Los neo-conservadores llegan a nuestro Uruguay

La marea neoconservadora llega a Uruguay

Así lo afirma un estudio realizado por Andrés del Río y Mauricio Vázquez publicado en el informe anual de Serpaj

POR SOFÍA PINTO ROMÁN 

22 DICIEMBRE, 2021 

En los últimos años en una serie de países latinoamericanos se concretó la llegada al poder de gobiernos de derecha.  Algunos casos presentan una mayor presencia liberal neoconservadora; otros, mayor peso del sector militarista. Así lo afirman Andrés del Río y Mauricio Vázquez en su artículo «La marea neoconservadora llega al Uruguay».

La llegada de la derecha «se dio en algunos casos mediante procesos legítimos, mientras que, en otros, a través de procesos electorales signados por las fakenews y lawfare, o directamente por medio de golpes de Estado con diferentes características», aseguran.

En Uruguay, el segundo mandato de Tabaré Vázquez (2015-2020) coincidió con el declive regional de los gobiernos progresistas.

Estos grupos, afirman los expertos, utilizan una retórica contrahegemónica. Sin embargo, se encuentran en las antípodas del anticapitalismo, el multiculturalismo, y postulados del movimiento social antiglobalización que plantó cara al neoliberalismo financiero.

Para del Río y Vázquez nos encontramos en una reconfiguración de poderes. La globalización está en crisis y, por tanto, también lo está la hegemonía. Estamos ante «una fragmentación extrema de América Latina que trae consigo horizontes de irrelevancia internacional».

«En nuestra región, el ‘giro a la derecha’ y la mayor influencia de los Estados Unidos durante el anterior gobierno de Donald Trump, han incidido en la orientación política del sistema interamericano y han debilitado (e incluso vaciado) los procesos de integración regional, como en el caso del Mercosur y la Unasur», apuntan.

Militarismo

Además, la presencia militar ha crecido en la región. A diferencia de lo que ocurrió durante las dictaduras militares de la segunda mitad del siglo XX, esta vez las Fuerzas Armadas no asumieron directamente el papel de líderes políticos. Eligieron otro camino. Creció su participación en la vida política y social. Su poder coexiste con los gobiernos civiles elegidos en democracia. Esto da paso, en algunos casos, al «nuevo militarismo latinoamericano», cuando el poder militar apoya al gobierno de turno.

En la región latinoamericana el fortalecimiento de los movimientos autoritarios se dio al mismo tiempo que el debilitamiento de la sociedad civil por la violencia contra los defensores de los DDHH. Estos factores contribuyeron a un mayor desequilibrio en las relaciones cívico-militares.

El militarismo «se fortalece en la región». Así, transgrede los límites de los cuarteles. La cultural, las creencias y los valores militares permean en el ámbito social. Este proceso «está estructurado en una fase más recalcitrante del neoliberalismo, con tendencias autoritarias», resaltan los autores.

Menos derechos, más libertad de mercado

Estos movimientos militaristas se caracterizan por el ataque constante al estado de bienestar, la reducción o eliminación de derechos sociales, y la reconceptualización de los alcances de los derechos humanos. Además, los
paquetes ultraliberales lideran las políticas económicas en diferentes países y multiplican el desempleo, la precariedad, la flexibilidad, la externalización, la informalidad y la desigualdad.

«La nueva oleada de derechas neoconservadoras se destaca por su postura y retórica agresiva y totalizante, confrontativa y negadora de la llamada ‘nueva’ agenda de derechos», remarcan.

Estos grupos encarnan una ideología liberto-reaccionaria, con discurso nacionalista pero afín a la reducción del Estado, el liberalismo comercial y financiero, así como el moralismo ultraconservador cristiano depositado en la extrema derecha católica y el movimiento evangelista neopentecostal.

Cabildo Abierto

El militarismo en Uruguay lo representa Cabildo Abierto, el partido liderado por el excomandante en jefe del Ejército, el actual senador Guido Manini Ríos.

El catolicismo «en su versión más de derecha» es un distintivo explícito de varios integrantes y parlamentarios de CA. La línea «radical -reaccionaria-» de las ideas cabildantes es expuesta «sin tapujo», tanto en el Parlamento como en las redes sociales, por su presidente, el senador Guillermo Domenech.

Cabildo Abierto «pregona un nacionalismo sin pies ni cabeza, como lo manifiesta cada vez que puede quien los preside». Además, continúan los autores, «Manini Ríos, así como sus correligionarios, se arrogan una tergiversada versión de José Gervasio Artigas».

Para del Río y Vázquez «es una ironía que en el partido Cabildo Abierto se autodenominen ‘herederos’ del pensamiento artiguista, cuando en todo caso lo que heredaron son los intereses de los sectores históricos que condenaron al caudillo al exilio».

Ultraderecha

El entorno cercano al líder de CA «sella el perfil de extrema derecha de su agrupación», aseguran. Uno de sus principales colaboradores, el exmilitar Eduardo Radaelli, fue condenado en Chile por el secuestro de Eugenio Berríos en 1992. Actualmente está en libertad y continúa siendo un operador al servicio del partido.

Los miembros de la dirección de CA y quienes ocupan cargos de administración pública, son en su mayoría militares retirados y familiares directos o políticos de ellos.

El asesor de seguridad de Cabildo Abierto durante la campaña de 2019, Antonio Romanelli (también militar retirado), fue denunciado públicamente por la tortura de 41 expresos políticos durante la última dictadura cívico-militar.

En sus cuadros más jóvenes «hay preocupantes muestras de racismo, antisemitismo, homofobia, ideas totalitarias y conspiranoicas».

Se acabó el recreo

La irrupción de CA vino acompañada de promesas de transgresión a la forma de hacer política. Por un lado, con ideas de mano dura contra el delito con frases como “se acabó el recreo”. Por otro, con la idea de no caer en «vicios» del sistema político como el clientelismo.

Sin embargo, ocurrió lo contrario. El caso que resaltan los autores es el de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). El exvocal del directorio, hombre de confianza de Manini Ríos y militar retirado, Enrique Montagno, reveló tener montada una estructura gigantesca de 135 personas vinculadas a CA puestas a dedo por él. La revelación costó su renuncia y la desvinculación de 40 personas del ente público.

Sobre los autores

Andrés del Río es doctor en ciencia Políticas en el IESP/UERJ, Rio de Janeiro. Investigador y Profesor adjunto de Ciencia Política de la Universidad Federal Fluminense, Brasil. Coordinador del núcleo de Estudios sobre Estado, Instituciones y políticas públicas NEEIPP-UFF.

Mauricio Vázquez es licenciado en Relaciones Internacionales, maestrando en Estudios Contemporáneos de América Latina (Universidad de la República, Universidad Complutense de Madrid). Integrante del SERPAJ Uruguay.

 

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