La infamia siempre latente

 Infamia

26 de julio de 2020

                                          Veronika Engler

Conocí desde muy pequeña a Daniel Viglietti, después vino la dictadura y con ella las distancias, pero tuve la enorme suerte de contarlo entre nuestros amigos hasta el día de su muerte. El Daniel que conocí era un hombre tremendamente solidario, un luchador por los Derechos Humanos, amigo de sus amigos, inteligente, desinteresado y talentoso. Jorge y yo compartimos muchos momentos con él, con Lourdes, con mi padre, Inger y otras/os amigos. En el acuerdo o la discrepancia siempre existió respeto y su proceder honesto amerita que se abra un espacio de duda frente a lo que hoy sucede. Lo respetamos, admiramos y queremos, por eso me duele tanto la rapidez de mucha gente en apoyar acusaciones que hasta el momento no tiene fundamentos sólidos.

Si Daniel Viglietti estuviera vivo habría cumplido 81 años el pasado 24 de julio. A raíz de la acusación del periodista Nelson Díaz, posteriormente reafirmada en un posteo por Lucía Viglietti Forner, se responsabiliza a Daniel de violar a una niña de 10 años cuando él tenía 27, o sea en 1966. 54 años más tarde y sin que él pueda defenderse, la sobrina tira una piedra y esconde la mano. No sé qué edad tenía ella en ese entonces, ni tampoco entiendo por qué casi tres años después de la muerte de su tío publica ese post y luego desaparece. Es una acusación muy seria que realizada de esta manera no le hace ningún favor a la supuesta víctima, le quita seriedad, la convierte en circo. Además pone en evidencia la responsabilidad de toda una familia por haber callado en lugar de hacer la denuncia. Intenté entrar a la página de Facebook de la denunciante, pero no lo logré, parece que la cerró. Les pido que, si no les importa la memoria de Daniel, respeten a Trilce y a Lourdes cuando suelten juicios de valor basados en lo que hasta ahora parece ser una campaña de desacreditación.

Leo con asombro que mucha gente postea afirmando: “Yo le creo a la víctima”. Les recuerdo que hasta ahora la supuesta víctima no se manifestó ni sabemos quién es, lo que resta credibilidad a todo esto. Lo que creen es lo que dice un periodista y los post de Lucía Viglietti.

Me apena reconocer entre la gente que insulta y replica la “noticia” a quienes otrora levantaron a Daniel como digno representante de la integridad y los valores morales. Resulta que ahora, en macabra fiesta de impunidad de las redes, varias personas manifiestan que lo sabían. Hipócritas y cómplices, ¿si lo sabían, por qué no hicieron nada?

El periodista no deja en ningún momento claro en que pruebas se basa para acusarlo y la sobrina tira la bomba y luego se retira. Comencemos con Nelson Diaz, que escribe en su muro de Facebook: “Sabían que este miserable, abyecto, que cantaba para el pueblo violó menores? La muerte no redime. VIglietti violador. Hablen con la familia y lo sabrán.” Al decir que “violó menores”, ¿lo acusa de más casos? No me queda claro. También publica en su muro: “Fin de la discusión. Daniel Viglietti violó una menor. En mi ética, más allá de su obra, es un miserable. Un hijo de puta. Este pedófilo podría haber violado a tu hija. Cantá a desalambrar.” Claramente induce al odio y a la violencia verbal, intenta (y en muchos casos lo logra), manejar la opinión de quien lo lee, lo hace personal: “Este pedófilo podría haber violado a tu hija.”, lo coloca en tu casa, junto a tus hijas. para despertar alarma ¿No se dan cuenta de lo tendencioso que es y cómo intenta que tomemos partido por una víctima que es hasta ahora inexistente? La ética profesional del señor Nelson Díaz ofrece serias dudas, como periodista tiene la obligación moral de investigar los hechos antes de hacerlos públicos y de presentar algo más que insultos categóricos, deslindandose de la responsabilidad con la frase: “iHablen con la familia y lo sabrán.”

Por otro lado, la sobrina escribe: “Hay mucha gente que lo sabe, de hecho quien era su esposa en ese momento lo supo por boca de él y se separó de inmediato”. Evidentemente el “periodista” no se contactó con la ex esposa para confirmarlo, pero hoy lo hizo una persona de mi total confianza y comprobó de boca de la ex esposa de Viglietti que no era cierto. Entonces, la señora Lucía miente en eso, lo que a mi entender pone en tela de juicio toda la afirmación. Lucía involucra a una persona que ni siquiera estaba enterada de lo que sucedía y que quedó muy asombrada en el momento de saber sobre la acusación.

También escribe: “Tampoco voy a aclarar y explicar más nada. Entiendo que fue una figura pública y un referente importante para muchos, pero eso no quita que, así como tuvo sus luces, tuvo sus sombras. El que quiera creerlo bien y el que no, en su derecho está”. Como verán se lava las manos, tiro eso y hasta luego…

Asusta pensar que podemos escribir y acusar a cualquier persona de lo que queramos y que la opinión pública, lejos de pedir que se demuestren los hechos y analizarlos, nos va a incinerar como en tiempos de caza de brujas. Hoy somos los verdugos de las redes sociales, me tocó vivirlo con personas muy cercanas, los vi ser admirados hasta el furor y condenados tras un audio o algún disparate en redes con mentiras muy burdas y fácilmente desechables. Por eso me debo y les debo respeto antes de actuar como la inquisidora que lleva la antorcha.

Un tema tan serio no se puede manejar con supuestos. A pesar de la poca claridad de las acusaciones, arremetieron sin abrir el más mínimo paréntesis de duda. Un tema muy mal manejado y con mucha falta de respeto. No me queda duda de que quien comete una violación, en el año y en el momento que sea, debe ser repudiado y si está vivo castigado, pero no nos hagamos eco de todas las campañas de enchastre que escuchamos, hay que investigar y corroborar antes de sentenciar.

Una información más, en el muro de Veronika Engler, que escribe “Fernando Garcia”

“Gracias Veronika Engler por tu testimonio, valiente si los hay. Personalmente esperaba no tener que contestarle al cerdo de Nelosn Díaz, pero no pude quedarme callado: “A ver, mientras esperamos la prueba de semejante afirmación permítame presentar las mías.

Es cierto que Daniel Viglietti y su primera esposa, la mezzosoprano uruguaya Nelly Pacheco, se separaron al volver éste de Cuba, en enero de 1968, pero también es cierto que pese a no compartir matrimonio la relación entre ambos fue, si no fluída, por lo menos de respeto y solidaridad, tanto que estando Daniel ya exiliado, el 26 de noviembre de 1973, el comité de amigos de “Marcha” organizó un espectáculo artístico en el Platense, donde, entre otros artistas, participó Nelly Pacheco… y cantó temas de Daniel. Mal podría haberlo hecho si la causa de la separación hubiese sido la que aquí se invoca.

Es cierto que su hermano Cédar y Daniel están distanciados, pero hasta donde supe esas diferencias no se sustanciaron hasta entrada la década del 80 y fue por razones políticas acerca de diferentes enfoques de izquierda, tanto es así, que durante buena parte del exilio político de ambos mantuvieron contacto fluído e incluso actuaron juntos (Cédar es guitarrista) en lugares como algunas ciudades de México en noviembre de 1978 y en Berlín en febrero de 1980.

Desconozco si es cierto el presunto ocultamiento de los hechos por parte de los abuelos mencionados, a saber, el padre de Daniel, el coronel constitucionalista Cédar Viglietti y su segunda esposa, María “Chola” Ledesma. De lo que sí doy fe es que en abril de 2001 se emitió por Canal 7 argentino un programa con Daniel como invitado, donde Chola Ledesma brindó su testimonio con palabras elogiosas sobre Daniel (“Historias debidas” conducido por Ana Cacopardo, Canal 7, Buenos Aires).

Por último, doy fe y tengo pruebas de que la presunta víctima (a la cual no voy a mencionar) y Daniel, mantuvieron una relación familiar fluída y en buenos términos hasta la muerte de él, afecto que la llevó incluso a participar activamente en un homenaje póstumo a Daniel en Uruguay en el año 2018.

Por lo tanto, si lo que usted afirma es verdad, esta familia es de un cinismo extraordinario. Por mi parte, y hasta que no me demuestre lo contrario, permítame seguir ubicando a Daniel Viglietti en las antípodas de lo que usted denuncia y permítame objetar su sensacionalismo y falta de ética profesional.

Lo que sí, lamento el daño hecho públicamente a una persona que no puede defenderse porque ha fallecido, y mientras todo lo que le he presentado no sea desmentido por una denuncia e investigación real, considero este hecho un enchastre mediático con fines electoralistas, émulo de la sentencia “un traidor puede con mil valientes”.

Aquí el texto completo de la carta de Silvia Viglietti:

Ante los hechos de público conocimiento, me veo en la obligación de hacer la siguiente declaración. 
La acusación que se ha difundido, que me tiene como protagonista y aluden a mi familia, no se corresponde con la realidad.
Dicho esto, pido que se guarde respeto por mi persona y mi familia.
Es lo único que voy a expresar al respecto,
Silvia Viglietti

 

De Henry Engler

“He leído la comunicación de Silvia Viglietti desmintiendo las aseveraciones truculentas que circularon por las redes sociales y que la prensa replicó, señalando a Daniel Viglietti como violador de su propia hermana, cuando ella tenía 10 años. Hablé con Lourdes, la esposa de Daniel y sé que el desmentido de Silvia es verdadero.

En los tiempos que corren, las REDES SOCIALES funcionan a veces muy bien, conectando a la familia y los amigos, informando y compartiendo vivencias. Pero otras veces se transforman en REDES SUCIALES. Es cuando el odio y la envidia, en forma de agresión, se apodera de la RED. Y la RED se vuelve sucia.
Insultar agrediendo, enchastrar, maldecir, difamar son cosas que no exigen formación, estudios, ni siquiera inteligencia. Cualquiera puede decir cualquier cosa. Alguien escuchó una historia, la da por verdadera y la suelta como un perro enfurecido por alguna RED. Y no importa cuan grave esas afirmaciones sean. El daño que pueden hacer las maldades cuando alguien las levanta y miles de personas las difunden sin tener un conocimiento verdadero de lo que se está diciendo, es incalculable. Cuando en una RED que se volvió de pronto SUCIAL se lapida o se prende fuego a un individuo, nos retrotraemos a la edad media, a la inquisición, a la caza de brujas.

Basta un minuto para que se tome posición segura sobre una denuncia espantosa y se desparrame como mancha de aceite en el agua por toda la superficie humana.
Los insultos se multiplican, toda la agresión contenida por causas ajenas se desata y la furia que no deja razonar se vuelca como un torrente. Lo terrible llega a la pareja del insultado, a los hijos, a los padres, hermanos, abuelos, amigos y quema como una bola de fuego.

Una vida de solidaridad, de entrega personal, de preocupación por los más débiles, consecuente, de reconocida trayectoria en un continente, puede ser escupida, pateada, lapidada, acuchillada en un día, después de abierta la RED SUCIAL. Mas de medio siglo de trabajo dedicado se quema en unas horas.

¿Y como se retira el daño provocado? Se saca el cuchillo, pero no se sutura la herida.
Porque a menudo las explicaciones, aclaraciones librando al atacado, no producen el mismo goce sádico que patear a un caído y entonces no se difunden de la misma manera que los insultos.

Lo que pasó con Daniel Viglietti, mi compañero y hermano, cuyo más grave delito en este planeta fue haber sido siempre un hombre de izquierda, fiel y consecuente a sus creencias,muestra nuestras propias miserias. Muestra como fácilmente sacamos al aire nuestras frustraciones, nuestros odios, envidias, broncas acumuladas por otras causas y hacemos el ridículo juzgando a otros como si fuésemos seres perfectos e infalibles, escupiendo, agrediendo y maldiciendo antes de tratar de ver que es lo que pasó.

Siento muchísima pena por causa de este circo montado por razones que no conozco. Fundamentalmente siento muchísima pena por la familia de Daniel pero también por nosotros mismos. Porque tenemos escondidas adentro, fieras difíciles de gobernar que saltan fácilmente transformando las REDES SOCIALES en SUCIALES y mostrando nuestro interior en una forma que realmente, mete miedo.”

 Henry Engler

 DANIEL VIGLIETTI

30 de julio de 2020

 

Fundación Mario Benedetti considera que hay

una «campaña de difamación» contra Viglietti

Viglietti fue miembro del Consejo de la Fundación, organismo que repudió la “campaña de difamación”.

La Fundación Mario Benedetti emitió un comunicado para «repudiar» lo que consideran es una «campaña de difamación», haciendo alusión a la acusación que circuló en redes sociales contra el fallecido cantante Daniel Viglietti sobre un supuesto abuso sexual contra una persona menor de edad, años atrás.

«Voy a hablar de este tema por única vez y lo hago porque surgió una publicación por ahí. Mi tío Daniel, a la edad de 27 años, abusó sexualmente de una integrante de la familia cuando ésta tenía 10. Ni mis padres, hermanos ni yo, hemos sido jamás cómplices de tal aberración. Por esa razón no tenía contacto con él», dijo su sobrina, Lucía Viglietti Forner, hija de Cédar Viglietti.

A continuación el comunicado de la Fundación:

La Fundación Mario Benedetti deplora cualquier manifestación de violencia de género, más específicamente la sexual y contra niñas, niños o adolescentes por encontrarse en una situación de mayor indefensión.

Dicho esto, expresa su mayor repudio a lo que considera una campaña de difamación para destruir la imagen de Daniel Viglietti, quien fue, en vida, un colaborador cercano tanto a Mario Benedetti, como miembro del Consejo de esta Fundación.

Expresamos nuestra solidaridad a quienes han sido agraviados.

Consejo de la Fundación Mario Benedetti.
Hortensia CampanellaDiane Denoir
Andrés Olivetti
Silvia Guerra
Washington Carrasco

 

Mario Benedetti junto a Daniel Viglietti, interpretan “OTRA VOZ CANTA”

 

 

 

 

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