LA MEMORIA DE UN PASADO DE OPROBIO REIVINDICADA POR UN PRESENTE DIGNIFICADO
Punta de Rieles
A la colocación de una “Placa de la Memoria” donde la dictadura tuvo su cárcel para mujeres asistieron víctimas sobrevivientes de aquel reclusorio infame. Una de ellas relata cómo la emoción de ese reencuentro resultó acompañada por una experiencia aleccionante.
Por Anita Rezende
EL CAMINO DE ENTRADA A PUNTA DE RIELES
Fue como recorrer por primera vez aquel camino de entrada a la cárcel, que mis padres y todos mis familiares atravesaron durante años. Y en realidad, sí: fue la primera vez que lo hice consciente del camino, viendo el entorno, midiendo las distancias en ese descampado de no menos de treinta cuadras. Imaginando, treinta años atrás, a los familiares, muchos de ellos (como mis viejos) caminando con sus paquetes y sus emociones que quedarían con nosotras allá adentro.
Esta vez lo recorrí en auto, abrazada por mi familia. La vez anterior fue el 20 de junio de 1979, cuando salí de esa cárcel, y solo recuerdo la barrera que se abría y a mi madre esperándome. Cuando fui a abrazarla y nos besamos, me dijo con una sonrisa: “Ahora no, no les demos el gusto a estos”. Con los milicos no había que demostrar las emociones. Me sorprendió, porque eso era una precaución que teníamos las presas, pero… ¿ellos? Pero claro: ellos, los de afuera, tampoco estaban libres y también resistían con dignidad. De mi salida solo me quedó ese recuerdo: el portón que se abría, mi madre, y una familia que me había sido muy cercana durante años antes de caer presa, la familia de Gladys Castelvecchi, que también salía de la cárcel ese día junto conmigo. ¿Habremos salido de allí en auto con ellos? No recuerdo.
NUESTRO PENAL, HOY CÁRCEL DE PRESOS COMUNES