Sobre los crimenes en La Tablada

  Declaró indagado por torturas

en La Tablada y comenzó a aplicarse

georadar en Batallón 14

21 de agosto de 2018 

Pablo Chargoñia, cuando se retiraba de la sede judicial

El juzgado penal en delitos de 25º turno, a cargo de la jueza María Noel Tonarelli, citó para hoy a las 14.00 a tomar declaraciones a Jorge “El Charleta” Guldenzoph, Enrique Uyterhoeven Castiglioni, Jorge Grau Olaizola y Robert Terra Do Campo por delitos de tortura en La Tablada durante la última dictadura cívico militar. Están citados a declarar más indagados jueves y viernes.

Según publicó Subrayado hoy, Guldenzoph trabajó como periodista en la agencia UPI y si bien en principio fue integrante de la Unión de Juventud Comunistas (UJC), cayó preso a principios de la dictadura y luego trabajó para inteligencia policial. Guldenzoph fue acusado por el ex diputado Gonzalo Carámbula de haber estado implicado en torturas en La Tablada. Los abogados de la defensa, solicitaron en 2015 a la jueza Blanca Riero la clausura y el archivo de la causa por presunta prescripción de los delitos.

En tanto, Castiglioli también es acusado de colaborar en ese centro clandestino de torturas, como miembro del OCOA entre 1978 y 1982.

Pero de los estos cuatro citados, solo concurrió Uyterhoeven, cuya defensa pidió que se archive el experdiente y se suspenda la audiencia, alegando que el delito por el cual se lo acusa prescribió. Ahora el planteo de la prescripción está en manos del fiscal especializado en crímenes de lesa humanidad, Ricardo Perciballe.

En tanto, Guldenzoph y Grau no acudieron, por lo cual se dispondría de su conducción una vez que se verifique que habían sido efectivamente convocados. La defensa del restante de los convocados, Terra, anunció que no se presentó a declarar, por estar internado con un ACV.

Por su parte, Perciballe ingresó hoy al predio del Batallón de Infantería Paracaidista Nº 14 de Toledo junto con antropólogos argentinos y uruguayos para comenzar a aplicar un georadar a distintas instalaciones donde según denuncias hay enterramientos de detenidos desaparecidos. En predio de ese cuartel fue hallado en 2011 el cuerpo del maestro Julio Castro, desaparecido en 1977.

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  DESAPARECIDOS

22 de agosto de 2018

Antropólogos argentinos aplican geo-radar en

Batallón 14 en busca de restos de desaparecidos

Un grupo de antropólogos argentinos ingresaron al Batallón 14 de Infantería Paracaidista Nº 14 de Toledo, Canelones, donde aplicaron la técnica del geo-radar en dos sitios concretos con la finalidad de corroborar si allí existen enterramientos de desaparecidos durante la pasada dictadura militar (1973-1984).

El fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, junto a técnicos de la Secretaría de Derechos Humanos del Pasado Reciente de Presidencia de la República, el director de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos del Ministerio de Defensa Nacional, Juan Delgado, integrantes del Instituto de Antropología forense de Argentina y los antropólogos uruguayos José Luis López Mazz y Octavio Nadal, ingresaron este martes 21 de agosto al predio del Batallón 14 de Toledo.

En dicho marco, el equipo de antropólogos argentinos aplicó el geo-radar en dos zonas determinadas de la dependencia militar, se trata de una enfermería, construida en 1983, y en un sitio de alojamiento de personal subalterno.

La búsqueda obedece a información que recibió el fiscal de parte del periodista de La República, Marcelo Falca, que contenía testimonios de militares que señalaron que en el Batallón 14 existen restos de detenidos desaparecidos.

Perciballe destacó el hecho de que el informe que emane del geo-radar será muy preciso para poder determinar si corresponde o no realizar las excavaciones en el lugar.

Antecedentes

En octubre de 2011 fueron hallados en Batallón 14 los restos del maestro Julio Castro, secuestrado en agosto de 1977.

En 2012 aparecieron en el mismo Batallón los restos del comerciante Ricardo Blanco Valiente, quien había sido detenido el 15 de enero de 1978.

Por otro lado en 2006, durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, fueron hallados en el Batallón de Infantería Nº 13, los restos del escribano Fernando Miranda, quien había estado reportado en la lista de detenidos desaparecidos. También en 2006, pero en una chacra de Pando, aparecieron los restos de Ubagesner Chávez Sosa.

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Más militares indagados por causa de La Tablada

declararían hoy; otros serán conducidos

23 de agosto de 2018

Chargoñia opinó que existe un “bloque político de la impunidad”,

integrado incluso por sectores del FA.

La jueza penal de 25º Turno, María Noel Tonarelli, citó para hoy a más militares retirados indagados en la causa que investiga violaciones a los derechos humanos en el centro de detención clandestino de La Tablada, durante la dictadura cívico-militar. El caso contiene múltiples denuncias de tortura, abusos sexuales y desapariciones a partir de 1977, en donde funcionaba el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA). El lugar está actualmente cautelado por una decisión judicial de “no innovar”, debido a que existe la presunción de que además hubo enterramientos de cuerpos en los alrededores. La jueza había citado a declarar el martes a cuatro indagados, entre ellos el civil Jorge Charleta Gundelzoph, ex militante del Partido Comunista que pasó a colaborar con la represión. Los otros fueron el teniente Jorge Grau Olaizola, el capitán Robert Terra do Campo y el teniente coronel Gustavo Adolfo Taramasco.

Sin embargo, sólo concurrió a declarar el ex militar Enrique Uyerhoeven Castiglioni, alias “Ulises”, cuya abogada presentó un escrito alegando que ya prescribió el delito por el que es indagado su cliente, y pidió la suspensión de la audiencia hasta que se resuelva lo anterior. No obstante, Tonarelli decidió continuar con la audiencia e interrogar al ex militar, quien por recomendación de la abogada se “eximió de declarar”.

El abogado Pablo Chargoñia, del Observatorio Luz Ibarburu, destacó que la jueza haya optado por continuar la audiencia, ya que “hay otros jueces que ante la misma situación inercialmente suspendían la audiencia a la espera de que volvieran los expedientes del Tribunal de Apelaciones”.

Hoy debería concurrir a declarar un ex militar de apellido Islas, que operó en OCOA bajo el alias “Isidoro” y que es señalado por varios testigos como responsable de torturas y abusos.

En cuanto a los indagados que no asistieron el martes, Chargoñia dijo que la jueza ya dispondrá la conducción mediante la Policía, como ocurre con cualquier otro indagado que no se presenta a declarar ni explica por qué no lo hace. Ese procedimiento se aplicaría a Gundelzoph y Grau, ya que se estima que Taramasco falleció, y Torres se excusó, por medio de su abogado, porque está internado tras sufrir un accidente cerebrovascular.

Chargoñia explicó que la conducción policial a declarar de un indagado “no es lo habitual” en los procesos que investigan crímenes de lesa humanidad del pasado reciente, pero el fiscal especializado en estas causas, Ricardo Perciballe, pidió recientemente ese procedimiento para ex militares que no concurrieron a declarar en el juicio que investiga torturas y abusos a niños y adolescentes en un cuartel de Treinta y Tres.

“La práctica viciada, la habitual, es la excesiva tolerancia a situaciones como esta. Cuando el ciudadano no comparece no hay que disponer otra citación, hay que disponer la conducción por la Policía. En estos casos, lo habitual es volver a mandar una citación, el indagado vuelve a no comparecer y recién en una tercera oportunidad se dispone la conducción”, expresó Chargoñia.

El abogado dijo que la situación de estancamiento en la que se encuentran las investigaciones de crímenes de lesa humanidad del pasado reciente se debe a que existe “un bloque político de la impunidad” que no tiene interés en revisar esos hechos. Opinó en forma personal que ese bloque no sólo está integrado por los partidos tradicionales, sino también, y “desde hace mucho tiempo”, por “sectores del Frente Amplio”. “Si no, no se explicarían adecuadamente las dificultades que tenemos en lograr la aplicación de la justicia”, concluyó.

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Un testigo reveló cómo era La Tablada durante la dictadura.

“Los gritos que venían de La Tablada, eran desgarradores”. “Se oían desde la calle cuando uno pasaba de noche”.”Pude ver la cama donde hacían las torturas, y el lugar donde desde unas argollas colgaban a los detenidos. Las vi ensangrentadas. Colgaban desde una pared, donde estaba el signo del Ejército”.

“Conozco el sótano, al que bajé varias veces, era grande y frío, y ocupaba gran parte del edificio”. “No sé quién le puso Base Roberto, para nosotros ese lugar siempre se conoció como el infierno de La Tablada”.

MARIO DELGADO GEREZ

Así relató a LA REPUBLICA uno de los tantos vecinos que conoció desde adentro La Tablada. Antes de ser centro de detención, cuando lo era y después de dejar de serlo.

Quien se prestó a dialogar con LA REPUBLICA es conocedor del lugar, ya que nació en el barrio.

Este lugareño, que prefirió mantener el anonimato, dijo: “Conozco bien el lugar porque íbamos ahí. Antes era solamente el edificio, después le pusieron el alambrado que tiene ahora y los galpones”.

“La calle, que era entonces Camino de las Tropas, rodeaba el edificio, y no como ahora que el tránsito sigue hacia Lezica. Lo demás era todo campo.

“Pero como lo vi desde adentro, le puedo decir que cuando los militares lo entregaron, estaba todo cambiado. No era el mismo edificio que yo conocí”. “Las celdas que habían construido no estaban”.

“Recuerdo muy bien lo que era aquello. Le puedo decir que cuando el Ejército se hizo cargo de lo que fue el ex hotel de La Tablada, los soldados que había era toda muchachada joven. Venía desde San Ramón, los cambiaban dos por tres”.

“Ellos se mezclaban con el vecindario. Jugaban al fútbol, con la misma ropa de fajina y recuerdo muy bien que dos por tres rompían los vidrios de los ventanales, que al otro día ya los reponían. “Había una cosa muy singular.

En la entrada de La Tablada habían puesto una campana que hacían sonar cada vez que venía Cristi, el que fue general, que en esa época no sé qué grado tendría. Como La Tablada está en la altura, desde ahí se veía cuando venía el auto. Entonces los milicos hacían sonar la campana, como aviso para que nosotros nos fuéramos, al grito de “viene Cristi, viene Cristi”. Una vez casi nos agarra adentro de La Tablada. Estaba prohibido que entraran civiles al lugar.

“Después todo cambió. Vino gente más madura y se nos prohibió entrar.

Seguramente fue cuando empezaron a traer a los detenidos”.

“Eran gritos desgarradores”.

“No creo que nadie que viviera cerca de La Tablada y que viva todavía, pueda olvidar los gritos que se escuchaban de noche. Eran desgarradores, se escuchaban desde la calle, cuando uno pasaba por allí. Era atroz aquello”, relata nuestro entrevistado.

“No sé quién le puso la Base Roberto a eso, para nosotros siempre fue ‘el infierno de La Tablada'”. 
“Cuando los milicos se retiraron entró la gente del Ministerio de Transporte a arreglar el edificio. 

Ahí pude ver la cama donde hacían las torturas, que era una cama muy especial, y vi también las argollas que estaban clavadas, colgando de una pared que tenía de fondo el signo del Ejército.

La vi con sangre. Seguramente era el lugar donde colgaban a los detenidos y los torturaban. Eso duró pocos días, porque después la sacaron al toque. No sé cómo dejaron eso ahí”.

La Tablada es clave.

Para nuestro entrevistado el edificio de La Tablada y su entorno es clave en la búsqueda de los restos de los detenidos-desaparecidos.

“Eso está todo cambiado. En esa época era todo tierra greda. Los animales se enterraban en el suelo y ahora hay tierra seca. Hay que pensar que lo sucedido aconteció hace 30 años, Para mí el edificio de La Tablada es clave. En ese sótano puede haber de todo.

Antes de irse los milicos, sacaron camiones y camiones de escombros: se ve que rompieron todo lo que habían construido, porque eso no quedó como yo lo conocí”.

Ahora no sé cómo van a hacer para buscar adentro. Ese sótano era grandísimo y la única manera de trabajar tranquilo ahí es sacar a los presos, no queda otra. La verdad que no se cómo harán”.

“Ojalá que encuentren algo donde están excavando, pero es medio raro que enterraran a los detenidos tan cerca de donde pasaba toda la gente.

Fíjese que donde buscan ahora está prácticamente encima de lo que era entonces Camino de las Tropas, el camino principal que unía La Tablada con la zona del puerto”.

Al menos 9 desaparecidos.

Luis Arigón fue detenido por la OCOA el 14 de junio de 1977. Muere en la tortura el 15 de junio de 1977 en La Tablada.

Oscar Tassino: detenido por la OCOA el 14 de julio de 1977. Muere durante la tortura en La Tablada el 21 de julio de 1977.

Serían nueve las personas detenidas en Uruguay que fueron muertas por tortura en La Tablada cuando el lugar era utilizado por el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA). Allí, en algún lugar, podrían estar enterrados los restos de: Amelia Sanjurjo (fecha de detención: 1977), Julio Castro Pérez (1977) , Luis Eduardo Arigón (1977), Oscar José Baliñas (1977), Oscar Tassino (1977) , Ricardo Valiente (1978) , Félix Ortiz (1981), Antonio Omar Paitta (1981) y Miguel Angel Matto (1982). A ellos se podrían agregar los cuerpos de otros cuarenta uruguayos secuestrados en Argentina y traídos ilegalmente al país, en el denominado “tercer traslado”. 

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“Ulises” uno de los mas siniestros capitanes

de “La Tablada”

                                                                                  El represor Enrique Uyterhoeven Foto: Martha Passeggi 

El Juzgado Penal ; en la calle Uruguay y Convención, cerca de las 14 y 30 horas, compareció uno solo de los represores;- Enrique Uyterhoeven – los otros citados por delitos de torturas y asesinatos eran Jorge Gundelzoph, Taramasco (fallecido) Terra y Grau, que al parecer objetaron la no comparecencia por haber tenido un acv. 
Es una causa colectiva de víctimas prisioneras políticas bajo el Terrorismo de Estado-en el siniestro centro clandestino de detención y tortura, La Tablada, ( camino Melilla 6227, entre Eduardo Pérez y Antonio Rubio). 
En ese lugar operó la OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas).
Permanecen muchos compañeros desaparecidos aún.

Este único represor-genocida Enrique Uyterhoeven, fue a su salida del juzgado seguido hasta la esquina por la hija de Miguel Angel Mato Fagián, y militantes.
La hija de Miguel Angel Mato Fagián le dijo que él era el único que podía decir dónde estaba su padre a lo cual este respondió- ” que no lo recuerda”-
Al momento del secuestro Miguel Angel tenía 39 años, casado, padre de una hija, estudiante de derecho, empleado de Funsa y militaba en la Unión de Juventudes Comunistas (UJC).
Fue secuestrado el 29 de enero de 1982 luego de una reunión con una compañera en un bar.
Ni olvido Ni perdón!!!

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