Murió Guillermo Chiflet

 QUE EN PAZ DESCANSE

Falleció a los 93 años el ex

diputado e histórico dirigente

socialista Guillermo Chifflet

El Partido Socialista confirmó la noticia y despidió al ex diputado: “En la coherencia y en la entrega de Guillermo va nuestro compromiso de seguir luchando”.

26.04.2020 

Falleció este domingo, a los 93 años, el ex diputado e histórico dirigente del Partido Socialista Guillermo Chifflet.

La noticia fue confirmada por las cuentas oficiales del Partido Socialista: “Lamentamos comunicar el fallecimiento de nuestro entrañable compañero Guillermo Chifflet. En la coherencia y la entrega de Guillermo va nuestro compromiso de seguir luchando sus mismas causas”.

Chiflett nació en setiembre de 1926; en 1971 participó de la fundación del Frente Amplio. Fue diputado ininterrumpidamente desde la legislatura de 1989 hasta 2004, e integró, entre otras, la comisión de Derechos Humanos de esa cámara.

En 2005 renunció a su banca por discrepancias con la política uruguaya en las misiones de paz de la ONU en Haití.  

 Falleció Guillermo Chifflet,

referente histórico de

la izquierda uruguaya

26 de abril de 2020 

El dirigente tenía 93 años y la noticia la confirmó en sus cuentas el Partido Socialista.

El histórico dirigente frenteamplista Guillermo Chifflet falleció hoy, a los 93 años. La noticia la confirmó el Partido Socialista en sus cuentas de redes sociales.

“Lamentamos comunicar el fallecimiento de nuestro entrañable compañero Guillermo Chifflet. En la coherencia y la entrega de Guillermo va nuestro compromiso de seguir luchando sus mismas causas”, dijeron los socialistas en su mensaje.

El presidente Luis Lacalle Pou lo saludó esta tarde desde su cuenta de Twitter. Dijo que Chifflet “fue un gran dirigente político y sobre todo una gran persona. De esas que uno necesita tener en frente para entender las otras visiones. Vivió como predicó. Me regaló su consejo y su afecto”.

Chifflet participó en la fundación del Frente Amplio en 1971; fue diputado entre 1990 y 2005, y renunció a la banca durante el primer gobierno frentista, por oponerse a la participación de militares uruguayos en las misiones de paz en Haití. Estaba casado con la actriz Julia Amoretti.

También integró el Tribunal de Conducta Política del FA, y trabajó como periodista en varios medios de prensa, entre ellos El Sol, Marcha y Época.

  Una charla intergeneracional

entre dos socialistas: Guillermo Chifflet

y Nicolás Nuñez

26 de abril de 2020

Escribe: Lucas Silva, Natalia Uval

Este artículo fue publicado originalmente el 15 de octubre de 2009. Pocas días antes de las elecciones presidenciales, generamos este intercambio entre el entonces secretario de la Juventud del Partido Socialista, Nicolás Nuñez, y Guillermo Chifflet, que unos meses antes había renunciado al Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio (FA).

Para el ex diputado Guillermo Chifflet, Tabaré Vázquez “tiene menos formación que otros dirigentes del FA”, “está ganado por el personalismo” y “no es un modelo de pensamiento socialista”, mientras que Mujica “a veces pesa demasiado sin quererlo”, y “no basta” con que promueva “un cambio profundo”. En tanto, para el secretario general de la juventud del Partido Socialista (PS), Nicolás Núñez, Mujica “va a seguir la línea de Tabaré” aunque haya diferencias en la forma de ejercer el liderazgo. “[Vázquez] representa al uruguayo que todos queremos ser. Y capaz que Mujica representa más al uruguayo que somos”, opinó.

Chifflet (82 años) y Núñez (25) iniciaron su trabajo político en contextos bien diferentes. Pero los dos pertenecen al mismo partido y tienen algunas cosas en común: se criaron en el Cerro, fueron a la escuela Checoslovaquia y simpatizan con Rampla Juniors.

Chifflet pidió la afiliación al PS con siete años, en tiempos de las guerras Civil Española y de Abisinia (hoy Etiopía), y llegó a integrar un comité de niños por la República Española, que recolectaba libros infantiles para enviar a la península. Recuerda haber visto a Emilio Frugoni en las calles Grecia y Prusia, frente a un grupo de personas, hablando contra la dictadura de Gabriel Terra en 1933. Entre la tradición obrera del Cerro y las rondas de vecinos, muchos de ellos inmigrantes, que seguían por la radio las noticias que llegaban del Viejo Mundo, Chifflet rápidamente se incorporó a la actividad política, y nunca la abandonó. En 1962 fue electo como secretario general por el Congreso del PS, pero renunció porque entendía que ese cargo debía ocuparlo un trabajador. Hoy no es tan estricto. “Con ser socialista basta”, dice.

Núñez empezó a militar a finales de 2000. Su familia siempre estuvo vinculada al Movimiento Socialista Emilio Frugoni, que integra el Espacio 90. Comenzó con un grupo de teatro independiente del Florencio Sánchez que recorría barrios de Montevideo con la cantata Santa María de Iquique, de los Kilapayún, y luego pasó a militar en el gremio del Liceo 11, que fue ocupado cuando se votaba el presupuesto quinquenal del ex presidente Jorge Batlle. Ingresó al PS cuando el secretario general era Manuel Laguarda y Chifflet era legislador. “En estos nueve años hubo un recambio importante pero tengo la suerte de compartir el espacio de militancia con compañeros que son históricos del partido y de los que uno aprende”, asegura.

¿Cómo definirían ser de izquierda?

Nicolás Núñez (NN): Es pensar en términos de justicia e igualdad. El gobierno usó mucho la palabra “equidad”. Pasa por tener claro qué intereses defender, porque tratar igual al diferente es profundizar las diferencias. Frugoni hablaba de que el liberalismo político era bueno, y de que, sin embargo, el económico defiende las libertades individuales en perjuicio de las grandes mayorías.

Guillermo Chifflet (GCH): Significa actuar con desprendimiento y ayudar con su acción a formar hombres mejores. Frugoni también se sentía representante de una clase y tomaba posición. No decía, como suelen hacerlo Danilo Astori y Tabaré Vázquez, que hay que estar por encima de las clases y representar a todos. ¿Se puede representar igual a los banqueros que a los trabajadores? Eso no es posible, la historia lo desmiente. En su primer discurso parlamentario, Frugoni se presentó como portavoz de la clase obrera, y en cada intervención hablaba del socialismo. Hacía prédica socialista. En el caso del PS noto que tiene poca presencia y hace pocos planteamientos a fondo, teóricos o doctrinarios. Se lo dije a Lalo [Fernández, actual secretario general del PS] hace poco.

Seguramente, el MPP sea otra vez mayoría en el FA. ¿Cómo impacta eso en la configuración interna?

GCH: Son realidades que, sin dudas, tienen su peso, pero hay que recordar que el Movimiento de Liberación Nacional surgió del PS. Raúl Sendic fue al norte enviado por el partido a organizar remolacheros. El antecedente había sido Orosmín Leguizamón, un compañero muy luchador que murió luego en un accidente y que había organizado a los arroceros en Treinta y Tres. El PS sacó todo, ha sido un gran semillero, hasta de cosas horribles, como el MUSP [Movimiento Unificado Socialista Proletario].

NN: No les temo a las mayorías democráticas, y creo que la democracia del FA controla ciertas cuestiones. Además las coyunturas cambian, y por más que por primera vez un grupo repita como fuerza mayoritaria, el FA no tiene una historia tan extensa. Tener la mayoría implica, además, actuar con responsabilidad y abriendo la cancha. Creo que el PS, cuando le tocó ser mayoría, actuó a la altura de las circunstancias. Éste sería el segundo período del MPP como mayoría, así que calculo que si no aprendieron en el primero ahora tendrán la oportunidad.

¿Qué diferencias visualizan entre el gobierno de Vázquez y uno de Mujica?

GCH: Tabaré Vázquez tiene menos formación que otros militantes o dirigentes del FA, y en el fondo está ganado por el personalismo, que viene del hecho de que todo el mundo lo reconoce y lo acepta, en su profesión de oncólogo y por virtudes, como su capacidad y serenidad. Pero me parece que no acepta demasiado que le lleven la contra y eso no es bueno. Mujica a veces pesa demasiado sin quererlo, porque él lo dice y tiene toda la prensa, porque para un periodista lo que Pepe dice es nota.

NN: En materia de plataforma de gobierno, Mujica va a seguir la línea de Tabaré. Porque el que va a seguir en el gobierno es el FA, y el programa claramente representa una continuación de esta administración. La diferencia más sustancial tal vez sea de liderazgo. Tabaré es el modelo del uruguayo perfecto, nacido en un barrio trabajador, que se forma en la Universidad y que todo lo que toca lo convierte en oro. Fue presidente de Progreso y lo sacó campeón uruguayo. Es un modelo de movilidad social y representa al uruguayo que todos queremos ser. Y capaz que Mujica representa más al uruguayo que somos. Pero los dos terminan llegando con la misma capacidad para manejar un gobierno y liderar equipos.

¿Hay que reformular el rol del Congreso del FA?

GCH: Soy partidario de los congresos como un ámbito de discusión e intercambio entre militantes, y no como un encuentro de opiniones predeterminadas. Antes, en el caso del PS, teníamos un organismo intermedio que era el Comité Ejecutivo ampliado, integrado por delegados que los centros elegían en cada barrio o zona, y era muy útil. Cada centro hacía su deliberación y se llegaba al comité con posiciones ya discutidas en las bases. Daniel Díaz Maynard, que estuvo en varios partidos, decía que no había partido más democrático que el socialista, y creo que es verdad. Porque si comparamos con los partidos tradicionales, es evidente que en los honorables directorios las honorables bases no pueden opinar. Zelmar Michelini decía que no se podía imaginar un FA en el gobierno sin movilización y pueblo en la calle, y es una gran verdad.

NN: El FA es una herramienta compleja, y creo que hay que fortalecer más la pata de las bases, y los sectores tienen que facilitar su participación. A partir del próximo año hay que discutir cómo preparamos la estructura para esta etapa. Esta estructura fue efectiva para pelear contra la dictadura y generar acumulación de fuerzas. Pero a la hora de gobernar mostró falencias, por ejemplo en cómo se informa a la gente sobre lo que se está haciendo. Una fuerza política que se presenta como “de cambio” no puede tenerle miedo a sus propios cambios. El frenteamplista común, de la calle, acepta y promueve los cambios sin problemas.

¿El PS se mantiene fiel a sus postulados históricos, como el anticapitalismo y el antiimperialismo?

GCH: Creo que tenemos déficit de preparación de los militantes. No tiene por qué ser una preparación dogmática, sino ideas que se discutan. Eso no se está haciendo y es negativo. La cantidad ha disminuido un poco la calidad de la militancia, y si no se prepara eso, un buen día te das cuenta de que hay gente que estaba en el PS porque tenía el carné, nada más, pero no era mentalmente socialista. Antes había muchos cursos de preparación que veo que se han descuidado un poco ahora. Incluso había cursos de oratoria.

NN: Cuando entrás a militar a la juventud, hay que hacer un curso que se llama “Las señas de identidad del partido”. Nuestra declaración de principios nos brinda cinco señas de identidad: anticapitalista, pluralista, democrática, antiimperialista y revolucionaria. También nos interesa mucho, y más en el tiempo en que nos tocó vivir, la formación de cuadros de gobierno, y en eso el PS tiene una fuerte tradición. De hecho, este gobierno ha sabido nutrirse de cuadros del partido de suma importancia.

¿Cómo ven la interna del PS?

NN: La departamental de Canelones tenía una mesa, con una frase de Frugoni que decía: “Las discusiones que tenéis merecerán el rigor histórico del momento”. Y para mí el PS se enrosca mucho en esas discusiones, y creo que hace bien. A veces pasa que el efecto Rial se ha instalado, y se consume mucho eso de aquel que se peló con fulano, y todo eso. Y muchas veces la síntesis de la discusión queda en un segundo plano.

GCH: En la historia del PS hubo rupturas y separaciones. José Pedro Cardozo, que era psiquiatra, analizaba esas situaciones y llegó a la conclusión de que ocurrían por falta de discusión. Hay que buscar denominadores comunes entre las posiciones, que permitan seguir hacia adelante sin dividir, sin perjuicio de que queden distintas tendencias dentro de una fuerza política.

Guillermo lo dijo

“Una máquina de conseguir cargos”. “Decir eso es un disparate, un horror. No es verdad. Yo no tenía ningún cargo en ese momento; si no, le hubiera mandado la renuncia. Lamenté no tener un cargo. Me parece que esas cosas no se pueden hacer, son falsas generalizaciones. Conozco un montón de compañeros del PS que tienen la principal virtud de un revolucionario, que es el desprendimiento. Es una salvajada de esas que suele decir Mujica sin mucha responsabilidad, porque es un agravio muy grande. Yo lo llamé a Lalo y le dije si querían contestarle. Y no querían darle importancia al asunto”.

Tabaré. “Es un poco una creación del PS. Soy testigo de cuando José Pedro Cardozo y otros, en una reunión en Casa del Pueblo, le pidieron que se incorporara a la política, y él no quería, porque estaba metido en la oncología, su vocación. Le insistieron mucho y al final aceptó. Si ahora tuviera que citar a un gobernante socialista, no citaría a Tabaré Vázquez. Tabaré Vázquez es un progresista, es un hombre que perfectamente puede pasar por cristiano o por cualquiera de esas corrientes que integran el FA, pero no es un modelo de pensamiento socialista”.

Autocrítica. “Una vez dialogaban Lenin y un camarada de apellido Beloj, quien le preguntó cuál era el peor enemigo de la revolución, y Lenin le respondió que era decirle amén a todo. Y eso es verdad, en todas las cosas. Las organizaciones verticales terminan anuladas, porque allí no existe la democracia interna y las posibilidades de aportes”.

Posibilidades históricas. “El gobierno del FA no ha sido de cambios profundos. Ha sido de cambios a la uruguaya, y eso, de repente, no está mal. Pero todos queríamos un poco más y la militancia aspiraba a una transformación más profunda. Y no se pudo porque faltó participación y movilización del pueblo en la calle. Igual sigue pasando que el FA convoca y va todo el mundo, pero cuidado con desperdiciar eso”.

Nicolás lo dijo

Socialistas en el gobierno. “El PS se ha convertido en el equipo de Tabaré Vázquez, y en los lugares más urticantes, como Ricardo Prato en la Dirección de Aduanas, Álvaro García en el Ministerio de Economía, o el Ministerio del Interior, desde el primer momento con José Díaz y después con Daisy Tourné. En los lugares más calientes siempre ha estado un compañero del PS”.

Progresismo. “El plan estratégico del PS para transformar Uruguay incluye la construcción de hegemonía junto con fuerzas progresistas. Nuestro documento Democracia sobre nuevas bases claramente habla de la acumulación a partir de un bloque popular y progresista que defienda los intereses de la clase trabajadora”.

Redes frenteamplistas. “Después de la elección hay que pensar cómo se incorpora toda esa gente a la estructura, sin marcarles la cancha. Desde las estructuras se critica a las redes por puro desconocimiento de cómo se genera este fenómeno. Los foros de debate virtuales de muchas de estas convocatorias tienen un contenido político de un altísimo nivel”.

JSU. “Cuando llegué a la secretaría general de la JSU [Juventud Socialista del Uruguay] comprendí que gobernar y liderar no quiere decir decirle que sí a todo. Tengo muchos no y muy pocos sí, y tengo que saber direccionarlos”.

Radicales y 26 de Marzo. “No estuvieron a la altura de las circunstancias. Todos hicimos sacrificios en este gobierno para no renunciar a principios. Un ejemplo claro es Guillermo, pero él no fue al PS a decir que había que irse del gobierno o del FA. Porque somos conscientes de nuestra responsabilidad de llevar adelante los cambios. Para mí el 26 se fue de mambo, y creo que dentro del FA hay sectores que también son radicales en sus planteos y que son mucho más serios que el 26 de Marzo, como el Partido Comunista”.

 Guillermo Chifflet: “Caballero

del respeto”

27 de abril de 2020

Escribe: Eduardo de León

Se fue Guillermo Chifflet, un caballero de la ética, la república y la pasión del socialismo y la libertad. Su lanza seguirá derribando muros verdaderos, creando libertad para pensar y actuar con independencia y coherencia de valores.

Guillermo hace décadas que es un o fue un tipo simbólico, un enorme productor de símbolos necesarios para el recuerdo laico de la práctica cotidiana de valores inspirados en el socialismo y la libertad; leal a las convicciones, no a las organizaciones; leal a los valores, no a las rutinas burocráticas; leal a las personas y guardián de sus secretos hasta en sus opiniones sobre los demás. Guillermo era un caballero del respeto y la reserva por cuidado de los otros y las otras siempre consciente de la belleza de nuestra fragilidad humana; incapaz de juzgar personas porque rechazaba la soberbia auto atribuida del fiscal de pedestal. Pero a la vez un apasionado encerrado en la armadura de su sonrisa apacible y la densidad detrás de su mirada clara siempre enarbolando su lanza para derribar los muros de la injusticia, de la opresión, de la impostura, siempre rebelde ante la omnipotencia de los poderosos.

Nunca olvidaré tres de sus textos brillantes, uno de ellos escrito ya bajo la dictadura militar en Marcha sobre el aniversario del asesinato del diputado socialista Giacomo Matteotti por los “camisas negras” de Mussolini en 1924 que llevaron a la dictadura total del fascismo en Italia, otros dos bajo la dictadura militar civil uruguaya en plena clandestinidad. Otro texto de 1979 sobre la invasión soviética en Afganistán que condenaba desde la inteligencia, la información, el estudio y el rigor y otro memorable de 1980 contra el régimen autoritario de Polonia al que -también con profunda capacidad de análisis y conocimiento histórico- condenaba para siempre en nombre de la fidelidad al ideal del socialismo democrático. Estuvo junto a todas las luchas sociales de los trabajadores, de las mujeres, de la diversidad, de la ecología, en la defensa de la voz de los pueblos de los países pequeños y olvidados, el combate de la vida por la libertad y la igualdad.

GUILLERMO CHIFFLET: “Sra. Presidenta no es la primera vez que analizamos la tragedia de Haití en esta Sala, cuando se trata el envío de tropas para respaldar al denominado “ejército de paz”. Hemos tratado el tema con seriedad por lo menos con particular y especial atención. Nos hemos preocupado por tomar posición a partir de principios e informaciones probadas hoy por el derrocado Jean Bertrand Aristide. Acá el tema es concreto, a mi modo de verlo, un pequeño país ha sido sometido a una intervención externa, absolutamente ajena a las normas del Derecho Internacional, que luego la potencia interviniente ha intentado legitimar con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

En realidad, esa es mi íntima convicción, desde Naciones Unidas se siguió la voluntad del gobierno de Estados Unidos. Los hechos fueron a mi modo de ver claros, un país pequeño saqueado, empobrecido, explotado ha sido víctima una vez más de una intervención externa, absolutamente fuera de normas del Derecho Internacional –repito- acción que luego intentó legitimar esta misma potencia mundial por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ya en junio y en diciembre de 2004 hubo afirmaciones categóricas al respecto. Un legislador estudioso de estos temas, que había sido además militar, el Diputado Brum Canet -hoy lamentablemente fallecido y a quien recordamos por su serena capacidad de aportar razones y altura a los debates- comenzó en aquellos días su intervención diciendo que consideraba que en el país, acá, en el Uruguay, se ha ido perdiendo sensibilidad respecto a la soberanía nacional.

¿Porqué afirmó esto?, porque a su juicio el envío de tropas comprometía en esa oportunidad la soberanía nacional y explicó porque: El envío de tropas se realizaba de acuerdo al Capítulo 7º y no al Capítulo 6º de la Carta de Naciones Unidas, la diferencia no es menor. En ambos casos la situación es muy distinta porque el capítulo 7º no refiere al mantenimiento de la paz, sino a la imposición de la paz.

¿Qué había sucedido? ¿Por qué Naciones Unidas optó por la imposición y no por el mantenimiento de la paz? Porque para que se aplique el capítulo 6º tiene que haber un acuerdo de los sectores en pugna que soliciten la mediación de Naciones Unidas con el fin de lograr un entendimiento. En otras palabras, el Capítulo 6º de la Carta de Naciones Unidas plantea que “los bandos en pugna en el lugar, donde se produce el conflicto, donde se perdió la paz entiendan necesario la terminación de la guerra y acuerden” –reitero- “acuerden para buscar la paz solicitar la intervención de una fuerza de Naciones Unidas que apunte a ese objetivo”. En el caso de Haití eso no ocurrió.

Este antecedente de la participación con tropas de acuerdo al Capítulo 7º para la imposición -repito- y no para el mantenimiento de la paz, implica acompañar una decisión del Consejo de Seguridad en Naciones Unidas que no se ajusta -a nuestro modo de ver- al interés nacional uruguayo y resulta además un pésimo precedente. La línea de un país con las características de Uruguay debe ser -pienso- la de promover la paz y acompañar posiciones de estricto respeto a los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos, cuando esos principios se debilitan -y en esto puede haber amplio acuerdo entre todos los partidos- los que se perjudican son los países débiles, los países más pequeños. En Haití hubo una intervención extranjera cometida -repito por tercera vez- en violación de normas internacionales claras y luego se intentó, y se sigue intentando, enmascarar desde un Consejo de Seguridad que acompañó la voluntad del gobierno de Estados Unidos.

Cuando se trató este tema en junio de 2004 yo tuve oportunidad de leer en Cámara la opinión del Dr. Gros Espiel recogida en una entrevista de la periodista Sonia Brecia, está textualmente en el acta del 15 de junio de modo que solo reiteraré una síntesis apenas de algunos de sus conceptos fundamentales.

En opinión del Dr. Gros: “En Haití hubo un Golpe de Estado con intervención extranjera. Sin embargo -dijo el Dr. Gros- la primera resolución del Consejo de Seguridad sobre Haití que fue del 29 de febrero no habla de Golpe de Estado sino que expresa que Jean Bertrand Aristide renunció”. Y como indicó ya entonces el Dr. Gros Espiel y hoy está probado, el Presidente de Haití no renunció, sino que lo echaron mediante un Golpe de Estado.
Incluso fue recibido en la República Sudafricana como Jefe de Estado; República donde reside hoy. Es decir que hay prácticamente un reconocimiento de un país sudafricano sumamente importante en cuanto a que continúa siendo el Presidente constitucional. Pero esos son detalles laterales sobre los que no me gustaría pronunciarme.

El Dr. Gros se preguntaba entonces: “¿Si hubo un Golpe de Estado y si hay un conflicto interno en Haití, enviar tropas integradas por uruguayos para intervenir en un conflicto interno resultado de un Golpe de Estado, ¿no es una forma de intervención dudosamente jurídica en asuntos internos de ese país?”. Y agregaba “¿Uruguay va a enviar tropas para dirimir un conflicto interno resultado de un Golpe de Estado?”. Y reflexionaba por último: “Esa es una pregunta que hay que hacerse porque no todo lo que salga de Naciones Unidas tiene la bendición divina ni es a priori correcta.”

Yo sobre esto traía también algunos materiales, a propósito de un libro que se publicó recientemente, de un diplomático de Inglaterra en los Estados Unidos; tema que no voy a desarrollar pero que en síntesis señalaba que si se demoraba un poco más y si Tony Blair hubiese actuado con otra actitud, sin ninguna duda que Naciones Unidas había realizado el operativo en Irak, que está realizando Estados Unidos directamente con tropas de otros países, tropas que no podrán alegar que es antiimperialismo ir a sustituir a las tropas norteamericanas en Irak, a colaborar con ellas.

Cuando se trató este tema, en junio de 2004, yo recogí esa opinión del Dr. Gros, que me parece -a mi juicio- muy convincente y de un hombre además, que es un jurista destacado. “Naciones Unidas además al referirse al tema de Haití tergiversó los hechos, tomando nota –dice- de la dimisión de Aristide y de la investidura de Boniface Alexandre como presidente interino, etc.” Esto dice Naciones Unidas y esto no es verdad, es si algo grave, porque a partir de esa afirmación Naciones Unidas pasó a actuar legitimando, o intentando legitimar, la política del gobierno de Estados Unidos.
Lo esencial -ayer y hoy- a mi modo de ver es a quien como mínimo con la presencia armada, van a respaldar nuestras tropas y la de otros países. El mensaje que consideramos reiterando el anterior lo dice claramente: “Van en apoyo al llamado gobierno de transición, van a prestarle asistencia”. Van en apoyo del régimen que como hemos dicho, ha sido establecido por intervención extranjera. Personalmente creo debemos plantearnos ¿fueron o no soldados estadounidenses los que intervinieron para poner como presidente a un adversario de Aristide que estaba fuera de Haití?

Ante la evidencia del Golpe además, los quince países de la Comunidad del Caribe reclamaron una investigación de Naciones Unidas. El Canciller de Trinidad y Tobago destacó por esos días en conferencia de prensa, que todos los intentos de la Comunidad del Caribe para que Naciones Unidas investigara, se vieron frustradas por la resistencia del Consejo de Seguridad, todos sabemos quién predomina allí. Lo que resulta obvio -e importa subrayarlo- porque los responsables de la destitución de Aristide son miembros relevantes del Consejo de Seguridad.

¿Hoy tenemos claro o no como fueron los hechos? ¿Es exacto o no que el propio Aristide afirma, sin vueltas, sin ambages, que fue secuestrado por infantes de marina estadounidenses y que no renunció por su propia voluntad sino que fue obligado a firmar un documento? Que en Haití se produjo un Golpe de Estado con intervención extranjera, es una afirmación que reiteradamente desde junio y diciembre desde el año pasado hemos venido confirmando y tengo datos, alguno de los cuales brevemente voy a aportar.

A las opiniones que hemos expuesto, se puede sumar la de 54 países de África que han denunciado que en Haití se produjo un Golpe de Estado. Por estos días estamos a un año y nueve meses de la intervención del Golpe de Estado en Haití y qué ha pasado en todo ese tiempo. Acaso la presencia de tropas ha mejorado la situación, hoy se vota sin la menor información sobre este punto que habría contemplado por lo menos la curiosidad de alguna gente, como yo.

Algunos preferirán no creer la opinión de Aristide pero por lo menos hay que refutarla, contraponerle alguna otra opinión y no se podrá alegar que se la desconoce porque hasta en alguna prensa uruguaya, se ha publicado la denuncia al mundo que Aristide ha difundido desde Sudáfrica, donde está hoy exiliado, y denuncia que en su país el sufrimiento humano continúa en aumento, que la resistencia pacífica a la opresión es respondida con la violencia; que la estabilidad en Haití se ha convertido en sinónimo de represión; que los pobres despojados de su humanidad son sacrificados porque se han abrogado la autoridad en el país, bajo la mirada de las fuerzas de pacificación –vean en la obra que van a colaborar ahora nuestras tropas-. Un pacífico encuentro deportivo fue transformado (en una masacre denunciada por) padres, hijos, familias enteras y la voz de un importante sector del pueblo, el sector de Aristide, no tengo porque acompañarlo, pero es un sector político del país, la organización LAVALAS por cierto que no está legalizada. ¿Esa es la paz que van a asegurar con el sentido de una autoridad que se pretexta a las tropas extranjeras? ¿Es cierto o no que hay miles de miembros del partido de LAVALAS que están encarcelados? La represión ¿es cierto o no que ha matado más de 10.000 de personas?
Debo terminar y antes debo hacer referencia a una situación política.

NORA CASTRO: Redondee señor Diputado.

GUILLERMO CHIFFLET: Permítame dos minutos, voy a tratar de redondear y lo más redondo posible. Bien claro: La bancada de mi partido del Frente Amplio al que yo no renuncio por cierto, y la del Partido Socialista antes, decidieron que es mandato imperativo de los legisladores votar esto. Yo no puedo votar contra lo que son las convicciones más hondas de mi conciencia, por lo que he dicho y por otros argumentos más, que tienen que ver con la acción del imperio y de los poderes centrales del mundo en América Latina.Yo sé perfectamente porque se me plantea: “vas a romper la unidad monolítica de la fuerza de gobierno creando un precedente que otros podrán seguir después en los temas que se les ocurra”. Yo no creo que en el tema que se le ocurra a cualquiera vaya uno de los compañeros a seguir lo que se le antoje, y yo tampoco. He votado cosas incluso que no comparto pero que acepto por disciplina.

NORA CASTRO: Redondee, señor Diputado

GUILLERMO CHIFFLET: Si pero permítame un minuto porque es la última vez que hablo en la Cámara. Yo acepto por cierto, soy partidario del mandato interactivo, pero para cumplir con los compañeros me retiro ahora, no voto, pero renuncio a la Cámara, re-nun-cio.

NORA CASTRO: Se suspende por un momento la sesión de la Cámara.

GUILLERMO CHIFFLET: Una última frase permítame.: Quiero estar de acuerdo en respetar la voluntad de la mayoría, pero quiero estar también tranquilo con mi conciencia. Gracias”.

(Cámara de Representantes, 1º de diciembre de 2005)

 Mensaje de condolencias de la Asociación ¿Dónde Están? – Francia, a la hija de Guillermo Chiflet

Estimada Michelle,

 

Con pesar nos enteramos de la noticia del fallecimiento de su padre Guillermo Chifflet, figura entrañable y referente de la izquierda uruguaya.

La Asociación ¿Dónde Están?, de Francia, saluda la memoria de un gran defensor de los derechos humanos, siempre presente en la lucha contra la impunidad y la exigencia de verdad y justicia para los crímenes de la dictadura.

La asociación le hace llegar, así como a toda su familia, su más sentido pésame en este momento de tanta tristeza.

 

Asociación ¿Dónde Están?   

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Recibimos la respuesta siguiente:

 

Hola compañeros: 

me permito llamarlos así, como sin duda los llamaría papá, que abrazó con tanta fuerza la causa de la verdad y la justicia por la que ustedes luchan. Les agradezco muchísimo el saludo y el recuerdo, y sé que él podría estar tranquilo porque hay quienes, como ustedes, seguirán defendiendo ideales que aunque por momentos puedan parecer utopías, marcan un horizonte y tal como escribía Galeano nos hacen caminar hacia él. 
 
Un sincero agradecimiento también en nombre de mi madre, los saluda
Michèle Chifflet.

     

  Un radical

Guillermo Chifflet (1926-2020)

 

Daniel Gatti

30 abril, 2020

Los que nos incorporamos a la redacción estable de Brecha ya entrados los años noventa no convivimos con Guillermo Chifflet. Ni con Carlos María Gutiérrez, muerto a fines del 91. Bien distintos el uno del otro, ambos compartían una condición: los redactores más jóvenes los consideraban sus maestros. Contaba Samuel Blixen en la edición de Brecha del 27 de setiembre pasado, en la que evocaba la figura de un Chifflet que acababa de ser homenajeado con el Premio Internacional Mario Benedetti a la Lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad, que Guillermo era famoso entre los redactores del semanario por una frase que resumía su idea de lo que debía ser una buena nota. Cuando le preguntaban cuál debía ser la extensión de un artículo, él decía: “La más cercana al punto final”. Y dice Carlos Amorín, otro de sus discípulos de entonces, en una semblanza de esta semana (rel-uita.org, martes 28), que al ver a un periodista dudando sobre cómo encarar alguna nota se inclinaba sobre el escritorio desde su robustez y su altura y le aconsejaba: “Escribí como para que la entienda el abisinio”. Que era como decir: escribí para la gente, no para tu ombligo. Las más de las veces fracasaba alegremente. “Nos corregía, nos dirigía, nos escuchaba, nos cortaba párrafos y párrafos, nos titulaba, en fin, nos editaba y nos enseñaba sin abandonar jamás su tono afable, cordial, chispeante”,recuerda Amorín.

Cuando ingresó al Parlamento como diputado por el Partido Socialista, en 1989, Chifflet renunció a la jefatura de la sección Política de Brecha, considerando incompatibles las dos funciones (había hecho lo inverso muchos años antes, cuando había decidido poner en el freezer su militancia partidaria para dedicarse de lleno a Marcha). Sus contactos con la redacción, ya como un “externo”, siguieron siendo, de todas maneras, más o menos habituales por bastante tiempo: para pasar información, para comentar alguna cobertura, para ver “cómo iban las cosas” o simplemente para visitar a sus viejos compañeros. Saludaba indefectiblemente con un “hermanísimo” y un abrazo, y se ponía a contar alguna historia. Una presencia elegante y afable.

No hay hoy quien no haya recordado por estos días su renuncia a su banca de diputado, en diciembre de 2005, luego de que los legisladores del ya gobernante Frente Amplio (FA) votaran la permanencia de las tropas uruguayas en Haití, como uno de esos gestos raros de dignidad e independencia política. La foto que tomó en esa sesión Alejandro Arigón captó el momento en toda su dimensión: Chifflet sentado, con los brazos cruzados, rodeado de las manos alzadas de representantes de su partido y de la oposición de entonces. Otros legisladores frenteamplistas se habían retirado de sala; él prefirió quedarse para explicar su voto: “Las tropas uruguayas van a Haití a cumplir las órdenes del imperialismo norteamericano”, dijo. Y luego anunció: “Es la última cosa que voy a decir en esta Cámara. No puedo votar esto que va contra las convicciones más hondas de mi conciencia. Para cumplir con mis compañeros, renuncio a la Cámara. Renun-cio. Quiero respetar la voluntad de la mayoría, pero también estar tranquilo con mi conciencia”. El FA acababa de llegar al gobierno, y Chifflet no estaba dispuesto a bancarse que uno de sus postulados “históricos”, el antimperialismo, se fuera por el barranco a poco de iniciada su gestión. Era uno de los principios que también había defendido cuando integraba el primer Consejo Editor de Brecha, y que traía no sólo de su militancia política, sino de su trayectoria en Marcha, Época o en el semanario socialista El Sol. “Es una seña de identidad que la izquierda no puede perder en ninguna circunstancia”, escribió. Luego de su renuncia al Parlamento no se llamó a cuarteles de invierno. Le disgustaban otras decisiones del gobierno: apoyar la instalación de las transnacionales pasteras, por ejemplo. O la tibieza ante las Fuerzas Armadas para quebrar el pacto de silencio sobre las desapariciones y el enterramiento de cuerpos. José Díaz, que compartió siete décadas de militancia política con Chifflet, recuerda que caía de vez en cuando por el Comité Central del PS a discutir. “Muchísimas veces discrepaba con las posiciones del partido y se enfrascaba en discusiones. Pero tenía esa virtud de largar alguna ironía fina o hacer bromas, y con eso distendía el ambiente y a veces ayudaba a zanjar los debates”, contó a Brecha. “Soy un gran deudor del Flaco. Mi formación política en el socialismo revolucionario la debo a gente como él o Raúl Sendic. En los años cincuenta empujamos juntos para que hacia fines de la década el PS asumiera posiciones terceristas de base marxista que le dieron contenido a una corriente que tuvo mucho predicamento en el movimiento estudiantil y que también tuvieron base en Marcha. Bregamos juntos por la unidad del movimiento sindical y la confluencia en lo que sería la Cnt, por ejemplo.”

“También le debo a Chifflet un flaco favor”, dice sonriendo José Díaz, jugando con el seudónimo que los identifica a ambos. “Se sabe poco que cuando el PS es relegalizado y se presenta a las elecciones de 1984 el candidato a encabezar la lista a Diputados era él. Pero renunció para que yo, que estaba exiliado en Barcelona desde una década antes, pudiera serlo. Yo no quería, no me sentía preparado, llevaba mucho tiempo en el exilio, pero no hubo nada que hacer. Estaba todo cocinado y me la tuve que bancar.”

Díaz lamenta no haber “tenido la audacia y la decisión de hablarle” cuando Chifflet renunció a su banca. “Yo entonces era ministro del Interior e intentaba defender desde mi cargo posturas de izquierda acordes con lo que habíamos predicado, así como él lo hacía desde el Parlamento. Hizo muy bien el Flaco en rechazar la presencia de tropas uruguayas en Haití, un favor que se le estaba haciendo a un imperialismo estadounidense que había volteado al gobierno de Jean Bertrand Aristide. Fue un acto de romanticismo político de gran valía. El principismo socialista destacaba al Flaco. Daba lecciones de socialismo en la Cámara y se fue ganando incluso la simpatía de los propios adversarios por decir siempre lo que pensaba.” Gonzalo Civila, el actual secretario general del PS, lo definió como “un radical”. “Ser socialista es necesariamente ser radical, en el sentido de querer cambiar el mundo de raíces, y si no sos radical, no sos socialista”, dijo una vez Chifflet en una charla en Brecha. En una conversación que organizó La Diaria en 2009 entre “dos generaciones de militantes del PS” (él representaba a la vieja guardia; Nicolás Núñez, el secretario de las Juventudes, a la más reciente), Chifflet marcó distancia con el estilo de conducción de Tabaré Vázquez (“está ganado por el personalismo”, “no es un modelo socialista”) y con la política económica que habían seguido hasta el momento –y continuaron después– los gobiernos del FA. Al preguntarle acerca de cómo definiría ser de izquierda, respondió evocando a Emilio Frugoni, de quien fue secretario y luego se distanció: “Frugoni también se sentía representante de una clase. No decía, como suelen hacerlo Danilo Astori y Tabaré Vázquez, que hay que estar por encima de las clases y representar a todos. ¿Se puede representar igual a los banqueros que a los trabajadores? Eso no es posible, la historia lo desmiente”. En esa conversación contó que Zelmar Michelini no se imaginaba un gobierno del FA “sin movilización y pueblo en la calle”. Y eso faltó, dijo entonces Chifflet.

Hermano Chifflet

Tu ejemplo de dignidad, que edificaste cuando renunciaste a tu banca de diputado porque tu conciencia era más importante que tu disciplina partidaria, hoy que no estás se convierte en la herencia y la referencia y el compromiso para una izquierda que se niega a desaparecer, a diluirse. 

S B

 Un hasta siempre para el Yuyo

Guillermo Chifflet (1926-2020)

Garabed Arakelian

30 abril, 2020

Aunque nunca asumió poses de maestro, sin duda lo fue, pues enseñaba sin proponérselo y, más aun, sin que el beneficiario se diera cuenta. Para mí, Guillermo Chifflet fue eso: maestro de periodismo y de militancia. Lo cual es una forma de decir: maestro de la vida.

Recuerdo la primera vez que hablé con él: fue en la redacción de El Sol, en Casa del Pueblo. Yo llevaba unas cuartillas relativas al conflicto de la carne que me había sugerido por intermedio de un amigo común. Me presenté, me hizo sentar y con tono jovial me dijo: “Te esperaba la semana pasada con este material, según lo que me adelantó Mario [Jaunarena]”. Yo pensé para mis adentros:¿Es importante como para que me lo recuerde? Aduje exceso de trabajo, falta de tiempo y cosas por el estilo, pero me di cuenta de que ese flaco no era ningún ingenuo: me estaba dando la bienvenida, anotándome una falta y diciéndome, sin decirlo, que dar la palabra es un compromiso a cumplir.

Tomó las hojas y las abrió en abanico sobre la mesa al tiempo que exclamaba: “¡Pah…! Escribiste largo, ¿eh? Vamos a ver”. Las ordenó, tomó un bolígrafo y comenzó a tachar: una línea, dos, la mitad de la tercera. Saltó dos o tres líneas que salieron intactas, y siguió: tachó prolijamente y entre líneas, sobre lo tachado, escribió con una letra envidiable, hizo unas líneas descendientes uniendo lo que había escrito con otros párrafos y cuando terminó me dijo: “Está bastante bien, te hice algunas sugerencias, no lo tomes a mal, pero es para que vayas agarrando el estilo del semanario. Acostumbrate a escribir corto. Llevate el trabajo así lo estudias. Esta semana sigue la movilización de los de la carne y creo que viernes o sábado tienen asamblea. Seguí el tema, escribí cuatro carillas y te espero el lunes próximo a las tres de la tarde, ¿podés?”.

Después vinieron largos y pesados años de militancia partidaria, de compartir horas de redacción y de cierre en El Sol y también en Época. Hicimos largas caminatas desde el Centro hasta Paso del Molino, donde lo dejaba y yo seguía por la empinada cuchilla de Agraciada hasta llegar a Belvedere. Eran oportunidades para hablar sin apuro de todo lo que nos interesaba: el país, el mundo, la política, el amor, el trabajo, la amistad. En aquellas caminatas pude aquilatar su verdadera dimensión humana y su sapiencia. Era un gran lector, y aunque no sacaba a relucir fácilmente su formación doctrinaria, era sólido en ella, como en todo lo que hacía. A lo largo de mi trato personal valoré sobre todo sus condiciones para la actividad política con rango dirigente, algo que no eludía, pero que tampoco defendía de manera encarnizada, porque el cargo o determinada posición política no eran sus objetivos. Intervenía en las luchas y confrontaciones ideológicas y lo hacía duramente, pero cuando se entraba en la etapa de ocupar cargos ya no era parte de esa disputa. No porque era “bueno”, sino porque no le interesaba.

Compartí con él distintas etapas políticas, tiempos de fuertes disputas partidarias que sacudían la interna socialista (troskos, muspos, comunistas, leninistas, Internacional Socialista, tupas, Unión Popular, frugonismo, Frente Amplio con rupturas e integraciones, acceso al gobierno y lucha burocrática). En cada ocasión, yo buscaba al Yuyo y encontraba en él la palabra y la posición correctas. Me daba satisfacción coincidir con él, pues me daba la certeza de estar en lo justo.

Fueron muchos años, intensos, variados en el acontecer político. De esos en los que se ponen a prueba el temple y la capacidad de los dirigentes. Ahora, con la perspectiva del tiempo, compruebo que Guillermo era un político de primera clase. Antes de escuchar sus intervenciones en el Parlamento, lo hice en la tribuna callejera. En cualquiera de esos ámbitos se destacaba su voz clara, sonora, su dicción y sobre todo el contenido conceptual de su discurso, esclarecedor y emotivo; siempre arrancaba aplausos y adhesiones.

Sin embargo, ni en el Frente Amplio, que lo contó entre sus fundadores, ni en el Partido Socialista Chifflet tuvo el espacio que corresponde a un dirigente político de primera línea. Por supuesto que era reconocido, pero no estaba en la toma de decisiones, en las negociaciones importantes. Cada vez que le preguntaba por ello me decía que estaba bien, pues allí estaban los mejores. Sin embargo, entiendo que, quizás, en un día no muy lejano habrá que responder esa pregunta y analizar si esa imagen de bueno que se le adjudica fue la excusa para no compartir actividades con él, ya que era difícil “doblarle la muñeca” o apretarlo con condicionamientos. Sin duda que su presencia habría sido una molestia para lograr determinadas unidades. Su voto negativo para el envío de tropas a Haití en misión de paz es un testimonio de esa posible incomodidad.

Ahora bien: ¿Cómo se puede escribir el panegírico de alguien que ponía coto a panegíricos y ditirambos, que no los ofrecía en vano y no los admitía para sí? Pocas veces su pluma se dedicaba a hacer la apología de alguien, pero, cuando lo hacía, estaba merecida. Era severo con la escritura, la palabra y el pensamiento.

Sé que a Guillermo Chifflet no le gustaría recibir tantos elogios, pero ya no lo puede impedir. Ahora se abre el capítulo de los merecidos homenajes y de las loas, y el reconocimiento a su condición de hombre humilde, bueno y muy inteligente. Nadie dirá lo contrario, de hecho, tirios y troyanos coinciden y lo expresan con buen ánimo. Cuando se conoció la noticia de su fallecimiento hubo un torrente de conceptos en los medios y en las redes que le atribuían la condición de “hombre bueno”. Sin embargo, sentí que se podía cometer una injusticia si sólo se remarcaba ese aspecto de modo preponderante. Recordé haberlo escuchado criticar, en homenajes a luchadores fallecidos, que sólo se hiciera hincapié en las virtudes, principalmente, la bondad o la solidaridad. El Yuyo se hizo grande navegando en las aguas procelosas de la política y el periodismo comprometido, campos en los que se pierden amigos y se ganan enemigos. No se puede hablar de alguien como él, aun en términos laudatorios, sin mencionar su militancia política y sindical. Es que, precisamente, en ese accionar Chifflet mostró sus características, al actuar de acuerdo a sus principios. Opacar esa faceta es disminuir la calidad de dirigente.

En el inicio del libro De la discusión nace la luz (2007) el Yuyo escribió: “Con los grandes luchadores populares ocurre que en vida se les combate con furia y con las campañas más desenfrenadas. Pero después de su muerte se intenta convertirlos en íconos inofensivos; se busca algo así como canonizarlos, rodearlos de una cierta aureola de gloria para mellar el filo de sus ideas revolucionarias, envileciéndolas. Con Emilio Frugoni sucedió algo así”. Es ineludible decirlo: con Guillermo Chifflet nos puede pasar lo mismo.

Se nos fue el Yuyo. Hacía unos años que se había llamado a silencio. Simplemente se apagó. Sé a ciencia cierta que él hubiera preferido abandonar la partida de otra manera: combatiendo con la pluma y la palabra. Pero la postración física amenguó su vitalidad. Ahora, en este rápido repaso obligado en la memoria, pude comprobar con satisfacción que el Yuyo fue un “duro”. En estos tiempos de extendida blandura política y languidez democrática se justifica que el ejemplo de los buenos y duros, como el Yuyo, se convierta en guía.

  Mensaje de condolencias de la Asociación ¿Dónde Están? – Francia

A Analía MARTINEZ

Estimada Analía,

Con pesar nos enteramos de la noticia del fallecimiento de su padre Guillermo Chifflet, figura entrañable y referente de la izquierda uruguaya.

La Asociación ¿Dónde Están? , de París, saluda la memoria de un gran defensor de los derechos humanos, siempre presente en la lucha contra la impunidad y la exigencia de verdad y justicia para los crímenes de la dictadura.

La asociación le hace llegar, así como a su madre, a su hermana y a toda la familia, su más sentido pésame en este momento de tanta tristeza.

Asociación ¿Dónde Están?     

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RECIBIMOS UNA RESPUESTA DE ANALIA MARTINEZ:

Estimados compañeros,

Muchas gracias por su mensaje y por sus palabras sobre mi padre 

Realmente, el momento de su partida se ha transformado en un renacer de sus ideas y de la filosofía que impulsó su accionar político y social.

En uno de los tantos homenajes que ha recibido alguien compartió con nosotros este poema de Darcy Ribeiro:

 

Mi victoria

Me puse del lado de los indios,

y me derrotaron.

Me puse del lado de los negros,

y me derrotaron.

Me puse del lado de los campesinos,

y me derrotaron.

Me puse del lado de los obreros,

y me derrotaron.

Pero nunca me puse del lado de los que me vencieron.

Esa es mi victoria.

 

Lo comparto con ustedes como forma de agradecimiento y también porque sé que representa en cierto modo el espíritu con que se llevan adelante las acciones de la organización que ustedes integran.

Les mando un apretado abrazo y espero poder visitarlos en cuanto podamos retomar los viajes. 

Analia MARTÍNEZ 

 

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