Dos fallecimientos

  QUE EN PAZ DESCANSE

Falleció a los 98 años el

antropólogo uruguayo

Daniel Vidart

El intelectual, que dedicó su vida al estudio de los orígenes culturales de nuestro país, se encontraba internado hace varios días en coma, según informó su esposa a través de su propio perfil de Facebook.

14.05.2019 

El antropólogo Daniel Vidart falleció este martes a los 98 años, según informó su esposa Alicia Castilla a través de su propio perfil de Facebook.

Vidal estaba internado hace varios días en coma, según una publicación dada a conocer este martes por la mañana: “Aqui Alicia! Daniel lleva muchos días en coma. Les pido a todos los que lo quieren, lo siguen y lo aprecian que envíen, si son creyentes, sus oraciones y si son agnósticos que envíen sus pensamientos, se despidan para que él pueda retomar su viaje como lo describe en el video que les dejo”, escribió.

El mismo perfil anunció su deceso: “Daniel Vidart acaba de fallecer”.

El intelectual había recibido en 2018 el Gran Premio Nacional a la Labor Intelectual, otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura, que lo destacó por su “excelencia, creatividad y contribución a la cultura nacional”, y en 2016 decidió alejarse de la red social Facebook.

Figura señera de la cultura uruguaya, conocido por sus lúcidas reflexiones y por su generosidad, Vidart no se sintió a gusto con la dinámica de Facebook. Según se desprendió de su mensaje, el predominio de contenidos frívolos sobre otros que entiende de mayor provecho sería la causa fundamental de su renuncia a esa vía de comunicación.

“Trabajé mucho en este trasmisor de ideas y sentimientos, con gusto, con entrega afectuosa, y la cosecha ha sido, salvo gratas excepciones, sumamente avara”, lamentó el docente.

Vidart entregó su vida al estudio del origen de nuestra cultura y en varias oportunidades polemizó con los descendientes de charrúas. En noviembre de 2014, donó los 7.000 libros de su propiedad para la biblioteca pública: “Le estoy dando al país lo que el país me dio”, dijo en aquella oportunidad.

Vidart nació en octubre de 1920 y estudio Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de la República e Ingeniería en la Universidad Nacional de Colombia.

Entre 1952 y 1958 fue vicepresidente del SODRE; desde 1962 fue el director del Centro de Estudios Antropológicos Dr. Paul Rivet y experto de la Unesco en Investigación Sociocultural y Consejero Regional y Educación Ambiental para América Latina y el Caribe.

En 1972 y 1973 fue profesor de Antropología Cultural en la Universidad de Chile. Entre 1985 y 1988 fue catedrático de Antropología de la UdelaR, y entre 1967 y 1972 fue profesor de Sociología Nacional y Sociología General del Instituto de Profesores Artigas.

Desde el 2009 es miembro de la Academia Nacional de Letras del Uruguay.

Montevideo Portal

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  Murió el antropólogo Daniel Vidart

15 de mayo de 2019

(1920-2019)

Este martes se conoció la noticia de la muerte de Daniel Vidart, una de las figuras intelectuales más relevantes del siglo XX uruguayo. De orgullosa raigambre vasca, afirmaba haber sobrevivido a picaduras de araña normalmente letales y a las mordeduras de “tres víboras parejeras, que tienen un veneno muy fuerte”. La marihuana no le hacía efecto.

Decía que la curiosidad por las sustancias psicoactivas le había aparecido después de un viaje espiritual compartido con un cantor tradicional de Mongolia con el que había recorrido parte del desierto de Gobi. “El día que volvíamos a Pekín, él me hizo una seña, cuando estábamos en la mesa, para que me quedara. […] Él tenía una botellita de moutai, un licor de arroz muy fuerte, y la terminamos de tomar. Cuando ya estábamos medio alegrones, se levantó y de una alacenita trajo otra bebida, hecha a base de leche fermentada y destilada. […] después empezó a tocar un tambor y me convidó con […] el orín de alguien que había comido amanita muscaria, un hongo alucinógeno que es tremendo. Al ratito de tomar eso, emprendimos un vuelo que desembocó en un puente mental y terminamos hablando; él me contó su vida y yo le conté la mía. Infancia, adolescencia, juventud y madurez, nos contamos recíprocamente nuestras vidas; para mí fue una experiencia estremecedora. Desde entonces, como antropólogo, siempre tuve un gran interés por las sustancias”. Eso que empezó como un interés curioso se completó con investigación y trabajo. Pasó 12 años en los Andes estudiando, a “puro trabajo de campo”, los cultivos de coca y el uso que le dan a la planta los pueblos indígenas, y ese conocimiento terminó reunido en el libro Coca, cocales y coqueros en América andina, de 1991. En 2014 publicó Marihuana, la flor del cáñamo, un texto que repasa la historia del cultivo del cáñamo y las razones –económicas, políticas, culturales– que determinaron su prohibición. Para entonces ya estaba en pareja con Alicia Castilla, la investigadora argentina que estuvo presa en Uruguay por tener en su casa plantas de marihuana y herramientas apropiadas para cosechar y fumar. Castilla fue absuelta por la Justicia cinco años después, pero tras su detención debió cumplir una pena de 95 días de cárcel en 2012. En las muchas fotos en que se los retrató juntos se los ve sonrientes, divertidos. Compartían la curiosidad intelectual y la pasión por el conocimiento y la experiencia. Fue ella la que avisó de su enfermedad y la que confirmó ayer su muerte.

Nacido en Paysandú en 1920, Vidart estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República (Udelar) y en la Universidad Nacional de Colombia, pero su impresionante formación en antropología se fue forjando al ritmo de su andar por campos y ciudades, y en la convivencia con poblaciones de las más variadas geografías, con las que compartió experiencias y de las que recibió saberes y prácticas que dieron a su investigación una perspectiva enriquecida y poderosa.

Fue autor de más de una veintena de obras, entre las que se destacan varios textos dedicados al tango, así como numerosas investigaciones sobre la realidad rural uruguaya, la inmigración, la cuestión indígena, el juego, la fiesta y hasta la vestimenta, además de las ya mencionadas investigaciones sobre sustancias.

En 2007 fue declarado ciudadano ilustre de Montevideo junto con su colega y amigo Renzo Pi Hugarte. Desde 2009 fue miembro de número de la Academia Nacional de Letras, y en 2013 recibió un doctorado honoris causa de la Universidad de la República, que se sumó al reconocimiento como profesor ad honorem y perpetuum de la Universidad Nacional de Colombia (1985). También fue miembro de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la Udelar (2003) y académico de la Real Academia Gallega (1963). Entre los numerosos premios que se le otorgaron se destacan los Morosoli y Bartolomé Hidalgo en 1996 y el Morosoli de Oro en 2000, pero sobre todo el Gran Premio a la Labor Intelectual que el Ministerio de Educación y Cultura le otorgó en 2018.

En esa oportunidad, Lisa Block de Behar se refirió a la obra de Vidart como una “rara y feliz” combinación de conocimiento y gracia. Hacía referencia al “excepcional rigor” de su trabajo, pero también al apasionamiento con el que lo concebía y a la belleza de que lo dotaba: “No es frecuente que esos atributos se armonicen con tan espléndida claridad como la que transparenta la producción de Daniel Vidart”, decía, y observaba que sus estudios ponían al ser humano en un centro siempre próximo al modo de estar en la tierra y entre sus semejantes.

Sobre su inabarcable bibliografía, Block destacaba las referencias al trasfondo indígena, “al culto nostálgico del negro radicado en el silencio de tierras que hace vibrar al ritmo de sus musicalizados arrebatos, así como a las gestas del gaucho circunspecto que allí se ambientan, a la rica variedad de un patrimonio que no es ajeno a las crónicas de los viajeros ni al legado melancólico de los inmigrantes, ni a la agudeza de los dichos de los paisanos”. Con ese bagaje, según Block, Vidart podía ilustrar “las alternativas del paisaje natural así como las del paisaje humano o urbano, desentrañando mitos y costumbres de sus pobladores, sin dejar de advertir y aproximarse al horizonte en fuga de su cosmovisión”.

Sus restos serán velados este miércoles en el Paraninfo de la Udelar entre las 10.00 y las 16.00.

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  ADIÓS

Falleció este martes el

histórico dirigente tupamaro

Julio Marenales

El dirigente político, fundador del MLN, estaba internado en grave salto en el departamento de Salto, donde residía. El MPP informó y lamentó su muerte.

14.05.2019 

Falleció este martes por la noche el dirigente tupamaro Julio Marenales, según informó el Movimiento de Participación Popular (MPP) a través de sus cuentas oficiales.

“El viejo Julio nos enseñó que en la vida hay que hacer lo que se dice y vivir como se piensa. Hasta siempre compañero Julio Marenales”, escribió la fuerza política en Twitter.

El Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), movimiento político fundado por Marenales, informó en un comunicado que no habrá velatorio, y comentó decisión con la declaración jurada que dejara el dirigente firmada de puño y letra: ‘Es su voluntad que no se realice ningún tipo de velatorio con cuerpo presente, y que desea entregar su cuerpo a la ciencia'”, señala la declaración.

De todos modos, la agrupación puntualizó que su dirigente será homenajeado “en su debido momento”.

El MLN-T también destacó que Marenales “vivió como pensaba”, y siempre fue un “revolucionario que no abandonó nunca sus principios”.” Un compañero consecuente, austero, que con su entrega permanente nos ha enseñado el valor de la lucha y de no anquilosarse con lo establecido”, agrega el texto.

“Desde esta organización, que ha sido su casa y su legado, sabemos que el Viejo Julio permanecerá presente, como horizonte posible, en cada acto cotidiano de sus militantes, en esta construcción de una patria para todos”, señala.

La agrupación política también destacó como “virtudes” del ex dirigente el carácter “revulsivo de sus ideas” y su “pensamiento transgresor”.

Montevideo Portal

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 Julio Marenales:

El plan y la fantasía

15 de mayo de 2019

En la noche de este martes, a las 22.00, falleció en Salto el histórico dirigente tupamaro Julio Marenales, con 89 años. Así lo confirmaron los dos sectores políticos que integraba: el Movimiento de Participación Popular (MPP) y el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T).

El comité ejecutivo del MLN-T reveló incluso que según una declaración jurada que firmó Marenales antes de morir “es su voluntad que no se realice ningún tipo de velatorio con cuerpo presente, y que desea entregar su cuerpo a la ciencia”. También destacan que “no abandonó nunca sus principios”, y que fue un compañero “consecuente, austero, que con su entrega permanente nos ha enseñado el valor de la lucha y de no anquilosarse con lo establecido”. “Destacamos entre sus virtudes, el carácter revulsivo de sus ideas permanentemente y su pensamiento transgresor”, agregan.

Su nombre completo era Julio Ángel Marenales Sainz. Nació en Montevideo el 24 de enero de 1930 y comenzó temprano su militancia política: a los 16 años ingresó al Partido Socialista. Ya en la década del 60, formó parte del nacimiento de Coordinador, que luego daría lugar al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Antes del golpe de Estado estuvo varias veces preso y fue luego uno de los nueves rehenes tupamaros.

Ya en democracia, fue uno de los fundadores del MPP, sector que cuestionó (“gigante estúpido”, dijo alguna vez), pero que nunca abandonó. También fue crítico con los tres gobiernos del Frente Amplio (“el viejo Batlle hizo más que nosotros”, concluyó en otra oportunidad), pero nunca se alejó de tiendas frenteamplistas.

En 2010, ya con José Mujica como presidente, planteaba, sin estar “en contra” de las políticas que llevaba adelante el Frente Amplio (FA), su insatisfacción con la falta de “perspectiva estratégica” de la izquierda en el gobierno. “No soy un progresista y lucho por un cambio social. Sigo siendo un revolucionario, aunque sea una palabra fuerte. A muchos luchadores sociales los fagocitó el sistema y ese riesgo sigue presente porque no somos superhombres”, decía, durante la presentación del libro “Marenales, diálogos con el dirigente histórico tupamaro”, escrito por el periodista Sergio Márquez.

También durante la gestión presidencial de Mujica, jugó fuerte en la interna frenteamplista en varias ocasiones. Durante uno de los primeros cortocircuitos con Tabaré Vázquez, puntualmente por las políticas antitabaco, declaró: “si las movidas políticas de Vázquez empiezan a estorbar, a mí me va a tener en la vereda de enfrente. A mí y a muchos más”.

Aunque mantenía diferencias con el rumbo de la política económica de Danilo Astori, más de una vez salió al cruce de quienes lo cuestionaban en el FA pero no presentaban planes alternativos. En una entrevista con la diaria, publicada en julio de 2010, polemizó por este tema con el Partido Comunista: “Los compañeros han expresado su disconformidad con la línea económica, pero ¿cuál es la propuesta alternativa? Nadie hasta ahora elaboró nada. Me atrevería a hacer una crítica a la política económica si tuviera en qué sostenerla. Pero eso hoy no existe, y hay que tener cuidado. No quiere decir que comparta punto por punto lo que se hace, pero hay que ser responsables políticamente. Ojo que no le tengo temor a nada, pero no soy irresponsable. Y hoy la verdad es que no tenemos elementos objetivos como para decirles a los compañeros del equipo económico, al equipo de Astori, que discrepamos con tal cosa y que pensamos que sería mejor tal otra”

Los últimos años de su vida los pasó en Salto, junto a su esposa, y cada tanto opinaba desde el norte sobre la política nacional. Cuando en 2013 renunció a la orgánica partidaria, explicó así los motivos de su alejamiento: “Básicamente, lo hago porque tengo 83 años y dediqué 67 a la política. Me parece que es bastante. No me voy a alejar del todo. Tampoco me voy a quedar quietito callado, voy a seguir opinando”.

 

 

 

 

 

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