Sobre “La Tablada”

El “enterradero” de La Tablada 

ROGER RODRIGUEZ
La República 16/7/07

Donde hubo un hotel para hacendados, la dictadura uruguaya instaló un “enterradero” humano. Los cuerpos de nueve detenidos en Uruguay y de otros cuarenta, que fueron secuestrados en Argentina y traídos ilegalmente al país, pueden ser encontrados a partir de hoy en La Tablada, donde entre 1977 y 1983 los represores del OCOA y el SID centraron sus operativos de tortura y muerte. Las excavaciones ordenadas por el Poder Ejecutivo, además del objetivo central de encontrar los cuerpos de los detenidos desaparecidos, pueden ser una prueba de cargo en la instrucción judicial que se va a reiniciar en agosto. 

Los cuerpos de medio centenar de uruguayos desaparecidos pueden haber sido enterrados en las instalaciones del Centro de Reclusión de La Tablada, donde entre 1977 y 1983 funcionó un centro de torturas de la dictadura, y en la que hoy se reinician excavaciones de búsqueda por orden del Poder Ejecutivo. 

Los trabajos arqueológicos que efectuará un equipo de técnicos de la Facultad de Humanidades bajo la dirección de José López Mazz intentarán confirmar versiones concretas de lugares de enterramiento en la dependencia del Ministerio del Interior ubicada en Camino Melilla y Camino de la Redención. 

A los restos de nueve personas detenidas en Uruguay, quienes fueron muertas en La Tablada cuando el lugar era utilizado por el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), se pueden agregar los cuerpos de otros cuarenta uruguayos secuestrados en Argentina y traídos ilegalmente al país. 

Estos operativos, coordinados entre el OCOA, el Servicio de Información y Defensa (SID) y los organismos de Inteligencia de las tres armas, han sido confirmados por documentos desclasificados, nacionales y extranjeros, y por testigos que ya declararon ante la Justicia penal uruguaya. 

Las indagaciones judiciales sobre el traslado ilegal de desaparecidos que vienen realizando el juez penal de 19º Turno, Luis Charles, y la fiscal penal de 2º Turno, Mirtha Guianze, continuarán en el mes de agosto, cuando finalice la feria judicial en curso, y comience la citación de indagados. 

Entre los responsables de esos crímenes de lesa humanidad, se encuentran ex oficiales de la Armada Nacional, la Fuerza Aérea y el Ejército uruguayos, quienes siguen actuando bajo un pacto de silencio por el que se niega la información respecto al paradero de los restos de los desaparecidos. 

Traslados ilegales 

Charles y Guianze, quienes ordenaron el procesamiento con prisión de ocho militares y policías por la privación de libertad del uruguayo Adalberto Soba en Argentina en 1976, agregaron luego el caso del “segundo vuelo” de Orletti, denunciado en 2002 por una investigación periodística de LA REPUBLICA. 

El “segundo vuelo” implica el traslado ilegal de una veintena de uruguayos, militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) que fueron secuestrados en Argentina en setiembre de 1976 y traídos a Uruguay ese 5 de octubre en un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya. Todos ellos permanecen desaparecidos. 

El Juzgado Penal de 19º Turno también incorporó a su instrucción el caso del llamado “tercer traslado” masivo, compuesto por una serie de intercambios ilegales de presos entre las dictaduras de Argentina y Uruguay en 1977 y 1978, que incluyó unos 40 uruguayos secuestrados en el vecino país. 

El “tercer traslado” ­revelado por una investigación del abogado Oscar López Goldaracena en colaboración con LA REPUBLICA­ denunció que militantes del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y del Grupo de Acción Unificadora (GAU) secuestrados en Argentina en 1977 también vinieron a Uruguay. 

Un sobreviviente de La Tablada, Angel Gallero, testimonió a LA REPUBLICA que mientras era torturado en el lugar en febrero de 1978, pudo ver a su compañero del PCR Carlos Cabezudo y escuchó hablar a Eduardo Gallo y Célica Gómez. Los tres habían sido secuestrados en Buenos Aires ese fin de año. Las excavaciones que se iniciarán hoy, fueron ordenadas por el gobierno del presidente Tabaré Vázquez, ante una nueva serie de evidencias y testimonios recabados por la dirigente comunista Lile Caruso y el periodista Samuel Blixen del semanario Brecha 

Nueve asesinados por tortura en La Tablada siguen desaparecidos Luis Eduardo Arigón Castel tenía 51 años, casado, dos hijas. Era dirigente de la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio e Industria (Fueci) y militaba en el Partido Comunista del Uruguay (PCU). Su familia fue testigo de su detención por parte de las Fuerzas Conjuntas el 14 de junio de 1977. Fue una de las primeras víctimas de La Tablada. De su muerte por torturas fueron testigos los sindicalistas Eduardo Platero y Juan Angel Toledo, quienes también habían sido recluidos en el centro de detención clandestino “Base Roberto”, en La Tablada, de Camino La Redención y Camino de las Tropas. 

Platero relató que en la madrugada del 14 de junio “estando colgado, a mi lado estaba un hombre que respiraba penosamente. Los custodias discutían si aguantaría o no, por sus precarias condiciones. En un momento dejó de respirar y nos bajaron a ambos, chocaron nuestros cuerpos. Se trataba de una persona corpulenta, lo que me hace suponer que puede haber sido Arigón…” 

Oscar José Baliñas Arias también tenía 51 años, era casado y tenía dos hijas. Trabajaba en el Banco de Previsión Social (BPS) y era miembro del Movimiento Popular Unitario integrante del Frente Izquierda de Liberación (Fidel). Fue secuestrado el 21 de junio de 1977. 

La detención en su domicilio fue presenciada por una vecina del edificio quien vio cuando lo introducían en un vehículo militar. También fue llevado al centro de torturas de La Tablada, donde realizaba sus “interrogatorios” el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA). 

Ricardo Rosa fue testigo de su presencia en La Tablada. “Cuando había un interrogatorio, el decía: “Soy el hijo del general Baliñas”, a lo que le contestaban “del ex general”. También cuenta que un día reaccionó ante un guardia y siete soldados lo golpearon con violencia. No se supo más de él. 

Oscar Tassino Asteazú, de 40 años, estaba casado y tenía tres hijos. Era empleado de UTE, dirigente sindical de AUTE y militante del Partido Comunista del Uruguay (PCU), por lo cual estaba requerido. Fue secuestrado en la casa de unos amigos el 19 de julio de 1977. 

Ana Regnier relató a LA REPUBLICA que entre los captores estaban los militares Eduardo Ferro del Servicio de Información y Defensa (SID) y Ernesto Ramas de la OCOA. Su presencia en La Tablada fue testificada por Graciela Salomón, quien era torturada en el lugar cuando Tassino muere. 

Cuenta que hubo una gritería, su interrogador sale y pregunta qué pasaba. Y oye: “¿Vos qué querés hacer, idiota? Recién te bajamos y ahora te tenemos que subir”. Oyó la voz de Tassino, seguida de golpes impresionantes y sintió como una cabeza que se rompe contra una pileta. Después un silencio total. 

Julio Castro Pérez, había nacido en Florida el 13 de noviembre de 1908, casado, dos hijos. Maestro de reconocida obra docente y pedagógica a nivel nacional e internacional, era redactor responsable del semanario Marcha, colaborador de Unesco y del grupo de independientes en el Frente Amplio. 

Fue secuestrado el 1º de agosto de 1977 por agentes del SID al mando del oficial principal Zabala, relata el ex agente Julio Barboza. Su camioneta Indio fue robada y usada en otros operativos. Llevado a La Casona, de Millán y Loreto, su muerte fue presenciada por el periodista brasileño Flavio Tabárez. 

El régimen dictatorial declaró, durante años, que Julio Castro había abordado un avión de Pluna hacia Buenos Aires. La mentira fue reconocida muchos años después, pero aún en los informes sobre desaparecidos del Ejército se oculta el destino de sus restos, que pudieron ser enterrados en La Tablada. 

Amelia Sanjurjo Casal tenía 39 años, estaba embarazada, era empleada de una editorial y militaba en el PCU. Fue detenida el 1º de noviembre de 1977 en su domicilio de Colón, donde los efectivos de la OCOA habían montado una “ratonera” para capturarle. 

De su secuestro es testigo su amigo Carlos Aguilera, retenido en la “ratonera”. Varios testimonios dan cuenta de que Amelia Sanjurjo fue llevada a La Tablada y que su muerte se habría producido cuando intentó escapar pese al mal estado físico en que se encontraba. 

La Comisión para la Paz concluyó que “fue severamente torturada y después encerrada en un calabozo de la planta baja; cuando se le iba a conducir a una nueva sesión de tortura, que tenía lugar en el primer piso de La Tablada, se resistió, fue golpeada y murió alrededor del día 8 de noviembre”, dice. 

Ricardo Valiente Blanco tenía 49 años, casado y con dos hijos. Había sido empleado de UTE y dirigente sindical en Mercedes. Era dirigente del Partido Comunista Revolucionario (PCR) y fue detenido en un almacén de su propiedad el 15 de enero de 1978. En el lugar también fue secuestrado luego Angel Gallero, quien es testigo de la tortura que ambos recibieron en La Casona de Millán y Loreto antes de ser trasladados a La Tablada, donde Blanco seguía sobreviviendo a las torturas hasta el día 26. Desde entonces está desaparecido. 

Fuentes militares dijeron a la Comisión para la Paz que Ricardo Blanco orinaba sangre y sospechaban que padecía de una afección renal y habría fallecido como consecuencia de una hemorragia interna en el Hospital Militar. Familiares explicaron que Blanco no tenía problemas renales al ser detenido. 

Felix Sebastián Ortiz tenía 45 años. Era sindicalista de Fueci y miembro del Partido Comunista del Uruguay. Fue detenido en la calle el 16 de setiembre de 1981, cuando estaba requerido y militaba clandestinamente en contra de la dictadura cívico militar que entonces presidía el dictador Gregorio Alvarez. 

El informe de la Comisión para la Paz establece que fue secuestrado en José Belloni y San Cono a las 10 de la mañana y trasladado al centro de detención de La Tablada, donde fue torturado hasta su muerte, un día después, el 17 de setiembre. 

Existen versiones de su presencia en el Hospital Militar en noviembre de 1982, en una silla de ruedas y con el Nº 2163 en su espalda. El Juzgado Militar de Instrucción de 3er. Turno hizo pública su requisitoria el 31 de agosto de 1983, ante las denuncias internacionales sobre su desaparición. 

Antonio Omar Paitta Cardozo, había nacido el 20 de agosto de 1920. Casado y padre de tres hijas, era militante del Sindicato Unico de la Construcción y Afines (Sunca) y del Partido Comunista del Uruguay. Fue secuestrado en la mañana del 21 de setiembre de 1981. Su voz fue reconocida en el centro de detención de La Tablada por otro sindicalista metalúrgico que realizó una denuncia ante Amnistía Internacional en la que cuenta que fue torturado hasta perder el conocimiento y le hicieron un careo con Paitta. La Comisión para la Paz concluyó que Paitta fue muerto por torturas en La Tablada el 1 de octubre de 1981, pero recoge la versión de fuentes militares de que, como otros, su cuerpo fue sepultado en el Batallón 14 de Toledo, exhumado, cremado y arrojado al Río de la Plata. 

Miguel Angel Mato Fagián tenía 39 años, también casado y padre de una hija. Estudiante de derecho, fue empleado de Funsa y militaba en la Unión de Juventudes Comunistas (UJC). Fue secuestrado el 29 de enero de 1982 luego de una reunión con una compañera en un bar. 

Raúl Clérico, militante del PCU que conocía a Miguel Angel, señala que mientras era interrogado en el centro de torturas de La Tablada, un militar de alias “Ariel” le mencionó a “El gordo Tito”, apodo de Mato Fagián, como uno de los comunistas que allí estaban detenidos. La Comisión para la Paz concluyó que fue asesinado el 8 de marzo de 1982 cuando era trasladado en una camioneta custodiado por cuatro militares y al llegar a Camino Corrales y Serratosa intentó fugarse. Fue alcanzado por una ráfaga de subametralladora. Su cuerpo sigue desaparecido. 

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