ARGENTINA: la beatificación de un obispo riojano

  Asesinado por “odio a la fe”

Enrique Angelelli, obispo de los pobres,

declarado mártir por el papa.

Alejandro Ferrari

La reciente beatificación del obispo riojano, 42 años después de su homicidio en plena dictadura militar, generó reacciones de la derecha.

El caso del obispo riojano Enrique Angelelli es uno de los ejemplos emblemáticos de religiosos que optaron por defender a los pobres y fueron víctimas del terrorismo de Estado en Argentina. Durante décadas su asesinato fue enmascarado como un simple accidente de tránsito, hasta que fue reconocido por la justicia como un crimen de lesa humanidad. Al cumplirse 42 años de su muerte, Angelelli recibió un reconocimiento vaticano que trajo al tapete controvertidas miradas sobre la participación de la Iglesia Católica en la última dictadura cívico-militar argentina.

Si bien el episcopado católico prestó un claro apoyo al régimen, haciendo débiles reclamos y colaborando mayormente con el silencio, hubo una parte de la Iglesia argentina que se apartó de la línea mayoritaria y también experimentó las crueldades del terrorismo de Estado. Según cifras del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (Medh), casi un centenar de religiosos (curas, monjas, seminaristas, laicos) fueron asesinados o desaparecidos en el lapso que va de 1976 a 1983.

Entre 1976 y 1977 los casos más emblemáticos fueron la masacre de San Patricio, en la que fueron asesinados cinco religiosos palotinos en Buenos Aires, la muerte del obispo de San Nicolás de los Arroyos, Carlos Ponce de León, en un sospechoso accidente de tránsito, y la desaparición de las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet.

A esa lista hay que incluir los asesinatos en La Rioja de Enrique Angelelli –obispo de esa provincia–, del sacerdote francés Gabriel Longueville, del conventual Carlos de Dios Murias y del laico Wenceslao Pedernera. El pasado 9 de junio estos cuatro fueron beatificados por el papa Francisco, quien los declaró mártires por haber sido “asesinados por odio a la fe en Argentina en 1976”, según el decreto de la Congregación de la Causa de los Santos de la Curia Romana.

Fue en los ámbitos católicos de izquierda y en las causas judiciales sobre su caso que la memoria del obispo Angelelli se mantuvo viva durante tantas décadas. Recién en 2014 el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja consideró delito de lesa humanidad el homicidio del obispo y condenó a los militares Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella a prisión perpetua y cárcel común. “Tanto el vicecomodoro Estrella como el general Menéndez no sólo negaron los hechos, sino que reivindicaron su accionar”, comentó a Brecha Luis “Vitín” Baronetto, biógrafo de Angelelli e impulsor como querellante del juicio por su asesinato. El director de la agrupación Tiempo Latinoamericano recordó además que, en el juicio, Estrella había calificado al obispo de “hombre zorro disfrazado de oveja”, y que Menéndez negó conocerlo, a pesar de que está comprobado que hubo una entrevista entre ellos en junio de 1976.

Según Baronetto, en la beatificación de Angelelli, como en la de Óscar Romero, “está el reconocimiento a la Iglesia martirial latinoamericana. Vigente porque es el empujón para vivir la radicalidad del evangelio junto al pueblo empobrecido por el sistema explotador e injusto que nos sojuzga”, y “visibiliza un modelo de ser Iglesia, que al finalizar el concilio Pablo VI definió como ‘sirvienta’”. Con la llegada de Angelelli a La Rioja, “la Iglesia cambió de lugar social, de poder a servicio y de privilegios a pobreza”. Angelelli “les quitó a los explotadores la tradicional legitimación religiosa”, algo que, afirma Baronetto, no le perdonó el poder establecido, “por eso lo persiguieron hasta que lo mataron”.

La beatificación de Angelelli, un hecho aparentemente acotado a la comunidad católica, tuvo sin embargo una virulenta reacción mediática. Un editorial titulado “Una beatificación de tono político-ideológico”, del diario La Nación (30-VII-18), la cuestionó y negó que el obispo haya sido asesinado: “aun si hipotéticamente fuera un asesinato, Angelelli no hubiera sido mártir por defender la fe”, pues, afirmaba el texto, representaba un “modelo violento y sectario” que “se pronunciaba a favor de la subversión y proponía armar a los jóvenes”.

En respuesta, al día siguiente el obispo de La Rioja, Marcelo Colombo, declaró que el editorial “ensuciaba con arteras consideraciones no sólo la vida, sino también la muerte y lo que ha constituido el juicio a sus responsables y el proceso canónico establecido” para establecer el martirio del “buen pastor asesinado por el terrorismo de Estado”. Por su parte, Vitín refutó las “afirmaciones erróneas, inexactas, deformadas y contrarias a los hechos probados” del texto.

El pasado sábado 4 Angelelli fue consagrado como beato en una ceremonia realizada en la ciudad de La Rioja.

 

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