Reconocimiento a Viglietti por CRYSOL

 

Reconocimiento Daniel Viglietti a los DDHH

Con la presencia de la Sra. Birgit Gerstenberg,  Representante Regional de la ACNUDH, en la noche de ayer, se llevó a cabo la entrega del Reconocimiento Daniel Viglietti a los DDHH en la sede de Crysol. El mismo, en esta ocasión, le fue entregado a la exfiscal Ana María Tellechea y al Ing. Civil y Gral ® Luis Lazo.

A la entrega del Reconocimiento asistió la Vicepresidenta de la República Senadora Patricia Ayala y la viuda de Daniel Viglietti, Lourdes Villafaña y la Secretaria de DDHH de la Intendencia de Canelones Valeria Rubino.

También asistieron delegaciones amigas del Pit Cnt, de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, de la Comisión por la Memoria de Los Fusilados de Soca y un nutrido grupo de Memoria en Libertad.

Mauricio Rosencoff se disculpó por no poder asistir a la entrega del Reconocimiento pero mandó un cálido y emotivo saludo al colectivo que fue leído por el conductor de la ceremonia, conocido comunicador Alberto Silva.

La presencia de la Representante Regional, acompañada por la Oficial de DDHH Paula Berrutti y de Graciela Dede del PNUD, puso de manifiesto el reconocimiento internacional alcanzado por el colectivo organizado luego de 18 años de incansable trabajo. Crysol es una institución prestigiosa y reconocida por los logros alcanzados en todos los planos a lo largo de su historia.

A nombre de Crysol, hizo uso de la palabra el Secretario de la Institución Enrique Chalar. Las plaquetas fueron entregadas por Baldemar Taroco a la Dra. Ana María Tellechea y por Chela Fontora al Ing. Civil y Gral ® Luis Lazo.

Enrique Chalar haciendo uso de la palabra, a su lado Birgit Gerstenberg

Delegación de la Oficina Regional

De la Alta Comisionada de las Naciones Unidas

para los Derechos Humanos

Sra Representante Regional, Estimada Birgit,

Compañeras y compañeros:

Gracias por acompañarnos en esta ceremonia que una vez más realizamos en nuestra sede social, la casa de todas y de todos los ex presos políticos de Uruguay, de quienes por defender la libertad y las normas democráticas fuimos privados de la libertad durante el período del terrorismo de Estado.

En este año en que se cumplen 70 años de que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ella tiene más vigencia que nunca. En su momento fue una luz de esperanza, hoy es una bandera de lucha, de trabajo y de movilización. Las normas de Derechos Humanos son una conquista de la humanidad y de los pueblos, un compromiso de vida con un planeta mejor.

Para quienes seguimos trabajando para cambiar el mundo, para quienes no nos rendimos ni claudicamos ante las dificultades inherentes a ello, ella, las normas de derechos humanos son una utopía renovada y convocante a un compromiso personal y colectivo.

La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana.

Las normas de Derechos Humanos, surgidas luego del horror de la Segunda Guerra Mundial, de la experiencia nazi fascista, son una defensa para todos los ciudadanos frente al Estado y los Estados cada vez más poderosos, ante sus agentes y funcionarios civiles y militares.

Las normas de Derechos Humanos proclaman un ideal de justicia, valores universales, imponen límites y condiciones al accionar estatal en todos los planos. Son un gran escudo ciudadano, protegen muy especialmente a los más pobres, a los más desvalidos, a los más vulnerables ante los excesos y los abusos de poder.

El desconocimiento y el menosprecio de los Derechos Humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad. Como organización creemos que  las normas de derechos humanos que imponen límites a la acción de los funcionarios y agentes del Estado, son una conquista de la humanidad y de los pueblos. Se orientan a mejorar la calidad de vida y a dignificarla. Son una herramienta fundamental para la vida diaria, en paz y de manera gratificante.

Somos gente madura, siempre comprometida con el presente y mirando al futuro. Tal como lo muestra elocuentemente “La noche de doce años” que se presenta en estos días en el Festival de Venecia, el terrorismo de Estado, sufrido intensamente por nosotros y por nuestras familias, fue una gran  tragedia nacional que afectó a la gran mayoría del pueblo. Por el bien del país y de su gente, nunca más debe volver a repetirse. Nuestro compromiso militante es ayudar a generar los antídotos para que la experiencia no vuelva a repetirse.

Las características de la transición democrática uruguaya, el repliegue ordenado y negociado de la vuelta a la institucionalidad, luego de la gran victoria popular en el plebiscito de 1980,  han hecho  que el camino hacia la verdad y la justicia fuera empinado, una lucha de décadas luego de la misma lucha por recuperar la democracia, la libertad y el derecho a elegir a los gobernantes.

La investigación, el esclarecimiento y la sanción de las graves violaciones a los derechos humanos es el único camino que puede impedir que las mismas vuelvan a repetirse. De ahí nuestro reclamo de Verdad y Justicia. Sin justicia, no habrá verdad, porque la justicia, la actuación del poder judicial es el camino, tal como lo señala la Resolución 60/147 de las Naciones Unidas que reivindicamos en todos los planos.

En esa lucha de décadas por derrotar la impunidad hubo y hay centenares de héroes y heroínas. Hace más de 8 años nuestro colectivo entendió que era necesario hacer un reconocimiento anual a algunos de ellos, por aquello que decía nuestro gran Mario Benedetti: nunca está de más agradecer.

A partir de este año, este reconocimiento anual que realiza nuestro colectivo, lleva el nombre de Daniel Viglietti, en homenaje a él como persona, como militante, como luchador social y político, siempre comprometido como artista y como persona con las mejores causas. Daniel Viglietti fue un gran militante y también un gran apoyo de nuestra organización desde los mismos inicios institucionales.

En el día de hoy, en esta sencilla ceremonia hacemos entrega del Reconocimiento Daniel Viglietti a los Derechos Humanos de Crysol a  dos grandes personas que han desempeñado un gran papel en la vida de nuestro colectivo, en la lucha por Verdad, Justicia y Memoria.

Nos referimos a la exfiscal Dra Ana María Tellechea una batalladora exquisita y ejemplar en las causas judiciales contra la impunidad y al Ingeniero Civil y Gral ®Luis Lazo, ex preso político, que desempeñó un papel excepcional para concretar el Espacio Memorial Penal de Libertad que inauguramos recientemente.

A ambos, en nombre de nuestro colectivo, Muchas gracias! y que nuestro Reconocimiento Daniel Viglietti a los Derechos Humanos sea un testimonio modesto pero tangible de ello.

Muchas gracias.

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Hay “ineficacia” en la investigación criminal,

desprotección de las

víctimas y “amarillismo” en los medios,

dice experta de ONU

Por Sergio Israel 

Birgit Gerstenberg

Birgit Gerstenberg estudió Filosofía en Jena, donde hizo su tesis Carlos Marx. Luego de un posgrado dedicado al pensamiento del siglo XIX en América Latina y un pasaje por Nicaragua para ayudar a reformular la disciplina a nivel universitario, ya unificada Alemania, comenzó una carrera en Naciones Unidas como oficial de derechos humanos, un trabajo arduo pero “maravilloso” que la llevó a El Salvador, Guatemala, Sudán, Uganda, Colombia y Jamaica, entre otros.

Esta semana, Gerstenberg visitó por primera vez Uruguay como representante regional del Alto Comisionado de las Naciones Unidades para los Derechos Humanos, que tiene sede en Santiago de Chile.

En entrevista con Búsqueda explicó que la principal prioridad de este viaje es respaldar la urgente reparación de las víctimas de la dictadura, una postura que quedará patente al asistir a un acto en la sede de la asociación de expresos políticos Crysol.

Aunque advirtió que los derechos humanos también incluyen el estado de los mares, las ciudades y en general los derechos económicos, sociales y culturales, y no solo la tortura, fijó entre las prioridades para Uruguay la seguridad pública, la discriminación de las mujeres, las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura y las cárceles, que han mejorado, aunque aún “un 33% de los presos” están en condiciones “inhumanas”.

Con respecto a la criminalidad dijo que si bien el país está lejos de Guatemala y El Salvador, se ha producido una fragmentación social que hace más difícil la convivencia y resaltó que el Estado es responsable de una investigación criminal eficaz para que violar la ley conlleve un riesgo real.

—¿Cómo está la situación de los derechos humanos en Uruguay?

—En cada país tratamos de mirar todos los temas, aunque obviamente tenemos que priorizar, porque no somos una oficina con capacidad ilimitada. Hemos formulado un plan de trabajo que incluye: Estado de derecho e impunidad, seguridad pública y violencia, discriminación de todo tipo y pobreza, porque son importantes los derechos económicos, sociales y culturales.

Dentro del concepto discriminación caben muchas cosas: el tema de los indígenas, la discapacidad, los migrantes. El de la mujer no es un asunto pequeño, porque se trata de discriminación del 50% de la población. También está la situación de los afrodescendientes, los colectivos LGTB y los adolescentes en conflicto con la ley.

Esta es mi primera visita. Tuvimos una reunión con unos 20 representantes de la sociedad civil en la que entraron más temas de los que pensábamos. Escuchamos a representantes del pueblo charrúa; a pesar de los tratados, de acuerdo a la Constitución no hay indígenas y tampoco existe una visión política del tema. Es un tema para poner en la agenda, igual que la migración.

También atendemos la judicialización de los derechos económicos, culturales y sociales. El derecho a la salud, la educación y a una vivienda digna tienen que ser tratados como cualquier otro derecho humano y pueden ser exigibles, aunque Uruguay ha ratificado todos los tratados y ha demostrado excelente voluntad política.

Un eje de esta visita es el tema de verdad, justicia y reparación. La asociación de expresos políticos Crysol nos visitó en julio para plantear que hay una ventana de oportunidad hasta octubre para producir una reforma en la ley de reparación. No solamente es una demanda legítima de las víctimas sino una obligación del Estado responder. Hablamos de este tema con la Institución Nacional de Derechos Humanos y con el ministro de Relaciones Exteriores y hay un compromiso fuerte del gobierno de mejorar.

—Todo gobierno va a decir que quiere mejorar...

—Y han hecho cosas. Las reformas en las cárceles después del informe del relator especial Manfred Novak han dado frutos. Por ejemplo, ahora hay centros carcelarios que se pueden mostrar. Sin embargo, aún 33% de los centros carcelarios están en condiciones muy infrahumanas, 33% con problemas y 33% en buenas prácticas. Nos preocupa la previsión de la tortura, que la situación en las cárceles mejore, la seguridad pública y la violencia, que obviamente es una preocupación actual, no solamente en Uruguay.

—Según el director nacional de la Policía, Uruguay va camino a convertirse en una sociedad con niveles de criminalidad como Guatemala y El Salvador.

—Uruguay todavía está muy lejos, por suerte, de esas situaciones. De todas formas, cada empeoramiento preocupa y requiere del Estado una respuesta eficaz y de acuerdo a los derechos humanos. Es un esfuerzo institucional que hay que hacer y ahí vemos conectados los temas de impunidad de crímenes y delitos y la ineficacia en la investigación criminal, de ausencia de protección de las víctimas y de amarillismo en los medios.

Hay que mejorar la respuesta institucional. El crimen que ocurre en todo el Cono Sur tiene múltiples dimensiones. Por un lado vemos el crimen organizado como el tráfico de drogas, que siempre es corrupción del Estado. El contexto influye pero además el tejido social ha cambiado; la fragmentación de la sociedad en la que se territorializa la pobreza es más difícil de interrumpir, y a pesar de los logros que ha tenido el país en construir una sociedad de altos ingresos, no ha logrado eliminar la división de la sociedad en ricos y pobres y la red social se ha reducido. Hay más aislamiento, más dificultad para construir vínculos de solidaridad con los que quedan atrás.

Eso y la administración de justicia han dejado huellas en la seguridad pública. No lo he podido estudiar aún en forma detallada, pero lo que escuchamos de forma repetida es la ineficacia para contrarrestar el crimen. Otro factor es la educación y que ha disminuido la fortaleza de las familias.  Lo importante no es el aumento de las penas sino la respuesta al crimen. Si más del 80% de los homicidios quedan sin sentencia, entonces yo puedo asesinar y tengo una alta probabilidad de que nada me va a ocurrir por más que haya pena de muerte. La probabilidad de que te pesque el sistema es bastante baja.

Luego está la violencia contra la mujer. Si yo le pego a mi mujer y ella tiene que ir al hospital y eso no representa más que un año o menos de prisión para un juez, eso es un peligro, porque al salir tendrá ganas de vengarse. La legislación es avanzada, pero el problema son los patrones culturales de la sociedad.

—¿Entonces una buena parte del problema son los jueces?

—Un juez al fin y al cabo es un miembro de la sociedad uruguaya y está creciendo con los mismos patrones culturales. El machismo es un problema. Eso se refleja en la participación de la mujer en el Parlamento o en las zonas rurales donde no consiguen contratos de trabajo. Los procesos de justicia y verdad en muchos casos están relacionados con los de reparación. Mejor justicia deja más claro a la sociedad la necesidad de la reparación.

Hay muchos reclamos en el sentido de que no existe una reparación integral. Son temas que internacionalmente están claros pero que Uruguay no cumple cabalmente. De todas formas, la atmósfera en el gobierno es que se puede hablar del tema de los derechos humanos. No hay país en el mundo que no tenga una cantidad de problemas de derechos humanos. El asunto es cómo reacciona el Estado para confrontarlos. Si omite darles atención o consulta, rinde cuentas y toma medidas.

En todos los países hay temas no resueltos.  ¿Quién esperaba que en Alemania el tema de la xenofobia tomara unas dimensiones tales que puedan cambiar el gobierno?

No creo que Uruguay esté muy mal. Y lo que valoramos es el esfuerzo y la capacidad de rendir cuentas. Los derechos humanos no son solo los civiles y políticos, también los económicos, sociales y culturales. Cada ámbito es importante, como el cambio climático. Hay muchos temas novedosos, el desarrollo de las ciudades, la protección de los mares. A menudo la resistencia se debe a una mirada reducida.

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