MURIO DANIEL VIGLIETTI
A los 78 años, falleció Daniel Viglietti
30 • oct. • 2017
El músico y compositor Daniel Viglietti falleció hoy, a los 78 años, por complicaciones tras una intervención quirúrgica.
Viglietti fue uno de los máximos exponentes del canto popular uruguayo. Había nacido en Montevideo en 1939 y a lo largo de su carrera musicalizó poemas de varios escritores, como Federico García Lorca, Nicolás Guillén, Rafael Alberti y César Vallejo, entre otros.
“A desalambrar”, “Gurisito”, “Canción para mi América” y “Milonga de andar lejos” son algunas de las canciones más conocidas del extinto músico.
VIGLIETTI
30 de octubre de 2017
Falleció Daniel Viglietti, un referente del canto popular uruguayo
El cantautor uruguayo Daniel Viglietti falleció este lunes 30 de octubre a los 78 años a raíz de diversas complicaciones que sufrió en medio de un intervención quirúrgica a la cual estaba siendo sometido.
Daniel Viglietti, un referente del canto popular uruguayo, falleció este lunes mientras estaba siendo sometido a una intervención quirúrgica.
Músico, compositor, cantante, guitarrista y docente, nació en Montevideo el 24 de julio de 1939 en el seno de una familia de músicos. Su madre era la pianista Lyda Indart, y su padre el guitarrista César Viglietti.
Estudió guitarra con los maestros Atilio Rapat y Abel Carlevaro, con quienes adqurió una sólida formación como concertista para luego dedicarse, a comienzos de los años 60, a la música popular.
Su primer disco fue: “Impresiones para canto y guitarra y canciones folclóricas” del año 1963, a la que le siguieron diversas producciones hasta el golpe de Estado cívico militar del 27 de junio de 1973. Sus composiciones tienen un hondo contenido social y de protesta.
Viglietti cayó preso en 1972, a raíz de lo cual comenzó desde el exterior una campaña por su liberación la que estuvo encabezada por figuras de renombre internacional tanto de la cultura como de la intelectualidad y de la política, tales como: Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer.
Había participado en la edición del ANTEL Fest, que se realizó hace un mes en Piriápolis y tenía previsto realizar otros conciertos en el interior del país.
Como periodista se desempeñó en Marcha y luego en Brecha. También en programas musicales en El Espectador y Tv Ciudad.
Su velatorio será en el teatro Solís de 10 a 14 horas.
Falleció mientras era intervenido quirurgicamente tras sufrir un infarto. Muere Daniel Viglietti, uno de los últimos exponentes del canto y la poesía uruguaya
De manera imprevista y a los 78 años, murió ayer Daniel Viglietti, uno de los últimos representantes del “canto popular uruguayo” y uno de los mayores compositores de nuestro país. Viglietti creció influenciado por la música que siempre estuvo presente en su hogar. Nació el 24 de julio de 1939 en el seno de una familia de músicos —su madre era la pianista Lyda Indart, y su padre el guitarrista Cédar Viglietti— por lo cual desde niño entra en contacto con la música clásica y popular. Esto lo llevó a estudiar guitarra con los maestros Atilio Rapat y Abel Carlevaro, adquiriendo así una sólida formación como concertista para luego dedicarse, en los años 1960, principalmente a la música popular.
Por aquella época donde estaba ferviente el eco de la revolución cubana, Viglietti desarrolla una intensa actividad como autor-compositor, cantor, docente y locutor en radio, que se inscribe en una creciente movilización popular en Uruguay. Participa en el semanario Marcha, y crea y dirige el Núcleo de Educación Musical (Nemus). Su primera obra discográfica es “Impresiones para canto y guitarra y canciones folclóricas” de 1963, a la que le seguirán cinco producciones más hasta 1973. Durante esa época, y en el marco de la lucha popular, Viglietti es detenido en 1972. La campaña por su liberación desde el exterior fue encabezada por nombres como Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer.
Tras ser liberado y al poco tiempo, en 1973, comienza su exilio en Argentina, que después continuará en Francia, país donde vivió por 11 años. Durante el exilio, se deidca a recorrer el mundo para denunciar ala dicadura uruguaya y als canciones que compone estarán plasmadas en en un disco grabado en vivo, titulado “Trabajo de hormiga”.
Su exilio termina con su regreso a Montevideo el 1 de septiembre de 1984, donde es recibido por miles de personas en un recital que recuerda como “el más emocionante en 40 años de carrera”.
Tras el retorno, uno de sus trabajos más especiales es el titulado “A dos voces” con Mario Benedetti en 1985, reflejo discográfico de numerosos recitales realizados junto al gran poeta uruguayo durante el exilio compartido por ambos.
Otro hecho que alejó a los uruguayos de su música, fue que tras regresar al país, su sello editorial (Orfeo) había pasado a manos transnacionales, por lo cual su obra anterior a la dictadura no estaba disponible y no se pensaba reeditar. Recién en 1999, después de un largo juicio, Viglietti logra recuperar sus derechos. Remasterizados por él mismo, sus discos de los años 1960 y 1970 son entonces reeditados en CD por el sello Ayuí / Tacuabé.
Viglietti también se preocupó por la música latinoamericana. Recopiló en un extenso archivo musical al que denomima “Memoria Sonora de América Latina”, entrevistas a músicos y escritores realizadas en un lapso de 40 años de trabajo.
Entre sus composiciones más conocidas están A desalambrar, Canción para mi América, Milonga de andar lejos y Gurisito. Su obra tiene proyección mundial, siendo interpretada por cantantes de varias nacionalidades, como Víctor Jara, Amparo Ochoa, Isabel Parra, Joan Manuel Serrat, Alí Primera, Mercedes Sosa, Chavela Vargas y Soledad Bravo entre muchos otros.
31 de octubre de 2017
La muerte de Daniel Viglietti, un referente de la cultura latinoamericana
Guitarra, voz y poesía para resumir a un artista único
En su discografía se encuentran los mensajes que le valieron la cárcel y el exilio, pero también una especial sensibilidad que iba más allá de un mero panfleto. Sus restos serán velados en el Teatro Solís de Montevideo, donde se espera una enorme despedida popular.
Por Santiago Giordano
Ayer, a los 78 años, murió Daniel Viglietti, una de las voces cardinales del canto popular uruguayo y de la canción americana. Murió mientras era sometido a una intervención quirúrgica en Montevideo, la ciudad donde nació en 1939 y donde había regresado tras la ignominia del exilio de los años de la dictadura, que transcurrió primero en Argentina y luego en Francia entre 1973 y 1984. El músico y compositor uruguayo Ruben Olivera dijo a través de la agencia de noticias DPA que Viglietti “no tenía problemas cardíacos”, por lo que la muerte tomó a todos por sorpresa, incluso a sus afectos más cercanos. Su cuerpo será velado hoy hasta las 14 en el Teatro Solís.
Autor inspirado y enérgico, cantor de voz profunda y firme, guitarrista de notables recursos, Viglietti es por sobre todo el creador de canciones instaladas decididamente en la memoria latinoamericana. “A desalambrar”,” Gurisito”, “Milonga de andar lejos”, “Yo no soy de por aquí”, por ejemplo, son temas que la historia siempre devuelve, cuando la realidad reprograma alguna de las formas de la infamia. Musicalizó además poemas de Nicolás Guillén, Federico García Lorca, Rafael Alberti, César Vallejo, Líber Falco y Mario Benedetti. En más de medio siglo de permanencia en los lugares selectos de la canción de autor latinoamericana, su obra logró una importante proyección mundial. Mercedes Sosa, Víctor Jara, Amparo Ochoa, Isabel Parra, Joan Manuel Serrat, Alí Primera, Chavela Vargas, Soledad Bravo, Leo Maslíah, Fernando Cabrera y Tabaré Rivero, por nombrar sólo algunos, rindieron tributo a la justa perfección de varias de sus canciones.
Viglietti nació en una familia de músicos. Su madre, Lyda Indart, era pianista y César Viglietti, su padre, guitarrista. Daniel recibió una sólida formación académica, si bien de alguna manera siempre hubo música popular en su vida –su padre fue un investigador reconocido del folklore uruguayo en general y de la guitarra uruguaya en particular–. Daniel estudió guitarra primero con Atilio Rapat y más tarde con Abel Carlevaro y a la hora de elegir, ya iniciada la década de 1960, el trovador desplazó al concertista, aunque el segundo ya había definido el estilo del primero.
Fue entonces, con veintipico de años, que Viglietti comenzó una producción febril como autor, compositor e intérprete, además de trabajar como docente, locutor de radio –oficio que también había sabido cultivar Alfredo Zitarrosa– y periodista. Eran los años en los que el pensamiento progresista uruguayo se enfilaba en el semanario Marcha, cuyo secretario de redacción era Juan Carlos Onetti y donde escribían, además del mismo Viglietti, Mario Benedetti, María Ester Gilio, Ángel Rama, Mario Vargas Llosa, Manuel Maldonado y los hermanos Denis y Roberto Fernández Retamar, entre otros. Eran los años también del Núcleo de Educación Musical (Nemus), que tuvo a Viglietti entre sus artífices y de una idea de arte popular que se cumplía en obras como Impresiones para canto y guitarra y canciones folclóricas, el primer trabajo discográfico del guitarrista, donde combina un ciclo de canciones propias de cierto respiro académico, con obras de Atahualpa Yupanqui, Horacio Guarany y otras canciones propias más ligado al universo del folklore, que por esos años tenía el epicentro de su boom comercial en Argentina, fenómeno a cuya influencia Viglietti no fue ajeno. En ese primer disco está por ejemplo “Canción para mi América”, esa que dice “Dale tu mano al indio, dale que te hará bien”, el primero de los temas perdurables de un cantautor comprometido con la realidad, desmesurado en una rabia que expresaba con equilibrada belleza.
De ahí en más su personalidad artística se desarrolló en cinco discos hasta 1972, año en el que la represión a los movimientos libertarios se hizo intensa y planificada en toda Latinoamérica, y en Uruguay culmina en el golpe cívico militar de junio de 1973. Viglietti cayó preso. Su detención despertó una campaña de reclamo por su liberación que fue impulsada por personalidades de la cultura y la política a nivel internacional como Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer, entre otros. Liberado, partió hacia el exilio, del que regresó en 1984. Edita obras nuevas, entre ellas Trabajo de hormiga (1984) y A dos voces, con Mario Benedetti (1985), además de reeditar por el sello Ayuí / Tacuabé los discos anteriores a la dictadura, tarea que terminó recién en 1999, cuando después de un largo juicio pudo recuperar los derechos sobre los fonogramas que habían pertenecido al sello uruguayo Orfeo y absorbidos por empresas multinacionales.
Más allá del músico, el periodista y comunicador mantuvo siempre encendida su llama. Desde 1994 produjo y condujo el programa radial Tímpano? que en Uruguay se transmitía por Radio El Espectador de Montevideo, que fue retransmitido en Argentina (por Radio Nacional), Venezuela y Francia. Párpado, se llamó el programa de televisión que realizó desde 2004 en TV Ciudad de Montevideo. Fue importante también su tarea de investigación, preservación y difusión de la música latinoamericana a través de la construcción y desarrollo de lo que llamó “Memoria Sonora de América Latina”, un inmenso archivo que incluye, además de música, entrevistas a músicos y escritores realizadas a lo largo de su carrera en todo el mundo. ?En octubre de 2014 había recibido el premio “Noel Nicola” en “Casa de las Américas”, en La Habana y recientemente había participado en Vallegrande en el Encuentro mundial por los “50 años del Che en Bolivia”.
En la obra de Viglietti queda la memoria de una época aguda de la música latinoamericana. Entre el ser, el poder y el poder ser, queda la obra de un artista que recreó con talento sus convicciones. Una obra que en sus retumbos sigue interpelando: “Yo pregunto a los presentes/ Si no se han puesto a pensar/ Que esta tierra es de nosotros/ Y no del que tenga más”.
Falleció Daniel Viglietti
A los 78 años de edad
El músico Daniel Viglietti falleció este lunes a los 78 años de edad, en Montevideo. Autor referente de la música popular uruguaya, fue intérprete de versos ajenos y compositor de canciones memorables.
Nació en Montevideo en 1939. Era hijo del coronel y guitarrista Cédar Viglietti y de la pianista Lyda Indart.
Estudió con dos referentes históricos, como Atilio Rapat y Abel Carlevaro. A partir de 1960 se dedicó a la música, ofreciendo recitales y trabajando como docente y locutor de radio.
Su primer disco fue Impresiones para canto y guitarra y canciones folclóricas, editado en 1963. Su compromiso político con la izquierda le valió el exilio durante la dictadura.
Su primer destino fue Argentina y luego se radicó en Francia, donde residió durante once años. Regresó a Uruguay en 1984 y al año siguiente editó el trabajo A dos voces, junto a Mario Benedetti.
Su formación y el talento innato que tenía para captar y abordar cualquier complejidad musical hizo que pudiera navegar entre la canción popular y la música clásica con absoluta normalidad.
Compuso algunas de los temas más populares del cancionero uruguayo, como A desalambrar, Milonga de andar lejos, Gurisito y Yo no soy de por aquí. Como periodista, escribió en Marcha y en Brecha.
Viglietti, además, era un hombre de radio y televisión. Su programa Tímpano en radio El Espectador hizo historia y proponía ir al fondo de las sonoridades que más le atraían, que podían ir desde Franz Liszt a los Rolling Stones o las milongas de un lado y del otro del Río Uruguay. Párpado en TevéCiudad también apuntó a esa construcción visual y sonora.
El cantautor y docente Héctor Numa Moraes explicó en Visión Nocturna que “su arte era de un nivel único” y destacó su forma de elegir el repertorio de su creación. “Su conducta como ser humano siempre fue un ejemplo” agregó.
El velatorio será este martes entre las 10.00 y las 14.00 horas en el foyer del Teatro Solís.
Escuchar a Héctor Numa Moraes:
Numa Moraes sobre Viglietti: “para mí fue el uno, desde que lo conocí en el año 64”
“Desde que lo oí cantar fue un ejemplo”, manifestó el músico
Para mí fue el uno, desde que lo conocí en el año 64”, dijo el músico Héctor Numa Moraes tras conocer la noticia de la muerte de su colega Daniel Viglietti.
“Desde que lo oí cantar fue un ejemplo”, agregó.
También señaló que su deceso es “otro golpazo” y que le “cayó como un balde de agua fría” ya que había estado con él el sábado y nada hacía presagiar lo ocurrido.
Al resaltar aspectos de Viglietti, Numa Moraes destacó “su arte de un nivel absolutamente único”, “su gran cultura musical como guitarrista”, “su conducta como ser humano”, definiéndolo como “un tipo de una gran humanidad, solidario total”.
Y tanto y tanto que hemos cantado
Despiden restos de Daniel Viglietti
El cantante y guitarrista Daniel Viglietti será velado hoy desde las 10 a la 14 horas en el Teatro Solís. Tenía 78 años.
Falleció este lunes el cantautor uruguayo Daniel Viglietti, a los 78 años.
Según El País, el artista estaba siendo sometido a una operación cuando dejó de existir.
Viglietti, referente de la canción de protesta latinoamericana, había estudiado guitarra con Atilio Rapat y Abel Carlevaro.
Su trabajo Canciones para el hombre nuevo, de 1968, es uno de los discos más influyentes en la música popular iberoamericana, y algunas de sus canciones fueron versionadas por artistas como Víctor Jara, Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Leo Maslíah, Fernando Cabrera y Tabaré Rivero, entre otros.
Exiliado durante la dictadura, regresó al país en 1984, y desde entonces vinculó su obra indisolublemente a las causas populares.
Según supo Montevideo Portal, Viglietti será velado este martes en el Teatro Solís, entre las 10 y las 14 horas.
Sólo digo compañero
31 • oct. • 2017
A fines de 2015 publicamos que los uruguayos estábamos “extrañamente acostumbrados a contar con Daniel Viglietti entre nosotros”, como si pudiera ser normal, en algún país y en algún tiempo, que semejante artista anduviera por ahí, cruzarse con él por la calle, tener oportunidades de ir a verlo cantar y tocar como pocos, e incluso desaprovecharlas. Ahora resulta que ya no, que se murió ayer, menos de un mes después que su gran amigo Coriún Aharonián, y resulta también que seguirá con nosotros, que seguiremos con él.
Cuando cantaba no tenía edad. La memoria del cuerpo, ejercitada en la escuela exquisita de Abel Carlevaro, lo despojaba de los años y era cada vez el de siempre, como iluminado en integración perfecta con la guitarra, como si aquel mechón de pelo joven le cayera todavía sobre la frente.
La memoria del canto lo hacía contemporáneo, en un río incesante, de Atahualpa Yupanqui y de Buffy Sainte-Marie, de Chico Buarque y de Jorge Lazaroff, de Violeta Parra y de Rubén Olivera, de Bartolomé Hidalgo y de un gurí que está por animarse a inventar algo nuevo, porque siente que hace falta.
Hace un par de años, él comentó que en los años 60, con Los Olimareños, Alfredo Zitarrosa, el Sabalero y tantos otros, cantaban “a coro sin saberlo […]. Todos amantes de la libertad en el sentido más profundo y menos manoseado del término; me gustaría decir libertarios”. Mencionó luego a una generosa docena de artistas más jóvenes a los que sentía como compañeros de polifonía. “No estoy olvidando a los luchadores anónimos –dijo–. Todos son una especie de sujeto colectivo que impulsa a seguir”. Habrá que seguir, entonces, incluso sin él.
Su velatorio se realizará hoy de 10.00 a 14.00 en el hall del teatro Solís.
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