El nuevo gobierno y la Ley Orgánica Militar

GOBIERNO DESANDA VARIOS CAMBIOS DE LA LEY ORGÁNICA MILITAR PROMOVIDOS POR EL FA

Al paso multicolor

Samuel Blixen
30 septiembre, 2021

La oposición mira con desconfianza la invitación del oficialismo para instalar un diálogo por fuera de los ámbitos formales parlamentarios, con vistas a impulsar modificaciones en la Ley Orgánica Militar que revierten en parte lo sancionado al final del período de gobierno anterior.

Con una significativa tendencia al recelo, los legisladores del Frente Amplio (FA) analizan con lupa las 26 carillas que proponen modificar 63 artículos de la ley orgánica de las Fuerzas Armadas. La última versión fue aprobada en junio de 2019, después de un complejo proceso de negociación en la interna del FA y una reñida discusión en el Parlamento. Apenas dos años después, el nuevo gobierno propone una calesita de modificaciones, algunas de las cuales pretenden retrotraer la principal norma de funcionamiento militar a los momentos previos de las modificaciones que supuestamente habían modernizado el texto. El esqueleto principal de la norma se remontaba a 1946. Exceptuando modificaciones puntuales, la orgánica militar incorporó el sello inconfundible de la dictadura en 1974 y 1979.

El texto aprobado en 2019 otorgaba un plazo de dos años para que las distintas fuerzas elaboraran los respectivos reglamentos de acuerdo con los nuevos objetivos y funciones. Oportunamente, los proyectos modificativos de las leyes orgánicas específicas serían comunicados a la Asamblea General para su discusión y aprobación. Sin embargo, al cumplirse el plazo, el presidente de la república, Luis Lacalle Pou, y el ministro de Defensa Nacional, Javier García, solicitaron una suspensión sin término, mientras anunciaban que se elaboraría una nueva ley orgánica y las tres leyes específicas que debían estar prontas para fines de julio. El Poder Ejecutivo argumentó que se pretende aportar «una visión moderna» que contribuya en el cumplimiento de las misiones y los cometidos de las fuerzas.

La comunicación presidencial al Parlamento anunciaba la disposición de iniciar un diálogo político, previo al ingreso del proyecto de ley. Para ello se distribuyó entre las bancadas de todos los partidos políticos un borrador de base para el intercambio de opiniones, «con el objetivo de llegar a un texto que recoja, en lo posible, la mayor representatividad». Aunque el borrador circula entre las distintas bancadas, hasta ahora no se ha concretado la iniciativa presidencial de organizar una mesa de diálogo. El senador Alejandro Sánchez, miembro de la Comisión de Defensa de la Cámara Alta en representación del Movimiento de Participación Popular, se mostró escéptico sobre la viabilidad de tal diálogo: «No somos parte del gobierno. Si quieren nuestra opinión, basta con ingresar el proyecto en la comisión, y allí lo discutiremos». El senador frenteamplista Mario Bergara, también miembro de la comisión, comentó una primera lectura del borrador: «Tenemos un enfoque diferente de cómo tender a organizar las Fuerzas Armadas. A priori, vemos contradicciones con el enfoque instaurado en la ley marco de defensa de 2010». Puntualizó que cuando recibieron el borrador se le planteó a García que, antes de discutir sobre un articulado concreto, era necesario un diálogo sobre la visión del tema.

El proceso de desguace y transformación de la versión 2019 de la ley orgánica de las Fuerzas Armadas comenzó en julio de 2020 con las disposiciones contenidas en la Ley de Urgente Consideración y tuvo otro empuje con el presupuesto nacional sancionado en diciembre. En el capítulo dedicado a Defensa Nacional, el presupuesto incluyó modificaciones a la ley orgánica. Algunas fueron explícitas, como el aumento en la cantidad de oficiales superiores, que el anterior gobierno intentó disminuir con la concepción de reducir el déficit de la caja militar. Así, la suma proyectada de oficiales de las tres armas en 2019 comprendía a unos 251, pero en diciembre trepó a 285. En el Ejército se sumaron 28 oficiales superiores; en la Fuerza Aérea, solo dos. Otras modificaciones, en un contexto de reescribir el articulado, son más sutiles: en el artículo 126 se suprimió la palabra hasta, de modo que los complementos salariales quedaron efectivos en un 50 por ciento, ni un peso menos.

El borrador se plantea promover «el diseño de un nuevo despliegue descentralizado a nivel nacional, que contribuya a un uso eficiente de los recursos». También, la creación de «polos educativos priorizando el interior del país, en un contexto geográfico adecuado al desarrollo profesional». Se destaca el propósito de impulsar la «mejora en la gestión de los procedimientos de compra, que prioricen las adquisiciones conjuntas de aquellos insumos comunes a todas las Fuerzas Armadas, aprovechando los beneficios de la economía de escala», siempre que no se trate de aviones que son adquiridos cuando llegan al límite de su vida útil. Una lectura más detallada del borrador que propone modificar la Ley Orgánica Militar permitirá descubrir hasta dónde se propone llegar este impulso reformador, que avanza hacia la casilla anterior.

 

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