Argentina: los negacionistas pasan a otra velocidad

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Titular de Aduana argentino: En la dictadura no hubo un plan sistemático para desparecer personas

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Para el jerarca del gobierno argentino, Juan José Gómez Centurión, “no es lo mismo ocho mil verdades que 22 mil mentiras”. Numerosas voces exigen que se le separe del cargo.

En una entrevista con el programa Debo Decir, de América TV, el titular argentino de Aduana, Juan José Gómez Centurión, dijo que en la última dictadura militar en ese país “no hubo un plan sistemático para hacer desaparecer” personas.

El jerarca del gobierno de Mauricio Macri aseguró que fue “un torpísimo golpe de Estado” y relativizó la cifra de desaparecidos en ese período. Según Gómez Centurión, “no es lo mismo ocho mil verdades que 22 mil mentiras”.

Sus dichos causaron la inmediata reacción de organismos de derechos humanos y voces opositoras. Piden a Macri que separe de su cargo al titular aduanero.

“Está diciendo cosas muy serias desde la voz de un miembro muy importante del Gobierno. Pedimos que se lo reconvenga, se lo separe de la función pública, no está en condiciones una persona que deforma la historia”, dijo de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

No puede desconocer la historia, lo que se ha probado, documentado, dicho y juzgado”, añadió Carlotto en declaraciones a una radio local y que reseñó La Nación.

Por su parte, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel,  afirmó que Gómez Centurión trató de “justificar lo injustificable”. Para el activista el gobierno de Macri busca demoler “poco a poco todo lo que es la política de derechos humanos” y la memoria.

“Ahora hay que comenzar una resistencia por la memoria y dignidad del pueblo porque si no nunca vamos a tener una democracia que signifique derecho e igualdad para todos y todas”, sostuvo.

Hebe de Bonafini lo tildó de burro: “De un burro sólo se esperan patadas. Estos tipos son así, piensa eso. Yo no creo que estos tipos piensen otra cosa”.

Bonafini pidió la expulsión del jerarca y consideró que “ninguno de los piensan así tendría que estar en el gobierno”. “Pero yo digo que se quedarían muy poquitos”, fustigó.

Desde el opositor Frente para la Victoria también se escucharon voces exigiendo que el alto funcionario sea apartado del cargo. “Supongo que debe ser el último acto público de Gómez Centurión, es ofensivo” , dijo el jefe del bloque kirchnerista en Diputados, Héctor Recalde.

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UNA NUEVA MUESTRA DEL NEGACIONISMO DE MACRI

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Por Werner Pertot

El director de Aduana, Juan José Gómez Centurión, negó que existiera un plan sistemático de desaparición de personas durante la última dictadura y calificó de “22 mil mentiras” la cifra de 30 mil desaparecidos. El ex militar desató una nueva polémica que amenaza con eclipsar la que había provocado el actual director del Teatro Colón, Darío Lopérfido. Los planteos de Gómez Centurión, que desconocen fallos judiciales y el informe del Nunca Más, fueron cuestionados por los aliados radicales y lilitos de Cambiemos y por la oposición, que le pidió al presidente Mauricio Macri que lo separe del cargo. Además, los organismos de derechos humanos reclamaron su renuncia. Desde el Gobierno, intentaron hacerlo pasar como una “opinión personal” y confirmaron a PáginaI12 que por el momento sigue en el cargo. Gómez Centurión salió a pedir disculpas “si alguna persona pudiera haberse sentido ofendida”, pero no dio marcha atrás. La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que la acumulación de casos de negacionismo indica que el que piensa así es Mauricio Macri. 

Cuando en el Gobierno estimaban que habían desactivado la polémica por el feriado del 24 de marzo, Gómez Centurión metió la lengua. En el programa televisivo de América TV Debo Decir, que conduce Luis Novaresio, el director de la Aduana comenzó a discutir con la periodista Romina Manguel: “En tu visión militante, vos estás diciendo que fue un plan genocida. No comparto esa visión”, aseguró Gómez Centurión, quien luego se explayó cuando le recordaron que existían fallos judiciales que probaban que hubo un plan sistemático. “Algunas sentencias sí, otras no, y la mayoría están sin sentencia”, retrucó. “Creo que fue una reacción absolutamente desmedida combatiendo un plan de toma de poder. No creo que el gobierno de facto haya sido un plan sistemático. Si no salimos del relato, es muy difícil entender qué nos pasó. A toda una generación le estamos enseñando por consignas”, aseguró Gómez Centurión.

Torpeza genocida

“Condeno el golpe como condeno el proyecto del terrorismo de tomar el poder. No hay nada que reinvindicar ni de un lado ni del otro”, ahondó el ex militar carapintada, que participó del levantamiento de Semana Santa contra el gobierno de Raúl Alfonsín. Sobre esto último, sostuvo que no fue contra la democracia. “Semana Santa fue un planteo contra los mandos, que se lo vendieron al Gobierno como un golpe de Estado”, aseguró. “No estoy diciendo que esté bien o mal”, aclaró, antes de seguir negando que haya habido un genocidio organizado desde el Estado. “Plan sistemático es un adjetivo. Objetivamente, la realidad es otra. No creo que haya sido un plan para hacer desaparecer a las personas. Fue un torpísimo golpe de Estado tomando el poder y lidiando contra un enemigo que no sabían como manejarlo y que habían arrancado en el 75 con una orden constitucional de aniquilamiento”, aseguró el funcionario macrista, en un remedo de la teoría de los errores y los excesos, que ahora sería reemplazada por la “torpeza”.

“Desde el punto de vista histórico, no es lo mismo ocho mil verdades que 22 mil mentiras”, continuó Gómez Centurión ante la mirada pasmada de los participantes del programa. La ex senadora Chiche Duhalde intervino para advertirle que estaba cayendo en el mismo “error” de Lopérfido. Impertérrito, Gómez Centurión sostuvo que las miles de desapariciones no fueron sistemáticas porque “depende de cómo se hayan producido”. “Es un caos, no es sistemático. Sistemático fue Auschwitz. En la descentralización de la lucha lo que generó fue un plan caótico”, sostuvo el director de la Aduana, obviando los documentos de la dictadura que dividían el país en zona, subzona y área para organizar la represión ilegal. También insistió en que la ESMA o La Perla fueron “lugares descentralizados”. 

“Galtieri es un protagonista más. No tengo ningún sentimiento. Es un personaje de la historia que nadie lo va a recordar”, sostuvo el veterano de la guerra de Malvinas, quien también respondió cuando le preguntaron por los estaqueos de conscriptos. “Nunca fue una política… Sé que hubo casos. Una causa que se trató de armar en Tierra del Fuego. Nunca prosperó. Cuando usted mete la política en el medio de la Justicia…” 

Opinión personal

Si la idea era unir a los Argentinos, Gómez Centurión unificó a oficialistas y opositores en el cuestionamiento a sus palabras. También se ganó el pedido de renuncia por parte de distintos organismos de derechos humanos y hasta intervino un representante de la ONU para condenar sus dichos. En el Gobierno, buscaron hacer control de daños: tanto un comunicado de la Secretaría de Derechos Humanos, que conduce Claudio Avruj, como un pedido de disculpas por escrito del ex carapintada apuntaron a circunscribir lo ocurrido a una “opinión personal”, separándolo así del ámbito de las decisiones públicas que sigue ocupando. De esta forma, el oficialismo buscó pasar por alto que lo planteado por Gómez Centurión perfora un piso de consenso democrático.

En el comunicado de la secretaría de Derechos Humanos expresaron que “esas opiniones son a título personal, no son compartidas desde ningún punto de vista y no pueden ser tomadas como representativas del pensamiento del Gobierno”. “Tal como quedó demostrado por la acción de la Conadep, los Juicios a las Juntas y los juicios que se siguen desplegando, el terrorismo de Estado instalado desde las cúpulas militares se sostuvo en un plan sistemático de desaparición de personas, robos de bebés, asesinatos, expoliaciones y detenciones arbitrarias”, indicaron. “El comunicado deja en claro la posición del Gobierno. Fue un momento muy doloroso de la historia que de ninguna manera vamos a cuestionar”, aseguró la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, al tiempo que el de Interior, Rogelio Frigerio, afirmó que “es un tema muy sensible para la Argentina. Lo que tenemos que hacer es mirar adelante”.

A esa aclaración oficial le siguió un comunicado de Gómez Centurión que parecía escrito con la misma consigna: “Esas opiniones son de carácter absolutamente personal y no implica en forma alguna la forma de pensar del Gobierno”, aseguró. “Ofrezco una sincera disculpa a cualquier persona que pudiera haberse sentido ofendida por lo expresado o las interpretaciones derivadas de ella”, indicó el funcionario, quien no se retractó de sus dichos, que remedan no sólo los de Lopérfido en 2015, sino la polémica que generó en 2009 el efímero ministro de Educación porteño de Macri, Abel Posse. Aquel olvidado funcionario PRO había dicho que estaban “ilegítimamente encarcelados los militares que lograron el cometido de aniquilar a la guerrilla en sólo diez meses” y que los ex detenidos-desaparecidos eran un “residuo de subversivos”.    

El comienzo

La estrategia del Ejecutivo llegó luego de una andanada de críticas, que parecen ser sólo el comienzo de esta renovada polémica. La UCR afirmó en su cuenta oficial de Twitter: “Durante la última dictadura militar existió un plan sistemático de desaparición de personas. Así lo determinó la Justicia”. El presidente del bloque de Diputados de Cambiemos, Mario Negri, indicó: “Discrepo totalmente con Gómez Centurión. La sentencia del Juicio a las Juntas Militares que llevó adelante el gobierno de Raúl Alfonsín, la Conadep y el Nunca Más, las declaraciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos son muestras contundentes sobre el terrorismo de Estado, la desaparición forzada de personas, el robo de bebés y la tortura”. Desde una posición más crítica dentro de Cambiemos, Ricardo Alfonsín destacó: “Lo mínimo que puede reclamar la ciudadanía es tener funcionarios consustanciados con la verdad, la Justicia y la defensa de la democracia”. Fue el único en Cambiemos que se animó a sugerir que de un paso al costado.

En tanto, la Coalición Cívica –cuya líder, Elisa Carrió, había defendido a Centurión cuando fue separado por Macri por un presunto caso de corrupción– también rechazó “enfáticamente” lo planteado por el ex militar. “Durante la última dictadura, en la Argentina sufrimos un plan sistemático llevado a cabo desde el Estado, para matar, secuestrar, torturar y robar bebés. Negarlo es no reconocer el mayor logro de nuestra democracia en materia de derechos humanos”, sostuvieron.

Desde los organismos de derechos humanos no sólo cuestionaron lo planteado sino que pidieron la renuncia del funcionario. “Esto se enmarca en una política clara de querer borrar la historia. No solamente deberían sacarlo de la gestión, sino que la Justicia debería analizar si no es apología del delito”, advirtió la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. “Lo que está haciendo este gobierno es querer demoler todo lo que es la memoria y la política de derechos humanos”, indicó el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Inclusive se involucró el Representante Regional para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo Incalcaterra, quien dijo: “Lamento los dichos de Centurión. Relativizar las graves violaciones a los derechos humanos en dictadura contradice los informes de la ONU y de la Justicia argentina”.

En tanto, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner consideró que “la reiteración de estas manifestaciones entre funcionarios de un mismo gobierno demuestra que no es Gómez Centurión: es Macri” e indicó que hubo apología al delito. De paso, afirmó que el Gobierno “tiene entre sus funcionarios a los civiles que se enriquecieron con la dictadura y nunca fueron juzgados, entre ellos la familia presidencial”. Por su parte, la líder del GEN, Margarita Stolbizer, destacó que “sus palabras expresan ignorancia y provocación. No merece ser parte de un gobierno democrático”. Por ahora, el Gobierno intenta que el tema se diluya. “No creo que el Presidente le pida la renuncia”, dijo la vicepresidenta Gabriela Michetti.  

La lógica es: si pasa, se queda.

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EL CENTURION GOMEZ

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Por Luis Bruschtein

A diferencia de los Ceos y algunos políticos que forman parte del gobierno de Cambiemos, la tarjeta de presentación de Juan José Gómez Centurión, fue su carrera militar, primero en Malvinas y después como carapintada. Es un militar que se levantó contra el gobierno radical de Raúl Alfonsin porque no estaba de acuerdo con los juicios por las violaciones a los derechos humanos. Debería estar en la vereda de enfrente de un gobierno en el que participan  radicales que se dicen alfonsinistas. ¿Quién está más equivocado? ¿Los radicales o Gómez Centurión? 

Son equívocos montados sobre discursos equívocos. Cuando Alfonsín impulsó los juicios a los ex comandantes, hubo muchos radicales que se opusieron y trataron de hacerlo desistir. Los planteos de Gómez Centurión pueden coexistir con esos radicales. Los comentarios que siempre hizo Mauricio Macri sobre los derechos humanos fueron ofensivos. Hay una coherencia entre ese pensamiento y el de Gómez Centurión. 

En la época de golpes militares, había lo que se autodenominaba como una supuesta corriente nacionalista de las Fuerzas Armadas, que tomaba el poder por medio de un golpe de Estado y después ponía un ministro de Economía liberal como Alvaro Alsogaray,  Adalbert Krieger Vasena o José Alfredo Martínez de Hoz. El grotesco era que se montaba un discurso para defender lo que en realidad después se iba a destruir: la Nación y la democracia.

Después de la guerra, Gómez Centurión se mantuvo activo como veterano de Malvinas. Algunos defienden su condecoración, pero otros la cuestionan por varios motivos, ya sea porque se apropia de hechos que realizaron otros o porque en la acción de guerra en la que se lo destaca, en realidad fue engañado por el jefe enemigo que lo distrajo con un parlamento que sólo buscaba ganar tiempo. Más allá de esa discusión, la carrera política de Gómez Centurión se asienta en su historial como veterano de Malvinas. 

Pero el gobierno de Cambiemos no es precisamente malvinero. Podría decirse que todo lo contrario: publica mapas del territorio nacional sin las islas, baja por decreto las jubilaciones mínimas de los veteranos y ha demostrado que le interesa más restablecer las relaciones con Gran Bretaña que la soberanía. “El gobierno quiere encapsular el tema Malvinas en la relación con Gran Bretaña” fue un titular de los medios oficialistas. Era la única forma de aspirar a que la canciller Susana Malcorra fuera elegida secretaria general de la ONU.  Para Cambiemos, Malvinas era moneda de cambio para conseguir ese puesto. Resulta entonces que un veterano de guerra de Malvinas, un oficial que vio morir a sus soldados defendiendo ese territorio, forma parte de un gobierno que lo primero que hizo fue intentar negociar Malvinas a cambio de un puesto en la ONU.

Como puede, Mauricio Macri antagoniza con los derechos humanos y con Malvinas. Un ejemplo reciente fue el intento de correr los dos feriados significativos de esos temas, el 2 de abril y el 24 de marzo. Pero Gómez Centurión está con Macri desde hace por lo menos nueve años. Es evidente que le interesa la posición de Macri conciliadora con los represores, que fue el planteo de los carapintadas contra Alfonsin. Por otro lado, es evidente que si el tema Malvinas estuviera entre sus prioridades no sería funcionario de este gobierno que es desmalvinizador.

Gómez Centurión discute la cantidad de desaparecidos y si hubo un plan sistemático. Antes de meterse en esa discusión tendría que aclarar cuestiones que le atañen directamente: todavía está pendiente la causa por corrupción en la Aduana en su contra. Y queda otra: Gómez Centurión fue el funcionario del gobierno de la Ciudad que habilitó el depósito de Iron Mountain en cuyo sospechoso incendio murieron ocho bomberos y dos rescatistas y desapareció documentación comprometedora de grandes corporaciones.

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Más de lo mismo es MM

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Por Martin Granovsky

El mayor retirado del Ejército Juan José Gómez Centurión es MM, más de lo mismo, solo que en versión carapintada. Lo mismo que se repite y se repite está representado por la visión que tiene el propio MM sobre la dictadura. No es un ejercicio de adivinación. Varias veces el Presidente dejó en claro su pensamiento. 

El 24 de marzo de 2016 Mauricio Macri recibió a su entonces colega de los Estados Unidos Barack Obama. En la conferencia de prensa conjunta que dieron en la Casa Rosada, MM recordó con vaguedad qué había sucedido en la Argentina 40 años antes. Fue el momento “que consolidó la época más oscura de la Argentina”, afirmó. Es decir que para él no fue el comienzo de la época más oscura sino solo su consolidación. ¿Una alusión, tal vez, a la Triple A? Es una chance, porque el Ku Klux Klan argentino empezó a funcionar con asesinatos y acciones terroristas como grupo paramilitar y parapolicial en 1974. Luego muchos de sus miembros pasaron a integrar los pelotones de tortura en los campos clandestinos de concentración. Lo mismo ocurrió con miembros de la ultraderechista Concentración Nacional Universitaria. La dictadura, efectivamente, consolidó como sistema y de manera coordinada lo que hasta entonces carecía de diseño industrial para la muerte. 

Frente a Obama Macri no detalló historias ni dejó un concepto preciso. Tampoco usó la expresión “terrorismo de Estado”. Si pensó que esas tres palabras serían una concesión al kirchnerismo y que a él le convenía diferenciarse, se equivocaba. La frase era ya un concepto aceptado en los primeros meses de la democracia recuperada, luego de la asunción de Raúl Alfonsín el 30 de diciembre de 1983. En 1984 la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas, la CONADEP, escribió en el Nunca Más una enciclopedia notable sobre el terrorismo ejercido de manera clandestina y organizada desde el vértice del Estado. Una lectura liviana centrada en frases sueltas del prólogo hizo pensar erróneamente que el Nunca Más era el compendio de la Teoría de los Dos Demonios, o sea la concepción según la que un país había sido tironeado por dos fuerzas simétricas, la guerrilla y los militares, que habrían incurrido respectivamente en violencia y en excesos. Lejos de eso, el Nunca Más fue una precisa radiografía de los campos clandestinos y de la agresión estatal contra la sociedad argentina, sobre todo en sus expresiones más rebeldes y tenaces como los delegados sindicales. Luego el Juicio a las Juntas de 1985 convirtió esa radiografía en condenas. El proceso de juzgamiento quedó interrumpido por los alzamientos carapintadas que comenzaron en 1987, hace nada menos que 30 años, y por la voluntad de Alfonsín de regresar a su doctrina original de juzgar a las cúpulas y poner límites al procesamiento del resto.

Hace casi un año frente a Obama, Macri parecía un presidente argentino que no había leído el Nunca Más. ¿O lo leyó y lo cuestiona? Misterio. El ministro de Justicia Germán Garavano dijo en réplica a Gómez Centurión que la Justicia ya había establecido la verdad represiva del pasado. Macri, sin embargo, jamás menciona esa historia en detalle. Tampoco acostumbra hablar del proceso de Justicia que comenzó en 1985, se interrumpió en 1987, fue obturado con el indulto de Carlos Menem a los comandantes condenados, volvió en parte con los juicios de la verdad y retornó a pleno con los procesos judiciales después de la asunción de Néstor Kirchner y la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. 

Macri insistió en su tono genérico incluso tras el escándalo desatado cuando el entonces secretario de Cultura porteño Darío Lopérfido no solo cuestionó la cifra de 30 mil desaparecidos. También dijo, quizás en el tramo más fuerte de sus declaraciones, aunque no las que produjeron más polémica, que el número se había acordado en una mesa y le atribuyó motivos económicos que no explicó.  

En una entrevista con el sitio BuzzFeed dijo MM en agosto de 2016 que “es importante saber lo que pasó y que los familiares sepan definitivamente, después de esa horrible tragedia, qué fue esta guerra sucia, qué fue lo que pasó, porque hay muchas víctimas y tienen derecho a saber qué pasó con sus familiares”. En rigor tanto la historiografía como la investigación judicial establecieron que en la Argentina no hubo guerra sucia sino cacería y que, para colmo, el golpe del 76 no tenía ni siquiera derecho a esgrimir la guerrilla como coartada. A fines de 1975, después de la derrota del Ejército Revolucionario del Pueblo en el intento de toma del cuartel Domingo Viejobueno en Monte Chingolo, tanto el ERP como Montoneros tenían un poder de fuego solo residual. 

“Lo que sucedió fue lo peor que nos pasó en la historia”, dijo también Macri sin detallar qué sucedió ni explicarlo como jefe de un Estado cuyos tres poderes investigaron durante muchos años al Estado terrorista. 

Sobre la cifra de desaparecidos afirmó: “No tengo idea de cuántos fueron, si 9 o 30 mil”. Añadió que no le interesaba. 

Si el Presidente se tomara el trabajo de pedir la argumentación de los represores en los procesos civiles –constan en miles de actas judiciales– vería que los argumentos no cambiaron en los últimos 32 años desde el Juicio a las Juntas. Sobresalen tres puntos. En la Argentina hubo una guerra. En la guerra se cometen irregularidades. Los militares solo cumplieron una orden de aniquilamiento de la “subversión” emitida por el presidente interino Italo Lúder en 1975. Una variante sostiene que se trató de la necesaria respuesta a la guerrilla en medio de la Guerra Fría. Otra variante dice que a esta altura los “combatientes” deben deponer rencores. Los carapintadas como Gómez Centurión, que por simples motivos de edad o no participaron de la represión y la valoran positivamente o participaron como oficiales operativos y la justifican, a veces agregan un cuestionamiento a generales, brigadieres y almirantes. Como si formar parte de un grupo de choque o reivindicar la tortura como un hecho necesario los exculpara frente a los autores de un plan que, por otra parte, terminan negando.

Gómez Centurión es un hombre de extrema confianza de MM. Fue su jefe de control en el gobierno porteño y ocupa la cabeza de la Aduana desde el primer día. Solo quedó en cuarentena entre agosto y octubre de 2016, por supuestos actos de corrupción, pero Macri lo bendijo y siguió en el cargo. Algo idéntico está sucediendo después de las declaraciones del domingo. MM solo se desprende de los Gómez Centurión cuando las papas no solo queman sino que se hacen carbón entre las brasas y las brasas, entonces, amenazan con derretir su popularidad. Pasó con el comisario Jorge “El Fino” Palacios, a quien había designado jefe de la Metropolitana a pesar de sus lazos con el encubrimiento de la causa AMIA. Pasó con el agente de inteligencia Ciro James. No es ensayo y error. Es sintonía pura.  

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QUE SEA APARTADO!!

Trece agrupaciones de derechos humanos, secretarios de derechos humanos provinciales y abogados reclamaron que el director de Aduana sea removido del cargo.

Los organismos de derechos humanos emitieron un comunicado en repudio a las declaraciones del titular de la Aduana, el carapintada Juan José Gómez Centurión. Y exigieron al gobierno nacional el apartamiento inmediato de su cargo. “Al igual que con Darío Lopérfido, expresamos que ninguna persona que ejerza el negacionismo puede ser funcionario público en democracia”, expresaron. El documento lleva las firmas de Abuelas de Plaza de Mayo, Madres Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, HIJOS Capital, Liga Argentina por los Derechos Humanos y el Serpaj entre otros. En esa línea hubo también documentos conjuntos de los secretarios de derechos humanos de trece provincias del país y del colectivo nacional Mario Bosch, de la red de abogados y abogadas en causas de crímenes de lesa humanidad. 

 “Exigimos que Gómez Centurión sea apartado inmediatamente de su cargo”, reclamaron los organismos de derechos humanos luego de que el funcionario negara que durante la última dictadura hubiera habido un plan sistemático para desaparecer personas y afirmara que los centros clandestinos de detención como la ESMA o La Perla eran “lugares descentralizados”. Integrantes de  organismos de derechos humanos habían criticado esas declaraciones el lunes, pero ayer dieron a conocer un pronunciamiento conjunto de trece agrupaciones. “Repudiamos enérgicamente las declaraciones negacionistas del titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión, y solicitamos que se ordene su inmediata remoción del cargo. Con sus palabras que niegan la existencia de un plan sistemático de desaparición y exterminio perpetrado por el terrorismo de Estado, ofende la memoria de las víctimas al referirse a una ‘guerra’ y defender el genocidio”. A esta provocación se suman sus antecedentes antidemocráticos, dijeron, “con su probada participación en los alzamientos carapintadas contra el gobierno constitucional de Raúl Alfonsín”. Una vez más, expresaron, “reafirmamos nuestra lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Por eso exigimos que Gómez Centurión sea apartado inmediatamente de su cargo”. 

Además de las organizaciones ya mencionadas, el documento lleva la firma de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos-La Matanza, Asociación Buena Memoria, Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte, Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y Servicio Paz y Justicia encabezado por el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel. 

También se pronunciaron los secretarios de derechos humanos de 13 provincias. En este caso, el documento que empezó a circular como borrador el martes, se difundió ayer con las firmas de Hugo Raúl Figueroa, secretario de Santiago del Estero, Erica Brunotto de Tucumán, Juan Carlos Goya de Chaco, Horacio Pietragalla de Santa Cruz, Antonio Curciarello de La Pampa, Delfor Brizuela de La Rioja, Sergio Mingrino de Tierra del Fuego, Ramón Alfredo Vázquez de Misiones, Matías Germano, subsecretario de Entre Rios, Alicia Comelli de Neuquén, Graciela Leyes de Misiones, Maria Sylvina Arauz de Formosa y Hernán Velárdez Vaca en este caso director de derechos humanos de Catamarca. “Ante las recientes declaraciones televisivas del director de Aduanas Gómez Centurión, las autoridades provinciales de Derechos Humanos abajo firmantes expresamos nuestro más enérgico repudio y exigimos la inmediata renuncia del mencionado funcionario nacional.

Sus declaraciones constituyen una provocación más por parte de una autoridad nacional que de manera aviesa y cómplice ofenden la memoria y el dolor de miles de familiares, ex presos políticos y también de la gran mayoría de los argentinos que hasta el día de hoy sufren las consecuencias del más nefasto plan sistemático de exterminio y genocidio de nuestra historia reciente”. El comunicado también exige que la Secretaria de Derechos Humanos de Nación  “apoye nuestro reclamo sumándose al pedido de renuncia de Gómez Centurión, ya que no sólo no representa nuestro pensamiento sino que además esas expresiones constituirían un delito, como la apología del mismo, además de un fuerte insulto a los 30 mil desaparecidos”.

El colectivo de abogadxs de lesa humanidad señala que el funcionario de la Aduana y ex carapintada “ha negado el plan sistemático de la última dictadura militar, que secuestró, mantuvo en cautiverio clandestino, torturó, violó, asesinó, desapareció personas, se apropió de bebés y de bienes, todo lo cual fuera debidamente acreditado en numerosos procesos judiciales y es verdad jurídica indubitada y ha reivindicado atentar contra el orden institucional”. En ese contexto, exige a la justicia que impulse de oficio una causa por apología del delito.  El texto también recuerda que la participación de Gómez Centurión en el levantamiento de Semana Santa de abril de 1987 y de Monte Caseros de enero de 1988 contra el gobierno de Alfonsín. Y que en la actual gestión de gobierno se desempeñó como Director General de la Dirección Nacional de Aduanas, desde diciembre de 2015 hasta el 19 de agosto de 2016 en que fue apartado de su cargo por una denuncia interpuesta por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por haber ocultado a la Justicia 10 barriles de efedrina en el depósito de Ezeiza. El 13 de octubre de 2016, fue reintegrado a su puesto. “El compromiso por la vida y la defensa de los valores democráticos –subrayan– debe cumplirse cada día y quienes estén fuera de esos parámetros, no pueden permanecer en sus cargos”.

 

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