Maldonado y Paraguay, no era una esquina cualquiera

MEMORIA

Colocaron placa de la memoria en Inteligencia policial y cambiaron de nombre al salón de actos de Víctor Castiglioni por Julio Guarteche

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Autoridades de Gobierno y de la Comisión Especial de Reconocimiento y Reparación a las víctimas de la actuación ilegítima del Estado colocaron una placa de la memoria en el edificio de la Dirección de Información e Inteligencia Policial donde se organizó el espionaje y la persecución contra la sociedad y se violaron los derechos humanos en la última dictadura cívico-militar (1973-1985).

A la vez, se modificó el nombre del salón de actos que se llamaba Víctor Castiglioni (cuestionado por participar en el terrorismo de Estado) y se le dio el nombre de: “Comisario General (r) Julio Guarteche Terrín”, quien dejó de existir el pasado 29 de junio.

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Los ministerios de Educación y Cultura y del Interior y la Comisión especial de la Ley 18.596 instalaron este miércoles 20 de julio en las calle Maldonado esquina Paraguay, una placa recordatoria que señaliza el lugar donde funcionó la Dirección Nacional de Información e Inteligencia Policial, y desde donde se organizó el espionaje y la persecución contra la sociedad y se violaron los derechos humanos en la última dictadura.

El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, expresó que “a la historia no hay que borrarla, ni  hay que hacer desaparecer los registros que testimonian lo ocurrido, sino que a la historia hay que estudiarla y aprender de ella y, si es necesario, calificarla”.

Por su parte, el presidente de la Comisión Especial de la Ley N° 18.596, Nicolás Pons, recordó que “el establecimiento fue destinado como centro de detención donde se cometieron actos de tortura y crímenes en ocasión de la dictadura y el terrorismo de estado en Uruguay”.

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Julio Guarteche

Por otro lado, fue retirada la placa que daba nombre al salón de actos del organismo como inspector general retirado Víctor Castiglioni Herrera, y se le dio el nombre de “Comisario General (R) Julio Guarteche Terrín”.

Un grupo de personas denunciantes ante la Justicia, que estuvieron detenidos en el Departamento de Inteligencia e Investigaciones de la Policía, habían recolectado firmas para que el Ministerio del Interior quitara del lugar la placa que recordaba a Castiglioni, quien fue director de dicho departamento en el marco del terrorismo de Estado.

Por su parte, Guarteche, quien fue director nacional de Policía, falleció el pasado miércoles 29 de junio.

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Bonomi destacó los pilares del trabajo de Guarteche: “Respetar y defender ante todo la dignidad humana y la necesidad de luchar contra la corrupción, a la que definió como el peor delito puede sufrir una sociedad”.

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LA DIARIA:21/07/2016

Las cosas por su nombre

Colocaron placa de la memoria en la sede de Inteligencia y sacaron la de homenajeaba a Víctor Castiglioni.

Si las paredes de la esquina montevideana de Maldonado y Paraguay hablaran, sería otro cantar. Podrían delatar a todos los que desde allí dieron órdenes, espiaron, secuestraron, torturaron, encerraron y desaparecieron. Las paredes no hablan, pero de alguna forma están siendo identificadas. La sede de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII) luce desde ayer una placa que dice: “Esta no es una esquina cualquiera. En este edificio funcionó la inteligencia policial en la última dictadura cívico militar hasta 1985. Aquí se organizó el espionaje y la persecución contra la sociedad. Se secuestró y torturó, se violó y humilló. No pases indiferente. Nunca más terrorismo de Estado”. La propuesta surgió del Colectivo de ex Presos y Torturados en la DNII durante el período dictatorial, que le pidió al Ministerio de Educación y Cultura (MEC) que la sede de Inteligencia formara parte del circuito de marcas que se han instalado en distintos centros represivos del país. Tiene la fecha de ayer y menciona que fue colocada dando cumplimiento a la Ley 18.596, de reconocimiento y reparación a las víctimas de la actuación ilegítima del Estado desde el 13 junio de 1968 (cuando comenzaron a aplicarse las Medidas Prontas de Seguridad) hasta el 28 de febrero de 1985, cuando culminó la dictadura cívico-militar.

La calle estaba cortada y la esquina, repleta de gente. Muchos de los presentes eran viejos militantes que habían estado paredes adentro y que ayer se animaron a recorrer el lugar. También había muchos jóvenes.

“Aquí, junto a la tortura sistemática a los presos políticos, sindicales y gremiales, mujeres y hombres, incluso adolescentes, se citó, interrogó y presionó a cantantes, poetas, actores, murguistas, directivos de clubes deportivos, integrantes de comisiones de fomento y cualquier actividad donde olfatearan oposición. No estábamos en guerra, éramos ciudadanos comunes que intentábamos ejercer nuestros derechos, consagrados en una Constitución que ellos habían avasallado”, leyó Silvia Sena, del Colectivo de ex Presos y Torturados en la DNII.

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Tanto ella como Nicolás Pons, representante del MEC en la Comisión Especial de la Ley 18.596, destacaron que esa esquina “fue símbolo de la represión política, sindical, estudiantil, cultural y social del período del terrorismo de Estado”. Pons expresó que la colocación de la marca es “un reconocimiento público del Estado uruguayo ante delitos de lesa humanidad cometidos en este lugar”. Dijo que no se trataba de un acto administrativo, y resaltó la importancia de dar a conocer parte de la historia, enseñar y aprender de ella.

Pons recapituló que la DNII fue creada por el gobierno de Jorge Pacheco Areco, con el apoyo del programa de seguridad pública del gobierno estadounidense. Señaló que desde aquí “se planificaron sistemáticamente intervenciones secretas, operativos con agentes de Policía vestidos de particular que se infiltraban en la sociedad, escuchas telefónicas, seguimiento a personas, organizaciones y allanamientos”, así como “el control de la prensa, las restricciones y la censura explícita a las manifestaciones populares”, y torturas, violaciones, desapariciones y asesinatos.

Historia imborrable

“Estamos aquí por dos cosas”, dijo Sena al comenzar su discurso. Explicó que el colectivo de ex presos reclamó al titular del Ministerio del Interior (MI), Eduardo Bonomi, “el retiro de los homenajes que dentro del local se realizan al inspector general Víctor Castiglioni, primer director de la DNII desde su creación hasta 1982, responsable primerísimo y directo de los crímenes que aquí se cometieron”. Sena reseñó el minucioso y amplio accionar de Castiglioni al mando de la DNII. También lo hizo Pons, que recordó que la planificación del secuestro de la maestra Elena Quinteros fue “una de las tantas acciones criminales de la DNII”, cuando “los efectivos al mando de Castiglioni” secuestraron a Quinteros del jardín de la embajada de Venezuela y la hicieron desaparecer. De acuerdo a lo reseñado por Sena, en 1981 Castiglioni había informado al MI que en cuatro años la DNII había investigado a 300.000 personas; esa dirección era una de las encargadas de catalogar a los ciudadanos en las categorías A, B y C, según su “fe democrática”, señalaron.

“Hasta ayer, a 31 años del retorno a la democracia, este personaje nefasto, el inspector Víctor Castiglioni, ideólogo y principal responsable de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos aquí cometidas, era homenajeado con un lugar en su nombre en esta sede”, acusó Sena. La placa rezaba: “Al señor. Insp. Gral. (R) Víctor Castiglioni en homenaje a su liderazgo sustentado en firme convicción, fuerza moral y una visión profesional ejemplar”.

Bonomi fue el tercer orador y explicó que la placa de Castiglioni había sido retirada “cuando era ministra del Interior Daisy Tourné, y durante ese mismo tiempo se volvió a poner sin que la ministra lo supiera”.

Previo a que Bonomi hablara, se leyeron dos resoluciones aprobadas ayer por el MI. La primera ordenó retirar la placa de Castiglini del salón de actos de la DNII y modificar la leyenda de los tres directores de ese organismo durante la dictadura: Víctor Castiglioni, Mario Ferreira Toma y Máximo Acosta Rocha. Las leyendas los identifican como directores de la DNII durante la dictadura cívico-militar, “período en que se aplicó el terrorismo de Estado”. Bonomi argumentó que “hemos intercambiado con la Comisión [Especial], con Álvaro Rico, con otros compañeros, y llegamos a la conclusión de que la historia no hay que borrarla”, y agregó que “no hay que hacer desaparecer determinados testimonios de lo que ha pasado en la historia”.

La segunda resolución bautizó el salón de actos de la DNII con nombre del comisario general Julio Guarteche, fallecido recientemente. La lectura de las resoluciones fue larga. Desde el público alguien cuestionó qué tenía que ver todo aquello con el motivo que los convocaba. Luego Bonomi explicó que Guarteche había luchado contra la corrupción -policial, incluso- y por “la necesidad imperiosa de defender siempre la dignidad humana”. Algunos no quedaron conformes con la explicación, pero de todos modos, el clima general era de festejo. Menos conformes quedaron al ver la placa descubierta, con letra pequeña y ubicada a más de tres metros de altura. Todo el discurso de que sirviera para dar a conocer a la población lo ocurrido en ese recinto se deshacía. Luego, en diálogo con la diaria, Lucía Arzuaga, del colectivo de ex presos, explicó que la Comisión Especial había colocado allí la placa para evitar que fuera robada, pero que al ser cuestionados por ellos, respondieron que no tenían problema en bajarla.

El colectivo de ex presos constató que continuaba estando en noviembre de 2015, en una inspección ocular hecha por la Justicia para reconocer lugares de tortura, explicó a la diaria Diego Damián, integrante del colectivo. En marzo le plantearon el tema al ministro, que no bajó la placa enseguida, sino cuatro meses después. Tanto Bonomi como integrantes del colectivo dijeron que se había actuado “con celeridad”. El ministro explicó a este medio que retirar la placa en un acto público, como se hizo ayer, “tiene otras características que solamente sacarla”.

Pero el colectivo espera otras repercusiones. Damián recordó que hay cuatro denuncias policiales contra la DNII por torturas, y que algunas, como la que lo involucra, vienen desde 1985. Esperanzado, anunció que esperan que haya procesamientos pronto.

Amanda Muñoz

 

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BRECHA 22/7/2016

Una marca en la Dirección de Inteligencia

La colocación de una placa recordatoria en el exterior del edificio de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (Dnii) llega después de la intensa movilización de un grupo de ex presos políticos que abogaron además por el retiro de una placa que homenajeaba al ex inspector Víctor Castiglioni, quien había dirigido esa repartición durante la década de los setenta.

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El próximo miércoles 20, a las 18 horas, en un acto oficial se estará colocando una placa recordatoria en el exterior del edificio de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (Dnii) del Ministerio del Interior (MI). Ese local, ubicado en Maldonado y Paraguay, funcionó durante la dictadura como centro de detención y torturas de militantes políticos, además de ser la sede de inteligencia policial.

El acto llega después de la intensa movilización de un grupo de ex presos políticos que abogaron además por el retiro de una placa que homenajeaba al ex inspector Víctor Castiglioni, quien había dirigido esa repartición en pleno auge de la represión durante la década de los años setenta. De acuerdo con integrantes del Colectivo de Ex Presas y Presos de la Dnii, que vienen liderando tres juicios por crímenes de lesa humanidad, la placa había sido retirada en el pasado a solicitud de la ex ministra Daisy Tourné, pero en misteriosas circunstancias volvió a ser instalada. Brecha pudo confirmar que al día de hoy la placa que rinde honores al represor ya ha sido efectivamente retirada, pero también que el salón de actos de la Dnii ya no tendrá más el nombre de Castiglioni, sino el del ex director nacional de Policía recientemente fallecido, comisario general Julio Guarteche.

De acuerdo al trabajo Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de Estado en el Uruguay (1973-1985), la Dnii dependió primero de la Jefatura de Policía de Montevideo, y luego de 1978, directamente del Ministerio del Interior. La dirección comenzó a crearse en 1967 con un fuerte apoyo logístico y financiero de la Agencia Internacional para el Desarrollo (Aid) del gobierno estadounidense. Entre sus cometidos estaban: la investigación de todos los delitos con móvil político; la recolección, registro, procesamiento y archivo de toda la información relativa a personas, grupos u organizaciones cuyas actividades pudieran significar “un peligro actual o potencial sobre aquello que la Dnii está destinada a proteger”. A partir de 1973 allí funcionó también la Brigada de Narcóticos, dirigida por el comisario Hugo Campos Hermida.

La Dnii fue la cara más visible de la represión política, sindical, estudiantil, cultural y social, y por allí pasaron miles de uruguayos, cuya subversión fue no apoyar explícitamente a la dictadura. Además del secuestro y de la aplicación de todo tipo de crímenes aberrantes, desde allí se interrogó y prohibió a artistas y periodistas. La cabeza desde su creación fue el inspector Castiglioni, ideólogo y principal responsable de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos allí cometidas. Finalmente, el nombre del nefasto oficial desaparecerá del nomenclátor del MI, y el Ministerio de Educación conducirá la ceremonia en la que se colocará la referida marca recordatoria en esa esquina, que –como dice el Colectivo de Ex Presos– no es una esquina cualquiera.

 

 

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