrido acompañado por la nueva ministra del Interior, Izkia Siches. La prestigiosa médica cumplió un papel clave durante la pandemia y fue su jefa de campaña. Entre encuentros con representantes extranjeros – está prevista una reunión bilateral con el presidente argentino Alberto Fernández – y los primeros momentos del día en Valparaíso, Boric continuará con una agenda de contactos cercanos con sectores que lo llevaron al gobierno. Se reunirá con referentes sociales de Valparaíso, participará de una oración pública este sábado con los pueblos originarios en Santiago – será su primera actividad oficial como presidente en ejercicio-, irá al Tedeum y el domingo estará en una actividad cultural en la comuna de La Pintana, gobernada por la alcaldesa feminista Claudia Pizarro.

VIDEO DE LA TOMA DEL MANDO DE LA PRESIDENCIA DE CHILE

 

DISCURSO EN LA MONEDA

Boric: “Estamos abriendo las alamedas

por donde pase el

hombre libre, y la mujer libre”

Citando a Salvador Allende y con un mensaje por el trabajo conjunto entre los líderes latinoamericanos, el mandatario se dirigió al pueblo.

11.03.2022

Gabriel Boric arribó al Palacio de La Moneda en el Ford Galaxie. Caminó hacia la sede del gobierno, con la mano en la banda presidencial, en la senda generada por las vallas que lo separaban de la multitud. 

A medida que avanzaba se acercó a saludar a muchos de los asistentes, firmando fotos y banderas, incluso la de su nativa región de Magallanes —la más al sur del país— que le dio una niña. 

Antes de ingresar por las puertas del palacio, desvío una última vez su camino y se acercó a la estatua de Salvador Allende Gossens, presidente de Chile entre 1970 y el 11 de septiembre de 1973, día en que el golpe de Estado liderado por Pinochet lo derrocó. 

Allende, un referente para el nuevo presidente, según sus propias palabras, murió esa misma jornada en el Palacio de La Moneda. 

Desde el balcón central de La Moneda, Boric se refirió a las calamidades que ha sufrido su país. “Ha debido atravesar terremotos, catástrofes (…) y violaciones a los Derechos Humanos, que nunca más se repetirán en nuestro país”, pronunció. 

“La emoción que he sentido hoy día al atravesar la plaza de la Constitución y entrar a este palacio es profunda. Son parte protagónica de este proceso. No estaríamos aquí sin las movilizaciones de ustedes”, expresó.

El mensaje al resto de América Latina

“Somos profundamente latinoamericanos, basta de mirar con distancia a nuestros países vecinos. Desde aquí, desde este continente, haremos esfuerzos para que la voz del sur se vuelva a escuchar firme en un mundo cambiante”, dijo. 

“Con los desafíos, la emergencia climática, los procesos migratorios, la globalización económica, la crisis energética, la violencia permanente contra las mujeres y disidencias. Tenemos que trabajar juntos, con nuestros pueblos hermanos como conversábamos hoy día con presidentes de otros países, nunca más mirarnos con desconfianza. Trabajemos juntos en América Latina para salir adelante juntos”, expresó Boric en su discurso a los líderes de la región.

Boric se reunió en la tarde con jefes de Estado y delegaciones de varios países latinoamericanos y de otras regiones, donde se sacó una foto oficial en el Palacio Presidencial de Cerro Castillo en Viña del Mar. En el momento del saludo de los mandatarios, se pudo ver al presidente Uruguayo, Luis Lacalle Pou, haciendo el saludo surfista, según se pudo ver en la transmisión en vivo de la investidura.

Lacalle Pou concurrió a Chile con el canciller Francisco Bustillo, que mantuvo reuniones con sus pares de Argentina, Ecuador y Chile, así como con el Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos. 

El recuerdo de 1973

“Por donde hablamos hoy, ayer entraban cohetes. Y eso nunca más se puede repetir en nuestra historia”, dijo el flamante mandatario desde el icónico balcón del Palacio de La Moneda, donde se encuentra emitiendo un discurso en el que hizo un breve repaso histórico de los hechos históricos que ahí se vivieron.

Desde discursos de Salvador Allende hasta “los horrores” de un “pasado oscuro”, recordó que será el presidente de “todos los chilenos”, revindicó los derechos de los chilenos, el ”clamor feminista”, entre otras luchas que marcaron la campaña del presidente progresista.

“Como pronosticara hace casi 50 años Salvador Allende, estamos de nuevo compatriotas, abriendo las alamedas por donde pase el hombre libre, el hombre y la mujer libre para construir una sociedad mejor. Viva Chile!”, concluyó su discurso el flamante presidente. 

El día más importante de Boric

Con 36 años y un mes, Boric se convirtió este viernes en el presidente más joven de la historia del país transandino. 

En el Salón de Honor del Senado, en Valparaíso el nuevo presidente de esa cámara, el socialista Álvaro Elizalde, le impuso la banda presidencial a Boric, quien con apenas 36 años y un mes se convierte en el mandatario más joven de la historia del país. Antes de asumir su cargo como jefe de Estado fue diputado y líder estudiantil. 

Con una enorme sonrisa, que le acompañó desde que entró a la sala de honor y una emoción que no pudo contener, el líder progresista subió al estrado donde recibió un abrazo de su predecesor, el conservador Sebastián Piñera, saludó a los militares y representantes allí presentes y prestó juramento sin corbata.

“Ante el pueblo y los pueblos de Chile, sí, prometo”, dijo Boric. 

Boric: “Venimos de las movilizaciones y

no vamos solos, sino con todos ustedes.

Es esencial que se hagan parte

de este proceso”

11 de marzo 2022

Emocionado, el presidente chileno señaló que el camino de los cambios no va a ser fácil.

“La emoción que he sentido al atravesar la Plaza de la Constitución y entrar a este Palacio de La Moneda es profunda, y necesito existencialmente compartirla con ustedes”, dijo Gabriel Boric en su primer discurso como presidente de Chile, dirigiéndose a la multitud que se reunió en la plaza para escucharlo hablar desde el balcón de la sede de gobierno. “Son parte protagónica de este proceso […] no estaríamos aquí sin las movilizaciones de ustedes”, agregó, en la que sería la primera de varias referencias al estallido social de 2019 y al movimiento estudiantil que lideró junto a varios de los que hoy integran su gabinete.

“No llegamos aquí sólo para llenar cargos y solazarnos entre nosotros […] llegamos aquí para entregarnos en cuerpo y alma al compromiso de hacer mejor la vida de nuestra patria”, consignó el mandatario. A continuación, mencionó las “caras” que vio en sus recorridas por Chile y varios de los temas que preocupan a los chilenos, y en particular a su electorado: la administración de las pensiones, hoy en manos de privados; el sistema de salud, cuyas debilidades quedaron particularmente expuestas en la pandemia; el agua, cuya privatización es motivo de reclamos; los detenidos desaparecidos durante la dictadura, “que no dejaremos de buscar”; la situación de las disidencias y diversidades de género, “que han sido discriminadas y excluidas durante tanto tiempo”; los pueblos originarios, “despojados de su tierra, pero nunca, nunca, de su historia”; la clase media “acogotada” por la situación económica. “Con ustedes es nuestro compromiso”, remató.

Gabriel Boric, luego de asumir la presidencia de Chile.

“Iniciar mi mandato es hacernos parte de una historia que nos excede a todos y, al mismo tiempo, le da forma, sentido y dirección a nuestra mirada”, subrayó Boric, para luego enumerar los avances de los últimos años, como la expansión de la educación pública, los derechos de las mujeres y las disidencias, la democratización del país y el reconocimiento de los derechos sociales. Y volvió a hacer referencia a la dictadura: “Aquí se escuchan los ecos de quienes anónimamente se han levantado contra la opresión, defendiendo los derechos humanos, exigiendo verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición”. “Estas paredes también han sido testigo del horror de un pasado de violencia y opresión que no hemos olvidado y no olvidaremos. Por donde hablamos hoy, ayer entraban cohetes, y eso nunca más se puede volver a repetir en nuestra historia”, agregó.

El recién asumido presidente de Chile señaló en varias ocasiones que el camino de los cambios no será sencillo. “No va a ser este gobierno el fin de esa marcha, vamos a seguir andando, y el camino sin duda va a ser largo y difícil”, dijo en un momento. “Vamos a vivir tiempos desafiantes y tremendamente complejos. Enfrentaremos crisis externas e internas, cometeremos errores, y esos errores los deberemos de enmendar con humildad”, añadió en otro tramo de su discurso.

En este sentido, Boric dijo que será un gobierno que estará en contacto estrecho con la gente y los territorios y que va a dialogar con la ciudadanía “para que sea parte también de las soluciones”. “Esto requiere cambiar [y que] la relación con las autoridades no sea de consumidores, que trabajemos juntos, que sean ciudadanos, que este sea el gobierno del pueblo”, pidió. “Hoy estamos acá, pero no nos olvidamos de dónde venimos, venimos de las movilizaciones y no vamos solos, sino con todos ustedes. Es esencial que se hagan parte de este proceso, porque no podemos hacerlo solos”, añadió.

Gabriel Boric, a la salida del Congreso, después de la ceremonia de investidura, el 11 de marzo, en Valparaíso, Chile

Delincuencia, migración, mapuches y Convención Constitucional

Boric también se refirió a algunos de los temas que, según las encuestas, preocupan más a los chilenos: la seguridad, los flujos migratorios en el norte del país, el conflicto en el sur y los avances de la Convención Constitucional.

“Vamos a enfrentar el problema de la delincuencia, enfrentando la desigualdad social, que es su origen, y también con una reforma de las policías que asegure su presencia en los lugares donde más se necesita y que aumente la efectividad de las investigaciones”, prometió el presidente.

“Enfrentaremos grandes desafíos en el norte y en el sur”, añadió Boric. Sobre los primeros, dijo que Chile va “a retomar el control de las fronteras” y va a trabajar con los países “hermanos” para regular los flujos migratorios; a su vez, pidió no olvidar que los migrantes “son seres humanos, por favor”. Sobre el sur, señaló que existe “un problema”, pero rechazó denominaciones como “la pacificación de La Araucanía” o “conflicto mapuche”: “Es un conflicto entre el Estado chileno y un pueblo que tiene derecho a existir” y que ha sufrido “décadas de abuso y despojo”; “trabajaremos para reconstruir la confianza […] tenemos que volver a encontrarnos”, anunció.

Simpatizante de Gabriel Boric afuera del Palacio Presidencial de Cerro Castillo en Viña del Mar, previo a la ceremonia de asunción del presidente chileno.

“En este primer año de gobierno nos proponemos acompañar de manera entusiasta nuestro proceso constituyente, por el que tanto hemos luchado”, dijo Boric. “Necesitamos una Constitución que nos una, que sintamos como propia, que ‒a diferencia de la que fue impuesta a sangre, fuego y fraude durante la dictadura‒ nazca en democracia, de manera paritaria, con participación de los pueblos indígenas”, subrayó. También pidió que unos y otros se escuchen: “Nos lo digo a nosotros mismos también: escuchemos de buena fe, sin caricaturas, para que el plebiscito de salida sea un punto de encuentro y no de división”

La referencia a Allende

“Asumo con humildad, con conciencia de las dificultades del mandato que me han confiado. Sólo en la construcción colectiva de una sociedad más digna podremos fundar una vida mejor para todos y todas”, dijo Boric sobre el cierre de su discurso, en el que también pidió diálogo, democracia y colaboración y rechazó la exclusión. “Sé que en cuatro años el pueblo de Chile nos juzgará por nuestras obras y no por nuestras palabras […] hoy era necesario hablar, mañana, todos juntos a trabajar”, llamó.

Boric concluyó su discurso mencionando y parafraseando a Salvador Allende, generando la última ola de grandes aplausos de la plaza colmada: “Como pronosticara hace casi 50 años Salvador Allende: estamos de nuevo, compatriotas, abriendo las grandes alamedas por donde pasen el hombre y la mujer libre para construir una sociedad mejor. Seguimos. ¡Viva Chile!”.

Relaciones internacionales

Boric también hizo referencia a la relación con los demás países de América Latina y a la invasión de Rusia a Ucrania.

“Basta de mirar con distancia a nuestros países vecinos: somos profundamente latinoamericanos”, reclamó, antes de prometer “esfuerzos para que la voz del sur se vuelva a escuchar firme en un mundo cambiante” y para desarrollar un trabajo “en conjunto con los pueblos hermanos”. “Nunca más miraremos en menos, con desconfianza; trabajemos juntos para salir adelante juntos”, pidió.

En una referencia indirecta a la invasión de Rusia a Ucrania (y después de que la ahora coalición de gobierno fuera cuestionada por su posición con respecto a Venezuela o Cuba, entre otros), aseguró que “Chile promoverá siempre el respeto de los derechos humanos, en todo lugar y sin importar el color del gobierno que los vulnere”.

Centro de Santiago durante la asunción de Gabriel Boric, como presidente de Chile

Boric y la potencia de lo nuevo

EDITORIAL

12 de marzo 2022

El mandato presidencial de Gabriel Boric en Chile comenzó ayer con una fuerte carga de esperanzas. Entre ellas, la de que logre superar viejos problemas con soluciones nuevas.

Boric, con 36 años cumplidos hace un mes, es el presidente más joven en la historia chilena y también el más joven del mundo. Esto es significativo en el marco general de renovación asociado con su éxito político, al frente de fuerzas que tienen pocos años de existencia, con una mentalidad notoriamente más moderna y una rica simbología de la diversidad y la equidad en su dirigencia. Pero también tiene otras connotaciones relevantes.

El nuevo presidente aprendió a hacer política a partir de su experiencia como dirigente estudiantil en las grandes movilizaciones de 2011, fue elegido diputado en 2013 y desempeñó un papel clave en el proceso que condujo de las protestas masivas iniciadas en octubre de 2019 a la elección, en mayo pasado, de la actual constituyente.

Su tránsito desde la militancia social hasta la presidencia, infrecuente en América Latina, fue veloz. A un líder de la talla de Luiz Inácio Lula da Silva le llevó 23 años, desde la fundación del Partido de los Trabajadores hasta la asunción de su primer mandato. La celeridad con que Boric recorrió ese camino implica cercanías y capacidades de comprensión.

A menudo las fuerzas políticas progresistas latinoamericanas y sus principales dirigentes no han promovido, desde el gobierno, la organización social con autonomía y el involucramiento profundo en los cambios. Esto no es apenas la incorporación formal de representantes en la dirección de instituciones, y poco tiene que ver con la movilización subordinada.

Ha faltado la lucidez estratégica de asumir tensiones con el muy mentado “pueblo”, y de procurar que no sea sólo un receptor de beneficios del que se espera luego apoyo agradecido, sino que desarrolle su propia politización, sus capacidades de propuesta y de contralor, sus aprendizajes y maduraciones.

No hace tanto que Boric estuvo del lado social del mostrador, junto con buena parte de quienes hoy son sus colaboradores más cercanos en el gobierno. Esto le abre posibilidades de ocupar su posición actual de una forma distinta a las que han sido habituales, de construir articulaciones nuevas y de hallar en la diversidad más potencias que trabas.

También es deseable que intente y logre superar enfoques tradicionales de la disputa por la opinión pública. Muchas veces los gobiernos progresistas han jerarquizado en su agenda la necesidad de desactivar temores inculcados en buena parte de la población por sus adversarios derechistas. Les ha preocupado más mostrar lo que no son que probar lo que son.

Boric llegó a la presidencia impulsado por un amplio y hondo descontento social con las desigualdades, arraigadas en la mercantilización de bienes y servicios básicos y perpetuadas por ella. El avance gradual y la negociación son requisitos de inteligencia política, pero no fines en sí mismos. Lo crucial es, como dijo el día de su triunfo electoral, ampliar la democracia y responder a “las demandas de justicia y dignidad”.

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