La Justicia demorada es justicia denegada”
Representante regional del Alto Comisionado de ONU para los Derechos Humanos volvió a reclamar a Uruguay que castigue a los culpables de torturas sexuales contra mujeres presas políticas
Jan Jarab, representante para América Latina del Alto Comisionado de ONU para los DDHH.
En momentos en que sectores políticos de derecha impulsan la liberación de los criminales de lesa humanidad detenidos en la cárcel de Domingo Arena, con el argumento de su edad avanzada, desde la Organización de Naciones Unidas se volvió a reclamar “justicia urgente” para uno de los casos emblemáticos que todavía se mantienen sin resolución judicial: las 28 mujeres que denunciaron torturas sexuales durante su detención en las cárceles uruguayas de la dictadura.
El Representante Regional de Derechos Humanos de la ONU para América del Sur, Jan Jarab, se pronunció este jueves mediante un comunicado publicado por la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y recordó que el organismo “ha documentado numerosas violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura uruguaya, muchas de las cuales fueron contra mujeres, como torturas, asesinatos y desapariciones forzadas”.
El comunicado titulado “Víctimas de tortura sexual buscan justicia en Uruguay” incluye los testimonios de varias de las víctimas, que narran en primera persona los tormentos sufridos durante su cautiverio a manos de militares. “La desnudaron, la torturaron con una fusta que solían pegar a los caballos y la violaron”, explicó el comunicado, en referencia a los tormentos sufridos por Ana Amorós, una de las denunciantes. “Tenía los ojos vendados, pero dijo que podía sentir que había hombres en la habitación”, agregó.
El documento recuerda que desde 2011, tras la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Ley de Impunidad dejó de estar vigente en el país, y finalmente las mujeres pudieron procurar justicia.
“Este es el caso de 28 mujeres valientes que denuncian las violaciones de derechos humanos que sufrieron por ser mujeres”, dijo Jarab. “Es un claro ejemplo de por qué se necesita urgentemente una perspectiva de género en la investigación de este tipo de delitos, pasados y presentes”.
“Según los torturadores, cometimos dos delitos graves: éramos mujeres y también militantes”, declaró Ivonne Klinger, otra de las víctimas que suscribió la denuncia presentada ante la Justicia uruguaya. “Las víctimas están envejeciendo”, dijo Jarab. “En tales casos, la justicia demorada es justicia denegada”.