Libro sobre “el Cóndor pasa”, las relaciones de genocidios y metamorfosis

EL PASO DEL CÓNDOR

Desaparecidos, sobrevivientes y atrevidos

Raúl Zibechi
11 diciembre, 2020

En algunas facetas el colonialismo actual –la recolonización de territorios, cuerpos y mentes– tiene similitudes con el viejo colonialismo: procede extrayendo técnicas que se practican en Oriente, por ejemplo, para trasplantarlas en contextos completamente diferentes, pero con el mismo objetivo de aceitar el mecanismo de la acumulación de capital.

De esto trata, en parte, El cóndor pasa. Sobre genocidios y metamorfosis,de la antropóloga Natalia Montealegre Alegría. La obra tiene varias puertas de entrada, desde la violación de los derechos humanos hasta el terrorismo de Estado en Uruguay, y una de salida muy potente: «Problematizar la relación entre la religiosidad de los sectores medios y la impunidad en Uruguay a partir del análisis de la narrativa de la experiencia en el Camino Rojo de Uruguay de Alejandro Corchs Lerena» (pág. 25).

La autora no oculta su perplejidad por la idea de justicia que defienden algunas personas de la «segunda generación», como Corchs Lerena, en la medida en que «coadyuva a los procesos de impunidad» ante los delitos de lesa humanidad. La autora toma como punto de partida la certeza de que el terrorismo de Estado afectó a toda la población, generando una «cultura del miedo», que vincula con las investigaciones antropológicas sobre la «religiosidad de los sectores medios», en particular las vinculadas con «la new age y prácticas religiosas autonómicas», entre las que destaca el neochamanismo y las terapias alternativas, que potencian un individualismo funcional al sistema hegemónico (págs. 32-33).

El trabajo prosigue a través de la reconstrucción minuciosa de tres escenas reales, completamente diferentes entre sí, en las cuales miembros de la segunda generación, «abollados» en la caracterización de la autora, tienen en común su simpatía por el Camino Rojo y la interiorización del terrorismo de Estado.

Corchs Lerena es hijo de militantes del Grupos de Acción Unificadora desaparecidos en Buenos Aires en 1977, quien se empeña en una búsqueda espiritual de sanación, en la que apela al uso de plantas sagradas y técnicas indígenas de curación. En ese proceso, el hijo de detenidos desaparecidos se transmuta voluntariamente en «niño abandonado», como se presenta a sí mismo, para mayor desconcierto de quienes mantienen el relato tradicional sobre la dictadura y las víctimas.

En su autobiografía, Corchs Lerena no sólo se presenta como víctima de «la pesadilla del abandono», sino que, gracias a su tránsito por el Camino Rojo, se considera «hombre medicina, custodio de la sabiduría de los pueblos originarios de América» (pág. 71). Sus libros se convirtieron en best seller y son leídos también por una parte, imposible de estimar, de miembros de esa segunda generación que, al parecer, empatizan con su recorrido, ya que les garantizaría la paz interior y cierto éxito en la vida, aunque Corchs haya debido quemar la foto de sus padres como parte de su sanación, hecho que no sólo no oculta, sino que, al parecer, siente que debe comunicar por considerarlo ejemplarizante.

De este modo, los libros de Corchs Lerena y su propia figura consiguen invertir varias realidades que hemos dado por incontrovertibles, como muestra claramente el trabajo de Montealegre: desaparecer el terrorismo de Estado como responsable de las violaciones de los derechos humanos, instalando la idea del «abandono», promoverse como referente para una generación de jóvenes a los que les promete, casi, el paraíso, a condición de que abandonen toda pretensión de transformación social.

 El cóndor pasa. Sobre genocidios y metamorfosis, de Natalia Montealegre. Udelar, Montevideo, 2019. 184 págs.

Desde la mirada de los pueblos originarios, el mentor del Camino Rojo se erige como representante de las cosmovisiones indígenas, pero desapareciendo a sus protagonistas, bebiendo en las aguas oscuras del neocolonialismo. Con el mismo golpe de galera con que convierte a las víctimas del terrorismo de Estado en «abandonados» (por sus padres militantes), desaparece a los pueblos para ocupar su lugar como individuo, apenas por difundir algunas técnicas desgajadas de su entorno, como si ellas fueran suficientes para erigirse en indio.

Si no existió la desaparición forzada, tampoco hubo masacre en Salsipuedes. Los blancos clasemedieros progres podemos dormir tranquilos si nos atenemos al relato de Corchs Lerena. Aquí no hubo colonialismo; no puede mentarse racismo estructural, por lo tanto. Y como la desaparición forzada es abandono, la impunidad no tiene responsables, y así hasta la salvación final.

El trabajo de Montealegre Alegría es tan oportuno como acertado. Lo primero, por el momento histórico que atravesamos, ya que no pocos pensaban que los fantasmas del pasado habían sido acorralados por el paso del tiempo y por políticas reparatorias que Corchs Lerena denomina «herencia de mis padres». Lo segundo, porque consigue rasgar el velo de una operación mediática e ideológica que no sólo justifica los genocidios, sino que avanza en la expropiación, propia del extractivismo, del ser indígena, esbozando rituales fuera de contexto o, mejor, esculpidos por la lógica del mercado.

El sistema se viene especializando en confundir, borronear los contornos: de la izquierda, del patriarcado, del colonialismo, incorporando colores y diferencias para seguir su rutina de acumulación ininterrumpida de riqueza. Por eso la develación de El cóndor pasa es urgente, porque implica decantar y sedimentar las impurezas del presente para comprender mejor la hechura de esta democracia electoral cimentada en genocidios.

Quedan algunas esquirlas por acomodar. Nada que el paso del tiempo no vaya haciendo emerger. Realmente, ¿toda la sociedad uruguaya fue afectada por el terrorismo de Estado, incluyendo al 57 por ciento que apoyó la impunidad en 1989? Una más: Alejandro Corchs Lerena ¿está propiciando una mutación en la subjetividad o es apenas un emergente de un cambio societal profundo que nos cuesta aceptar?

Este libro ayuda a pensar y a poner en duda algunas de nuestras certezas, lo que puede considerarse uno de sus mayores méritos, entre ellas, aquel viejo aserto de Walter Benjamin en su VI tesis sobre la historia: «Tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo si este vence».  

  1. Natalia Montealegre,El cóndor pasa. Sobre genocidios y metamorfosis,Universidad de la República, Montevideo, 2019.

 

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